jueves, 29 de mayo de 2014

El fotógrafo de paisajes

¿Porqué será que soy incapaz de dejar a medias un libro aunque no me esté gustando nada? ¿Porqué me empeño en seguir hasta el final? ¡Qué sé yo! Tal vez porque siempre tengo la esperanza de que va a mejorar, de que si lo dejo en ese momento tal vez me pierda lo bueno que está por llegar, y si ya llevo más de la mitad, a estas alturas ya por lo que me queda lo remato... Ojalá hubiera tomado la decisión valiente de abandonar la lectura de “El fotógrafo de paisajes” alrededor de la página 20, cuando no me estaba enganchando nada y veía la cosa poco atractiva. Pero claro, eso es fácil decirlo ahora, a posteriori.

La historia que se cuenta en  la novela de Mercedes Pinto Maldonado tiene cierta originalidad, no lo negaré. Es la historia de un niño que es capaz de leer las mentes y los sentimientos de los demás y lo que este don le supone a la hora de convivir con los demás, porque, como él mismo sabe, todo el mundo tiene siempre un rincón en su mente o en su corazón en el que supuestamente nadie entra nunca, desde las mentiras piadosas hasta lo que fingimos para facilitar la convivencia con los vecinos, todo eso lo puede leer Víctor, lo que hace que no siempre sea una buena compañía ni a él mismo le guste necesariamente saber constantemente que ocultan los que le rodean, ni mucho menos sentir como propios los sufrimientos que padecen todos aquellos que se le acercan. Este niño diferente se convierte en un adulto que trata de ocultar su “don” y que busca la soledad para alejarse del tumulto que le supone encontrarse cerca de personas cuyas mentes puede leer como si fueran libros abiertos expuestos ante sus ojos.

El tema se acerca bastante al género fantástico aunque se ubique en un escenario totalmente actual y sin más efectos especiales que la capacidad extraordinaria del protagonista. Pero esta premisa de historia que podría ser interesante o curiosa al menos, me parece que no llega a ninguna parte. Son varios aspectos los que no me han convencido en absoluto de la novela. Para empezar, el aspecto formal: encuentro que el lenguaje en muchas ocasiones es forzado, da la sensación de que la autora se esfuerza por escribir “bonito”, por llenar el relato de frases contundentes, de complejos discursos sobre la naturaleza humana, frases de esas de subrayar con fluorescente y ponerlas luego sobre una foto de puestas de sol, pero todo eso no se apoya en una historia con entidad, más bien diría que la historia es una excusa para desplegar ese supuesto diálogo entre los dos protagonistas principales que en realidad es un monólogo de uno de ellos, plagado de largos párrafos con reflexiones filosóficas que no se sustentan en un argumento que esté al nivel. En mi opinión, muchos de los diálogos son poco creíbles, resultan artificiosos, los cambios de escena, el paso del presente al relato del pasado son bruscos, poco fluídos. La forzada introducción del relato de la infancia del protagonista se mete con calzador en medio de las conversaciones, sin encajarse con la historia presente, por no hablar de otras historias de diversos personajes que van entrecruzándose que me chirrían totalmente, son absolutamente increíbles, aquello que supuestamente debería ser sorpresivo se adivina con antelación, nada nos pilla por sorpresa, todo lo adivinamos antes de que nos lo cuenten, muchos de los hilos argumentales son más propios de un culebrón venezolano lleno de enredos ocultos con los que la trama se va haciendo más y más rocambolesca según avanza la lectura.

No creo que sea necesario entrar en más detalles para dejar claro que a mí no me ha convencido la novela en absoluto, que después de arrastrarme en ocasiones por las páginas, avanzando a trancas y barrancas a lo largo de la lectura en la esperanza de que la cosa acabara conquistándome, finalmente debo concluir que, para mi desgracia, no ha sido así. No he conseguido interesarme por ese protagonista que nos plantea su caso con la asepsia de un médico que describe los síntomas de una enfermedad, no he llegado a implicarme en las vidas de los personajes, ni a dejarme llevar por la curiosidad de saber qué les ocurrirá o a dónde les llevarán sus particulares circunstancias y pesquisas. En fin, que no siempre podemos conectar con una historia y este ha sido un ejemplo de ello. De lo que más me arrepiento es de no haber tenido el valor de abandonar a tiempo y pasar a la siguiente lectura.

6 comentarios:

  1. Yo aprendí hace tiempo a abandonar un libro cuando no me está gustando.Una pena que no hayas conseguido disfrutar de este libro. De la autora he leído ya un par de novelas y me han gustado. Y ahora estoy leyendo otra de sus novelas y por ahora va bien también. Así que también me animaré con este libro, pero iré sin muchas expectativas, por si acaso. Mejor suerte con la próxima lectura!
    Besotes!!!

    ResponderEliminar
  2. No descarto intentarlo de nuevo con otra novela de la autora, aunque será más adelante.
    Y sí, es algo que debo aprender: a abandonar a tiempo. No sé si seré capaz de tomar la decisión la próxima vez.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  3. Hola, Inmaculada:
    Cuando se opina públicamente sobre el trabajo de un autor, hay que demostrar un mínimo de honestidad y coherencia. ¿Qué valor puedo dar a tu opinión si empiezas por confundir el nombre del protagonista de la novela que dices haber leído? ¿Quién es ese tal Víctor?
    Por cierto: Se puede preguntar el porqué; se puede preguntar por qué y se puede responder porque sí. Repasa tus cuatro primeras líneas, por favor.
    Respetuosamente
    Sir Galalah.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estimado Sir Galalah:
      Duda Ud. de mi honestidad cuando soy tan honesta que confieso que una novela bastante popular no me ha gustado ¿Qué entiende Ud. por honestidad sino decir lo que uno piensa? Y soy tan coherente que señalo tanto lo que sí me ha gustado como lo que no me ha convencido de la lectura. No ataco sin sentido, simplemente reflexiono sobre las razones por las que no he disfrutado con una novela
      Le recuerdo que un blog es precisamente un espacio para expresarse libremente, sin presiones ni condicionantes; y como este blog es personal y es mío, si una novela no me gusta lo digo tal cual y si Ud. no aprecia mi gusto literario, ya sabe dónde no debe entrar para buscar opiniones.
      ¿Ha leído Ud. la novela en cuestión? Creo que no. Víctor es el nombre por el que se nos presenta al "Niño de las tres lunas" que posteriormente descubriremos que es el mismo protagonista, Gonzalo, que cuenta su historia a su compañero Juanma. Confirmo que no ha leído Ud. el libro.
      En cuanto a las preguntas, según Ud. sin respuesta, en mi blog me pregunto en voz alta lo que quiero, hago las reflexiones que me parecen oportunas, empleo los recursos retóricos que más me agradan y lanzo al aire tantas preguntas como me plazca. Espero que no pretenda Ud. dictarme cómo debo escribir mis reseñas de lectura.
      Repasadas mis cuatro primeras líneas, no cambiaría ni una letra de las mismas.
      Esperando haber respondido adecuadamente a todas sus cuestiones, reciba un cordial saludo.

      Eliminar
  4. Hola Inmaculada: aplaudo tu contestación al anónimo Sir Galalah. Faltaría más..., ni que no pudiéramos opinar libremente sobre si una novela nos ha gustado o no. Yo por mi parte si un libro no me engancha, lo abandono sin remordimientos. Hay tanto para leer y tan poco tiempo para ello.
    Un beso y muy buena tu reseña

    ResponderEliminar