jueves, 26 de enero de 2023

La autopista Lincoln

Amor Towles es un autor que, con sólo dos novelas en su haber, se ha convertido en uno de mis escritores favoritos y con esta última publicación, "La autopista Lincoln", demuestra nuevamente su portentosa capacidad de crear personajes que te llegan al corazón como ocurre con los protagonistas de esta historia, unos jóvenes, prácticamente adolescentes, a los que ya les ha tocado sufrir mucho en sus cortas vidas, han pagado por sus errores y desean emprender una nueva etapa un lugar distante, nuevo y lleno de promesas.

Emmett Watson acaba de salir del correccional de Salina donde ha cumplido una condena por matar accidentalmente a otro muchacho. Su padre ha muerto dejando en la ruina a Emmett y a su pequeño hermano Billy. El banco se ha quedado con su casa y sus tierras y la única posesión que conservan es un viejo Studebaker con el que deciden abandonar su pueblo de Nebraska y recorrer la autopista Lincoln en dirección a California tras la pista de su madre que los abandonó hace bastantes años. En el pueblo sólo cuentan con su vecina y amiga Sally, el ángel de la guarda de los dos hermanos que siempre está ahí para ayudarles. Pero la inesperada aparición de dos compañeros a los que Emmett conoció en Salina les hacen cambiar de planes. Duchess es un chico criado en Nueva York, hijo de un actor fracasado y que se tuvo que buscar la vida desde bien joven mientras que Woolly procede de una buena familia pero se encuentra igual de desamparado que sus compañeros. Las circunstancias llevarán al grupo a variar el destino del viaje a emprender que ahora tendrá como objetivo la ciudad de Nueva York, en el extremo opuesto de la ruta a donde pretendían dirigirse los hermanos Watson. La autopista Lincoln es el nombre de la primera carretera que unió las costas este y oeste de los Estados Unidos "Empieza en Times Square, en Nueva York, y termina cinco mil cuatrocientos cincuenta y cinco kilómetros más allá, en Lincoln Park, San Francisco. Y pasa por Central City, que está a sólo cuarenta kilómetros de nuestra casa."

Towles es un narrador prodigioso, algunas de sus escenas o capítulos podrían constituir por si mismos un cuento completo; es capaz de encerrar en unas pocas páginas toda una historia, todo el retrato de un personajes, toda una vida. Es un placer inmenso poder disfrutar de la forma de narrar de este autor que nos hace adentrarnos en la Norteamérica de los años cincuenta con esta novela llena de ternura y dolor, en un viaje en el que hay lugar para las aventuras del Conde de Montecristo que, igual que los chicos, escapó de una prisión y cumplió con su venganza y de grandes viajeros como Ulises, Simbad y Jasón que recorrieron los mares como ellos recorren el país, viviendo también una aventura que se convertirá en un viaje tan épico como lo de aquellos, digno de figurar en los libros. 

"Un crío de Nebraska se presenta en su puerta con buenos modales y una historia fantástica. Pero, cuidado: no una historia extraída de un libro encuadernado en cuero. Ni de un poema épico escrito en una lengua muerta. Ni de un archivo, ni de un ateneo, sino de la propia vida. 

Con qué facilidad olvidamos quienes nos dedicamos a contar historias que lo importante, desde el principio, era la vida."

Y a lo largo de este trayecto se va forjando una fuerte amistad, la personalidad de cada uno de los personajes se va enriqueciendo a lo largo de este viaje que transcurre en paralelo a los sueños de unos chicos que comprenden que la integridad, la bondad y la justicia siempre son el camino correcto. Y como extra bonus nos quedamos con la receta de los fettucini Mio Amore de Leonello's que pasa a mi recetario personal y que cocinaré, seguro, en homenaje a Duchess y todos los protagonistas de este maravilloso viaje.

viernes, 20 de enero de 2023

Los colores del incendio

Tras la magnífica novela  "Nos vemos allí arriba", Pierre Lemaitre continua con "Los colores del incendio" su trilogía histórica de Los hijos del desastre, ambientada en la Francia del periodo de entreguerras. Tengo la sensación de que esta segunda novela supera a su antecesora en complejidad y profundidad de los personajes, lo que ya era difícil pero, para gran fortuna de sus lectores, Lemaitre ha logrado superarse a sí mismo una vez más.

