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sábado, 6 de agosto de 2022

El almas de las piedras

Había leído y disfrutado bastante de las últimas novelas de Paloma Sánchez-Garnica, pero me faltaba descubrir esta que es una de sus primeras obras: "El almas de las piedras", una novela histórica situada en el Medievo que nos cuenta dos historias separadas por doscientos años que transcurren a lo largo del Camino de Santiago, aunque cada una de ellas en sentido opuesto.

Por un lado, nos encontramos con el religioso Martín de Bilibio que ejerce de escribiente y ayudante del obispo de Iria Flavia, Teodomiro, cuando en el año 824 es descubierto un enterramiento en el territorio de su diócesis que podría corresponder al apóstol Santiago. Si bien no hay pruebas concluyentes de que sea el apóstol el que se encuentra allí, sino más bien un hombre llamado Prisciliano, mártir para algunos pero hereje según la Iglesia, pronto comienza a popularizarse que aquel lugar es verdaderamente el Locus Santi Iacobi y se convierte en destino de peregrinación masiva. Bilibio viajará de vuelta hacia su tierra natal en Borgoña con la misión de ocultar allí bien lejos la confesión del obispo Teodomiro sobre las falsedades, o la Inventio, que dió lugar al surgimiento del mito del sepulcro de Santiago en aquel lugar del Finis Terrae.
"No me interesa de quién sean los restos que están allí, lo que importa es lo que siente la gente, su fe les da fortaleza, engulle sus penas; es admirable la alegría con la que hacen el sacrificio de caminar buscando la perfección, buscando acercarse a Dios. Eso es lo importante. Dios está en todas partes, y se puede rezar a los santos en cualquier espacio en el que te encuentres."
De otra parte, seguimos la historia de la joven Mabilia, hija del Conde de Montmerle, que debe escapar de su hogar cuando su padre fallece y se queda a merced de su cruel y ambicioso tío. La chica deberá hacerse pasar por un novicio para ocultar su identidad e iniciará así una huída que la llevará a seguir la ruta del Camino que ya se ha convertido en un recorrido popular entre los cristianos europeos que peregrinan hasta la tumba del apóstol a lo largo de un trayecto que se va poblando con los años de iglesias, hospitales, monasterios, hospederías, en torno a los cuales se crean nuevos núcleos de población que viven del servicio a aquellos que cruzan esas tierras camino de Compostela, peregrinos, viajeros y comerciantes, que transitan o se instalan en aquellos lugares bajo el amparo de los reyes castellanos, interesados en impulsar la repoblación de estos territorios recientemente recuperados al invasor musulmán y siempre bajo su constante amenaza.

Atraídos por las abundantes obras de construcción emprendidas por entonces, abundan en aquella zona los canteros y escultores, humildes oficios que logran, sin embargo, extraer el almas de las piedras y que participan en la tarea de levantar las grandes construcciones de la época, castillos, puentes e iglesias, obras en piedras que transmiten a los fieles la gloria de Dios y el poder de la Iglesia y les cuentan al pueblo iletrado las historias bíblicas a través de sus relieves tallados en la piedra, además de compartir un código oculto, sólo identificable por unos pocos, a través del cual transmiten claves y secretos que se ocultan en ese Camino que unió a toda la Cristiandad en torno a un enterramiento lleno de misterios y leyendas.

Aparecen a lo largo del relato personajes coetáneos de los protagonistas como Beato de Liébana, San Millán de Suso, Santo Domingo de la Calzada, Santo Domingo de Silos, santos que jalonan la Historia de España con sus hazañas y obras y que configuraron el devenir de la Europa cristiana a través de las diversas rutas de peregrinación hacia aquellas lejanas tierras del norte donde el mundo se acababa a la orilla del mar.

viernes, 27 de mayo de 2022

Últimos días en Berlín

Una vez más y como ya ocurrió en sus anteriores novelas, la escritora Paloma Sánchez-Garnica nos obsequia en su última obra con una serie de personajes inolvidables en un entorno histórico fascinante por su complejidad y su dureza. En "Últimos días en Berlín" nos encontramos con con dos de los escenarios fundamentales en la historia europea del siglo XX: la Rusia e la que triunfa la revolución bolchevique y la Alemania nazi.

