La suya es una relación fuerte y estable tras tantos años de convivencia. Ya han criado un hijo que vive en Canadá con su familia y llevan toda una vida más o menos tranquila juntos. Comparten las rutinas cotidianas, los sobreentendidos, las clásicas bromas privadas. Pero el tiempo también ha acentuado sus diferencias: Stella no tolera la inclinación de Gerry por la bebida y él se burla de su fé. Ella encuentra el mayor de los consuelos en la religión en la que fue criada, en la oración y en los rituales, en la reflexión sobre la trascendencia de la vida, más ahora que va cumpliendo años y la muerte es una certeza próxima; él se muestra escéptico, considera que la religión es la causa de los grandes conflictos humanos, fundamentalmente el que les obligó a abandonar su país. Gerry trata de borrar las escenas grabadas en su mente de atentados, bombas y miedo, pero en realidad cuando bebe se intensifican estos recuerdos y se profundiza su amargura y su resentimiento.
El autor domina con maestría la capacidad de recrearse en el detalle más minucioso de las pequeñas cosas, de los actos más cotidianos e insignificantes que transmiten las grandes verdades de la vida. Con tan sólo dos protagonistas, tres días de viaje y constantes regresos a escenas del pasado, el autor nos cuenta no sólo todos los años de un matrimonio, sino también nos acerca de una manera muy sosegada a un conflicto terrible como el que asoló Irlanda del Norte durante décadas, mostrando sus efectos sobre las personas normales y corrientes. Toda una lección de cómo contar una historia.
Pues tomo buena nota, que no la conocía y me ha gustado mucho tanto la historia como el período en el que se ambienta.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es una lectura que vale mucho la pena, reflexiva y realista. Espero que la disfrutes.
EliminarSaludos.