que falleció en 2014 mientras trabajaba en esta obra en la que tal vez volcó recuerdos de su propia juventud y en la que, en cualquier caso, vuelve sobre temas y preocupaciones que se repiten en toda su obra como son la falta de afecto, la soledad o las complicadas relaciones familiares.
Eva quiere libertad, escapar control padre, del ambiente opresivo de su casa, dejar atrás los recuerdos de una infancia solitaria, sin amor; no recuerda haber recibido nunca verdadero cariño ni atención. A sus dieciséis años y habiendo vivido apartada del mundo no entiende los sucesos que están ocurriendo, los bandos de los nuestros y los otros de los que se habla pero comprende que su amiga Jovita, enamorada de un joven que se ha alistado para luchar por sus ideales, necesita su apoyo y compañía. En medio de unos tiempos tan convulsos, Eva despierta al mundo adulto, descubre el amor, la amistad con personas de su misma edad e incluso debe gestionar una nueva mirada a su propia familia al descubrir a un hermano oculto que le conducirá a nuevas experiencias y sentimientos.
Nos quedamos los lectores sin conocer qué le deparará el futuro a los personajes, cómo se desenvolverán en la guerra que no ha hecho más que comenzar, aunque bien podemos dejar volar la imaginación y crear cada uno un final a la medida de nuestros propios deseos. Y es que el hecho de que la trama no concluya no le resta al libro el valor que tiene por la intensidad de lo que cuenta y la calidad y toda la esencia de la escritura de la Matute que es, sin duda, una de las grandes figuras de las letras españolas.