Nos reencontramos con personajes que ya aparecieron en la anterior entrega pero que ahora cobran un protagonismo con el que no contaron antes. A la muerte del banquero Pèricourt, todo su entorno trata de adaptarse a las nuevas circunstancias. Su hija Madeleine es su principal heredera y debe quedar al mando de los negocios a pesar del drama sufrido por su hijo Paul, paralítico tras lanzarse desde el segundo piso de su vivienda el mismo día del funeral de su abuelo. A la hora de gestionar el banco, cuenta con Gustave Joubert, el que fue mano derecha de su padre y aspiraba a suceder a éste y hacerse dueño de su fortuna mediante un matrimonio que veía casi asegurado con Madeleine, hasta que esta le rechazó por su amante además de preceptor de su hijo Paul, André Delcourt, un don nadie con ínfulas de escritor. Enfrente tendrá a su tío Charles Péricourt, que ha forjado toda su carrera política gracias a la generosidad y las influencias de su hermano y ahora, acuciado por las deudas, confiaba en que la herencia de su hermano le favoreciera más de lo que en realidad lo ha hecho.

Como el narrador portentoso que es, Lemaitre ha logrado crear todo un universo propio con unos personajes de una personalidad bien definida y una profunda caracterización. Desde los detalles más superficiales a los más ocultos secretos del corazón humano, Lamaitre nos lleva a lo largo de esta novela por un retrato de la Francia de los años 30 destripando su sociedad, el inicio de la gran crisis financiera que acabaría con el sistema económico en vigor, la amenaza de una segunda guerra europea y la complejidad de la política de aquellos años, al tiempo que nos introduce en los más oscuros recovecos del alma de sus personajes: la avaricia, la envidia, el despecho, los más viles sentimientos y debilidades humanas desfilan por las páginas de esta historia plagada de traiciones, secretos, venganzas que se van tramando ante los ojos del lector, fortunas que se desmoronan y otras que se erigen sobre los despojos de los caídos. Ningún personaje es menor, ningún hilo argumental es de relleno, pero destaca por encima de todos el relato de una terrible venganza tramada con paciencia y detalle y llevada a cabo de manera implacable y meticulosa. Una novela magistral que, en mi opinión, eleva al autor francés a lo más alto del panorama de la literaria europea contemporánea.

viernes, 13 de enero de 2023

Por si las voces vuelven

El cómico Ángel Martín nos narra en "Por si las voces vuelven" cómo en junio de 2017 se encontró ingresado en la planta de psiquiatría de un hospital por un brote psicótico. Una experiencia vital impactante sin duda que el actor ha sentido la necesidad de contar, de compartir, "para cualquiera que haya pasado o esté pasando por algo parecido, y así romper de una vez por todas el estigma de las enfermedades mentales. Pero si simplemente te apetece jugar a ver el mundo como yo lo vi mientras perdí el contacto con la realidad, este libro también es para ti."

Con un tono resuelto, desenfadado y algo macarra, tal y como suele expresarse el mismo Ángel en sus intervenciones ante las cámaras, nos cuenta su historia con un vocabulario muy de andar por casa, el del amigo que te cuenta lo que le ha pasado sin formalidades ni tecnicismos, que sencillamente quiere compartir contigo cómo fue la cosa de cuando se volvió loco (así se refiere el mismo a aquel suceso). Ángel Martín es un personaje bastante popular en la televisión de nuestro país, conocemos su forma de hablar, el tono de su voz, por eso es fácil que, según leemos el libro, vayamos escuchando vivamente su voz en nuestra cabeza. Y esto es lo normal, le ocurre a todo el mundo, quién no ha hablado sólo alguna vez, quién no se ha planteado cuestiones y se ha respondido a sí mismo; la diferencia, según nos cuenta Martín, se da cuando estas voces toman el control y cobran vida propia y se establece una relación con ellas como si se tratara de personas ajenas a uno mismo.

De esta experiencia resultan algunas escenas absolutamente desquiciadas que ocurrieron en su cabeza, los mundos paranoicos que creó su mente y en los que él estaba convencido de estar viviendo, viendo señales por todas partes, afectando a su vida cotidiana y a su relación con su entorno.

El libro tiene un gran valor como testimonio desnudo y desprejuiciado que se cuenta con enorme sinceridad y falta de pudor que se agradecen porque no debe ser fácil narrar una bajada a los infiernos como la suya y además hacerlo con un humor que casi compensa el drama vivido. Y es fundamentalmente valiente y generoso por lo que supone el compartir una experiencia extrema como la suya con la intención de servir de ayuda a cualquiera a quien le pueda valer en algo su testimonio.

"Recuerda que estoy escribiendo esto para demostrarte que pasar por algo así te regala una ventaja fascinante sobre otros. 

Pero, de momento, ten muy claro que cualquier cosa que sientas, por extraña que te pueda parecer, es muy normal.

Y, por supuesto, recuerda que no eres la primera ni la última persona que tiene que pasar por esto, así que no sientas vergüenza y choca esos cinco con los que ya lo hemos pasado o lo están pasando ahora porque somos muchos los que estamos por aquí dispuestos a intentar echarte un cable siempre que lo necesites."

domingo, 8 de enero de 2023

Oh William!

