Pero lo mejor es que con cada encarnación en un nuevo personaje se repite en el mismo día una y otra vez, con lo cuál nuestro protagonista se encuentra frente a frente consigo mismo encarnado en los diferentes invitados y cada uno de ellos está en posesión de distintas informaciones sobre lo que ha sucedido en ese día interminable o sobre lo que está por suceder. Aiden se convierte así en un narrador omniscente a la fuerza ya que asiste a los hechos desde muy diversas perspectivas y metido en varios papeles a un tiempo. Deberá unir todas esas piezas para dar con la solución al enigma planteado, lo que le permitirá liberarse y escapar de Blackheath.
En cada nuevo día repetido, Aiden tendrá que convivir con la personalidad y la realidad física de cada uno de los personajes en los que se encarne, cargará con su cuerpo pero también con sus defectos, carácter y con la relación que su anfitrión tenga con el resto de los invitados. Un juego de rol externo donde los participantes desconocen las reglas y los objetivos a alcanzar más allá de librarse de la muerte. "Si esto no es el infierno, seguro que el diablo estará tomando notas."
Una trama de lo más enrevesada en la que confieso que ha habido algún momento en el que he temido perderme entre tantos presentes superpuestos, pero que finalmente ha resuelto bastante bien este misterio lleno de intriga donde el futuro se puede alterar en función de las decisiones tomadas en cada momento.
"... siento a todos mis anfitriones presionando contra el interior de mi cabeza. Sus recuerdos se apelotonan en los confines de mi mente, su peso es casi insoportable. Quiero lo que ellos quieren, siento sus penas y me vuelven tímido con sus miedos. Ya no soy un hombre, soy un coro."
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