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domingo, 2 de junio de 2024

El affaire Arnolfini

El estudio de la Historia del Arte es una de mis mayores aficiones y placeres junto con la lectura; es un tema que me atrae y me apasiona sin ser en absoluto una persona conocedora, lo que no impide que lo disfrute enormemente. Por ello, cada vez que descubro un libro que pretende acercar al lector más lego en la materia al mundo artístico en cualquiera de sus facetas y además de manera amena e instructiva, siempre es para mi una gran alegría el poder disfrutarlo. 

Justo esto es lo que hace Jean-Philippe Postel, médico francés apasionado por el Arte, en "El affaire Arnolfini", un breve ensayo en el que estudia, analiza y realmente destripa el famosísimo cuadro de Jan Van Eyck "El matrimonio Arnolfini", una de las obras cumbre de la pintura primitiva flamenca que tras su aspecto aparentemente sereno y bellísimo oculta mensajes secretos que el autor nos va revelando: ¿quiénes son las personas retratadas? ¿qué relación guardan entre sí? ¿qué quiere reflejar el autor al pintarlos? ¿cuántos misterios esconde el espejo tras ellos? Las manos unidas, el perrito en primer plano, los vestidos, el colorido, la luz, cada detalle es analizado, desde la estructura formal del cuadro, su composición y sus elementos y el simbolismo que esconden; no se trata sólo de un escenario costumbrista flamenco del siglo XV sin más. De este análisis surgen elementos a interpretar de lo más curioso y variado: el Purgatorio, Dante, pasando por juegos visuales y hasta espectros o fantasmas. ¿Por cuántas manos pasó el cuadro desde que fue pintado en 1434? ¿porqué fue ocultado en algunos momentos?  ¿cómo llegó hasta su actual emplazamiento en la National Gallery de Londres?

Pero lo mejor es que todo esto se cuenta con un estilo fresco, lleno de intriga, casi como si nos enfrentaremos a una novela de detectives. Todos los detalles del cuadro pueden contemplarse en las ilustraciones que se encuentran en las últimas páginas donde podemos observar de cerca todos los simbolos y secretos de los que nos han venido hablando a lo largo del libro y comprobar cuántos elementos se encontraban allí a plena vista y habían pasado inadvertidos a la mirada de los espectadores hasta que Postel nos los expone y explica abiertamente.

viernes, 1 de diciembre de 2023

La casa de los pintores

Reconozco que a la primera impresión y así, en frío, el planteamiento de "La casa de los pintores" no me resultaba demasiado atractiva, ya que se trata de una obra biográfica en torno a dos pintores totalmente desconocidos por mi parte (disculpad mi completa ignorancia en lo que a la pintura contemporánea española se refiere) escrita por uno de sus hijos, el escritor Rodrigo Muñoz Avia. Pero como tengo prescriptoras muy fiables de cuyas recomendaciones sé que me puedo fiar, este libro ha estado durante mucho tiempo esperando su oportunidad hasta que emprendí por fin su lectura y he tenido la suerte de disfrutar de un maravilloso libro lleno de interés, escrito con maestría y sensibilidad. El autor fue el menor de los cuatro hijos del matrimonio formado por los pintores Lucio Muñoz y Amalia Avia y en este libro rememora sus años de infancia y primera juventud y la que fue su vida junto a unos artistas completamente dedicados a la creación, que trabajaban en el domicilio familiar de Madrid donde tenían sus talleres de trabajo y allí, entre lienzos, grandes cuadros en proceso de creación y materiales de trabajo, el pequeño Rodrigo hace sus deberes escolares, imita las pinturas de su madre y conoce a las numerosas amistades y colegas de sus padres que frecuentan el domicilio familiar, una casa que siempre tuvo sus puertas abiertas y acogía de buen grado a amigos y conocidos tanto de los padres como de los hijos. 

Por las páginas desfilan recuerdos, anécdotas y estampas familiares entrañables que evocan una sencilla vida familiar, tanto en la casa de Madrid como en la del pueblo del que procedía Amalia. En la intimidad de esta familia numerosa participan además grandes figuras del arte de los años 60 y 70, amigos, colegas o galeristas que integraban el círculo más cercano de los pintores. Nos adentramos en el proceso creativo de Lucio y Amalia, sus rutinas de trabajo, las técnicas empleadas, su manera de enfrentar el trabajo y su estrecha relación con su mundo creativo. Los hijos participan de las exposiciones, asisten a inauguraciones, conocen los asuntos referentes a las ventas, los proyectos y encargos de sus padres ya que en esa casa el ámbito artístico interactúa permanentemente con el familiar, siendo difícil de separar ambos mundos. 

Esta obra supone un homenaje lleno de cariño y a la vez muy concienzudo, realizado desde el punto de vista más humano, destinado a ensalzar a estos dos personajes que fueron reconocidos al más alto nivel como importantes artistas pero que, fundamentalmente, fueron buenos padres y extraordinarias personas y amigos. Y en este libro su hijo honra así su memoria a través de un retrato hecho a base de palabras que refleja su profunfo amor y su admiración hacia ellos como padres y como artistas. 

martes, 26 de septiembre de 2023

Obra maestra

Juan Tallón
nos ofrece en este libro, "Obra maestra" una delirante crónica novelada de la sorprendente desaparición de una descomunal obra de arte, una escultura de más de cuarenta y ocho toneladas de hierro realizada por el artista mundialmente conocido Richard Serra, propiedad del museo Reina Sofía. 

En un relato que aúna todos los elementos de una autoficción sin serlo, va dando voz a numeroos personajes en torno al museo, al artista y la obra desaparecida, desde el escultor y otros artistas cercanos a él, a difetentes empleados del museo de variado rango, desde directivos hasta personal de sala, gente del mundo del Arte, galeristas, críticos, funcionarios del Ministerio de Cultura, policías o transportistas. Los supuestos testimonios, siempre en primera persona, que en ocasiones parecen entrevistas periodística y en otros casos meras conversaciones informales, abarcan varias décadas; lo mismo se cuentan los inicios de la profesión de Serrá allá por los años 60 que las gestiones previas a la inauguración del Reina Sofía hasta episodios sucedidos en 2019. 

Con un tono que deja adivinar mucha ironía y buenas dosis de sorna por parte del autor, se tratan temas como la falacia del arte contemporáneo, el voluble concepto de belleza y el valor/precio de las obras de arte. Se presenta a los auténticos apasionados del auténtico arte frente a los coleccionistas que sólo miran el precio que alcanzan los tesoros que sueñan con acaparar, aunque tengan que estar ocultos de la vista del mundo porque los han conseguido por medio de métodos bien dudosos. 

Tras haber disfrutado enormemente con esta lectura, se me plantean un montón de dudas y cuestiones que siempre, de algún modo, me han rondado por la cabeza: ¿todos esos conceptos, ideas y discursos que despliegan los conocedores del arte contemporáneo, incluido el propio Serra, pretenden significar realmente algo o son sólo fuegos de artificio? ¿Verdaderamente esas manifestaciones tienen un contenido que yo no comprendo o son sólo una pose, un invento para justificar su trabajo y lo que se les paga por él? Tal vez no sean más que palabras huecas que no significan nada y sólo sirven para confundirnos, para ocultar el gran engaño en que nos pretenden atrapar a los que no logramos emocionarnos, por mucho que lo intentemos, frente a un enorme bloque de metal o ante un cuadro blanco sobre blanco, como aquel que protagonizaba "Arte", la famosa obra teatral de Yasmina Reza, que pretenden hacer pasar por una magnífica obra maestra. Llamadme loca, pero esas cosas no me conmueven. 

domingo, 23 de abril de 2023

Hacia la belleza

Cada vez que comienzo con una novela de David Foenkinos me siento expectante ante lo que me va a ofrecer en esta ocasión el autor, me pregunto si nuevamente va a desplegar su magia narrativa y me va a transportar a una historia y unos personajes diferentes, originales, con los que compartir emoción y sentimientos con esa manera tan suya y delicada de narrar. Y si bien mi anterior experiencia con el autor francés no llegó a colmar plenamente esas expectativas, no he dudado en volverlo a intentar con este nuevo título, "Hacia la belleza", y desde ya puedo afirmar que en esta ocasión Foenkinos lo ha vuelto a hacer.

