lunes, 5 de marzo de 2012

Días de menta y canela

En la víspera de Navidad es encontrado el cadáver de un antiguo emigrante español muerto en la soledad de su piso de Düsseldorf , ciudad a la que llegó, allá por los años 60, en busca de trabajo. Este sería resumidamente el arranque de la novela de Carmen Santos “´Días de menta y canela”. En base a esta macabra noticia encontrada por casualidad mientras curioseaba en la prensa alemana, la aspirante a periodista Clara Rosell se propondrá elaborar un reportaje para el periódico en el que trabaja donde hasta ahora no ha hecho más que tareas de documentación, por lo que le parece que se encuentra ante la oportunidad que necesita para demostrar su valía y plantar cara a su tiránico jefe. Ella misma vivió varios años en la misma ciudad alemana, debido a que su propio padre fue otro de los españoles que emigraron allí buscando un trabajo, lo que la anima más a emprender esta investigación. Lo cierto es que Clara se encuentra en un momento complicado de su vida: ha superado ya los 40 y se encuentra llena de inseguridades, no solamente profesionales, sino también por la dedicación que le exige la crianza de dos niños pequeños medio asalvajados y su relación con su marido, en la que el paso del tiempo y la rutina comienzan a hacer mella. Por todo esto se enfrenta a su primer reportaje con un tremendo miedo a lo desconocido y dudando de su propia capacidad para sacar el reportaje adelante.

Una vez que comienza la investigación descubrimos que el fallecido Héctor Laborda parece haber muerto en la más absoluta soledad, rodeado de recuerdos y aferrado a una Biblia abierta por el Salmo “Miserere”. Clara ve que en este caso puede haber un misterio por desvelar, más aún cuando descubra que el fallecido tenía un hijo de igual nombre que vive en España y con el cual no ha tenido relación alguna desde hace más de cuarenta años. Clara se pone en contacto con este Héctor Laborda hijo y juntos emprenden un viaje a Düsseldorf para tratar de descubrir más cosas sobre el difunto , de manera que a cada uno le guía un objetivo diferente: a Clara la intención de realizar el reportaje periodístico y a Héctor el conocer, aunque sea demasiado tarde, algo de lo que fue la vida del padre prácticamente desconocido.

Al hilo de la investigación Clara va recordando su propia infancia y adolescencia como hija de emigrantes en Alemania, un recuerdo de unos años difíciles, de necesidades y trabajo duro, pero también de una época en la que Clara tuvo sus primeras vivencias amorosas de adolescente tímida e insegura, a lo que debía sumar su origen extranjero lo que la enfrenta a una cultura muy diferente a la conservadora España de la que salió la familia y cuyos hábitos y moral sus padres tratan de imponer a las hijas, lo que las distancia más aún de sus compañeros alemanes. Estos recuerdos que van salpicando la trama central de la novela me han resultado de más interés que el propio argumento principal: la visión de la experiencia de la emigración desde el punto de vista de una niña que conoce cosas nuevas, un nuevo país y unas nuevas costumbre, un clima diferente, todo tan alejado de su país de origen, sirve de muestra de toda una generación de españoles que abandonaron su hogar en busca de trabajo en Europa y de las experiencias que vivieron en aquellas tierras.

En cuanto a lo que menos me ha gustado de la novela, tengo que decir, para mi desgracia, que no he podido tragar a la protagonista. Desde el primer momento despliega un comportamiento que sería más propio de una adolescente al descubrimiento de los placeres carnales o de una mujer sexualmente insatisfecha, pero Clara Rosell no es ni una cosa ni la otra: ha pasado de los cuarenta y en apariencia se encuentra felizmente casada, ya que según podemos ver la relación física con su marido no parece que esté muerta, ni mucho menos. A pesar de ello podemos asistir a su interés desmesurado por los traseros masculinos y a valorar a todo hombre con el que se cruza en función de su físico, por lo que cuando en su primer encuentro con Héctor Laborda asistimos a su estado de taquicardia, flojera de piernas, etc. ante la vista de un hombre maduro atractivo, no debe extrañarnos que tal calenturón desemboque en el tórrido romance que protagonizan ambos durante el viaje a Alemania, aunque se disfrace de amor apasionado a primera vista. Me abstendré de dar más detalles y de desvelar el desenlace de la relación por no destripar totalmente el libro.

En resumen diré que el libro se lee con facilidad, no es demasiado profundo aunque sí es cierto que entretiene. La mezcla entre los dos argumentos, la investigación sobre la vida de Héctor Laborda padre y las memorias de Clara de su época en Alemania resulta agradable y si tienes la suerte de conectar con la protagonista, ya supongo que la lectura se hará aún más placentera.

9 comentarios:

  1. No tiene mala pinta, aunque eso de que no soportar a la protagonista me echa un poco para atrás. Probaré a ver si lo veo por la biblio.
    Besotes!!!

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  2. Me acaba de pasar lo mismo con la protagonista de 'La delicadeza'. Me gusta mucho el título, pero creo que esperaré porque me da mucha rabia que no me gusten lor protagonistas de las historias, algo que también me pasó hace pcoo con 'el lector de cadáveres'.

    Un beso

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  3. Me gustó mucho esta novela, aunque tienes razón que la protagonista es inmadura y no parece saber lo que quiere. Aún así, la novela es bonita y entretiene. Un beso

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  4. Pues vaya, por el precioso título y la portada no parece que vaya a ser una historia tan triste, me parece que no han sabido unir muy bien argumento y presentación de la novela. De momento me abstengo, por lo que cuentas creo que no es un libro que me vaya a gustar. Bsos

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  5. El libro parece interesante y la portada y el título son muy llamativas, pero el problema con la protagonista puede ser un gran obstáculo, será cuestión de probar
    besos

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  6. Pues es tentador: sencillo y entretenido. No conicía a la autora,la verdad. Gracias por la propuesta.
    Besos,

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  7. Es la primera reseña que leo de esta novela, que no conocía. Me choca lo que comentas de la inmadurez de la protagonista, pero igual me animo a leerla si se cruza en mi camino.
    ¡Besos!

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  8. Una pena que no te haya gustado mucho este libro, a mí me encantó. Por cierto, la portada del que yo tengo me gusta mucho más y creo que es más acorde con la historia; a saber por qué la habrán cambiado.

    bsos!

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    1. Es cierto. He visto otras ediciones con una preciosa foto de una estación de tren. La verdad es que esta de los tulipanes no tiene mucho sentido, pero...
      Saludos.

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