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martes, 22 de octubre de 2024

Table for two

Regresa Amor Towles con este volumen que bajo el título de "Table for two" reúne seis historias que tienen a la ciudad de Nueva York como escenario y se completa con una novela corta.

Un campesino ruso se traslada a Moscú al inicio de la revolución y gracias a su buen carácter, habilidades y empatía logra encontrar su camino entre los intrincados vericuetos del sistema Comunista. En el segundo relato, el deseo de un aspirante a escritor por buscar experiencias intensas que le inspiren en sus futuras creaciones literarias, le lleva a embarcarse en una aventura en la que el mismísimo Paul Auster tendrá un papel decisivo. En otro relato conoceremos a un grandullón bonachón con un lado oscuro del que sólo le puede salvar la tenacidad su esposa. Pasamos a continuación a un episodio en el que nos planteamos si queremos conocer o no todos los secretos de nuestra pareja y si se considera como mentir el hecho de no contarlo todo, de mantener aspectos que no se comparten con el otro. En el penúltimo episodio neoyorkino, un incidente durante una representación musical en el Carnegie Hall destapa el drama de un anciano amante de la música clásica. En el último relato, con la excusa de una pintura que se ha ido repartiendo, herencia tras herencia, entre numerosos miembros de una familia, nos damos un gozoso baño de arte renacentista.

En el último relato, que es prácticamente una novela corta, el escenario cambia de Nueva York a Los Ángeles y además cuenta con la curiosidad de que está protagonizado por un personaje que ya conocimos los que leímos la novela "Normas de cortesía": se trata de Eve, la amiga de la protagonista de aquella otra obra junto a la cual se divierte en el Manhttan de los rutilantes años 30 que ahora se ha traslado en busca de nuevas experiencias hasta Los Angeles. Alojada en el hotel Beverly Hills, frecuentado por las más glamorosas estrellas de la edad dorada de Hollywood, junto con un maduro actor que conoció tiempos mejores ahora olvidado por la industria y un policía retirado, Eve ayudará a su nueva amiga, la actriz Olivia de Havilland, a salir de un complicado atolladero, moviéndose con soltura entre magnates de los grandes estudios, reporteros a la caza de estrellas y pobres diablos que sueñan con triunfar en la pantalla. Todo esto en una breve novela de género negro al estilo de las más clásicas películas de detectives

Towles es un narrador magistral en el que todo parece sencillo, sus relatos discurren con fluidez entre el humor y la emoción; sorprende con qué ligereza nos introduce en los conflictos morales de sus protagonistas, nos pone de su lado, demuestra su ingenio para diseñar tramas y hacer gala de un profundo conocimiento de la naturaleza humana. Con cada obra que publica Towles nos demuestra que se han convertido en uno de las grandes figuras de la literatura norteamericana contemporánea. Y esperamos que continúe deleitándonos por muchas más novelas.

lunes, 19 de agosto de 2024

El loco de los pájaros

Hacía bastantes años que no leía a Care Santos y tras disfrutar mucho con "El loco de los pájaros" me he propuesto no volver a dejar pasar tanto tiempo antes de retomar alguna otra de sus novelas y gozar nuevamente de sus estupendos personajes y de sus ambientaciones históricas tan bien conseguidas.

En el caso de este libro, el protagonista es Eugene Schieffelin, un adinerado neoyorkino que siempre ha sentido fascinación por las aves. Desde que era un niño, allá por mediados del siglo XIX, tuvo la fortuna de pasar largas temporadas, junto con su hermana Martha, en la finca que su abuelo poseía al norte de la isla de Manhattan, un lugar salvaje y bizcocho hasta donde todavía no se adivinaba que se llegaría a extender algún día la gran ciudad. Allí se criaron prácticamente los dos hermanos, hijos menores de una amplia familia de prósperos emprendedores de origen alemán que obtuvieron grandes éxitos en la industria farmacéutica. Ya de adulto Eugene vive cómodamente de las rentas familiares sin implicarse directamente en los negocios y muy cerca de Central Park al que considera como su lugar favorito de la ciudad y donde disfruta con su gran variedad de árboles y plantas pero sobre todo con las abundantes aves que por allí pasan durante sus migraciones o viven de forma permanente.

La historia familiar de los Schieffelin se relata como si fueran aquellos cuentos que la abuela Hannah repetía a sus nietos hablándoles de los Jacobs, el tatarabuelo, el bisabuelo y el abuelo, los antepasados familiares que compartieron el mismo nombre y que se le aparecen a Eugene en sueños para aconsejarle, reñirle y guiarle en sus decisiones; y no son los únicos que le hablan en sueños: también un enojado William Shakespeare le aconseja en sus momentos de mayor incertidumbre. Eugene fue un niño de viva imaginación que se convierte en un hombre discreto, culto e interesado por dejar tras de sí un mundo mejor que el que disfruto él mismo. Y una de las formas que encontró para alcanzar este objetivo vital fue la introducción en la ciudad de Nueva York de varias de las especies de aves mencionadas en las obras de Shakespeare, habituales en Europa pero desconocidas hasta entonces por tierras americanas.

En la vida de los Schieffelin se cruzará Daniel Rodríguez, hijo de una pareja que se instaló en Nueva York tras huir de España para poder vivir su historia de amor prohibido. Ahora el joven Daniel trabaja en el New York World como encargado de la sección de meteorología pero su ambición es convertirse en artista; quiere dibujar y escribir y vivir grandes aventuras al tiempo que cae enamorado de Mellie Bly, intrépida reportera de ese mismo periódico. Daniel será el que ejecute el ambicioso plan de Eugene supervisando el traslado de las aves desde Londres a Nueva York.

La narración discurre con gran fluidez, con la aparición de tanto en tanto de nuevos personajes, todos interesantes y con sus propias historias personales que se desarrollan en paralelo a la de los Schieffelin. Un recurso curioso que emplea la autora es la introducción de capítulos que se presentan literalmente entre paréntesis para introducir estos relatos o escenas al margen del relato principal y que sirven para añadir riqueza argumental a la novela. De la suma de todos estos elementos bien combinados resulta un libro lleno de pájaros, de bandadas de estorninos y de huidizos búhos nivales, de obras de Shakespeare, de viajes entre Nueva York y Londres y de muchos personajes de ficción y reales que entremezclan sus caminos a lo largo de sus páginas. Otra buena novela que añadir a la producción de Care Santos, una de esas autoras que ya he podido comprobar que nunca me defraudan.

"Los métodos de observación de aves están aún por inventar, más allá del uso de los binoculares de teatro o de los primeros y muy rudimentarios prismáticos de campo. No hay por ahora modo de saber que sobre las cabezas de los neoyorquinos pasan cada año cientos de miles de aves. Se dirigen al norte, donde anidarán, pondrán e incubarán sus huevos para regresar en otoño por la misma ruta. Para ellos, la ciudad de Nueva York es una parada importante, un lugar de acogida. Lo fue antes para sus ancestros, cuando aún ningún ser humano había hollado este peñasco."

viernes, 1 de marzo de 2024

The personal librarian

Marie Benedict
se dedicaba profesionalmente al ejercicio del Derecho hasta que decidió emprender la escritura de esta biografía novelada de un personaje que la tenía fascinada desde hacía años: Belle da Costa Greene, la que durante años seria la responsable de la magnífica biblioteca Pierpont Morgan de Nueva York. Para esta tarea contó con la colaboración de la experimentada escritora Victoria Christopher Murray y de esta unión surgiría esta novela, "The personal librarian".

Belle da Costa Greene es una joven de origen humilde aunque en su familia se ha dado siempre mucha importancia a los estudios y la cultura por lo que, a pesar de las estrecheces económicas por las que atraviesan, todas sus hermanas, como ella misma, han estudiado y trabajan como maestras y su único hermano estudia ingeniería. Pero la familia de Belle oculta un peligroso secreto ya que, a pesar del color claro de su piel, los Greener en realidad son de raza negra, algo que tratan de ocultar a toda costa y provocará el distanciamiento de su padre, un abogado luchador por las causas de la igualdad y la no discriminación racial, llegando incluso a cambiar su apellido y modificar sus nombres para evitar ser relacionados con sus verdaderos orígenes. En unos tiempos en que la segregación racial y la violencia contra las personas de color se encuentran en su mayor apogeo, presentarse ante el mundo como una familia blanca no es más que un escudo defensivo que los Greene crean para protegerse.

