En La gran casa, la escritora norteamericana Nicole Krauss nos introduce en una serie de historias que suceden en distintas ciudades y distintos momentos y a las que no se les encuentra, al menos en principio, una conexión aparente, aparte de un antiguo y peculiar escritorio que va pasando por distintas manos y que tiene un papel importante en la vida de sus diferentes dueños. Pero el escritorio no es más que una excusa, un hilo conductor que nos va llevando de historia en historia. La primera de ellas la protagoniza una novelista en Nueva York que nos cuenta su relación allá por los 70s con un joven chileno de origen judío que desaparecerá en los años de la dictadura de Pinochet, dejandole en préstamo el escritorio sobre el cual la joven escribirá exitosas novelas. Un padre israelí que, a la muerte de su esposa, recibe en casa a uno de sus hijos, alejado del hogar familiar durante mucho tiempo y con el que las relaciones nunca fueron fáciles. Un anciano inglés que nos acerca a la figura de su esposa, víctima del nazismo y que tras veinticinco años de matrimonio conserva un secreto que desbarata la idea que de ella se había hecho su esposo. Dos hermanos que viven dando tumbos por el mundo tras su padre, un anticuario de origen húngaro que dedica su vida a su obsesión por recuperar los muebles y obras de arte expoliados por el ejército nazi a los judíos.
Todas estas narraciones se presentan con independencia unas de otras y solo muy al final se unirán aunque no por ello terminen de crear una historia uniforme, ni siquiera los distintos puntos de vista de una misma historia, son simplemente distintas vidas por las que cruza en algún momento un elemento común, pero cada una tiene su propia consistencia, no se apoyan unas en otras, sino que sólo se rozan en algún momento, y siempre en torno al subsodicho escritorio viajero.
Hay en todas ellas algunos temas comunes como la pertenencia a la raza judía, el sentido y la historia del estado de Israel y el ambiente relacionado con la escritura, la escritura y el arte en el que se mueven todos los personajes.
La manera de narrar de Nicole Krauss es muy intensa, se adentra en las obsesiones que giran en la mente de los personajes, aun cuando muchas cosas se queden sin explicar, lo que cuenta suele ser inquietante, en el sentido de que nunca nos presenta todos los elementos que conforman el pasado de los protagonistas, no nos los muestra en su totalidad ni nos justifica ni explica sus acciones o motivaciones, apenas se esbozan algunos trazos esenciales de las vidas y las personalidades de cada uno, pero así y todo nos sumergimos en los relatos y vamos descubriendo poco a poco la historia que cada uno nos quiere contar, adivinando o intuyendo muchas veces lo que no se cuenta que, se recrea en algunas escenas concretas en las que analiza al detalle las sensaciones, los sentimientos y los pensamientos de los protagonistas.
De este modo cada una de las distintas historias podrían ser el germen de una novela completa, nos vemos obligados a seguir cada una de ellas, sin saber muy bien a dónde nos llevarán, si bien entendemos que finalmente acabarán confluyendo, pero así y todo, cada una de ellas conforma todo un mundo que no necesariamente deba esperar el momento de encontrar su conexión con las demás para quedar completada como historia total
Reconozco que en este novela he alternado pasajes de lectura ansiosa en los que no me podía despegar del libro con otros en los que leía casi de carrerilla deseando que pasaran las páginas y pasar a otra historia; lo que en ocasiones eran historias absorbentes y magistralmente narradas se sucedían con otros momentos en que se me hacía pesadísima la lectura. Una pena, pues, que no haya alcanzado el nivel de expectación generado a raíz de la anterior novela de la autora “La historia del amor” que me pareció una lectura absolutamente maravillosa. Creo que en este caso ha abandonado algo el lado de la narración de historias para adentrarse en la profundización de unas obsesiones que ralentizan en ocasiones el fluir de la lectura. Resultado final, por tanto, algo desigual, aunque es innegable la calidad de la escritura y la intensidad de las historias que nos cuenta Krauss
PUes a pesar de esos peros que señalas, me dejas con ganas de leer este libro, que pinta interesante.
ResponderEliminarBesotes!!!
Pues a la vista de tu reseña y como todavía no he leído nada de esta autora prefiero acercarme a La historia del amor, que no tengo ganas ahora mismo de meterme en historias que contengan partes aburridas y lentas. Besos.
ResponderEliminarNo conocía el libro pero me ha llamado la atención, gracias por el descubrimiento. Muchos besos.
ResponderEliminarTengo ganas de leer algo de esta autora, porque he leído reseñas que la ponen muy, muy bien, pero creo que yo yambién me estrenaré antes con "la historia del amor". Un beso
ResponderEliminarNo conocía el libro pero sí a la autora. Es una de esas eternas pendientes...!!
ResponderEliminarPD: Ya está disponible la nueva web del blog, te espero por allí (puedes poner la antigua dirección y te lleva a la nueva página directamente)