La novela está dividida en dos partes, cada una centrada en uno de sus protagonistas, hasta que ambas historias se conecten hacia el final del libro. Iniciando el relato conocemos a Antoine Duris, un hombre que ha decidido huir, abandonarlo todo: su vida como profesor de Bellas Artes en Lyon, a su hermana y su sobrina; acaba de romper además con su pareja tras siete años de una relación que no parecía ir hacia ninguna parte y se propone iniciar una nueva vida empleado como vigilante de sala en el museo de Orsay en París.
"Un vigilante de museo no existe. Deambulamos delante de él con la mirada clavada en el siguiente cuadro. Es un trabajo extraordinario para estar solo en medio de la multitud."

La historia se nos presenta como el relato de un desamor, el final de una etapa, la necesidad de un nuevo comienzo, un cambio radical en la vida y todo ello guiado por la pasión por el arte, la pintura, en especial por Modigliani, autor en el que Antoine es experto y frente a cuyo retrato de Jeanne Hébutherne pasa las horas en su nuevo empleo. 

La segunda parte del libro se centra en el personaje de Camille, una adolescente con un don para la pintura a la que un terrible suceso que debe ocultar a su entorno la cambia radicalmente, sumiéndola a partir de entonces en un estado depresivo y de enorme infelicidad. Sólo a través de la belleza, de sus cuadros, buscará el modo de borrar los fantasmas que la persiguen, de intentar olvidar sus miedos. Aunque no es fácil conseguirlo.

"Frente a un cuadro no somos juzgados, el intercambio es puro, la obra parece entender nuestro dolor y nos consuela a través del silencio, permanece en una eternidad fija y tranquilizadora, su único objetivo es colmarnos mediante las ondas de lo bello. Las tristezas se olvidan con Botticelli, los miedos se atenúan con Rembrandt y las penas se reducen con Chagall."

Nuevamente nos encontramos con esta lectura ante una exposición de los sentimientos como sólo Foenkinos sabe hacer, planteados con simplicidad y profundidad al mismo tiempo, entrando en el corazón de sus personajes y haciéndonos participar en su mundo privado, en lo más profundo de su intimidad, sintiendo con ellos, compartiendo su dolor. Y también nos acerca a las emociones más puras, a la culpa, al sufrimiento, pero planteando una esperanza basada en el poder curativo del arte, de la belleza. Hay muchos elementos en esta novela que recuerdan a aquel otro libro del autor en el que nos contaba la vida de la pintora Charlotte Solomon, otra mujer que se refugió en el Arte para enfrentar el horror del mundo. Y Foenkinos nos hace creer en ambos casos que la salvación siempre se debe buscar en lo sublime, en lo que nos hace humanos por encima de lo material.

sábado, 4 de marzo de 2023

Retratarte. Cuando cada mirada es una historia

Regresa Carlos del Amor tras el éxito de  "Emocionarte" a deleitarnos nuevamente con una selección de relatos breves centrados en esta ocasión en retratos de diferentes pintores, épocas y estilos. Cada capítulo de este "Retratarte", cada retrato que se nos presenta, es una píldora de poesía en torno a una historia humana, a una carrera profesional, a una obra o a un personaje; una lección de Arte y a veces también de Historia. 

A través de treinta y cinco retratos, treinta y cinco pintores se enfrentan cara a cara con sus modelos mostrando al mundo sus rostros: unos son personajes célebres y otros modelos anónimos, cada retrato plasma un momento concreto, un instante inmortalizado en lienzo, pero también cuentan mucho más; detrás de cada cuadro subyace todo lo que el retratado y su autor han vivido, padecido, disfrutado, soñado... Esas experiencias son las que Carlos del Amor transmite en las breves narraciones ficticias que conforman cada capítulo donde escuchamos unas veces la voz del pintor y otras la del modelo en escenas y conversaciones que pudieron suceder o tal vez no, pero que se inspiran directamente en lo que la imagen del retrato nos transmite. Y a continuación nos encontramos con una breve reseña biográfica sobre cada pintor, donde se une lo artístico, lo personal y lo histórico: su época, las circunstancias de su vida y lo que ocurría a su alrededor, en su casa y en el mundo, mientras el artista pintaba la obra seleccionada, cómo la pintó, porqué, qué pretendía expresar o qué logro con esa obra. Algunos de los autores conocieron el éxito en vida, a otros sólo les llegó después de muertos; hay hombres y mujeres, de diversos orígenes y épocas pero en todos los casos, tanto los pintores como sus retratados, protagonizan unas historias personales dignas de ser contadas: fascinantes muchas, dolorosas bastantes, de triunfos personales y artísticos o de grandes fracasos y existencias desgraciadas pero todas ellas llenas de interés y contadas con emoción e intensidad. Personajes extravagantes en algunos casos o sencillos y discretos, ricos o humildes, los modelos que fueron inmortalizados en estos cuadros proceden de muy diversos estratos sociales, unos pagaron por sus retratos y otros cobraron por posar en ellos pero todos legaron su imagen para la posteridad, se vieron convertidos en famosas obras de arte sobre las que ahora Carlos del Amor pone su sensible mirada y nos invita también a los lectores a observarlas y descubrirlas de una buena forma.

"Gracias por pararos un rato; al final, el alma de un cuadro sólo se puede captar si luego va a haber alguien enfrente para observar."


viernes, 23 de abril de 2021

Emocionarte. La doble vida de los cuadros

Carlos del Amor es un personaje ampliamente conocido por su trabajo como periodista a cargo de la sección de cultura en TVE. Con su estilo peculiar sumamente atractivo de presentar sus crónicas, con ese lenguaje suyo cargado siempre de poesía y emoción ha conquistado a buena parte de la audiencia, pero también es autor de un par de novelas de las cuales no dudo en recomendar "El año sin verano". 

Ahora, aprovechando su cercanía cotidiana con el mundo del Arte gracias a su trabajo, ha publicado este "Emocionarte. La doble vida de los cuadros" con el que ha ganado además el premio Espasa 2020. En esta obra el autor reúne un conjunto de grandes obras de la pintura internacional de todos los tiempos, no siempre necesariamente las más populares o las piezas cumbre de cada autor, sino aquellas que le transmiten algo especial y sobre las que deposita su mirada llena sensibilidad e imaginación. Lleno de información certera y curiosa, el libro nos descubre nuevos aspectos sobre muchas de las obras y sus autores. En cada cuadro se fija no sólo en lo que muestran sino también lo que esconden; nos acerca a la historia que hay detrás de su creación, anécdotas o sucesos reales que sucedieron en torno al pintor y también a sus modelos e incluso los restauradores de sus obras. Pero también nos ofrece breves historias inventada en las que nos cuenta lo que pudo ocurrir tras el lienzo. Su fantasía le permite crear las historias que podrían haber sido, la historia privada de sus protagonistas, las circunstancias en que el autor los pintó o lo que sentían sus personajes. 