Belle se encuentra trabajando en la biblioteca de la universidad de Princeton cuando, gracias a una buena recomendación, recibe una oferta para convertirse en la bibliotecaria personal de J.P. Morgan, poniéndose al mando de la nueva biblioteca que el magnate de la industria y las finanzas está construyéndose en la ciudad de Nueva York, donde Belle asumirá la gestión de su ingente colección de joyas bibliográficas. Este trabajo permitirá a Belle disfrutar de la inigualable experiencia que supone trabajar, durante décadas, junto a un hombre que fue de crucial importancia en la economía y la política norteamericana y mundial de principios del siglo XX. Entre las tareas que le corresponden estará gestionar los fondos de la biblioteca, así como acudir a subastas, actos culturales y fiestas en representación de J.P. Morgan, pero además Belle se convertirá en su confidente y persona de máxima confianza, ganándose la antipatía de la propia hija de Morgan; le asesora sobre nuevas adquisiciones y sobre cómo gestionar los fondos de su colección con el objeto de convertirlo en el nuevo mecenas del arte mundial al nivel de los Medici en la Florencia del Renacimiento y situar su biblioteca en lo más alto del panorama cultural.

Su condición de mano derecha del millonario le ofrece a Belle la oportunidad de frecuentar la sociedad más exquisita del Nueva York de aquella época, acudir a la opera, a bailes y reuniones sociales y, por supuesto, participar de lleno en el mundo de los grandes coleccionistas y museos, relacionarse con los mayores conocedores de arte del momento, de aquellos que atesoran manuscritos, incunables, joyas de colección y también con los que se dedican a descubrir, estudiar y negociar con todos estos tesoros. Su trabajo le llevará a viajar por Europa donde disfrutará en vivo de las grandes joyas artísticas de Inglaterra, Francia e Italia, además de hacerle vivir una complicada historia romántica que se prolongará durante años entre secretos, traiciones y grandes decepciones.

El papel de librera personal le permitirá a Belle da Costa acceder a un mundo inimaginable para cualquier mujer de su época y especialmente de su raza. Deberá adaptarse a un nuevo entorno casi inaccesible no sólo por estar compuesto por miembros de familias poderosas poseedoras de grandes fortunas, sino por ser también un mundo eminentemente masculino. A estos obstáculos se añade el peliagudo asunto de la verdadera raza de Belle, un secreto bien escondido que durante años supuso una amenaza latente para la estabilidad de la bibliotecaria y de toda su familia que dependía directamente de ella para conservar su estatus profesional y su seguridad personal.

jueves, 14 de diciembre de 2023

La noche del oráculo (Relectura involuntaria)

Hoy toca que os cuente una batallita que me ha sucedido con una novela de Paul Auster, así que allá voy: hace unos días, husmeando en la biblioteca municipal, me topé con "La noche del oráculo", de mi adorado Auster. El argumento de la solapa me sonaba ligeramente pero no recordaba con seguridad haberlo leído; con los libros de Auster ya se sabe: salen escritores y Nueva York por todas partes. 

Así que me llevé el libro a casa y, al poco rato de empezar a leer, un elemento me resultó muy familiar. Yo soy totalmente incapaz de recordar el nombre de un personaje de novela, incluso cuando me encuentro en plena lectura no podría responder correctamente si alguien me preguntara cómo se llama el protagonista o su mujer o su mejor amigo; sin embargo mi memoria conserva elementos tan aleatorios como la imagen de un cuaderno forrado en tela azul sobre un escritorio. Así que, cuando llevaba unas cincuenta páginas leídas y me iba resultando familiar la historia, se me ocurrió algo tan sencillo como consultar mi propia biblioteca y comprobar que, en efecto, ya había leído esta novela antes. Hace dieciocho años de aquello, esto también es cierto y hay que tenerlo en cuenta; fue antes incluso de que existiera este registro de lecturas en forma de blog que desde el 2009 me hace de memoria externa para llevar un inventario de lo que voy leyendo. Con lo cual me dispuse, no ya a leer sino en este caso a releer la novela, cosa que no tengo en absoluto costumbre de hacer, pero sabía que tratándose de este autor que se cuenta entre mis favoritos indiscutibles iba a resultar una experiencia gozosa. Y es que retomar a Paul Auster siempre es algo así como volver a casa: recorrer junto a él su adorado Brooklyn, disfrutar de sus descripciones, sus complejos retratos de personajes y la multitud de historias que encierran todos sus libros. Añadiré que, de los dos volúmenes con los que me encontré en mis manos, opté, como es lógico, por la edición del Círculo de Lectores que es la que ya tenía en casa, ya que estos editores tuvieron el acierto de reproducir de algún modo en su portada ese encantador cuaderno azul que origina y vertebra toda la trama del libro. 

Y ya entrando en lo que sería el argumento de la novela de la que estamos hablando, este se centra en la figura del escritor Sidney Orr, recién recuperado de una grave enfermedad que  ha estado a punto de  acabar con su vida. En uno de sus primeros y tranquilos paseos por el barrio tras ser dado de alta, se encuentra con una pequeña papelería que acaban de abrir cerca de su casa, donde compra un preciosos cuaderno azul importado de Portugal en el que comienza a trazar el borrador de una novela. Aquí se inicia el juego de muñecas rusas que tan bien se le da a Auster. La novela que escribe Orr está protagonizada por un editor de nombre Nick Bowen que recibe el manuscrito inédito de una novela póstuma de una afamada autora. Se mezcla así el proceso de escritura del propio Orr en lo que se refiere a la gestación de su nuevo libro, los avatares de los personajes que va creando, el argumento del manuscrito que lee Bowen, otro manuscrito inédito que cae en sus manos... en fin, una multitud de planos narrativos que se solapan, donde realidad y ficción se entremezclan en multiples historias en las que el destino, los amores a primera vista y las segundas oportunidades van jalonando las vidas de personajes reales y ficticios que se entrecruzan constantemente. 

La novela está sembrada de relatos contados por unos y otros, como pequeños cuentos que pueden disfrutarse de manera independiente, historias que forman parte del argumento o imaginadas por algún personaje, recuerdos y anécdotas que van surgiendo, sucesos del pasado o sueños que relatan unos y otros, junto con un proyecto de guión cinematográfico que escribe Orr o una idea para una novela que le prestan; incluso en las extensas notas a pie de página se cuelan historias paralelas; los cuentos se multiplican y se entremezclan en una densa red de historias que nos ofrece la mejor y más rica producción surgida de la prodigiosa capacidad narrativa del genio creador de Auster. Menuda suerte tuve al no acordarme de que ya había leído en algún momento esta novela y haber tenido así la ocasión de disfrutarla de nuevo. 

jueves, 14 de septiembre de 2023

Un cadáver muy frío

No había leído hasta ahora ninguna novela de Ana Bolox, una profesora de Inglés reconvertida en escritora que se oculta tras este seudónimo para publicar entretenidas novelas de cozy místery, además de impartir talleres de escrituraMi estreno con la autora ha sido con la primera entrega de la serie protagonizada por la señora Stirling, una simpática británica residente en Nueva York aficionada a resolver misterios por puro divertimento. 

En "Un cadáver muy frío" Anne Stirling se encuentra tras la pista de un hombre desaparecido según las sospechas de una vecina cotilla. Lo que comienza como un asunto casi ridículo se convierte en un misterio de lo más enrevesado. Entre las obligaciones que implica su trabajo de profesora en la universidad de Columbia y los compromisos a los que debe acudir con su marido, un formal diplomático destinado en el consulado británico, la señora Stirling se las apaña para realizar sus pesquisas, siempre acompañada del inspector Arthur Crawford, de la policía de Nueva York, que se ve arrastrado por el entusiasmo y la perspicacia de la detective aficionada que, no obstante, ha demostrado ya en anteriores ocasiones que tiene un olfato muy fino y una gran capacidad para resolver crímenes, aunque no siempre lo haga siguiendo los procedimientos establecidos.

Esta ha sido una lectura fresca, simpática, e la que he descubierto unos personajes que se hacen de querer con los que estoy deseando volver a encontrarme. Por su estilo narrativo sencillo y por la brevedad de la novela de apenas 150 páginas, se convierte en una opción ideal para todo aquel que busque una lectura fácil, sin complicaciones, divertida, con un tono british muy sofisticado y que nos hace pasar un buen rato al lado de una protagonista ingeniosa y chic a partes iguales a la que podríamos considerar como una joven versión actualizada de la mítica señorita Marple. Todo un descubrimiento esta escritora a la que espero volver a no mucho tardar. 

jueves, 31 de agosto de 2023

La sinfonía del azar

Douglas Kennedy se ha convertido últimamente, novela a novela, en uno de esos autores de los que, como dice una expresión muy graciosa que veo mucho por ahí, "me leería hasta su lista de la compra". Realmente, con cada nuevo libro suyo que descubro me convence más de su magistral dominio de la narrativa, con sus personajes llenos de vida y sus marcos temporales que retratan de manera sublime la sociedad y los conflictos políticos de la Norteamérica del siglo XX. 

