En cuanto a lo que se refiere a la trama de esta primera novela, nos encontramos con un crímen que sacude al pueblito de Pont-Aven, una idílica localidad cercana a Concarneau y famosa como residencia de un destacado círculo de artistas desde el siglo XIX. El mayor orgullo del pueblo consiste en haber acogido al famoso pintor Paul Gaugin así como a varios de sus colegas. Ahora ha sido asesinado el señor Pennec, el anciano dueño de un hotel mítico que en su momento alojó a algunos de esos artistas. Enredos familiares, herencias y una obra maestra desconocida durante años se entremezclan en esta historia policíaca en la que la investigación de desarrolla al estilo clásico, con entrevistas a los sospechosos, deducciones lógicas, sin intervención de medios tecnológicos ni rastreo de móviles o cámaras de vigilancia.
A todo lo largo del libro nos encontramos con descripciones detalladas de los escenarios de las localidades en las que se desarrolla la trama, lo que traslada al lector hasta los bellos parajes de la Bretaña francesa, sus pintorescos pueblos, los frondosos bosques y las costas atlánticas favorecidas en su clima por la cálida corriente del golfo. Con todo esto, la novela me ha servido para encontrarme con dos grandes tesoros: una nueva serie de misterios que me apetece mucho seguir leyendo y además un nuevo destino turístico a descubrir en algún momento.

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