"Un cuadro no se acaba en lo que encierra su marco, un cuadro vive antes y después de que lo miremos (...) Cada cuadro es un cuento, una novela, un relato, y eso he pretendido reflejar en estas paginas: romper el marco y expandir el lienzo hasta donde sea posible." 

Los artículos que componen el libro nos permiten entrar en la intimidad de los autores como ocurre con "La callejuela" de Vermeer, con el "Interior en la calle Strand" de Hammershøi o el autorretrato de Rembrandt, descubrir figuras femeninas de la pintura tan sorprendentes como las de Ángeles Santos, Suzanne Valadon, Rosa Bonheur, María Blanchard o la gran Sofonisba Anguissola ya anciana retratada por un joven van Dick, compartir terraza con Dalí, ventana con Picasso, comprobar la obsesión de Antonio López por la luz o encontrar después de siglos una gran ballena varada bajo capas de pintura, además de redescubrir obras con gran simbolismo como el "Gótico americano" de Grant Wood o "El abrazo" de Genovés o joyas de Hopper, Turner, Velázquez o De la Tour. 

Y además de todo eso, de cada pieza sacamos un hilo del que seguir tirando y que nos lleva a revisar otras obras de cada pintor, que nos lo relaciona con otros artistas, con su época, con el mundo en el que vivieron, con sus fuentes de inspiración, su evolución como personas y como creadores. Es por eso que este libro no se termina en sí mismo sino que es una puerta abierta de par en par al mundo de la pintura, una oportunidad de volver a mirar los cuadros de otra manera y descubrir en ellos cosas siempre nuevas y diferentes a lo que habíamos visto hasta ahora.

"No hay cuadro pequeño: hay cuadros que nos gustan o no nos gustan y hay cuadros que nos pueden gustar después de comprenderlos, porque alguien nos los descifra, o bien porque construimos nosotros su propia historia."

viernes, 1 de junio de 2018

Rezar por Miguel Ángel

Christian Gálvez nos ofrece con esta novela "Rezar por Miguel Ángel" la segunda entrega de su serie de las "Crónicas del Renacimiento" que ya inició con "Matar a Leonardo da Vinci"; en esta ocasión la trama está centrada nuevamente en la figura de otro genio italiano: Michelangelo Buonarroti, al que descubrimos durante sus años de aprendizaje en la Academia de Florencia bajo el amparo de Lorenzo de Medici "El magnífico" en los años anteriores a que el monje Savonarola irrumpiese en la ciudad con su mensaje apocalíptico y radical y que con su hoguera de las vanidades acabara, al menos de manera temporal, con la floreciente época de mecenazgo de las artes y del libre pensamiento en la ciudad.

Acompañamos a Miguel Ángel cuando entra por primera vez en Roma en 1492 dispuesto a trabajar para el cardenal Riario y descubrimos con él los monumentos y las calles así como el ambiente de la primera ciudad del mundo, de la Ciudad Eterna, donde pronto triunfará y alcanzará fama y prestigio el genial escultor a pesar de su juventud. El Papa Borgia Alejandro VI, seguido de Julio II della Rovere le encargarán sus grandes obras. Otros Papas vendrán: León X, el breve Adriano VI, otro Médici de nombre Clemente VII... unos más proclives a Michelangelo que otros, pero el genio no dejó de crear, ora en Roma, ora en Florencia, su inmortal obra, bien a las órdenes de los Papas, bien en su ciudad natal bajo la protección de las grandes familias florentinas.

Otro elemento interesante que muestra la novela es la rivalidad encarnizada con Leonardo da Vinci, el exitoso y brillante genio que supone el contrapunto del joven y hosco Michelangelo que tampoco congeniará con Bramante, el arquitecto papal que reconstruye la basílica de San Pedro mientras que el florentino decora la capilla Sixtina ni con el joven Rafael Sanzio que, a pesar de todo, lo admira sin límites. Igualmente mantendrá por años una enemistad manifiesta con el escultor Torrigiano desde que, siendo muy jóvenes, se enfrentaran en el jardín de la Academia donde ambos se formaban. Pero a pesar de su conocido mal carácter, reflejado en su moto cotidiano: «Desde que amanece estamos obligados a pensar: hoy me encontraré con un indiscreto, un ingrato, un insolente, un envidioso y un egoísta», Michelangelo contará con unos pocos amigos como Giuliano da Sangallo o Nicolò Macchiaveli e igualmente sentirá afinidad con Copernico, cuyas teorías enfrentan ciencia y religión y están cerca de la concepción del mundo que defendía el florentino. Y es que el paso de la idea antropocéntrica según la cual el hombre, como criatura predilecta del Dios creador, es la medida de todo, se opone a los descubrimientos que la observación del cielo y los astros le proporcionan al astrónomo polaco según los cuales todo gira en torno al sol, el hombre deja de ser el centro del universo, idea que no agrada a los dirigentes de la Iglesia

En paralelo con el relato principal, vemos como en 1573, diez años después de la muerte del genio, las dudas sobre la posible condición herética de Michelangelo y, por consiguiente, de toda su sublime obra recorren Roma y empañan su valor artístico. Figuras como Giogio Vasari, escultor y biógrafo de artistas, el Papa Gregorio XIII, el cardenal Gulli o monseñor Carlo Borromeo son algunos de los que analizarán con ojo crítico la obra dejada por el florentino en busca de símbolos ocultos o señales conspirativas que indiquen su distanciamiento e incluso oposición a los dogmas de la iglesia. Los temores de que en sus pinturas se oculten mensajes heréticos ponen en riesgo la misma subsistencia de la monumental capilla Sixtina.

Aunque ya había leído otras novelas en torno a la vida de Miguel Ángel, destacando el magnífico retrato que de él hace en "La agonía y el éxtasis" Irving Stone, hay que reconocer que esta biografía es bastante amena, muy bien documentada y nos muestra un vivo retrato del artista, del hombre y de su tiempo ya que no se limita a centrar la acción en Italia, sino que recorre toda Europa y nos presenta a los protagonistas políticos de la época, a los gobernantes de los distintos estados y sus complejas relaciones, dando lugar en ocasiones a una novela cercana a lo que se conoce como "thriller histórico" a pesar de no hacer más que reflejar hechos reales. Esta lectura me confirma nuevamente que su autor es algo más que un simpático presentador de televisión y que se ha convertido en un autor fundamental para a todos aquellos interesados en adentrarse en los apasionantes años del Renacimiento y sus protagonistas.

miércoles, 22 de noviembre de 2017

El pintor de Flandes

Paul van Dyck se ha criado en casa de la familia del famoso pintor flamenco Anton van Dyck como un hermano más, pero sabe que su origen es otro, él sospecha y anhela que su padre sea el gran maestro Rubens en cuyo taller de pintura trabaja. A pesar de su talento y esfuerzos no logra brillar como cree que merece, por lo que cuando se le presenta la oportunidad de viajar a Madrid para trabajar a las órdenes del conde de Villamediana, personaje cercano a la Corte de Felipe IV, ve en ello una posibilidad de brillar en la capital más poderosa de Europa y cree que su trabajo le posibilitará convertirse en pintor al servicio del rey, pero el trabajo que se le encarga es, además de monumental, una tarea secreta que en ningún caso debe de ser revelado fuera de los muros del palacio del conde.