En "La sinfonía del azar" el relato gira en torno a la familia Burns que se ha trasladado desde Nueva York a Old Greewich, un área residencial a las afueras, donde Alice, una adolescente que en ese año de 1971 se enfrenta a su último año de instituto, se siente como "un islote de extravagancia judía neoyorquina en medio de ese cónclave cerrado de WASP que recelaban de todo lo extraño a su club de campo."

La familia Burns se completa con un padre católico de origen irlandés, veterano de guerra y con un pensamiento más bien conservador, una madre judía liberal, dominante y egocéntrica y dos hermanos mayores con distintas posiciones ideológicas: Peter, enfrentado al padre y a su manera de ver la vida y Adam, que sigue el camino marcado sin plantear conflictos.

Alice se encuentra sumergida en un complicado momento vital tanto a nivel personal como por el entorno social. Su mundo se ve marcado por la agitación política que recorre el país, el encendido debate sobre la guerra, el descubrimiento del sexo, su deseo de volar lejos y escapar del ambiente intoxicado de la casa familiar, de las frustraciones de sus padres y las constantes peleas entre ellos. Alice ansía, en definitiva, hacer su propio camino, vivir la vida que en realidad desea sin que la dirijan los demás. Marcada por la desaparición de su amiga Caryl tras sufrir acoso en el instituto por ser diferente al prototipo predominante, cuando entra en la universidad tendrá sus buenos y malos momentos, descubrirá el amor, sufrirá desengaños a nivel personal y no desaprovechará la oportunidad que se le ofrece de trasladarse a Dublín a estudiar en el Trinity College donde vivirá uno de los sucesos más trágicos de su vida. 

"Huir es una forma de afrontar las cosas que sabes que no puedes ganar."

Y entre idas y venidas por diferentes escenarios, Manhattan será siempre su centro neurálgico, el lugar al que vuelve y donde se siente verdaderamente en casa. En torno a la ciudad transcurrirán las existencias de los distintos miembros de la familia y se irán revelando los fantasmas y secretos que acosan a los padres y a los que hijos nunca tendrán acceso. 

"«Todas las familias son sociedades secretas». Y un secreto revelado deja de ser un secreto. Cuando ese secreto se comparte con un padre o un hermano, puede convertirse en una conjura, una conspiración. Eso sí, siempre que aceptes guardarlo."

A lo largo de los años iremos recorriendo junto a los Burns la historia norteamericana del las décadas de los 70 a los 80 junto con los más variados acontecimientos políticos internacionales, "una época de la vida norteamericana en la que se están reescribiendo todas las reglas». Desde el golpe de estado en Chile apoyado por la CIA que da paso a dictadura de Pinochet, el escándalo Watergate y la caída de Nixon, la figura de los Panteras Negras, la guerra de Vietnam... nos enfrentamos a una novela río donde los acontecimientos se van sucediendo al tiempo que acompañamos la narración de Alice que alterna su vida personal y profesional, su paso de estudiante al mundo profesional, sus relaciones sentimental, así como los avatares de los distintos miembros de la familia entre los gobiernos de Ford, Carter y Reagan, la ola neoconservadora de los 80, la plaga del SIDA, el auge de los tiburones financieros, la transición social desde los últimos hippies hasta la aparición de los yuppies. Todo un paseo por la Historia reciente del país y por la historia particular de una familia norteamericana de su tiempo. 

«La familia lo es todo… y por eso duele tanto»

viernes, 5 de mayo de 2023

La señora March

Es bastante habitual en mi llegar con retraso a las novedades editoriales y a los grandes best sellers comerciales, que tienden a acumularse sin medida en mi lista de libros por leer, y esto me ha ocurrido también con "La señora March" de Virginia Feito. Pero en este caso ocurre además que había visto tantos comentarios y críticas tan dispares y contradictorias desde que la novela fue publicada, que he tardado en decidirme a ponerme con ella por temor a lo que me iba a encontrar. Pero finalmente la novela ha encontrado su momento y ya he podido formarme una opinión propia basada en mi propia experiencia. Y en líneas generales puedo decir que no entiendo algunas críticas feroces que se han dirigido contra ella. Creo que es libro de entretenimiento bastante correcto, bien estructurado y bien escrito.

La novela está absolutamente centrada en el personaje de la señora March, una completa neurótica de manual: cree que el conserje de su edificio la mira con displicencia, que los viandantes con los que se cruza la critican con la mirada, es insegura y dependiente de la opinión ajena. Así que cuando la empleada de su pastelería favorita la felicita por el éxito del último libro de su marido, George March, un increíble best seller que todo el mundo está leyendo y le pregunta por cómo se siente al haber inspirado a Johanna, su desagradable protagonista, algo hace click en la cabeza de la señora March. Se abre a partir de entonces una puerta hacia el abismo para la más que acomplejada señora March que siempre se ha sentido minusvalorada en cuanto a su físico, a sus habilidades sociales, sometida permanentemente a los juicios ajenos y que ahora se siente en el punto de mira de los millones de lectores de su marido. El origen probablemente de todas las inseguridades de la señora March está en una madre excesivamente exigente y la peor crítica de su propia hija que destruyó para siempre la poca autoestima que esta hubiera podido tener en algún momento y la convirtió en la mujer desequilibrada que es ahora. 

La señora March, de la que nunca conocemos el nombre propio, sufre por no ser capaz de alcanzar las expectativas que ella misma se marca. Entre sus muchas manías y paranoias, empieza a sospechar de que su marido ha cometido un asesinato mientras se suponía que estaba cazando con su editor. Ella sola se crea en su cabeza las más enrevesadas historias, desvaríos que la angustian, constantes miedos que la acechan en su propia casa, imagina toda clase de historias e incluso llega a tener visiones disparatadas que la llevan a moverse en un plano de realidad inexistente.

Verdaderamente resulta difícil empatizar con una protagonista como la señora March,  cargada de defectos, acomplejada, paranoica, patética, con tan pocas cosas positivas a las que agarrarnos para sentir alguna simpatía por ella. Lo que el lector siente es una extraña mezcla de atracción y rechazo al mismo tiempo; no soportas a la señora March pero no puedes dejar de leer para saber en qué acaba su historia, si está todo en su cabeza o si resulta que verdaderamente algo turbio se cuece con su marido. Tiene algo de hipnótico este descenso a los infiernos que vivimos junto a la protagonista del libro, nos ocurre exactamente lo que un crítico comenta sobre la Johanna de George March: «El lector queda cautivado de inmediato y se convierte en un participante jubiloso, casi activo, en la ruina del personaje», pero creo que el mero hecho de hacernos sentir intensamente, aunque sea rechazo o incluso desprecio por la señora March, ya es un mérito que hay que reconocerle a esta novela porque, ¿qué otra cosa le puede pedir un lector a un autor sino que nos haga sentir?

Sólo como puntualización final y dentro de la categoría de lectora impertinente que se fija en detalles nimios, me queda una duda por solventar: ¿cómo es posible que en una escena aparezca una cierva "comiéndose un conejo muerto"? ¿En ninguna de las correcciones por las que habrá pasado el libro a nadie le ha sorprendido que un animal herbívoro se coma un conejo? Se ve que no.

sábado, 18 de marzo de 2023

En busca de la felicidad

Douglas Kennedy era un autor completamente desconocido para mi hasta hace tan solo algunos meses en que, de buenas a primeras, empecé a encontrarme con recomendaciones sobre él por todos lados y, sobre todo, por parte de lectoras de las que me suelo fiar a la hora de elegir mis lecturas, como es el caso de Laura Riñón escritora y librera en Amapolas en octubre. Ni que decir tiene que en cuanto leí por primera vez "La vida empieza hoy" entendí en seguida la fama que le acompaña y rápidamente se ha convertido para mi en un valor seguro al que sé que puedo acudir cuando me apetece una buena historia con la que emocionarme y también a veces sufrir, acompañando a sus maravillosos personajes con los que me resulta tan fácil conectar.

