lunes, 12 de enero de 2015

La señorita Dashwood

La joven Cassandra Dashwood ha terminado sus estudios en el colegio y siendo huérfana reciente debe buscarse una ocupación con la cual mantenerse; el trabajo de institutriz se plantea como una ocupación adecuada a una señorita de su posición, suficientemente digna como para adoptarla como profesión. Pero Cassandra ha leído demasiadas novelas románticas, por lo que llega a Cropthorne Manor dispuesta de antemano a enamorarse de su nuevo patrón que parece reunir todos los elementos necesarios para convertirse en un marido de romance: suficientemente joven, viudo, algo taciturno y solitario y con aire misterioso. Pero en la mansión conviven otros miembros de la familia y del servicio entre los que existen relaciones complicadas y que no favorecen el buen ambiente del hogar.

Cuesta hacerse a la idea del momento en que se ubica temporalmente "La señorita Dashwood" de la escritora británica Elizabeth Taylor, que no es sino en los años de la postguerra, a mediados del siglo XX. A lo largo de la lectura muchas veces me sentía inmersa en una novela victoriana, no sólo por la figura de la institutriz en una casa señorial y el señor ocioso que apenas abandona la mansión donde mantiene un pequeño grupo de familiares que viven a su costa, sino por todo el ambiente de la historia, las relaciones de la familia con el personal de servicio, la nanny, la criada... No hayamos en la ambientación apenas elementos que nos haga situarnos en la época: no aparece ni un teléfono, ni siquiera una radio, aparte de las repetidas referencias a la necesidad de hacerse con una nevera, podíamos encontrarnos fácilmente en cualquier vicaría inglesa de mediados del XIX, con su jardín abandonado y su antiguo cementerio anexo, con el frío colándose por la viejas ventanas y las criadas murmurando al calor de la chimenea de la cocina. Las descripciones del desbaratado jardín y de los campo adyacentes, del bar del pueblo o de la vieja mansión decadente con su antigua biblioteca y sus humedades, que la convierte en algo muy alejado de un hogar acogedor, la lluvia y la niebla colaboran en conformar una opresora atmósfera, donde las tensas relaciones familiares que ocultan secretos, cuyo descubrimiento al final de la novela constituirán casi el único elemento de acción de la historia, ayudan para convertir a esta obra en una lectura fuera del tiempo que recuerda sin duda a las novelas de otras épocas a las que claramente rinde homenaje, desde la profesión de la protagonista, idéntica a la de Jane Eyre, hasta su apellido, copiado de las protagonistas de Sentido y Sensibilidad, película que, por cierto, acuden a ver al cine en la propia novela, y añadiendo a todo esto unos personajes que parecen actuar adrede a imitación de las grandes figuras románticas de siglos anteriores, con sus silencios, sus sobreentendidos y sus rencillas más o menos ocultas.

No puedo decir que me haya entusiasmado la novela, lo cierto es que me he pasado todo el libro esperando a que pasara algo realmente destacable, me ha parecido que no se elevaba en ningún momento el nivel de interés, que todo el relato mantenía un tono demasiado plano, salvo la ligera sorpresa final. Si bien me han parecido correctamente retratados los personajes, no los he encontrado suficientemente atractivos como para que me marquen de ninguna manera o dejen una huella permanente en mi memoria, tal vez porque no llego a ser una apasionada de las novelas a las que aquí se homenajean, no he logrado quedar prendada de esta inocente e ilusa señorita Dashwood que, seguramente, será capaz de enamorar a aquellos que adoren las novelas victorianas clásicas. Por tanto, resultándome correcta, no creo que sea esta una novela de las que me lance a recomendar, ni tan siquiera creo que permanezca en mi recuerdo después de un periodo prudencial de tiempo. Pero esta no es más que mi opinión, que conste.

4 comentarios:

  1. Este tipo de novelas no son para mí. Muchos besos.

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    1. Pues fíjate que a mi no me suelen disgustar las novelas románticas/costumbristas inglesas. El problema es que en esta no acababa de pasar nada y se me ha ha hecho cuesta arriba.
      Saludos.

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  2. No termina de llamarme la atención esta vez.
    Besotes!!!

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    1. Quizás a otra persona le resulte más interesante que a mí, eh? No la descartes sólo por mi opinión. A veces las novelas no nos pillan con el humor adecuado para sacarles todo su partido. Quién sabe?
      Saludos.

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