En "El pintor de Flandes" Rosa Ribas nos presenta el Madrid de 1622, la ciudad sucia y embarrada de casuchas desordenadas y monasterios descomunales, plagada de mendigos y delincuentes, donde los nobles se enzarzan en constantes luchas de poder, situados en bandos a favor o en contra del poderoso valido, el conde de Olivares y tratando de obtener el favor del rey adolescente y voluble. El joven flamenco descubrirá, de la mano de Fernando, secretario del conde, la realidad de una ciudad llena de intrigas que él tendrá que plasmar en su gran cuadro según las indicaciones de su mecenas que le hará retratar a las principales personalidades del momento en la escena del festín alegórico en el que se presenta la cabeza cortada de Juan el Bautista. Todo el que es alguien en la sociedad de la época aparecerá retratado a manos del pintor que demostrará a través de este encargo su gran maestría, lo que le permitirá pasar de ser un artesano manual a ser reconocido como un verdadero artista.

El libro nos presenta un vívido retrato de la España del Siglo de Oro a través de un cuadro que claramente, existe y se exhibe en el museo del Prado de Madrid, si bien su autoría está asignada al pintor de origen polaco Bartolomé Strobel "el joven", ya que la figura del bastardo de Rubens es una creación de la autora, pero es una historia creíble y muy bien contada con la que se disfruta del mundo del arte y de la política de la época retratada.

"La degollación de San Juan Bautista y el banquete de Herodes" Museo del Prado de Madrid

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Azul de medianoche

No puedo evitar recordar, al hilo de esta última lectura, la maravillosa novela de Tracy Chevalier "La joven de la perla" que, aunque no se encuentra reseñada en este blog, es una de las lecturas recomendadísimas para cualquiera que disfrute con la buena narrativa histórica. Y es que todos aquellos que disfrutamos con el evocador ambiente de aquella obra que nos trasladaba a los Países Bajos en los años más brillantes de la pintura barroca, no podemos dejar pasar este "Azul de medianoche" de Simone Van Der Vlugt que nos lleva nuevamente a aquellas ciudades del norte, a aquella sociedad de comerciantes que navegaban por todo el mundo en busca productos exóticos que traer a Europa mientras que en tierra permanece un gran número de artistas que reflejan el mundo cotidiano de las ciudades en delicadas y exquisitas obras pictóricas.

Estos dos mundos, el del comercio y el de la pintura, serán los que descubra la joven Catrijn, nuestra protagonista, que huyendo de un pasado triste y de un matrimonio que sólo le producía sufrimiento llega, tras emplearse como ama de llaves en Amsterdam, a la ciudad de Delft, donde consigue trabajo en un taller de ceramistas como pintora, su gran pasión y para la que está bien dotada. Allí conocerá al maestro Rubbens, admirado por todos los demás artistas locales, desde Nicolas Maes hasta Vermeer, al que conocemos más en su faceta de mesonero que la de pintor, pasando por Carel Fabritius, famoso por su cuadro del jilguero, que será maestro de pintura de Catrijn. Nos paseamos, así, gracias a esta novela, entre los grandes maestros flamencos, conocemos a los comerciantes que pusieron en marcha la Compañía de las Indias Orientales, descubrimos el funcionamiento de los gremios de artesanos, entre los que se encuentran los pintores como otros artesanos más y nos pasearemos por una sociedad puritana y recogida donde la creación de las grandes obras artísticas convivía con un modo de vida discreta, de duro trabajo y donde la protagonista consigue ascender socialmente con esfuerzo y dedicación. Una novela que se disfruta en distintos niveles y que deja un buen recuerdo tras su lectura.

jueves, 17 de julio de 2014

El cuarteto de Whitechapel

Inquietud. Esa es la palabra con la que mejor definiría la sensación que me ha provocado la historia que nos cuenta en "El cuarteto de Whitechapel" el autor Daniel Sánchez Pardos. Y ya no tanto por tratarse de un novela con elementos policíacos, de terror o misterio en diferentes grados, sino más bien por los caracteres y las realidades que nos plantea el libro. Nos encontramos, para comenzar, con unos personajes capaces de realizar actos terribles, de causar la muerte y propagar el terror sin un motivo que pueda considerarse "razonable", si es que hay alguno que pueda denominarse así, pero sí es cierto que esta historia está plagada de muertes ocasionadas por obsesiones, por afán de notoriedad, por el disfrute de la muerte por sí misma, una serie de elementos difíciles de controlar y, lógicamente, de dominar. Inquietud es, por tanto, la palabra que elegiría para definir el estado de ánimo que me ha acompañado a lo largo de la lectura de esta novela en la que no sabes en ningún momento de quién puedes fiarte y de quién no, incluso dudas constantemente del equilibrio mental de los personajes que aparecen, sus motivaciones o sus conductas no son mensurables con nuestros criterios habituales, con lo que es complicado prever sus acciones y reacciones.

Y ya entrando en el argumento, nos encontramos con nuestro protagonista: bajo la aparente normalidad de un joven español con aspiraciones literarias que trabaja de guía del terror en el barrio londinense de Whitechapel siguiendo los rastros de Jack el Destripador, mientras avanza a duras penas en la escritura de una novela que se le resiste, Ikatz Santaella nos va contando en primera persona los acontecimientos que conforman esta historia, aunque a pesar de contar con su testimonio de primera mano no por ello acabamos de conocerlo del todo. A lo largo del relato vamos a ir descubriendo poco a poco su extraño carácter e inusuales hábitos, tales como que engulle papel con gran deleite a la vez que alterna periodos de ayuno absoluto con atracones compulsivos frente a la nevera, que convive con el fantasma del mismísimo Borges con el que dialoga incansablemente o que persigue furtivamente a mujeres por los parques de la ciudad. Le conocemos una novia argentina, Paula, con la que comparte piso y que está deseando despuntar como artista en un entorno en el que ya todo está inventado en lo que al Arte se refiere y por ello cualquier instalación, por absurda que parezca, cualquier actuación que lleve el apelativo de arte rompedor o anti-arte o nuevo arte es aplaudido y ensalzado; ya no vale cualquier cosa para triunfar, hay que dar la nota y hacerlo por todo lo alto. Así que cuando comienzan a darse una serie de suicidios de presuntos artistas radicales retransmitidos en directo a todo lo largo del planeta, ya no hay duda de que estamos ante la manifestación última y extrema de la expresión artística y Paula así lo reconoce y en ello se inspira.

Pero otros crímenes más cercanos se mezclan con aquellas muertes: un supuesto imitador de Jack el Destripador está sembrando Londres de cadáveres y estos, desgraciadamente, aparecen siempre demasiado cerca del infortunado Ikatz, ¿casualidad o algo más? Y rodeando al protagonista nos encontramos a unos personajes de lo más variopinto y extravagante comenzando por su mejor amigo, Xavi, conductor de limusinas y obsesionado con el sexo, los caseros y protectores de Ikatz, una pareja de ingleses propietarios de una librería de libros antiguos interesados en las investigaciones de los crímenes y en descifrar lo que ocultan los suicidios televisados, toda una pléyade de artistas alternativos y excéntricos, un padre y un "suegro" con los que las relaciones no son precisamente fáciles, todos ellos configuran el entorno en el que se mueve nuestro protagonista. Toda esta mezcla de pintorescos personajes, crímenes sin sentido y algo de comedia negra incluso, ambientada entre el Londres de los turistas en bermudas, los círculos artísticos de las vanguardias extremas y el contraste con la Inglaterra más tradicional, da como resultado una novela en la que todo es posible, la lógica y lo irracional andan parejos, cualquier conclusión a la que se acabe dirigiendo la historia te parece posible. Por ello, cuando nos encontramos en las manos con un final abierto y con todos los elementos que nos han ido proporcionando a lo largo de la novela, no nos queda más que imaginar, aún sin desear que así sea, cuál es la culminación de esta historia. Y tal vez no sea la que desearíamos.