"En busca de la felicidad" es la segunda novela de Kennedy que he podido disfrutar. En este caso nos volvemos a encontrar frente a un intenso drama romántico lleno de «sentimiento... pero no sentimentalismo», en el que las relaciones familiares tiene un papel fundamental, las de madres e hijas, los vínculos entre hermanos, las lealtades y los compromisos, pero sobre todo asistimos a una historia de amor tempestuosa, llena de azares, pasión, culpa y perdón. 

Kate acaba de enterrar a su madre y se siente sola en el mundo, recientemente divorciada, con un hijo pequeño del que ocuparse, distanciada de su único hermano y enfrentada a la necesidad de recomponerse y buscar un nuevo rumbo para su vida. «Es un rasgo humano fundamental: sanear el pasado para seguir adelante». Es entonces cuando aparece inesperadamente en escena Sara Smythe que en principio es una absoluta desconocida para Kate y sin embargo parece saberlo todo sobre ella y su hermano y haber seguido de cerca la trayectoria familiar. El relato vira entonces hacia la figura de Sara que toma el protagonismo absoluto del relato cuando comenzamos a seguir su historia en el año 45 en un Manhattan vibrante y lleno de posibilidades tras el fin de la guerra. Sara está recién graduada en la universidad,  trabaja en una revista y sueña con convertirse en escritora pero una desilusión amorosa tras una aventura de una sola noche la hace doblegarse. Seguiremos su trayectoria posterior, con un breve y desafortunado matrimonio y su triunfo como columnista en prensa y prometedora aspirante a escritora mientras nos sumergimos en el rutilante ambiente cultural del Nueva York de los años 50 en torno a las revistas literarias, la prensa, los teatros, las primeras mujeres profesionales e independientes y los inicios de la televisión. 

"El problema es: ¿quién diantre va a ver la televisión? ¿Conoces a alguien que tenga un televisor?

—Todo el mundo dice que va a arrasar.

—No estés tan segura."

Pero esta también es la época de la Comisión de Actividades Antiamericanas del senador McCarthy, de las investigaciones sobre todos aquellos individuos de ideología progresista a los que se considera subversivos, peligrosos simpatizantes del comunismo que amenazan el modelo de vida norteamericano. Las denuncias de esta comisión acabarían con un gran número de carreras profesionales dentro de los ámbitos del espectáculo y la cultura en general.

Mientras que la vida profesional de Sara se caracterizará por el éxito y la popularidad, en el aspecto personal va al estar plagada de sucesos dramáticos, pérdidas y desengaños a los que se enfrentará con todo el valor que será capaz de reunir, aunque algunas veces sentirá que le fallan las fuerzas ante tantas vicisitudes que se verá obligada a superar. 

"Perdonar es lo más difícil de la vida... y lo más necesario. Pero sigue siendo lo más difícil"

La gran historia de amor que protagonizará Sara será muy accidentada, lejos de los convencionalismos de una pareja normal, con constantes subidas y bajadas, encuentros y distanciamientos y que se prolongará durante varias décadas, con grandes momentos de felicidad y pero también mucho dolor. Así y todo, el relato tiene algo de luminoso porque a pesar de las desgracias que puedan acontecer siempre deja un resquicio de esperanza para los personajes, una oportunidad para la redención a través del amor y el perdón.

"Todos acabamos haciendo cosas que juramos no hacer... sobre todo cuando perseguimos la ilusión del amor."

lunes, 24 de octubre de 2022

Marcelo

Para escribir esta última novela, "Marcelo", el escritor Guillermo Fesser no se ha tenido que alejar demasiado de su actual domicilio cercano a Nueva York, sobre el que ya nos contó en un libro anterior titulado "A cien millas de Manhattan". En efecto, la historia que nos cuenta, protagonizada por Marcelo Hernández refleja el corazón de Nueva York, "es la crónica de la emigración; el alma de esta maldita ciudad." Aunque su padre músico soñaba con que algún día su hijo siguiera sus pasos profesionales, el joven Marcelo cayó muy joven preso de la magia de los cócteles, del trabajo detrás de una barra, entendió que su vocación estaba en acompañar y escuchar a los clientes y acertar con el trago más apropiado para cada ocasión. Desde el Oyster Bar de Grand Central Station, en el corazón de la Gran Manzana y donde se conserva la más popular obra del arquitecto valenciano Rafael Guastavino, Marcelo ha visto pasar frente a su barra, durante los cincuenta y cinco años que lleva trabajando allí, buena parte de la historia de la ciudad, personajes curiosos, famosos, artistas y clientes anónimos, algunos de los cuales, con el paso del tiempo, han llegado a convertirse en verdaderos amigos.

"De aquí no va a salir, no se preocupe. Lo que se dice en el Oyster Bar se queda en el Oyster Bar. Secreto de confesión. Sabe que no estoy autorizado para darle la absolución, pero con sumo gusto escucho sus pecados, si es que eso le hace sentir mejor." 

Con un estilo muy fresco y ligero, la narración salta de una escena a otra, del presente al pasado, de una frase a otra, dibujando en unas pocas líneas una situación, retrata un personaje con dos palabras acertadas o remata una conversación con el comentario más certero. Mezcla frases o expresiones en inglés con el acento ecuatoriano como no puede ser de otro modo porque Marcelo lleva más tiempo en Niuyork que en su Quito natal, aunque todavía tiene que aguantar que de vez en cuando que lo desprecien por sus orígenes algunos que se creen más americanos que él.

La novela nos pasea por Manhattan y nos muestra la variopinta galería de retratos de la muy diversa fauna que puebla las calles de Nueva York, buena parte de la cual termina acodada en la barra de Marcelo contándole sus problemas o compartiendo con él sus mejores momentos. Pero sobre todo, nos permite comprobar que la ciudad y todo el país en realidad se ha construido gracias al trabajo poco reconocido de los millones de inmigrantes que, ya desde los tiempos del Mayflower, llegaron a América persiguiendo el sueño de una vida mejor. 

Marcelo es un personaje entrañable al que no cuesta nada coger cariño. Un hombre humilde y sabio, un trabajador incansable que ha logrado alcanzar sus sueños sin olvidar sus raíces familiares, sin dejar nunca atrás a un amigo. Un verdadero héroe de hoy día.

martes, 19 de julio de 2022

Tesla y la conspiración de la luz

En estos días en que tanto los temas de conversación diarios como las noticias de los medios de comunicación giran constantemente en torno al precio de la electricidad y la crisis de los combustibles, me resulta de lo más oportuno recuperar una figura histórica como es la de Nikola Tesla que durante décadas estuvo completamente desaparecida del conocimiento general, aunque ya hace unos años se comenzó a recuperar y a reivindicar por sus descubrimientos sobre la electricidad y el papel que podría haber tenido en el progreso científico internacional de no haber sido silenciados sus logros y sus proyectos a los más variados ámbitos del desarrollo.

En "Tesla y la conspiración de la luz" nos encontramos con una ucronía imaginada por el escritor y divulgador científico Miguel Ángel Delgado que nos transporta a un Nueva York imaginado en los años 30 del siglo XX que se ha convertido en el centro del mundo, donde Edison es un héroe nacional desde su invento de la bombilla y el proceso que llevó a que toda la maquinaria que mueve el mundo se basara en la energía eléctrica, descartado el uso de los combustibles fósiles. Los avances científicos atribuidos a los famosos inventores como Edison y el italiano Marconi han llevado al mundo occidental a lo más alto que podría imaginarse del progreso científico: naves voladoras surcan los cielos, aquellas llamadas oceánicos son capaces de recorrer grandes distancias en pocas horas; también se han generalizado para el uso local los aéreos, pequeños aparatos voladores, que conviven con los terrestres, con trenes bala, todos los vehículos impulsados por electricidad y controlados por la Red Mundial, un sistema que gestiona todos los transportes, redes de comunicación, así como a los autómatas que dirigen el tráfico o se encargan de la seguridad. El control de esta Red Mundial alcanza a la propia Naturaleza, con la implantación de una Aurora artificial que ilumina los cielos combatiendo a la oscuridad de la noche o el control del clima, regulado en favor de los ciudadanos. Esta utopía en la que los combustibles fósiles fueron desechados en favor de la electrificación y la comunicación inalámbrica, ha llevado al mundo al máximo del progreso técnico nunca imaginado, librándola además de la contaminación y el ruido.