Comienza la novela por el retrato del infierno que supuso la revolución en Rusia. En Petrogrado reside la familia de Yuri Santacruz formada por el padre, un diplomático español, su esposa rusa y sus hijos. Todos ellos se ven atrapados sin posibilidad de abandonar el país durante cuatro años en los que sufren terribles penurias e humillaciones bajo el nuevo régimen de la dictadura del proletariado, dirigida por una jauría de bestias hambrientas de poder, donde se practican los más terribles abusos y rapiñas, así como la imparcialidad de normas abusivas aplicadas con crueldad sobre la familia por su condición de burgueses adinerados. Tras muchas dificultades, finalmente Yuri logra huir de Rusia en dirección a Berlín, arruinados y desposeídos de todo, aunque no consiguen que todos los miembros de la familia puedan escapar juntos.

Algunos años después, Yuri Santacruz vivirá en Berlín un nuevo sinsentido: el ascenso al poder de Hitler que conllevan los ataques a todos aquellos ciudadanos considerados enemigos de Alemania de acuerdo con el particular criterio marcado por los nazis, que amenaza la seguridad y la vida de los ciudadanos a los que sus propios compatriotas consideran indignos de participar en el nuevo régimen diseñado por Hitler y sus secuaces.

La trama de la novela es totalmente adictiva; los avatares personales de Yuri se entrecruzan con los hechos históricos: el avance del nazismo en Alemania es implacables y día a día el monstruo va creciendo y arrasando con todo tipo de derechos de manera irracional. El corazón del protagonista se debate entre dos mujeres con las que vivirá apasionadas historias, al tiempo que, gracias a su trabajo en la embajada española, trata de proteger a aquellos que son perseguidos por las nuevas leyes antisemitas y las que van contra todos los opositores al régimen. Sin olvidar nunca a su madre y su hermano que quedaron en Rusia y fueron engullidos por aquel otro sistema dictatorial, Yuri tratará de enfrentarse a la sinrazón del nazismo, arriesgando en ocasiones su propia vida.

El relato recorre los escenarios del horror desde los campos de trabajo en Alemania a los gulags rusos, pasando por las más crueles persecuciones a los ciudadanos en virtud de su raza, ideología o por oponerse a admitir los abusos del gobierno. La novela resulta profundamente emocionante y se lee con el corazón encogido por el horror al que tiene que enfrentarse el protagonista y con él tantos miles de personas que padecieron bajo aquellos sistemas irracionales, criminales e inhumanos. Otra magnífica novela que la autora nos regala y por la que ha merecido ser finalista del premio Planeta 2021, aunque méritos no le faltan para que le hubieran concedido el premio principal.

sábado, 24 de agosto de 2019

La sospecha de Sofía

Qué suerte cuando encuentras la lectura perfecta para un momento determinado. Y ¿qué puede haber mejor que una novela con buenos personajes, algo de romance, suspense, espías y una buena reconstrucción histórica para sobrellevar los calores del verano en la terraza a la sombra? Todo eso me lo ha proporcionado Paloma Sánchez-Garnica con "La sospecha de Sofía", donde me he encontrado con una estupenda lectura cien por cien apta para las vacaciones: estilo sencillo, historias personales interesantes, estupendo retrato del momento histórico, escenarios atrayentes y su buena dosis de intriga. Se agradece, entre otras cosas, que Sofía, la protagonista principal, me haya resultado atractiva y simpática desde el principio: es una mujer joven, de buena familia, esposa y madre típica de los años cincuenta y sesenta en la España donde las mujeres debían ocuparse del hogar y los hijos y no era extraño que se dejase apartada la carrera profesional para ser un ama de casa comodiosmanda. Sofía no se rebela porque asume esta realidad que le toca vivir, está acomodada al entorno y a sus circunstancias, lo que no quita para que, en su interior, lamente aquello que ha dejado de lado: el mundo académico y la investigación científica a la que deseaba dedicarse; de algún modo siente ha traicionado sus planes y sueños profesionales, pero así y todo, trata de cumplir con el papel que se espera de ella como esposa y madre, como mujer discreta y sumisa.