Al hilo de la trama, además, el libro nos plantea diversas reflexiones incómodas, comenzando por preguntarnos qué es el arte, si cualquier cosa vale como expresión artística o si nos encontramos más bien ente todo un mundo de engaño frente a eso que llaman Arte Contemporáneo o Postmodernidad. Y podemos reflexionar también sobre el insaciable gusto por el morbo por parte del público, del que todos formamos parte al final; sobre la persecución del éxito por el éxito, sin importar los medios para alcanza la fama, la cultura de la vida convertida en espectáculo, la banalización de todo, en especial de la muerte ante la que nos volvemos insensibles de tanto contemplarla, además de una nueva visión de las causas de los atentados del 11S que, aunque sabemos que irreal, no nos cuesta imaginar como posible después de haberlo visto todo o casi todo ya en la televisión.

En fin, una novela que no te deja indiferente, que te remueve por dentro y que te hace descubrir que aún queda gente por ahí con buenas historias que contar y que, además, sabe contarlas bien.

viernes, 11 de julio de 2014

El jilguero

En esta novela de Donna Tartt y de generosa extensión nos encontramos con un protagonista que nos cuenta en primera persona su agitada existencia; a lo largo de un montón de páginas acompañamos en su periplo a Theodore Decker, un chico de trece años que vive con su madre en Nueva York y lo seguimos durante sus primeros años de juventud. Theo es un buen hijo que acude a un colegio prestigioso a costa del duro esfuerzo materno por asegurarle una buena educación. Una mañana las circunstancias y la lluvia les llevan a ambos a encontrarse visitando el Met cuando una terrible explosión destroza las salas que estaban visitando. Theo es uno de los pocos supervivientes de la masacre, logra escapar del infierno en que queda convertido el museo y en su huída se lleva consigo un pequeño aunque muy valioso cuadro, "El jilguero", que mantendrá oculto, sin ser capaz de separarse de él ni de entregarlo a las autoridades, además de un anillo que un anciano que cae herido junto a él en la explosión le entrega para que se lo haga llegar a su socio.

Huérfano y sin nadie a quien recurrir, rechazado por su abuelo y con su padre en paradero desconocido es acogido temporalmente por la familia de su compañero de colegio Andy Barbour, una familia acomodada, culta, aunque algo excéntrica. Al tiempo, se atreve a ponerse en contacto con Hobie, el socio del anciano que falleció en el museo y conoce también a su sobrina Pippa que también ha sobrevivido a la explosión aunque con graves secuelas. Las cosas parecen ir enderezándose hasta que aparece por sorpresa, después de años sin dar señales de vida, el padre del chico que lo reclama y se lo lleva a Las Vegas, con intención en realidad de beneficiarse de la gestión del fondo que su madre ha dejado para Theo.

De las calles de Manhattan y su ambiente de toda la vida el chico se ve transportado al inhóspito desierto de Nevada a donde le acompaña siempre bien oculto el cuadro del que nunca se separa. Las Vegas son lo más parecido al infierno para Theodore. Supuestamente se encuentra a cargo de su padre y la novia de este, pero ellos se dedican básicamente a buscarse la vida entre los casinos, las apuestas y demás asuntos turbios donde no tiene cabida el ocuparse de un niño. Theo está más solo que nunca, falta a la escuela, conoce a Boris un muchacho de origen ucraniano y naturaleza salvaje, más abandonado todavía que Theo porque, a pesar de tener padre, jamás conoció el amor. Ambos chicos pasan los días entre borracheras, colocones de pegamento y viendo películas en la televisión, en un barrio deshabitado a las afueras donde no llega ni el transporte público ni los repartidores de pizza.

A ese niño perdido y solitario nos lo encontramos más adelante de vuelta en Nueva York, convertido en un adulto que se sumerge en las drogas y el alcohol para escapar de su soledad, que sigue tratando de llenar el hueco que su madre le dejó, un sumidero en el que se va hundiendo sin remedio a pesar de que podemos adivinar una posible vía alternativa, que podría salvarse y disfrutar de una vida "normal", la que podría esperarle al lado de Hobie, que se convierte casi en un segundo padre para él, que le acoge y le da un oficio del que vivir en el mundo de las antigüedades, e incluso llega a planear una boda que le podría situar bien en el entorno social. Pero ese no es su destino ni se esfuerza por alcanzarlo, él sigue hundiéndose arrastrado por el peso de su dolor y tendrá en su cuadro oculto la única fuerza que le hace sentir que tiene algo valioso, algo que lo distingue de los demás y le da sentido, aunque tenga que mantenerlo en secreto. Y para ayudarle en ese camino sin retorno reaparece su ángel negro, su amigo Boris que tira de su manga hacia el pozo de la nada, porque su amistad es profunda pero letal, le lleva a lo peor de la autodestrucción. Y cuando tenga que acompañarlo para recuperar su jilguero perdido, emprenderá un descenso definitivo hacia el desastre.
El Jilguero de Carel Fabritius

En la novela nos encontramos con un minucioso detalle de las sensaciones, los pensamientos y las alucinaciones, las ansiedades y miedos sin fin, las sospechas y el vacío existencial, pero también mos acercamos al disfrute de la amistad fraternal, el amor de la familia y la sensación de pertenencia, en un relato que se desarrolla sin prisa, a pesar de ir avanzando en la narración se detiene en cada reflexión, en cada momento de ansiedad o sufrimiento. Es esta una novela alejada del buenismo, de todo intento de salvar el honor del protagonista, de hacerle aparecer como un personaje positivo. Nos lo muestra como un ser débil y sometido a la esclavitud de sus adicciones, con un muy buen fondo, una buena base humana, Theo es una buena persona pero que perdió demasiado pronto y de manera demasiado brutal los pilares de su vida y desde entonces sus cimientos no fueron sino arenas movedizas sobre los que nada permanente es posible construir. Y sufrimos con ese hundimiento anunciado, al menos yo he sufrido junto a ese joven al que tomas cariño necesariamente y como él, llegas a añorar a esa madre ausente a la que sigue adorando y cuya figura no para de crecer aún después de muerta, encarnando todo lo luminoso que pudo haber en su vida. Sólo Pippa se le asemeja de alguna manera como referente positivo, tal vez porque pasó por la misma experiencia traumática que él, sufrió el mismo shock pero salió de ello fortalecida en sus virtudes, en vez de perderse en la oscuridad como Theo, ella sobrevivió física y psicológicamente. Theo la ama desde el primer día y parece ser la única que podría darle un sentido a su vida.