Edgar Kerrigan, el protagonista de la novela, es un joven que sueña con pilotar algún día un oceánico mientras recorre los cielos de Nueva York como simple mensajero en su pequeño aéreo. Un encargo inesperado un domingo cualquiera le llevará a verse envuelto inesperadamente en una peligrosa trama que implica a las figuras más poderosas del mundo. El relato de esta aventura nos muestra a grandes personajes de las ciencias y la industria, como los ya mencionados Edison y Marconi, cabezas de un gran emporio de empresas que monopolizan el liderazgo internacional y en el que participan los grandes magnates norteamericanos de la empresa y los negocios como Astor, Morgan, Rockefeller o Ford.

Pero lo que se oculta al conocimiento general es que todos los logros alcanzados por estos emprendedores se basaban en las ideas originales del húngaro Nikola Tesla "el hombre borrado de los libros", el que tuvo la visión idealista original de que el progreso general era posible y que éste debía beneficiar a toda la Humanidad. Pero se encontró de frente a los ambiciosos poderosos que le arrebataron sus inventos para obtener el control absoluto de las tecnologías y que estás beneficiasen sólo unos pocos. 

El libro nos presenta un mundo futurista situado en los años 30 en el que encontramos un curioso contraste entre lo avanzado de la tecnología y la ambientación estilística que conserva la estética de principios de siglo XX pero incluso en algunas escenas nos transporta al siglo XIX más clásico con alusiones a los primeros autores de la ciencias ficción o a las aventuras o ingenios imaginados por Julio Verne.

En este entorno, el libro nos lleva a reflexionar sobre asuntos tales como las globalización, la desaparición de la intimidad frente a los grandes emporios de la comunicación o el control de los medios por una minoría; una serie de denuncias que se plantean en ese mundo imaginario que crea el autor en su novela pero que no nos resultan en absoluto ajenas en nuestro mundo real de principios del siglo XXI.

viernes, 29 de abril de 2022

Se acabó el pastel

De nuevo disfruto de una lectura de la divertida, desprejuiciada y siempre elegante pluma de
Nora Ephron. En "Se acabó el pastel" la autora neoyorkina se estrenó en la narrativa con esta novela, llevada con mucho éxito a la gran pantalla, y que se inspira directamente en su ruptura matrimonial con el periodista Carl Bernstein (famoso por destapar junto a Bob Woodward el caso Watergate) para contarnos a su estilo unos hechos que debieron ser dolorosos a nivel personal pero que, una vez pasados por el filtro de la narrativa, se transforman en literatura humorística. A pesar de ser prácticamente una autobiografía, los datos se modifican levemente para pasar por una historia de ficción: los nombres de los personajes están cambiados, la protagonista es escritora pero de libros de cocina, aunque el marido sigue siendo periodista y siguen teniendo a sus dos hijos, su vida entre su amada Nueva York y Washington donde trabaja su marido es la misma y la infidelidad existe aunque se modifique levemente la identidad de la amante... en fin, que tampoco es que haga un tremendo esfuerzo por ocultar lo que en realidad pasó y que todos sus protagonistas sean fácilmente identificables.

Los personajes de Ephron, empezando por ella misma, son totalmente disparatados; le encuentra el lado divertido absolutamente a todo en la vida, empezando por el hecho de verse abandonada por su marido embarazada de siete meses. Su propia familia es un ejemplo claro de familia judía que protagoniza escenas delirantes y absurdas, los diálogos son en ocasiones surrealistas. Y ella todo se lo toma a la ligera, a cualquier cosa le saca un chiste, se ríe de todo lo que la rodea pero, sobre todo, se ríe de sí misma: de sus dramas y sus desgracias, de sus neuras y sus errores. Nada escapa a su afilada y crítica visión.

Entre recetas de cocina y sesiones de terapia de grupo, la protagonista nos va narrando el devenir de sus dos matrimonios fallidos, con su ácida mirada a su entorno más cercano poblado de ciudadanos privilegiados, de urbanitas cultos, artistas y personajes públicos que aman y sufren y se engañan, se casan y se divorcian y se vuelven a casar lo mismo que el resto de norteamericanos. Pero con bastante más estilo y algo más de mala uva, eso sí.

viernes, 15 de octubre de 2021

Normas de cortesía

Descubrí a Amor Towles con su maravillosa novela "Un caballero en Moscú", retrato del fin de una época a través de un protagonista que me conquistó el corazón, tras lo cual me propuse seguirle la pista a este interesante autor norteamericano, lo que me ha llevado, como primera parada, hasta "Normas de cortesía", novela en la que se nos cuenta un año en la vida de Kate Kontent, una joven de origen ruso, norteamericana de primera generación que trabaja como secretaria en una firma de abogados en Nueva York y se divierte saliendo con su amiga Eve tanto como puede. En la Nochevieja 1938 conocen a Tinker Grey, un joven y atractivo banquer con el que pronto traban una gran amistad. Los jóvenes se divierten en el Manhattan vibrante y lleno de posibilidades de los años 30, recién salidos de la crisis provocada por el crack del 29 y que aún no prevé la gran Depresión que se avecina y que supondrá la caída en desgracia de Tinker así como de gran parte de la economía del país. Mientras que Europa se recupera de una guerra y en España ruge otra, los norteamericanos viven una época de esplendor transitorio y más en la gran ciudad siempre en ebullición donde el ambiente se vive desde los bares a los hoteles de lujo, de las carreras de caballos y las noches interminables de fiesta. Es en este entorno en el que se mueven las chicas protagonistas, esas que desean conquistar su independencia económica a través de una carrera profesional pero que no por ello se privan de codearse con las clases más ricas, profesionales del negocio financiero y jóvenes estudiantes de familias acomodadas y sueñan con participar de su mundo de comodidades sin tener que preocuparse por poder pagar la renta o tener dinero extra para otra botella de champán. Kate descubrirá que la élite de club de campo y casa en los Hamptons, aquellos que llegan más alto en la sociedad, tienen sus propias reglas de conducta, una ética propia, sus normas de cortesía aplicadas a la lucha cotidiana en la selva de la gran ciudad y no sólo hay que conocerlas sino también ser hábil aplicándolas.

Nueva York se presenta en esta novela como una realidad poliédrica, una ciudad de contrastes, como los que se dan entre los descendientes de familias de abolengo y los inmigrantes y sus hijos ya nacidos allí, como ocurre con la familia de la propia Kate, los padres que llegaron desde Europa huyendo de la guerra y la pobreza, y sus hijos que ya se encuentran totalmente integrados, trabajando muchas veces como empleados en oficinas al servicio de los más ricos. Pero esas diferencias sociales con frecuencia se disuelven cuando todos se mezclan en las salas de fiesta, en los comedores del hotel Plaza o en los locales de jazz del Village. 

Con un estilo fresco y cautivante, Towles nos retrata todo ese mundo a través de los ojos de una protagonista que resulta encantadora y que, a pesar de moverse entre lo más frívolo de la sociedad, no es en absoluto superficial. Kate es sobre todo una mujer trabajadora y culta que lee con ferocidad, desde los clásicos griegos a Dickens o Agatha Christie, pasando por Hemingway, los grandes genios rusos o Withman, lo que se refleja a todo lo largo de la novela en numerosas de citas y referencias con los que la joven describe el mundo que se abre ante sus ojos a través de las palabras de los más grandes autores de la Literatura. La de Towles es una brillante recreación de una época dorada de Manhattan llena de glamour, encanto y música de jazz como fondo musical. 

jueves, 30 de septiembre de 2021

Vida de Guastavino y Guastavino

En esta breve biografía de largo nombre, "Vida de Guastavino y Guastavino", nos cuenta Andrés Barba la sorprendente historia del arquitecto español Rafael Guastavino que, junto. con su hijo de igual nombre, sería uno de los más destacados constructores de la ciudad de Nueva York a finales del siglo XIX.

Desde sus humildes orígenes como maestro de obra, el valenciano se convertirá en el creador de edificios tan emblemáticos de Manhattan como la Grand Central Station, la sala de registro de la Isla de Ellis o el mercado bajo el puente de Queensboro, así como otros importantes edificios en grandes ciudades de la costa Este. Guiado desde el principio por su obsesión por evitar el peligro que el fuego suponía para las antiguas construcciones, abandona la madera y se vuelca en construir con cemento y acero (¡fairpruf, fairpruf!). Pero por lo más destacará y lo que le llevará a la gloria será el hecho de patentar un sistema constructivo de cúpulas ligeras recubierta de azulejos que le reportará un éxito arrollador. 