Sin embargo, la revelación de un secreto en el pasado de Daniel, su marido, hace tambalear los firmes cimientos de su vida doméstica. En principio será el propio Daniel el que se deberá enfrentar a una parte desconocida de su propio pasado y que va a cambiar su apreciación de la realidad en la que hasta entonces se movía y le hará poner en duda todo aquello que ha sustentado su existencia. Emprende entonces un viaje en el que recorrerá algunos escenarios tan interesantes como la República Democrática Alemana comunista, se moverá en los territorios oscuros propios de la Stasi y podrá comparar distintos regímenes dictatoriales, tan distantes en muchos aspectos como con fuertes puntos en común ya que se trata de dos dictaduras de distinto sesgo pero que, cada una a su manera, tratan de controlar la vida pública y privada de las personas.

Recorremos así de la mano de los protagonistas la Alemania dividida por el Muro, el mayo del 68 francés, las tensiones de la Guerra Fría y el Madrid de los años 60, el ambiente del espionaje soviético y las condiciones de vida que la dictadura impone a sus ciudadanos. Las experiencias recabadas por Daniel en este viaje y las consecuencias dramáticas que de él se desprenden, llevarán a Sofía a abrir los ojos a las posibilidades de cambio en el papel de la mujer en la sociedad, a entender la necesidad de conquistar nuevos derechos e integrarse en las nuevas corrientes de pensamiento que recorren Europa. A pesar de los complejos escenarios en que se mueve la novela, esta no presenta en ningún momento un tono moralista ni juzga la bondad o maldad de ninguno de los regímenes políticos que retrata, dejando que sean los mismos personajes los que expresen sus opiniones, sus simpatías, dudas o rechazo hacia aquellos sistemas en los que les ha tocado vivir, presentando el momento social, político e histórico con bastante ecuanimidad, lo que se agradece cuando la lectura tiene como objetivo fundamental la evasión y el entretenimiento y no el análisis profundo ni la crítica de ningún sistema político.

viernes, 30 de septiembre de 2016

Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido

Parece ser que Paloma Sánchez-Garnica ha encontrado su punto fuerte en contar historias dramáticas protagonizadas por mujeres emocionalmente maltratadas por la vida. Es bueno eso de encontrar el tono de tu escritura, descubrir lo que haces bien e incidir en ello. Y es que tanto en su anterior novela, gran éxito editorial y ahora convertida también en miniserie televisiva "La sonata del silencio" como en esta última, "Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido", la autora maneja temas que, en otras manos, tal vez hubieran dado lugar a culebrones sentimentaloides, porque abundan en ellas los amores imposibles, los matrimonios desgraciados, los hijos ilegítimos, intensas historias de amor frustradas, abocadas al fracaso, amantes que tienen todo en su contra, incapaces de superar los impedimentos que les separan. Sin embargo, como digo, Sánchez-Garnica no se excede del drama para pasar al melodrama, lo que es, sinceramente, de agradecer.

En esta novela nos encontramos con una protagonista a la que se nos presenta desde niña: Carlota descubre muy pronto que su familia no es normal, las frecuentes ausencias de su padre, Clemente Balmaseda, del lado de su madre y de ella misma se deben a que éste tiene otra esposa y otros hijos, una familia "legal". Al margen de sorprenderla, este descubrimiento le lleva a preguntarse el porqué de la actitud de su madre que no hace sino permanecer en la sombra, sin pretender luchar por esa relación, asumiendo el papel de ser siempre "la otra", sin protestar ni rebelarse contra su destino. Cuando Clemente Balmaseda está al borde de la muerte pide ve a su hija Carlota, necesita sincerarse y contarle todo lo que ella ha desconocido siempre de la verdad de su relación con su madre. Lógicamente, los hijos y la esposa de Clemente tratan de evitar que ese encuentro se produzca, temiendo por las intenciones que puedan guiar a Carlota. Solamente Julia, la menor de los Balmaseda, se acerca a Carlota llevada por la curiosidad de conocer de cerca a esa hermana secreta que siempre fue un misterio para ella.