El libro es largo, bastante largo la verdad y además, aunque la prosa es bastante limpia y se lee bien, es preciso contar con tiempo y ánimo para embarcarse en él, ya que resulta una lectura intensa, dramática en ocasiones pero que toca en lo más profundo, porque entra de lleno en lo más oscuro del alma del protagonista, en su soledad y en sus duras experiencias. Una lectura recomendable, sin duda, que merece la pena disfrutar, aunque sea a costa de sufrir algo por ello.

jueves, 5 de junio de 2014

El robo de la Mona Lisa

Es cierto que el dicho de que la verdad supera muchas veces a la ficción suena un tanto manido, pero no es menos cierto que tantas veces se cumple esa afirmación y que frecuentemente nos encontramos ante novelas que no hacen sino recrear unos hechos reales, en las que lo aportado por el autor no es más que el marco en el que contar dichos sucesos que se dieron ciertamente, aunque parezca increíble, que tendremos por lo tanto que seguir oyendo y aceptando la dichosa frase durante mucho tiempo. Eso es exactamente lo que ocurre con la historia que nos cuenta Carson Morton en esta novela titulada "El robo de la Mona Lisa" y que narra justamente lo que el título indica: la rocambolesca aventura de un timador profesional que decide dar su golpe maestro robando el famosísimo cuadro con el objeto de venderlo, no a un rico y caprichoso millonario americano, sino nada más y nada menos que ¡a seis de ellos! Sin duda un golpe maestro digno de un ingenio extraordinario puesto, por desgracia, al servicio del engaño y de la falsificación.

La novela está extraordinariamente bien ambientada en el París de los primeros años del siglo XX, en la vorágine que suponen los grandes avances de que está siendo testigo el mundo y que están llenando las calles de vehículos a motor, de monumentos como la Torre Eiffel que superan la imaginación de los más atrevidos, la construcción de metropolitano que corre bajo el suelo de la ciudad de la luz a la cual acuden miles de turistas atraídos por las grandes obras maestras del Louvre y ansiosos por disfrutar de las innumerables bellezas artísticas que allí se atesoran y, si acaso, volverse a casa con alguna de las reproducciones que de ellas se ofrecen de mano de los artistas que pueblan las orillas del Sena. Pero algunos apasionados del arte desean ir más allá y no se conforman con buenas reproducciones, son aquellos potentados cuyo mayor placer consiste en hacerse con las obras maestras originales y disfrutar de ellas en el secreto de sus grandes mansiones, aunque no sea posible compartir ese placer con nadie más, dado el origen ilícito de dichas adquisiciones. Y ahí es donde entra en juego el argentino Eduardo Valfierno, un astuto timador de guante blanco oculto tras la fachada de marchante de arte, especializado en falsificaciones y que desarrolla un método por el cual hace creer a sus clientes que se encuentran en posesión de las obras originales, cuando lo que se llevan a casa a cambio de una importantísima cantidad de dinero no son sino buenas copias. Pero en esta ocasión el golpe debe ser definitivo: robarán la auténtica Gioconda y posteriormente, tras timar simultaneamente a un puñado de ricos norteamericanos haciéndoles creer a cada uno de ellos que la suya es la original, la hará reaparecer para devolverla su lugar de origen ... de no ser que  a posteriori no sea tan fácil distinguir el original de las soberbias copias que de la obra maestra se realizarán.

Acompañado de un puñado de buscavidas de distinto pelaje y con la ayuda de un ex-trabajador del museo de origen italiano al que engañan con la excusa de devolver a su patria la obra maestra del arte renacentista, Valfierno proyecta un enrevesado plan en el que muchos factores se han de conjugar correctamente para que todo salga como estaba previsto y esto no siempre es fácil. Nos encontramos, de este modo, ante una novela animadísima, con un aire fascinante de un mundo lleno de lujo y riqueza, de pasión por el arte, de artistas callejeros y grandes talentos de la pintura que viven de copiar a los grandes maestros, incluyendo un "cameo" ficticio del genial Picasso como joven artista todavía desconocido pero ya destacando como futuro genio y una trama de novela policial con toques de novela histórica y mucho entretenimiento que garantiza unas horas intensas de buena lectura.

jueves, 8 de mayo de 2014

La agonía y el éxtasis

Esta es una de esas (tantísimas) novelas que tenía anotada en la lista de recomendaciones desde hace tiempo y que milagrosamente he sido capaz de rescatar de entre la marea interminable de novedades que constantemente se nos agolpan en el ebook o en las estanterías, y es que no es posible ni estar jamás al día de todo lo que de interesante se va publicando y mucho menos aún hay manera de volver a obras más clásicas como es el caso de esta novela, "La agonía y el éxtasis", que se van quedando atrás sin ser leídas porque, ya hemos convenido en ello anteriormente, ¡la vida es tan corta y hay tanto por leer! Por esto me satisface el poder dedicarme de vez en cuando a una novela como esta que cuenta ya con más de cincuenta años desde que fue editada y para la que afortunadamente ha encontrado un hueco en mi agenda lectora para poder disfrutar de ella.

Y entrando ya en materia, en esta novela Irving Stone nos traslada a la fabulosa época de la Italia del Cinquecento, partiendo de la deslumbrante Florencia que a la luz del radiante sol que supone el patronazgo de Lorenzo de Medici bulle de enormes figuras del arte y la cultura, precursoras del Humanismo y del Renacimiento.

En ese ambiente se mueve el joven Miguel Ángel, quien, a pesar de que su padre se avergüence de tener un hijo "picapedrero" como él, sabe desde muy pronto que su pasión por la escultura es más fuerte que toda la racionalidad y las ambiciones paternas y que no se podrá ganar nuca la vida en nada que no tenga que ver con el arte. Su habilidad con el dibujo le llevan a trabajar en el taller de pintura de Ghirlandaio como aprendiz y de allí pasa al taller de escultura del palacio de los Médici a las órdenes de Bertoldo, hasta que su extraordinaria capacidad le lleva a ser invitado por el propio Lorenzo de Medici a pasar a residir con la familia y a disponer de los medios necesarios para esculpir por fin en mármol, la gran aspiración del jovencísimo artista. Tras una breve estancia en Bolonia llega finalmente a Roma donde realizará sus mayores obras, tanto en escultura como en pintura y arquitectura a las órdenes de los numerosos papas que irán sucediéndose en el Vaticano a lo largo de su larga vida.

Esta novela supone, sin duda alguna, una deliciosa lectura para los amantes del arte que sin necesidad de ser grandes entendidos pueden disfrutar plenamente del proceso de producción del gran artista, sentir el frenesí de su fiebre creativa cuando se encuentra con un mármol entre las manos, de asistir al surgimiento de sus grandes obras, ser testigos de su sufrimiento físico y mental al tener que combatir, no sólo con las dificultades propias de cada técnica sino también con los factores externos al artista, todo lo que tiene que ver con las luchas entre bandos de uno y otro papa, contra sus enemigos artísticos y con sus constantes problemas familiares. Y todo ello en el incomparable marco temporal de la Italia del Renacimiento, la convulsa Roma y el Vaticano con sus inacabables luchas intestinas y la siempre amenazada República de Florencia. Una auténtica gozada que nos permite un recorrido histórico junto a los grandes personajes del arte, el pensamiento, la política y la ciencia de la época, con figuras tan fascinantes como la familia Medici, Girolamo Savonarola, los Borgia, con el papa Alejandro IV a la cabeza, Carlos V... Y en medio de todos los tumultos mundanos, la gran figura del artista por excelencia, Miguel Ángel Buonarotti, un hombre que dedicó su vida completa en exclusiva a la creación artística.