Más que una biografía donde se enumeran todos hechos de la vida, este libro tiene el tono de un ensayo donde se trata de interpretar al personaje, de comprender sus motivaciones y sus temores, analizar la relación entre el padre y el hijo, entre Guastavino y Guastavino, el que inicia el negocio gracias a su idea genial y el que lo continúa con mayor éxito; dos hombres que comparten nombre y profesión, pero con distinto estilo a la hora de alcanzar sus sueños. Y nos aproxima al papel de la arquitectura para mejorar las condiciones de vida de las masas de inmigrantes que abarrotan las calles de Nueva York en aquellos años de miseria y hacinamiento, de condiciones precarias de vida y de ansias por alcanzar el famoso sueño americano que no parece estar al alcance de todos los aspirantes.

"Es como si esa masa de desdichados hubiese cruzado el mundo desde sus miserables pueblos italianos, irlandeses, rumanos, turcos, pasado todo tipo de calamidades e invertido hasta el último céntimo ahorrado con sangre para abrazar aquí un hambre idéntica y, encima, urbana, como si toda esa masa hubiese protagonizado una fábula siniestra sin más dignidad que la de la mera supervivencia y solo les restara hundirse y desaparecer en la tierra que tan insensatamente les ha hecho brotar. Guastavino no ha visto nunca una miseria así. No tiene referencia mental para esa hambre. No sabe qué hacer con ella."

domingo, 26 de septiembre de 2021

Mi año de descanso y relajación

Cuando los norteamericanos hablan de tomarse un tiempo de R&R (rest and relaxation) por lo general se refieren a pasar unos días de vacaciones en la costa o simplemente a una tarde en un spa desconectado tanto como sea posible de las complicaciones del día a día. En el caso  que nos cuenta Ottessa Moshfegh en su novela "Mi año de descanso y relajación" esto del R&R se ve elevado a la enésima potencia. La protagonista sin nombre del relato es una pobre niña rica, heredera de una pequeña fortuna tras la muerte de sus padres, vive en el Upper East Side en Manhattan y trabaja en una galería de arte, todo lo que no quita para encontrarse hastiada de una vida en la que lo tiene todo y odia todo, a su mundo vacío en el que ni su educación cuenta tanto como su imagen y a nadie le importa quién es quién sino qué aspecto tiene y cuánto puede gastar en ropa de marca. Visto el panorama, la chica decide hibernar, dedicarse durante una buena temporada a dormir y poco más, ayudada por una importante cantidad y variedad de psicotrópicos adquiridos gracias a las recetas facilitadas por su desquiciada psiquiatra. Encerrada en su piso, sólo sale para ir a la farmacia y al colmado de la esquina a hacer acopio de café y galletitas saladas, sobrevive a base de comida asiática a domicilio y de muchas horas de no hacer nada, en pijama y sin ducharse, viendo películas de los noventa, aislada en casa del mundo exterior, deseando dormir y nada más, para escapar del dolor que le provoca el vivir, elige la inconsciencia y el sueño inducido. 

La psiquiatra a la que visita es una profesional bastante mediocre y seguramente más necesitada de ayuda que sus propios pacientes; pero hay que reconocer que los suyos son los diálogos más memorables de la novela. Su única amiga, Reva, es envidiosa y bastante patética, posiblemente alcohólica y bulímica. También a ella la odia aunque es la única persona que mantiene el contacto y se preocupa algo por ella. Y a su despreciable amante con el que mantiene una relación tóxica e intermitente es al que más odia de todos, en esta ocasión con motivo. 

Si bien reconocemos que nuestra protagonista está bastante desequilibrada, también es cierto que tiene razones de sobra para desear escapar de ese entorno desquiciante de profesionales en busca del éxito a cualquier precio, de su entorno laboral alrededor del arte contemporáneo con sus ridículos ídolos y sus éxitos que duran dos tardes, del estilo de vida de los ricos de Nueva York, la vida nocturna rebosante de drogas, alcohol y sexo y ausencia absoluta de sentido más allá de lo material y físico. Aunque parece que en su deseo de escapar se le haya ido la cosa un poquito de las manos, al menos consigue cortar con todo lo que nunca le procurará felicidad. Sórdida y divertida, la novela nos obsequia con ese tipo de humor que te lleva a reirte de lo cutre y lo patético de algunas circunstancias que en otros casos podrían provocar lastima. Nos muestra el lado menos brillante del paraíso y nos muestra eso tan sabido de que los ricos también lloran, pero que cargados de ansiolíticos hasta las cejas al menos se olvidan de su dolor. 

Y una advertencia para quien tenga la tentación de abandonar la lectura antes de tiempo: tiene una de las mejores páginas finales que he leído últimamente. Ahí lo dejo. 

viernes, 18 de junio de 2021

El cuello no engaña y otras reflexiones sobre ser mujer

Nora Ephron era una neoyorquina de los pies a la cabeza; hija de una pareja de guionistas del Hollywood clásico, también ella encaminó sus pasos, tras estudiar periodismo, hacia el mundo del cine, trabajando como guionista, productora y directora de títultos tan sonados como "Algo para recordar", "Se acabó el pastel" o su gran éxito, "Cuando Harry encontró a Sally". En esta colección de artículos con base autobiográfica, "El cuello no engaña", además de lamentarse con mucha gracia sobre los estragos que la edad inflige en la belleza femenina, especialmente en el cuello, esa parte de su anatomía que ella odia, también toca otros asuntos tanta o más enjundia que aquel: los bolsos desordenados, las modas culinarias, la depilación, la manicura, la paternidad responsable, el precio de los alquileres en Manhattan, o la muy divertida forma de contar sus "relaciones" con los presidentes Kennedy o Clinton. 

El libro está estructurado en capítulos independientes unos de otros, cada uno sobre un asunto diferente, donde la autora revive episodios de su propia vida, experiencias sobre asuntos que van de lo más trivial a lo más serio, vertiendo sus propias opiniones sobre los más variados temas, siempre empleando un tono bastante divertido o al menos contándolo todo con mucho humor y sobre todo demostrando que es capaz de reírse de sí misma, de afrontar la vida con optimismo permanente a pesar de los problemas por los que haya podido atravesar a lo largo de los años. Sin eludir asuntos como la enfermedad o la muerte, muestra en todo momento una filosofía de vida basada en no tomarse casi nada demasiado en serio, comenzando por ella misma. Esta ha sido, sin duda, y a pesar de su levedad, una de las lecturas con las que más he disfrutado en los últimos meses y estoy segura de que se va a convertir en uno de esos títulos que recomiende sin dudar a cualquier amiga de esas que, de vez en cuando, me piden que les recomiende algo que valga de verdad la pena leer. 
"¿Hay que vivir cada día como si fuera el último o es mejor guardar el dinero por si acaso vives veinte años más? ¿La vida es demasiado corta o puede que sea demasiado larga? ¿Tienes que trabajar todo lo que puedas o pararte a oler las rosas? Y en todo esto, ¿qué lugar ocupan los hidratos de carbono? ¿De verdad vamos a tener que pasar los últimos años de nuestras vidas sin probar el pan?"

viernes, 30 de abril de 2021

Nueva York es una ventana sin cortinas

Estoy segura de que no soy la única que adora la ciudad de Nueva York, tanto como destino de viaje como, y sobre todo, escenario de películas y novelas. Y es que pocos lugares existen más atractivos y vibrantes en el mundo y por ello ha sido desde siempre polo de atracción para escritores y todo tipo de artistas que la han retratado una y mil veces, convertiéndola así en uno de los símbolos más populares de nuestro tiempo. Entre estos artistas que han acudido a la irresistible llamada de la Gran Manzana se encuentra el italiano Paolo Cogneti, especialista en literatura norteamericana y realizador de cine entre otras cosas que nos relata en este ensayo titulado "Nueva York es una ventana sin cortinas" sus impresiones y reflexiones  sobre su amada ciudad a la que gusta denominar con el mítico nombre de Gotham y sobre la que ha realizado varios documentales, lo que le ha llevado a pasearla barrio a barrio, recorriendo sus calles, recordando sus orígenes históricos, la idiosincrasia de aquellos que vivieron por allí hace siglos y su evolución sociológica. Se detiene en las diferentes colectividades que habitaron cada zona: italianos, judíos, puertorriqueños... tantas nacionalidades que fueron llegando a la ciudad y estableciéndose en los distintos distritos y barrios en función de su riqueza o su más bien de su miseria y fueron modificando el aspecto de las calles, sus negocios, su arquitectura y sus parques, a veces siendo arrastrados o expulsados según los vaivenes económicos o las modas dirigidas por los agentes inmobiliarios. 

"Los neoyorquinos, escritores incluidos, tienden a sentirse en una ciudad-mundo: desmesurada pero encerrada en sí misma, autónoma y aislada, como si más allá de sus fronteras comenzara el desierto o el espacio interestelar."

