Guillermina reside en un elegante palacete propiedad de la familia de su marido donde recibe a sus clientes acompañada de su fiel sirvienta y amiga Zelda Moreno, del señor Baxter, su leal mayordomo escocés y de su marido, Martín de Pareja, un prestigioso forense que ahora vive retirado a causa de los terribles efectos de un accidente sufrido cuando el matrimonio residía en Cuba. El pasado y los sucesos ocurridos en el hospital de las Tres Cruces que Martín fundó en la isla caribeña acosan a Mina en sus sueños pero en ocasiones también a plena luz del día.
"Se frota con fuerza sin importar lo fría que sale el agua hasta hacerse daño; lo único que quiere es quitarse la sangre. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que Guillermina Índigo tuvo que limpiarse de sus manos la sangre del hombre que amaba; fue en Cuba, en el valle de los Ingenios, en otra vida."
De entre los varios asuntos en los que se encuentra enredada la vidente, habrá uno que la llevará a trabajar mano a mano con el doctor Ellis, el nuevo patólogo llegado desde Inglaterra para ocupar el puesto de su marido, con cuya colaboración contará Mina para investigar el cruel asesinato de una joven que alterará a toda la sociedad barcelonesa por distintas razones.
La novela transcurre en el escenario siempre interesante de la ciudad de Barcelona de finales del siglo XIX donde se mezcla la modernidad, el progreso técnico y los logros de los industriales y empresarios locales con la miseria de las clases obreras y los conflictos sociales, salpicado con las notas exóticas de la estancia de Mina y su marido en la isla de Cuba. Junto a la gran capacidad descriptiva de los escenarios, los ambientes, de los edificios o el vestuario de los personajes de la época, es de destacar el buen ritmo de la narración y la acertada dosificación de la información que se va desgranando en torno a los hechos del pasado de Mina, la manera en que la autora va dejando pistas, comentarios o escenas sueltas que hacen adivinar o entrever los sucesos ocurridos en Cuba y que marcaron su matrimonio y originaron la enfermedad del marido. Manejando con soltura diferentes líneas argumentales, la lectura resulta rica y sustanciosa y mantiene el interés en los diversos hilos entre los que se encuentra enredada Guillermina a lo largo del relato. Una buena novela que he disfrutado mucho y que no dudo en recomendar como una buena opción de lectura veraniega para desconectar de la rutina y embarcarse en una historia llena de fantasía, emoción y suspense.