Hay aspectos formales en la novela que nos hacen adivinar que no es una obra contemporánea: carece de trucos literarios como son el de terminar los capítulos en un punto culminante que nos lleve necesariamente a comenzar la lectura del siguiente, de hecho, muchas veces una escena sucede a la anterior sin apenas conexión, termina de narrarse una escena o un suceso y continúa con otra sin más relación que el venir cronológicamente a continuación. Es, por tanto, una novela lineal, sin saltos en el tiempo ni historias entrecruzadas, sin sorpresas argumentales ni giros inesperados. Así y todo, es una buena lectura que puede ser perfectamente válida como obra de referencia para el conocimiento de una de las grandes figuras del arte de todos los tiempos, donde conocer la imagen completa del Miguel Ángel hombre y artista y revivir el entorno histórico en que se desenvolvió su ajetreada vida.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Azul Vermeer

Tal vez fue por la desilusión de que la historia comenzara situada en la casa y la época del propio Vermeer pero que enseguida cambiara de ubicación y no volviéramos a esa época en toda la novela. Esa puede ser una razón por la que no acabara de cogerle el punto a esta novela de Mar Mella con un título tan sugerente como Azul Vermeer. También puede deberse a una protagonista triste, anodina, casi antisocial, con evidentes dotes artísticas y profesionales, eso sí hay que reconocérselo, pero que a nivel personal no llegaba a resultarme simpática en ningún momento (cosa que a ella no creo que le preocupara demasiado), el hecho de no terminar de empatizar con la triste Marta Miralles, a pesar de su traumática vida familiar y la inagotable tristeza que arrastra a lo largo de toda la novela no ayudaba demasiado tampoco. Algo influían también los cambios de historia y protagonista, aunque entiendo que eran necesarios para que cuadrara finalmente toda la trama, pero, así y todo, no acababa de emocionarme, ni de interesarme por el joven Ruud Smits durante su periplo por la Guerra Civil española, mientras que, curiosamente, sí que me sentí muy cercana a este personaje en los capítulos situados en el tiempo actual. Ya sé que esto es lo que se lleva ahora en casi todas las novelas, el ir de atrás adelante y vuelta atrás, pero en este caso me parecían historias inconexas colocadas unas junto a otras, sin que unas aportaran interés a las otras, a pesar de que sabía que algún sentido debían de tener en el desarrollo de la novela. En fin, varias cosas que, sin hacer que pueda decir que no es una buena novela, no me ayudaron durante muchas páginas a enamorarme del libro.

Pero no quiero que este comentario resulte en general negativo, porque la novela también tiene cosas positivas y me ha terminando gustando. De hecho, el final es bastante bueno e inesperado, sobre todo por el papel pasivo y poco lucido que tiene la protagonista durante toda la novela, que hace que su jugada final me haya sorprendido y casi me alegró, al verla, por fin, reaccionar y ser espabilada. Tengo que resaltar, para ser justa, que hay algunos aspectos muy positivos en la novela. El primero y fundamental es la visión del mundo de la pintura, de la restauración y del mercado de obras de arte que se nos presenta, totalmente atractivo y contado con una especial sensibilidad que te hace creerte lo que estás leyendo y sumergirte en ese entorno por completo; en las escenas protagonizadas por los lienzos, los pigmentos, los barnices, la mano del artista, los momentos de la protagonista plantada ante los cuadros, ahí es donde más he disfrutado de esta novela. También me han gustado mucho los capítulos situados en Amsterdam, más que los de España; los Medraño, padre e hijo, la soberbia Emilia Medraño, no son, precisamente, personajes con los que simpatizar. Me ha conquistado, sin embargo, la personalidad del los personajes holandeses, el propietario del estudio de restauración, Ruud Smits y su hijo, encantador en mi opinión, Paddy Donaldson. Ambos me han atraído bastante más que la propia protagonista y me ha gustado, además, cómo se retrata la ciudad, con su lluvia, sus colores, su estilo de vida, sus canales y, por supuesto, sus museos. Pero por encima de todo, la pasión que Smits muestra por el magnífico pintor Johannes Vermeer, esto es lo que, sin duda, me ha ganado absolutamente el corazón.

En cuanto al estilo narrativo, destacaría que me han convencido más los pasajes dialogados que los descriptivos, en los que parece que se nos mete información en frío, se describen a los personajes, en ocasiones de manera muy arquetípica, lo que no nos permite que los conozcamos por sus actos o sus palabras, no deja que los vayamos descubriendo, sino que la autora los describe ya de inicio con su personalidad y su etiqueta ya marcada a priori, sin que lleguen a convencer. Esta sensación la tuve, en especial, con los personajes de la época del Madrid de la guerra, a los que encontré bastante prototípicos. Sin embargo, y aparte de esto, el relato es bastante fluido y de fácil lectura y estoy segura de que agradará a una gran mayoría de los que se acerquen a él, en especial a aquellos que tengan cierta debilidad por los temas artísticos en general y por el mundo de la pintura, en particular. 

viernes, 12 de abril de 2013

El maestro del Prado

Siempre digo que me encantan los libros que me permiten conocer cosas nuevas, disfrutar de lugares lejanos, descubrir episodios interesantes de la Historia, y esas son sólo algunas de las cosas que me ha proporcionado la lectura de esta novela de Javier Sierra. Con el joven protagonista de "El maestro del Prado" recorremos nuestro principal museo con una nueva mirada, ya no estamos solamente ante una colosal colección de obras de arte, sino ante una especie de enciclopedia visual donde se ocultan las claves que explican numerosos misterios relativos a una multitud de temas que incluyen la interpretación de los Evangelios, los secretos de la vida desconocida de Jesús y su familia, a aquella parte de la Historia Sagrada que se ha quedado atrás en el tiempo y cuya revelación no ha sido permitida más que a unos pocos que han sabido interpretar los rastros dejados en ciertos escritos y, por supuesto, en numerosas obras pictóricas que funcionan como misteriosas puertas de acceso a secretos inexpugnables. Y además del museo, el autor nos pasea por otros escenarios fabulosos como la biblioteca del Monasterio del Escorial además de por épocas históricas apasionantes como la Europa del Renacimiento, la España de Carlos V o Felipe II, donde tratamos de comprender la mentalidad del momento y lo que inspiraba a los artistas de la época.

El argumento de la novela se nos presenta como una experiencia real del propio autor, que no es necesario creer que sea cierta pero que, sin duda, funciona como técnica para acercarnos la historia de una forma más personal, realmente nos convencemos de que lo que nos cuenta es algo que en verdad le ocurrió. De este modo el autor nos cuenta en primera persona su encuentro casual en el madrileño museo de El Prado, en su época de estudiante universitario, con un misterioso individuo, el doctor Fovel, erudito del arte y otras disciplinas, que le embarcará en una emocionante aventura en torno a los secretos ocultos en diversas obras de arte de dicho museo y que le abrirá al joven estudiante de Periodismo los ojos a todo un mundo de mensajes esotéricos llenos de significados ocultos en el que irá profundizando a lo largo de varios encuentros que se suceden entre los dos personajes, siempre en el interior de la pinacoteca y frente a sus más impresionantes obras. Toda la acción se enmarca en el espacio temporal de los apasionantes años 90 en Madrid, en el entorno universitario, con los conflictos internacionales en plena ebullición, donde el aspirante a periodista se debate entre el interés por seguir los hechos de la más rabiosa actualidad internacional y el deseo de zambullirse en los secretos más arcanos que ocultan las grandes obras de arte del Renacimiento. Da Vinci, Rafael, Boticelli, Tizziano, los grandes maestros pasean ante nuestros ojos y nos dejan ver sus significados más ocultos gracias a la guía del doctor Fovel.