Pero lo que centra el interés de Cogneti son fundamentalmente los escritores neoyorkinos, tanto los nacidos en la ciudad como los llegados de otros lugares y que acabaron por sentirla como propia. Repasando el desarrollo urbanístico de cada zona al tiempo que recupera citas o libros en los que la ciudad ha sido retratada, comenzando por Melville y Whitman nacidos a principios del siglo XIX, cada uno a un lado del East River y siguiendo el recorrido por la historia y la geografía saltando del Greenwich Village poblado por los miembros de la generación beat al Lower East Side, zona de inmigrantes por excelencia donde se escucharon a los primeros poetas hablando en espanglish, cruzando a la otra orilla: a Brooklyn Heights o Williamsburg con sus comunidades de judíos ultra ortodoxos e italoamericanos, llegando a Park Slope a donde Paul Austen y las nuevas figuras de las letras se han trasladado a vivir una vida más tranquila y burguesa que las de sus antecesores. Este recorrido literario y vital nos muestra una de tantas facetas de la gran ciudad: la de fuente de inspiración de escritores y poetas, la de hogar de grandes figuras de las letras y destino de muchos que sueñan con formar parte algún día de la ciudad que nunca duerme.

lunes, 31 de agosto de 2020

La casa holandesa


"La Casa Holandesa" que da título a la última novela de Ann Patchett (y con la que yo me estreno con esta autora) es una impresionante mansión a las afueras de Filadelfia y supuso la acertada adquisición con la que, al regreso de la guerra, Cyril Conroy comenzó su exitoso negocio inmobiliario. Esta vivienda bastante peculiar tiene un particular protagonismo en la vida de todos los miembros de la familia Conroy. Con una decoración imposible, sus grandes ventanales que dejan a la vista de los vecinos todo lo que ocurre desde puerta entrada hasta el jardín trasero, los detalles artesanales de gran valor y multitud de cuadros procedentes de los antiguos propietarios, la casa no deja indiferente a nadie que la conoce "Andrea no tenía manera de saber que esas personas que aparecían en los cuadros venían con la casa, que todo lo que había en la casa venía con la casa." Pero a pesar de todo, la casa holandesa fue un verdadero hogar para Danny y Maeve, a pesar de que siempre fue detestada por su madre, siendo esta tal vez una de las razones por las que se fue para no volver abandonando a los niños y permitiendo que la casa se convirtiera en objeto de deseo para Andrea, segunda esposa del señor Conroy. 

"Contrariamente a lo que Maeve daba por sentado, yo pensaba muy poco en nuestra madre cuando éramos pequeños. Yo no la conocí y me resultaba bastante difícil echar de menos a una persona o una época que no recordaba. La familia que me dejó —una cocinera, una doncella, una hermana permisiva y un padre distante— me aportaba todo lo que me hacía falta."

Es Danny el que nos cuenta cómo transcurrieron los años entre que Andrea llegó a la casa, su matrimonio con el señor Conroy y como terminarán los dos hermanos expulsados de la casa, vigilándola durante años desde un coche aparcado frente a su puerta, rememorando aquellos días y tratando de reconstruir los hechos, interpretar a posteriori las señales que entonces pasaron por alto, desenmascarando el carácter de Andrea, la actitud de su padre y el papel de la propia casa en sus vidas pasadas y presentes.

"Por Dios (…) Sois Hansel y Gretel. Seguís caminando por un bosque oscuro, cogidos de la mano. Da igual la edad que tengáis. ¿Alguna vez os cansaréis de recordar?"

 Lo único que permanece estable a lo largo del tiempo es la relación entre los hermanos: el papel protector de Maeve, el intenso cariño que ambos se profesan, su complicidad y su unión indestructible, aunque sus recuerdos familiares no siempre coincidan, quizás por la diferencia de siete años que los separan, por la edad que cada uno tenía cuando algunas cosas sucedieron o tal vez por la actitud de cada uno ante los hechos. Danny apenas conoció a su madre y también su padre se fue demasiado pronto dejando muchas preguntas por responder, dejándole al cuidado de su hermana que no es más que una joven tratando de hacerse un nuevo lugar en el mundo tras haberlo perdido todo.

Los años transcurrirán llenos de cambios y novedades, la ciudad de Nueva York y su periferia irá creciendo y transformándose al mismo tiempo que los protagonistas, cuyas propias vidas transcurrirán en torno a unos escenarios que formarán parte inseparable de sus biografías: Nueva York y sus barrios, Filadelfia y la propia casa, gran protagonista y núcleo central de toda la novela, que resulta ser una maravillosa historia familiar, de amor fraternal y sobre la importancia de las personas que nos acompaña a lo largo de nuestra vida, sean o no familia y de los lugares donde hemos sido felices.

"Hay unas cuantas ocasiones en la vida en las que das un salto adelante y el pasado sobre el que estabas de pie un instante atrás se derrumba a tus espaldas y el futuro en el que planeabas aterrizar no se ha materializado aún. Por un momento, te encuentras suspendido en el aire, sin saber nada y sin conocer a nadie,"

domingo, 12 de enero de 2020

Recuerdos del futuro

Existe una serie de elementos que se dan en "Recuerdos del pasado" que son ya habituales en las novelas de su autora, Siri Hustvedt, comenzando por su magistral forma de narrar, siguiendo por ese mundo propio que recrea donde aparecen siempre su escenario favorito, la ciudad de Nueva York, junto al papel primordial de la escritura en el argumento, reflejando en numerosos episodios metaliterarios y la reflexión sobre la condición de la mujer en la sociedad. Todo eso se da en esta supuesta biografía novelada de una joven aspirante a escritora, recién graduada en la Universidad de Minnesota, que se instala en Nueva York tratando de hallar la inspiración para su primera novela al tiempo que descubre la gran ciudad donde sus sueños de juventud van tomando cuerpo. La protagonista es toda entusiasmo y curiosidad, convencida de que su destino pasa por la escritura, deambula por la ciudad aprendiendo su geografía y aprehendiendo su espíritu. El Manhattan de finales de los 70 está lleno de lugares asombrosos y magníficos pero también de vicio, de poetas, de locos, de librerías y cafés, de calles llenas de peligros y de personajes peculiares con los que se enfrentará nuestra joven escritora.
"Cuando quería que la ciudad se detuviera, subía saltando las escalinatas entre los leones de piedra y cruzaba las puertas de la Biblioteca Pública de Nueva York y me dirigía rápidamente a la majestuosa sala de lectura, digna de reyes, donde me sentaba a una de las largas mesas de madera bajo un enorme techo abovedado con una araña de luces suspendida por encima de mi cabeza, y, bañada en la serena luz del día que entraba por los grandes ventanales, pedía un libro y leía durante horas; (...) hallaba refugio en las cadencias de la mente de la que me apropiaba estando allí, inmersa en frases que yo jamás podría haber escrito ni imaginado, e incluso cuando el texto era ininteligible o retorcido o me sobrepasaba, y de ésos había muchos, yo perseveraba y tomaba notas, y entendía que mi misión era cuestión de años, no de meses. Si lograba llenarme la cabeza de la sabiduría y el arte de los tiempos, crecería, volumen a volumen, hasta convertirme en la gigante que quería ser. (...) En la biblioteca tenía alas."
La narración alterna el tiempo presente en que la escritora, mientras acompaña a su anciana y deteriorada madre, descubre entre sus viejos papeles el antiguo diario que escribió en aquella primera época en Nueva York, con las entradas del propio diario que se  complementan con los primeros capítulos de aquella novela inicial que iba escribiendo (que me ha ido interesando cada vez menos) a los que se le añade la historia de su peculiar vecina de piso, cuyas conversaciones escucha a través de la pared que las separa. Si añadimos a todo eso los recuerdos familiares de la infancia de la autora o la historia familiar de la vecina, nos encontramos con un relato que en ocasiones resulta caótico, donde se mezclan personajes reales y ficticios, planos temporales, imaginación, reflexiones y recuerdos, biografía, suspense y drama, mezclando una ingente cantidad de hilos que hay que ir desenredando pero que en suma dan como resultado un vibrante relato. Se trata de un intenso retrato de la ciudad, de su carácter de nuevo mundo por descubrir a través de la fuerza y la inconsciencia de la juventud vista con cierta condescendencia desde la madurez de la mujer que se contempla a sí misma cuando luchaba por forjarse como la mujer independiente, reivindicativa y luchadora en la que se terminará convirtiendo, que sabe defender sus derechos como mujer, artista y persona contado todo, eso sí, de una forma compleja, poco cómoda, con vericuetos, constantes digresiones y con un ritmo variable pero donde asoman constantes destellos de genialidad y un maravilloso trabajo de creación literaria.

