
Terminé hace unas semanas de leer “La Mujer Justa” de Sandor Marai, un autor que me gusta especialmente, a pesar de no ser de lectura fácil, ya que profundiza con gran intensidad en los pensamientos y sentimientos de sus personajes, lo que se da especialmente en esta novela en la que se cuenta una misma historia a través de sus tres protagonistas que cuentan en forma de monólogo en primera persona los mismos hechos pero pasándolos cada uno de ellos por el tamiz de su propia experiencia, de su particular situación en la vida, en la historia y en la sociedad de la Hungría de principio de siglo, una realidad histórica para mí desconocida (al margen de las obras de Marai que siempre son húngaras) mediante la que descubro una sociedad cargada de tradiciones, cultura y larga historia y que quedó silenciada tras las guerras mundiales.
Marai retrata a los tres personajes, el esposo perteneciente a la antigua nobleza, la esposa burguesa y la amante de procedencia obrera e incide mucho en lo que la clase social de cada uno afecta a su modo de actuar, de pensar y de considerarse a sí mismo reflejando al mismo tiempo cómo la incipiente desaparición de las rígidas barreras entre dichos grupos sociales lleva aparejado que estas personas, en ocasiones, pongan en duda su verdadera identidad al dejar de encontrarse amparados por el marco tradicional en que cada uno vivía y moría dentro de su grupo social, acogiéndose a sus usos y limitaciones o a sus privilegios entendidos como algo inmutable que aportaba la seguridad de sentirse parte de algo perdurable, pero que en ese momento empezaba a dar muestras de no serlo tanto, con lo que esos cambios sociales suponen también cambios en las mentalidades individuales de los personajes.

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