sábado, 22 de junio de 2019

La acabadora

Soreni es un pueblo de Cerdeña que resulta tan detenido en tiempo, tan como la idea tópica que tenemos del profundo sur de la península itálica: un pueblo cerrado, un entorno rural donde sus habitantes hoscos y secos siguen costumbres y ritos arcaicos y supersticiones que conviven con la modernidad del siglo XX. Y es que la isla sarda constituye un mundo hermético, perteneciente y a la vez ajeno a la Italia continental, con sus peculiaridades y tradiciones, con su propio dialecto y su manera particular de enfrentar la vida y la muerte.

Y en ese escenario tan peculiar descubrimos la figura de la mujer que da nombre a esta novela de Michela Murgia: "La acabadora" es Binaria Urrai, una viuda respetada en el pueblo por todos menos por el cura con el que mantiene un tenso enfrentamiento. Binaria acoge a María Listru, cuarta hija nunca bien recibida de una familia humilde, que pasa así a convertirse en fill'e anima, hija del alma, una suerte de procedimiento de adopción informal donde la niña sigue perteneciendo a su familia pero es criada y mantenida por la nueva madre. Abandona así María la miseria de su casa natal y pasa a vivir con esa extraña y dura mujer que se gana la vida cosiendo pero que también se encarga de una tarea de la que nadie habla abiertamente pero para la que algunos vecinos la requieren cuando la muerte es más atractiva que el dolor del moribundo al que ella ayuda en el tránsito hacia el descanso eterno.

La niña se adapta pronto a su nueva vida con muchas más comodidades y posibilidades de futuro que las que le  podría ofrecer nunca su propia familia. Ni los silencios y los secretos que adivina en Binaria, ni sus esporádicas y nunca explicadas salidas furtivas de la casa a media noche, le impiden a la niña crecer feliz. Pero cuando finalmente María abra los ojos ante aquellas verdades que todos menos la pequeña conocen desde siempre, cuestiones de las que nunca se habla abiertamente ni apenas se mencionan, la aceptación de tantas mentiras y su integración en la realidad de la pequeña será complicada, pasará del primer rechazo natural a la necesaria integración y aceptación de esas realidades que constituyen la base de la cultura de Cerdeña y de otros lugares que se aferran a sus tradiciones y a los modos en que desde antiguo el pueblo se ha relacionado con la muerte.

No puede decirse en absoluto que la novela constituya un elogio de la eutanasia; no es un relato que trate de justificar, ni tan siquiera explicar los porqués. Simplemente nos presenta una historia, unos personajes y unos hechos sin juzgarlos, sin condenarlos, sólo planteando una realidad para que, a partir de ahí, cada uno decida lo que esa lectura le hace plantearse. El lector queda libre para manejar por su cuenta las reflexiones que le provoca esta magnífica novela que tiene como mayor mérito contarnos la vida tal como su autora la ha conocido en su Cerdeña natal con un estilo simple pero de gran profundidad y riqueza que es un puro gozo lector.

4 comentarios:

  1. No me sonaba de nada esta novela. Me resulta atractiva. Si se cruza va a caer seguro.
    Besotes!!!

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    1. No lo dudes, es una lectura muy recomendable. Esta es una de esas historias que tan bien caracterizan a la literatura italiana por la que yo tengo una especial debilidad. Espero que la disfrutes.
      Saludos.

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  2. Según leía tu reseña me estaba imaginando la ambientación en Cerdeña. Y las arraigadas tradiciones italianas.
    Un abrazo

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    1. Está magníficamente ambientado, los paisajes, los personajes... muy buena opción si te gusta lo que tenga que ver con Italia y su cultura.
      Saludos.

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