miércoles, 20 de marzo de 2019

La mujer en la ventana

Es necesario comenzar reconociendo que hay muy poco de original en el argumento de partida de "La mujer en la ventana" la novela en la que A. J. Finn recrea la ya requetecontada historia de un individuo que se convierte en testigo de un crimen contemplado de manera casual al otro lado de su ventana; lo hemos visto en el cine en la inolvidable "La ventana indiscreta" y en literatura en multitud de ocasiones como en "La chica del tren" (aunque la ventana sea, en este caso, la de un tren) o la española "Ella lo sabe", pero hay que reconocer que algo tendrá este recurso narrativo, seguramente relacionado con la curiosidad natural del ser humano y el interés por colarnos en la vida doméstica de nuestros vecinos, algo de eso será lo que hace que se vuelvan una y otra vez a contar historias basadas en esos elementos y que sigan interesándonos y atrayéndonos. Lógicamente, es preciso que la nueva historia tenga un mínimo de personalidad que la diferencie del original, que esté bien contada y que sea capaz de funcionar por sí misma, que sus personajes tengan fuerza y que sean creíbles. Y todo esto ocurre en este caso, para fortuna de los que hemos caído en la curiosidad de enterarnos nuevamente de lo que ocurre en la casa del vecino.

La protagonista de la novela se llama Anna Fox y vive literalmente encerrada en su casa desde hace diez meses a causa de un fenómeno de estrés post traumático que le ha provocado un serio caso de agorafobia.  Su contacto con el exterior se produce básicamente a través de Internet donde se aprovisiona de alimentos (y de buen vino), cotillea los perfiles en redes sociales de antiguos amigos, compañeros de trabajo y donde también trata de descubrir algo sobre la vida de sus vecinos que ocupan carísimas viviendas entorno a un pequeño parque en un barrio de Manhattan. También se dedica a jugar al ajedrez online y a atender a través de la red a otros enfermos que como ella participan en un grupo de agorafóbicos, no en vano Anna ejercía de psicóloga infantil hasta que se vio obligada a encerrarse entre cuatro paredes. A su soledad se une el hecho de que su marido y su hija no viven con ella ya que el matrimonio se encuentra recientemente separado, aunque mantienen una comunicación frecuente.

Lo cierto es que a Anna no le queda más contacto con el exterior que el contemplar desde las ventanas de su casa su calle o su propio jardín, al que hace meses que no se atreve a salir y dirige su atención hacia las viviendas que rodean el parque donde observa el día a día de sus vecinos, controla sus entradas y salidas, asiste a cenas o discusiones familiares, todo lo observa en directo o a través del objetivo de su cámara fotográfica con la que registra esas vidas cercanas pero ajenas a ella. Dentro de esa rutina cualquier cambio es bienvenido, por lo que cuando unos nuevos vecinos se trasladan a su calle su interés se centra en ellos; los Rusell acaban de mudarse justo a la casa de enfrente y cuando la madre se presenta en su casa y se muestra divertida y comprensiva con su problema, Anna siente que podrían convertirse en buenas amigas.

Todo de complica cuando una noche nuestra protagonista es testigo de un terrible crimen al otro lado de la calle, pero cuando trata de denunciarlo nadie la cree. Como le pasaba a "La chica del tren", Anna bebe demasiado lo que combina con abundante medicación, además de dedicar gran parte de su tiempo a visionar películas clásicas en blanco y negro, especialmente cine negro y policiaco, todo lo cual sumado la convierte en una testigo muy poco fiable para la policía, máxime cuando los implicados en el supuesto crimen lo niegan todo y la víctima ni siquiera aparece. 

Anna se verá envuelta en una frenética situación donde su vida y su equilibrio mental se encuentran en riesgo. Veremos cómo los personajes, diálogos y escenas de películas clásicas, sea "Luz de gas", " La semilla del diablo", "Vértigo" o "Rebeca", conforman su principal referencia a la hora de entender e interpretar su realidad y ahí encuentra otras mujeres arrastradas como ella a la locura, otros casos de crímenes complicados donde encuentra claves para resolver su propia situación. La trama incluye algunas sorpresas inesperadas que no lo son tanto porque comenzamos a sospecharlas antes de que nos las cuenten, pero sí es cierto que los personajes están muy bien retratados y somos capaces de empatizar con los buenos y temer a los malos, la intriga está bien dosificada, el escenario claustrofóbico reducido a los limites de una vivienda está magníficamente aprovechado y, en general, la novela mantiene la tensión adecuada y se disfruta bastante con lo que merece el tremendo éxito que ha cosechado entre los lectores de todo el mundo entre los que no me arrepiento de contarme. 

lunes, 4 de marzo de 2019

El psicoanalista

Hacía mucho tiempo que tenía ganas de leer "El psicoanalista", este thriller de John Katzenbach que ya puede ser considerado prácticamente un clásico del género, no en balde ha cumplido quince años ya desde su publicación y no deja de recoger buenas críticas y lectores que hablan maravillas de la experiencia de disfrutar de esta historia. Hay que reconocer que la novela empieza en lo más alto, el tono de tensión se marca desde la primera página donde conocenos a Ricky Starks, el psicoanalista del título, que en el día de su cumpleaños recibe una carta amenazadora de un supuesto antiguo paciente que le felicita por sus últimos días de vida y le invita a suicidarse en breve o someterse a sufrir terribles consecuencias entre miembros inocentes de su familia. Semejante despliegue de odio y deseo de arruinarle la vida sorprende a Stein que tendrá que tratar de identificar el origen de tal deseo de venganza hacia él. Lo único que tiene es un alias, Rumplestiltskin, que, como aquel malévolo personaje de cuento, le plantea un acertijo de difícil solución y le ofrece un breve plazo de dos semanas para resolverlo o atenerse a las circunstancias.

Comienza así una frenética carrera contra un enemigo desconocido e invisible, un psicópata que no duda en ir regando de cadáveres y víctimas colaterales la macabra persecución y acoso que emprende contra Stein cuya vida ponto se convierte en un verdadero infierno diseñado por una mente diabólica, que incluye el suicidio de un paciente o una denuncia falsa de abusos por parte de una supuesta paciente que nunca existió, de manera que la vida del psicoanalista se va complicando según Rumplestiltskin le enreda en la tela de araña que le ha tejido pacientemente con el objetivo de arruinarle la vida personal, profesional, familiar, económica y tratando de arrastrar a que Stein a una desesperación tal que decida acabar con su propia vida.

La única posibilidad que le queda a Ricky si quiere salvar la vida será rastrear entre los casos de su pasado desde sus inicios como profesional con el objetivo de descubrir aquella persona con la que tratamiento falló, a la que se le arruinó la vida sin él saberlo y que llevó a provocar semejante deseo de venganza. Ante el acoso, la persecución y las amenazas, Ricky cambia su carácter, sus pausados y controlados hábitos y pasa a actuar como nunca antes ni siquiera se planteó hacer, él que es hombre de palabra y razonamiento más que de acción, él que nunca antes había hecho uso de la violencia en ninguna faceta de su vida se encuentra ahora ante la necesidad de adaptarse a unas nuevas circunstancias, de pelear por su vida dejando atrás todo aquello que le impulsaba hasta ese momento para aprender a pensar como un asesino, para pasar de ser perseguido a convertirse él mismo en perseguidor.

Toda la novela se desarrolla con un ritmo frenético plagado de sorpresas, tensión, giros dramáticos que mantienen la atención permanentemente y te hacen sufrir con Ricky hasta el ultimo momento. La mayor parte de la acción transcurre en escenarios de Manhattan pero resulta que también se acerca a lugares que he visitado recientemente en otras lecturas, como el pueblo de Rhinebeck donde residía Guillermo Fesser en "A cien millas Manhattan" o los tranquilos pueblos costeros de los Hamptons muy cerca de donde se situaba la acción de "La misteriosa desaparición de Stephanie Mailer" con lo que compruebo sorprendida cómo la lectura puede convertir lugares tan lejanos y ajenos a mi realidad cotidiana en un entorno que me resulta conocido y hasta podría decir que familiar. Y es que esa es una de las grandes ventajas de la lectura: descubrirte el mundo, acercarte a lugares lejanos, permitirte conocer otros paisajes como si los tuvieras a la puerta de tu casa. Una gozada, de las grandes