Iremos de este modo conociendo cómo se fraguó la relación entre Clemente y la madre de Carlota y también el papel de la abuela Zenobia en esa intensa trama familiar. La autora retrata de manera muy visual escenarios y personajes, caracteres y relaciones personales. Con una prosa muy fluida y mediante diálogos veraces, nos va desgranando una narración cargada de sentimientos muy bien reflejados: el odio, la ira, la frustración, que forman un inmenso cúmulo de secretos y mentiras. 
En mi opinión personal, la imagen de los años 50 que se extrae de la novela es excesivamente agria: hay un cierto exceso de esposos maltratadores y a su lado demasiadas esposas sumisas y calladas, vamos, que ni un matrimonio feliz cruza por las páginas de esta novela. Por otro lado, también refleja muy acertadamente la situación en la que en aquellos años se encontraban los hijos "bastardos" frente a la sociedad hipócrita y mojigata que los ignoraba y no reconocía sus derechos frente a los hijos nacidos del matrimonio. Tal vez el retrato de la época quede demasiado oscurecido, abunden los personajes grises cuando no directamente malvados y malintencionados. Eso es lo peor de los dramas: que nos muestran el lado peor de los personajes y nos dejan con el mal sabor de boca y la duda de saber si es que las malas personas superan en número y fuerza a las buenas, que es seguro, debe de haberlas y en abundancia en cualquier época y lugar, pero no en las novelas dramáticas, de no ser que asuman el papel de víctima.

sábado, 23 de abril de 2016

La sonata del silencio

"La sonata del silencio" es una de esas novelas que te dejan una cierta marca en el corazón, más o menos intensa, pero marca al fin y al cabo; es una historia que permanece en tu memoria durante mucho tiempo, sus personajes, sus escenarios, la viveza con que te transportan hasta una época fielmente dibujada, a una sociedad como la España de los años 40 con su dureza, la miseria económica y moral, el silencio impuesto por la uniformidad ideológica donde el poder está en manos de unos pocos que lo ejercen con escasa justicia y demasiada arbitrariedad, la sumisión de los que no resultaron beneficiados al imponerse el nuevo régimen, no ya desde el punto de vista político, ya que en esta novela no se habla apenas de política, sino desde el punto de vista de las injusticias sociales, del desigual reparto de los privilegios, del bienestar y, especialmente, de la libertad. La novela de Paloma Sánchez-Garnica es, fundamentalmente, la historia de una gran amistad, la de Antonio Montejano y Rafael Figueroa, o más bien, de lo que queda de ella y del devenir de las familias de ambos una vez que esta amistad se pone a prueba de la manera más dura y la relación queda rota sin posibilidad de arreglo pero al mismo tiempo ambos quedan amarrados el uno a otro, sus vidas unidas irremediablemente. Las dos familias conviven en la misma escalera, las hijas, Elena y Julia, son íntimas amigas, cada una sometida a las reglas sociales del correspondiente grupo social al que pertenecen; las esposas no pueden ser más diferentes: Marta Ribas, esposa de Antonio, es una mujer culta, de origen refinado y cosmopolita, que se ve atrapada en una existencia de miseria y humillaciones de la que no se ve capaz de escapar, mientras que Virtudes es la orgullosa esposa del notario Figueroa, opulenta y mezquina, cumplidora de las convenciones sociales y religiosas e implacable con lo que considera que debe de ser el papel de una devota y entregada esposa y madre de familia.

