Cada cierto tiempo se da el caso de libros que se convierten en lecturas obligadas, en trending topic globales que nos avasallan por su omnipresencia en todos los medios de comunicación: te asomas por internet, lees blogs, miras en Instagram y descubres que todo el mundo está leyendo la misma novela, lo que te hace sentirte fuera de la realidad si no lo haces tú también. Y esta temporada ese libro "de obligado cumplimiento" es "El cuento de la criada", novela publicada por Margaret Atwood allá por los años 80 y que ha vuelto triunfalmente a la actualidad en estos meses debido al éxito de la serie televisiva basada en la misma. Sea como sea, siempre es de agradecer que la que se ponga de moda sea una buena novela aunque sea con algunos decenios de retraso porque lo cierto es que con este revival literario he tenido ocasión de encontrarme con un relato absolutamente inquietante, una distopía que da terror, de puro creíble que resulta, por la cantidad de elementos reconocibles en los riesgos y amenazas que nos rodean en la convulsa sociedad actual y las radicales medidas que, para contrarrestar los peligros, se toman en la ficción literaria pero que no se ven como desmesurados o implanteables aquí y ahora si pensamos en las ideas y actuaciones de algunos dirigentes de hoy día que tratan de combatir unas ideas extremas con otras igual de radicales aunque sea hacia el extremo contrario del espectro ideológico.
La protagonista de la novela de Atwood es Defred (un nombre que significa que pertenece a un hombre llamado Fred), es una Criada, una de esas mujeres fértiles que, ocultas bajo vestiduras rojas y tocas blancas, constituyen el futuro reproductivo seguro del régimen, cumplen con la misión de garantizar la continuidad de la República, son esclavas de los Señores y odiadas y envidiadas por las Señoras que desean, sin embargo, sus hijos para criarlos como propios. Pero peor sería ser una No Mujer, incapaz de procrear, lo que provocaría ser enviada a las Colonias, un lejano lugar pasto de la contaminación más atroz del que nadie regresa. La acción se desarrolla en la república de Giled, en un pueblito de aspecto idílico ubicado en lo que antes eran los Estados Unidos, en la parte donde el nuevo sistema ha triunfado, un lugar que rezuma una falsa paz, un mundo perfectamente ordenado, organizado, puritano y decente.
"Me gustaría creer que esto no es más que un cuento que estoy contando. Necesito creerlo. Debo creerlo.(...) Esto no es un cuento que estoy contando. También es un cuento que estoy contando, en mi imaginación, sobre la marcha. Contando, más que escribiendo, porque no tengo con qué escribir y, de todos modos, escribir está prohibido. Pero si es un cuento, aunque sólo sea en mi imaginación tengo que contárselo a alguien. Nadie se cuenta un cuento a sí mismo. Siempre hay otra persona. Aunque no haya nadie."
En esta sociedad autoritaria existe una vigilancia constante sobre las obligaciones que corresponden a cada uno, cada persona tiene asignada una tarea, una función en esta sociedad jerarquizada y rígida donde no se permite a nadie escapar a su destino, dejar de cumplir con su papel.
Defred recuerda que hubo un tiempo pasado diferente, donde tuvo un verdadero nombre, un esposo y una hija, y una madre que hoy se encuentra en las Colonias, que luchaba por los derechos de las mujeres en una sociedad que, ahora se da cuenta, era pura libertad, una libertad que ahora no está permitido ni siquiera mencionar, igual que no está permitido opinar ni disentir. Las Criadas no pueden ni hablar con los demás fuera de su ámbito, ni mantener contacto físico ni visual con hombres que no sean su Capitán, son mujeres consagradas a su labor de engendrar. Pero hay otras prohibiciones terribles, la peor de todas: la palabra escrita. Ni libros, ni diarios, ni revistas están permitidos, ni las tiendas tienen carteles, sino que se identifican con dibujos, como las antiguas tabernas medievales. La palabra es expresión de voluntad, manifestación de pensamiento, expresión de libertad ¡¡lo peor que puede existir!!
Entiendo el éxito que ha tenido esta obra, ya que es una lectura que no deja indiferente a nadie, te obliga a cuestionarte muchos aspectos de nuestra sociedad, lo que tiene de bueno y los peligros que la amenazan y los valores que están en riesgo y que no nos esforzamos apenas por defender, confiados en que prevalecerán siempre por su bondad, cosa que al vez no esté garantizada en el futuro.
Pues me pillas con ella bien fresquita en la mente, la he terminado hace nada y además me he dado el enorme lujo de leerla al tiempo que veía la adaptación televisiva de HBO protagonizada por Elisabeth Moss. Y no puedo dejar de recomendar ambas. Para mí, aunque no es lo usual, la serie supera aún a la novela original. Por poco, pero lo hace.
ResponderEliminarBesos.
Yo he querido leer la novela antes de verla en imágenes, pero es cierto que he oído muy buenas críticas de la adaptación que se ha hecho. Me haré con la serie en algún momento a ver qué tal.
EliminarSaludos.
Pues llevo con la novela en la mente desde que la vi pero no me he decidido a comprarla aún, estoy segura de que lo haré pero de momento prefiero otro tipo de lecturas.
ResponderEliminarUn beso
En cualquier caso, después de treinta años de su publicación, se puede considerar que ya es casi un clásico, así que tampoco es necesario darse prisa para leerlo. Cuando se te cruce por delante y te pille de humor te la puedes leer sin prisa. Espero que la disfrutes en su momento.
EliminarSaludos.
Pues la verdad es que suelo ir a contracorriente y no me suelen apetecer esas novelas que tu llamas "de obligado cumplimiento", aunque al final alguna siempre cae, más que nada por curiosidad (aunque por mucha curiosidad que me suscite, me tiene que apetecer mucho leerla). Y esta cae, seguro, sobre todo porque el tema me llama mucho y además veo que te ha gustado
ResponderEliminarBesos
Yo también suelo huir de los grandes éxitos de la temporada basados en grandes campañas de promoción, pero en este caso no me arrepiento de haber caído en la corriente con esta novela. Ha valido la pena.
EliminarSaludos.
Pues sí, veo esta novela por todas partes últimamente. Yo no descarto para nada leerla, pero otra cosa es el tiempo :/ Es curioso como una película o serie puede resucitar un libro que, me parece, que estaba descatalogado.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Tienes razón. A veces, gracias a la tele redescubrimos buenos libros. Eso está bien. Apúntatela para cuando tengas un hueco.
EliminarSaludos.