miércoles, 5 de febrero de 2014

Azul Vermeer

Tal vez fue por la desilusión de que la historia comenzara situada en la casa y la época del propio Vermeer pero que enseguida cambiara de ubicación y no volviéramos a esa época en toda la novela. Esa puede ser una razón por la que no acabara de cogerle el punto a esta novela de Mar Mella con un título tan sugerente como Azul Vermeer. También puede deberse a una protagonista triste, anodina, casi antisocial, con evidentes dotes artísticas y profesionales, eso sí hay que reconocérselo, pero que a nivel personal no llegaba a resultarme simpática en ningún momento (cosa que a ella no creo que le preocupara demasiado), el hecho de no terminar de empatizar con la triste Marta Miralles, a pesar de su traumática vida familiar y la inagotable tristeza que arrastra a lo largo de toda la novela no ayudaba demasiado tampoco. Algo influían también los cambios de historia y protagonista, aunque entiendo que eran necesarios para que cuadrara finalmente toda la trama, pero, así y todo, no acababa de emocionarme, ni de interesarme por el joven Ruud Smits durante su periplo por la Guerra Civil española, mientras que, curiosamente, sí que me sentí muy cercana a este personaje en los capítulos situados en el tiempo actual. Ya sé que esto es lo que se lleva ahora en casi todas las novelas, el ir de atrás adelante y vuelta atrás, pero en este caso me parecían historias inconexas colocadas unas junto a otras, sin que unas aportaran interés a las otras, a pesar de que sabía que algún sentido debían de tener en el desarrollo de la novela. En fin, varias cosas que, sin hacer que pueda decir que no es una buena novela, no me ayudaron durante muchas páginas a enamorarme del libro.

Pero no quiero que este comentario resulte en general negativo, porque la novela también tiene cosas positivas y me ha terminando gustando. De hecho, el final es bastante bueno e inesperado, sobre todo por el papel pasivo y poco lucido que tiene la protagonista durante toda la novela, que hace que su jugada final me haya sorprendido y casi me alegró, al verla, por fin, reaccionar y ser espabilada. Tengo que resaltar, para ser justa, que hay algunos aspectos muy positivos en la novela. El primero y fundamental es la visión del mundo de la pintura, de la restauración y del mercado de obras de arte que se nos presenta, totalmente atractivo y contado con una especial sensibilidad que te hace creerte lo que estás leyendo y sumergirte en ese entorno por completo; en las escenas protagonizadas por los lienzos, los pigmentos, los barnices, la mano del artista, los momentos de la protagonista plantada ante los cuadros, ahí es donde más he disfrutado de esta novela. También me han gustado mucho los capítulos situados en Amsterdam, más que los de España; los Medraño, padre e hijo, la soberbia Emilia Medraño, no son, precisamente, personajes con los que simpatizar. Me ha conquistado, sin embargo, la personalidad del los personajes holandeses, el propietario del estudio de restauración, Ruud Smits y su hijo, encantador en mi opinión, Paddy Donaldson. Ambos me han atraído bastante más que la propia protagonista y me ha gustado, además, cómo se retrata la ciudad, con su lluvia, sus colores, su estilo de vida, sus canales y, por supuesto, sus museos. Pero por encima de todo, la pasión que Smits muestra por el magnífico pintor Johannes Vermeer, esto es lo que, sin duda, me ha ganado absolutamente el corazón.

En cuanto al estilo narrativo, destacaría que me han convencido más los pasajes dialogados que los descriptivos, en los que parece que se nos mete información en frío, se describen a los personajes, en ocasiones de manera muy arquetípica, lo que no nos permite que los conozcamos por sus actos o sus palabras, no deja que los vayamos descubriendo, sino que la autora los describe ya de inicio con su personalidad y su etiqueta ya marcada a priori, sin que lleguen a convencer. Esta sensación la tuve, en especial, con los personajes de la época del Madrid de la guerra, a los que encontré bastante prototípicos. Sin embargo, y aparte de esto, el relato es bastante fluido y de fácil lectura y estoy segura de que agradará a una gran mayoría de los que se acerquen a él, en especial a aquellos que tengan cierta debilidad por los temas artísticos en general y por el mundo de la pintura, en particular. 

12 comentarios:

  1. A mi me ha gustado más que a tí, Es verdad que cuesta mucho empatizar con Marta, a pesar de la infancia que ha tenido, que sea tan asocial es un tanto extraño, a mi también me ha gustado mucho más la trama de Amsterdam que la de Madrid. Y la jugada final me parece una obra maestra que puede que no redima a Marta pero si la dota de vida que en ocasiones parece que solo se deja llevar por los acontecimientos

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    1. Veo que coincidimos en bastantes apreciaciones. Pero la verdad es que no me ha disgustado la novela, sólo que le he encontrado esas "cosillas" que han hecho que no me quede completamente satisfecha con ella.
      Saludos.

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  2. Creo que es de las reseñas menos positivas que he visto de esta novela. Me apetece, pero bajo mis expectativas, por si acaso.
    Besotes!!!

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    1. Margari, ten en cuenta que mis pegas son, sobre todo, asuntos de forma. La trama es original y atractiva. No es una mala novela, en absoluto!! Sólo que a veces cuando estás leyendo algo que, para tu gusto, no fluye como a tí te gusta, pues te pones un poco en contra del libro, pero esa ha sido mi apreciación personal. Igual tú la disfrutas más.
      Saludos.

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  3. Lo tengo pendiente y lo cierto es que tengo ganas...!! Ya te contaré a ver qué tal

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  4. Yo tengo muchas ganas de leerla. ya veremos si empatizo o no.

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  5. Lo tengo por casa, que me tocó en el Bloguero Invisible!
    A ver qué tal =)

    Besotes

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    1. Qué suerte!! Buen regalo, sin duda. Espero que te guste.
      Saludos.

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  6. Me has dejado con algunas dudas, pero la parte sobre el arte me atrae. La apunto para no olvidarla.
    Un abrazo

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    1. Es lo mejor de la novela, todo lo que tiene que ver con el mundo del arte. Espero que la disfrutes mucho.
      Saludos.

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