La historia de la novela nos cuenta cómo la amistad entre Antonio y Rafael es puesta a prueba cuando Antonio debe dar la cara por su amigo, de lo que resulta que Antonio nunca llegará a ser acusado de nada pero con su paso por la cárcel la suerte le volvió la espalda: los Montejano perdieron su negocio, su casa, su buen nombre y la posibilidad de llevar adelante un vida digna en la España de las grandes diferencias sociales. Hundidos en la miseria, viven de la caridad de su amigo Rafael, más que acomodado gracias a su puesto de notario. Y es que cuanto mayor es una amistad más duele la traición y Rafael no podrá dejar de sentirse culpable de la injusticia que hundió a su amigo en la miseria y trata de limpiar su conciencia ayudando a la familia Montejano, si bien también tendrá ocultos motivos para desear, en el fondo, que su amigo no termine de salir de su desgraciado estado. Se encontrará de frente con el tozudo orgullo de Antonio que se niega a vivir de la misericordia ajena y trata de ser capaz de mantener a su familia por él mismo.

La novela está plagada con todo un mosaico de personajes riquísimos llenos de claroscuros, donde abundan los retratos de seres humanos que se mueven en un ambiente general de amargura y miseria moral, junto con la miseria puramente económica, la de personas que pasan grandes apuros para salir adelante honradamente frente a miembros de la clase acomodada que vive de espaldas a la triste realidad de la gran mayoría de la población. Lo más triste de todo lo que nos muestra esta novela es el papel de la mujer en la España de la posguerra, sometida absolutamente a su marido, al confesor y a las estrictas normas de falsa moral donde la decencia o la imagen de decencia que dé una mujer es la que la convierte en honrada; una moral que no le permite vivir de su propio trabajo, algo que sólo está permitido a los hombres o a las mujeres pertenecientes a las más bajas clases sociales, aquellas mujeres humildes que no tienen honor que defender. Hay concretamente una escena en la que asistimos a un diálogo entre cuatro hombres prototípicos de la época que pone los pelos de punta con el retrato que hacen de lo que debe ser una mujer decente, de sus obligaciones, su papel como madre y esposa, lo que se espera de ella y lo que nunca se le puede consentir. ¡Qué difícil terminar con todas esas ideas inculcadas a fuego durante años en las mentes de los españoles! ¡Qué largo y qué duro el camino hacia el fin de los prejuicios y de la igualdad de derechos, más allá de lo que digan las leyes!

Pero fundamentalmente la novela nos muestra relaciones humanas que son el centro de todo drama: amistad, lealtad, traición y secretos, elementos todos perfectamente dosificados en una novela con mucha pasión, sufrimiento, donde asistimos a situaciones de injusticias, incomprensión, impotencia, y sobre todo opresión a la libertad de la mujer. Son de destacar los retratos minuciosos y pormenorizados de los numerosos personajes que pueblan la novela, tratados todos con una gran acierto descriptivo, tanto física como fundamentalmente desde su vertiente humana, de carácter, con sus defectos y virtudes, sus actitudes ante la vida, expectativas y motivaciones. Cada retrato es un cuadro que nos muestra lo más íntimo de cada personaje y nos lo encuadra en relación al resto de los protagonistas. Se tocan, además, grandes temas como la brutalidad y la sinrazón de la guerra y sus consecuencias, una guerra que no sólo perdieron los del bando derrotado sino todos aquellos que se vieron apartados de sus vidas anteriores, del lugar que ocupaban anteriormente en el mundo, aún sin haber luchado en ninguna batalla, hubo quienes no perdieron la vida propiamente dicha pero sí la vida que tuvieron antes; el dolor por aquello que nunca se volverá a recuperar, más en el plano moral que material, en el aspecto de derechos y dignidad está en el fondo de todo el relato. La autora deja asomar, sin embargo, una leve luz de esperanza por la cual podemos llegar a creer que la lucha por alcanzar una situación mejor, por cumplir los sueños, puede acabar en victoria si se pelea por ello con fuerza y no se asume la derrota. No sé si es una postura realista, pero al menos en la novela nos lleva a un final que compensa los sufrimientos y las derrotas que sufren los protagonistas y al menos a nivel del lector se agradece que la justicia se imponga a la maldad.