
Edward Rutherfurd es un escritor del que ya leí hace tiempo su novela “London” que sigue el mismo esquema que esta que ahora comento solo que, lógicamente, referida a la ciudad de Londres. En “Nueva York” realiza una completa crónica de la historia de la ciudad desde sus orígenes holandeses bajo la autoridad británica donde los indios nativos aún ocupaban la península de Manhattan, pasa por la Independencia, la Guerra Civil, los años de las guerras mundiales y la crisis bursátil, hasta llegar al presente más actual que culmina con la caída de las Torres Gemelas. El hilo conductor de todo el relato se estructura en torno a las vidas de una serie de familias cuyos destinos se van entrecruzando a través de los siglos y reflejan fielmente los distintos grupos sociales, los distintos orígenes culturales, étnicos y religiosos que han ido confluyendo en Nueva York a lo largo de su historia y han convertido a esta la ciudad el centro del mundo que conocemos en la actualidad, donde todo es posible, todo se puede encontrar y conseguir.
No hay apenas nada que uno no pueda encontrar en Nueva YorkLos miembros de la alta sociedad comparten espacio con los inmigrantes irlandeses e italianos, los albañiles que construyen los grandes rascacielos, las oficinistas que dan los primeros pasos hacia la liberación femenina, los artistas y músicos de jazz, los gángsters y los tiburones de las finanzas... todos pasan por estas páginas codeándose constantemente con personajes históricos reales que constituyeron piezas fundamentales para el avance de la ciudad, como pueden ser George Washington, Thomas Jefferson, Abraham Lincoln, los Astors, Vanderbilts , J.P. Morgan, alcaldes como La Guardia o Rudy Giuliani.
Aunque no estaba muy seguro, Master tenía la impresión de que el edificio Chrysler acababa de superar a la propia torre Eiffel.
Por otra parte, sería algo muy adecuado. Nueva York era el centro del mundo. La Bolsa estaba en pleno auge. Los rascacielos crecían por doquier. Aquél era el espíritu de la época.

Lo cierto es que cuando paseas por las calles de la Gran Manzana y levantas los ojos a lo alto de los rascacielos sientes algo similar a lo que debieron sentir los ciudadanos medievales al entrar en las catedrales góticas: te das cuenta de que Nueva York no es sólo una ciudad grande, sino también una gran ciudad creada por hombres, necesariamente, con grandes aspiraciones y capacidades y entiendes por qué se dice que allí todo es posible. ¿Dónde si no?
Pues sí que me gustaría viajar a Nueva York y espero hacerlo en algún momento. Me tomo nota de este libro que seguro me dará un empujoncito más para hacer ese viaje. Buena reseña.
ResponderEliminarUn beso.
Me apunto la recomendación. Me encanta Nueva York. He leído hace poco un libro que recopila artículos y perfiles del periodista Gay Talese, y el primero lo dedica a esta ciudad "Nueva York la ciudad de las cosas inadvertidas" te lo recomiendo.
ResponderEliminarBesitos y buen fin de semana
Isabel
Pues no conozco Nueva York, pero el libro parece muy interesante, así que otro que se sube a la lista interminable ;)
ResponderEliminarDesde que salió este libro lo tengo en mi punto de mira, para mi también lo mejor de la lectura es poder viajar con ellos. un besazo
ResponderEliminarque apetecible ese libro no??? veo que tu tienes mas recorrido que yo en 10 años, je,je
ResponderEliminarbesos y gracias por pasarte