La genial Elizabeth Strout retoma en "Oh William!" a uno de sus ya míticos personajes como es Lucy Barton, cuya vida ha ido retratada a lo largo de diversas novelas. En esta ocasión nos encontramos con una Lucy ya madura, recién enviudada de su segundo esposo, su amado David, y compartiendo en esta ocasión protagonismo con su exmarido William al que, tantos años después de haberse divorciado, le sigue uniendo una estrecha relación de amistad, compañerismo, años y experiencias compartidas y sus dos hijas en común. Con ocasión un viaje que emprenden juntos a la búsqueda de los orígenes familiares de William, Lucy reflexiona y rememora su triste y pobre infancia, cómo salió de su mísero hogar familiar gracias a una beca que le permitió ir a la Universidad y comenzar una vida completamente nueva y la relación que a partir de entonces mantuvo con su familia, en especial con su distante y fría madre.

Y aunque ambos han pasado por otros matrimonios, más o menos felices, cuando Lucy echa la visita atrás y recuerda los años transcurridos no puede evitar reconocer que "William es la única persona con la que siempre me sentí a salvo. Él es el único hogar que he tenido." Esta particular relación que ha derivado del amor al divorcio y de ahí a una serena amistad en la que caben el cariño, la dependencia mutua y los reproches pero sobre todo el verse y aceptarse tal y como son cada uno, ha creado un vínculo que los mantiene unidos de una manera extraña pero consistente.

A Lucy Barton ya la conocimos hace algún tiempo en su primera novela y podemos comprobar que, a pesar del paso del tiempo, mantiene la coherencia del personaje, que algunas cosas que nos cuenta sobre ella ya lo habíamos leído antes y compruebo que, aunque me salté "Todo es posible", el segundo libro que protagoniza, esta tercera entrega tiene una entidad por sí misma y no depende de las anteriores. La propia Lucy en algún momento nos confiesa "escribí esto en un libro anterior, pero necesito explicarlo más" y así se adentra en esos temas que son su constante: en sus orígenes familiares, en su propio matrimonio con William, la soledad, las relaciones con los distintos miembros de su familia, en especial con su madre y su suegra, la madre de William, figuras centrales que han marcado su formación personal, su manera de enfrentarse a la vida y el modelo de madre a la que ha tratado de evitar parecerse. Se trata, en definitiva, de una novela con profundas reflexiones sobre los temas más trascendentales sobre los que puede girar  cualquier vida corriente, cualquiera que en algún momento haya amado o sido amado, haya sufrido o, en definitiva, haya vivido.

martes, 3 de enero de 2023

La familia Martin


El narrador de "La familia Martin", la última novela de David Foenkinos que he tenido ocasión de leer, es un escritor falto de inspiración que lucha por dar inicio a una nueva novela hasta que se le ocurre una idea bastante descabellada: "Bajas a la calle, te acercas a la primera persona que veas y será el tema de tu libro." De manera que nada más salir de su portal se cruza con la anciana Madeleine Tricot, una costurera jubilada de la casa Chanel que, amablemente accede a contarle al autor su vida para que le sirva de base argumental para esa futura novela. A través de ella entra en contacto con la familia de su hija Velèrie, los Martín, una familia francesa común y corriente como tantas otras, con una vida aparentemente anodina que, con diferente grado de entusiasmo, se apuntan a participar en el proyecto. De este modo, todos los miembros de la familia Martin acaban haciendo al autor participe de sus inquietudes vitales, de sus problemas laborales, Madeleine comparte los recuerdos de su marido, su trabajo, anécdotas sobre el propio Carl Lagrerfeld. Igualmente ocurre con el resto de la familia: el autor entra en su casa, comparte su cena, tiene conversaciones con cada uno de ellos a la búsqueda de aquellos elementos narrativos que mejor le servirán para componer su obra. El autor va participando al lector de su proceso creador, de las cosas que le parece que le serán de utilidad a la hora de dar forma a su novela, se interesa por conocer a sus personajes, en especial a los que se muestran más remisos a formar parte de su proyecto. Curiosamente, con esta especie de experimento el autor siente que por primera vez, en lugar de dominar él a sus personajes, son estos los que van tomando el control de la narración, los que deciden qué se debe escribir sobre ellos, llegando a alterar la trama de sus propias vidas para que la novela refleje lo que ellos consideran que debe contarse.

Después de haber disfrutado con anterioridad de unos cuantos libros de Foenkinos, debo reconocer que este último no me ha llegado a emocionar ni me ha conmovido del mismo modo que los anteriores; no he encontrado en esta novela la magia que el autor destila en otras obras, esa poética suya tan propia que crea un mundo absolutamente peculiar, estos personajes que te conquistan el corazón nada más conocerlos. Ello no significa que esta sea una mala novela, en absoluto, pero sí creo claramente que no alcanza un buen puesto dentro del ránking de las obras de Foenkinos. Será cuestión de volver a intentarlo con alguna otra.