Y es que este libro me ha conquistado sin necesidad de entrar a creer en la parte más esotérica de lo que nos desvela la novela a la que podemos considerar como una nueva revisitación de tantos misterios que ya son "clásicos" en este tipo de literatura y que  hemos encontrado repetidos hasta la extenuación en numerosas novelas anteriores que tratan de profundizar en los (supuestos) significados ocultos de los Evangelios, en la existencia de los cátaros, la conservación del santo cáliz, las sectas milenaristas... y es que junto con esta faceta de la novela, su lectura me ha proporcionado el placer de disfrutar en otro plano diferente como es el que se refiere a la oportunidad de poder acercarme a grandes obras maestras de la pintura cuyas ilustraciones (acertadísima idea) acompañan el texto; me ha permitido reflexionar sobre los cuadros, de ver detalles antes invisibles para mí por desconocimiento. Y aún sin caer rendida ante las supuestas verdades que se esconden tras los elementos esotéricos, igualmente he gozado de ese paseo por el Arte con mayúsculas. Igualmente me ha quedado claro que no es posible hoy día llegar al fondo de la verdadera intención que guiaba a aquellos pintores de hace cientos de años antes pintaron aquellas maravillas, no sabemos si sólo con intención de ensalzar a Dios o si realmente pretendían exponer otras verdades ocultas o transmitir mensajes misteriosos que sólo comprenderán unos pocos iniciados en tales materias. Así y todo, entiendo que son unos temas tan cargados de secretos que seguirán apareciendo en otras novelas y continuarán despertando nuestro interés por mucho que no lleguemos nunca a conocer la verdad de muchos de ellos.

De todas las maneras acepto que todo es posible, que cada uno verá los cuadros con sus propios ojos y cada uno recibirá de ellos un mensaje diferente porque es innegable que las obras analizadas en esta novela resultan mágicas más allá de su mera ejecución formal y que son algo más que lienzo y pigmentos. Probablemente oculten toda una serie de claves en cuya interpretación intervienen miles de años de cultura, religión, filosofía y nos acercan a asuntos tan fascinantes como la presencia de los ángeles entre nosotros o las innumerables profecías que, durante siglos, la sociedad occidental se ha esforzado por interpretar y situar en función de hechos históricos reales…. Agradezco a Javier Sierra que nos proporcione en esta novela tanto materia sobre el que reflexionar en torno a tan variados temas, sin dejar de entretenernos magistralmente con su fresca y ágil escritura, que no pierde el ritmo en ningún momento.

sábado, 31 de marzo de 2012

Todo cuanto amé

Siendo como soy una seguidora confesa de Paul Auster, no podía tardar ya mucho en caer en mis manos alguna novela de su mujer, Siri Hustvedt, a la que no seré yo quien le niegue en ningún caso el hecho de ser una autora absolutamente valiosa por sí misma y su obra propia, pero habrá que reconocer que el cargar con la etiqueta de “mujer de” le concede un indiscutible valor añadido, al menos a priori, si bien eso no tenga necesariamente que significar sea Auster el que enriquezca exclusivamente la obra de su esposa por el mero hecho de estar a su lado y respirar el mismo aire, sino que seguramente exista una corriente de influencias, inspiración y enriquecimiento mutuo que discurre en ambos sentidos.

Y lo cierto es que el ambiente, el entorno en el que trascurre “Todo cuanto amé” no nos es extraño a los lectores habituales de Auster: todo (o casi todo) ocurre en Nueva York en torno a unos personajes que pertenecen mayoritariamente al mundo universitario, de la cultura y el arte. La historia se centra en dos amigos, en dos familias: la de Leo Hertzberg, profesor universitario de Historia del Arte y la de Bill Wechsler, pintor de éxito creciente. Ambos se conocen a raíz de la compra de un cuadro y a partir de ahí su amistad se desarrollará a lo largo de varias décadas en las que compartirán buenos y malos momentos, crisis matrimoniales, el nacimiento de sus hijos, una vida entera de vivencias de todo tipo. Al arrancar el libro Leo rememora estos años y los hechos más destacados y que más les marcaron a todos los que los vivieron.

Uno de los pilares sobre los que descansa el libro es acercamiento al mundo del arte: las reflexiones sobre la obra de arte en sí y todo lo que supone su comercialización. Con mucha frecuencia el relato se adentra en el proceso de creación artística, abundan los pasajes en que se describen obras, tanto pictóricas como de ensayo, poemas o instalaciones que nos aproximan al proceso creativo y al análisis de la obra terminada. Se aprecia el profundo conocimiento de la autora de las tendencias y figuras más destacadas del arte y la cultura norteamericanas de los últimos decenios a través de las abundantes referencias que jalonan el texto. Al hilo de este mundo, también se nos presenta la transformación que entre los 70s y los 80s sufrieron los barrios del centro de Nueva York, el surgimiento del SoHo, la revalorización de los antiguos almacenes convertidos en lofts, frecuentamos las zonas donde conviven artistas y jóvenes adinerados, críticos y aspirantes a estrellas, viejos fracasados y jóvenes sin aspiraciones de futuro.

Pero la historia que se cuenta es, fundamentalmente, la vida de unas personas, los temas básicos sobre los que se estructura el argumento de la novela son la amistad y el matrimonio, la familia, el peso de los recuerdos y la herencia histórica y sentimental recibida de nuestros mayores. Se reflexiona sobre la vida y la muerte, sobre el paso del tiempo y sus efectos, sobre los recuerdos y los proyectos cumplidos o no. Y sobre todo se habla de la paternidad: el papel de los hijos en la vida de las personas, como todo cambia cuando se es padre, las expectativas que se crean ante el futuro, la imagen prediseñada que en ocasiones nos creamos sobre el adulto en que se convertirá algún día el niño de hoy y su confrontación con la realidad, la asunción como propios de los fracasos y los éxitos de los hijos.

Destacaría de la autora su exquisita sensibilidad para narrar hechos dramáticos y describir el dolor más intenso con una extrema delicadeza. Ni siquiera el hecho de que la voz del narrador sea masculina aparta a la autora de lograr ese fin. A lo largo de la novela se suceden algunos hechos trágicos que se cuentan sin caer en ningún momento en la sensiblería, sin forzar escenas conmovedoras. El relato no es apasionado sino que mantiene un tono de absoluta racionalidad: conocemos al detalle los pensamientos y sentimientos de los personajes a partir de la detallada observación de la realidad que incluye tanto lo material como lo sensorial: los comportamientos y las relaciones personales, las motivaciones de sus acciones y reacciones están plasmadas tratando de profundizar en la mente y el alma humanas. Pero todo esto no es obstáculo para que entendamos el dolor de los personajes. Se nos permite asomarnos a lo más profundo de su ser y entender así sus corazón y su sufrimiento. Una forma de contar la realidad que me ha gustado mucho y me hace anotarme a Siri Hustvedt como una autora a seguir.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Guías del Museo del Prado

El pasado fin de semana estuve en Madrid, el sábado era mi cumpleaños y tenía ganas de celebrarlo en plan cultural, por lo que nos fuimos con los niños y una programación bien completa que incluía patearnos Madrid desde el Palacio Real hasta el Museo del Prado, haciendo parada en los iconos más destacados de la capital: Plaza Mayor, Puerta del Sol, Congreso de los Diputados...

Lo cierto es que el día fue estupendo y las visitas resultaron un éxito, teniendo en cuenta que arrastrábamos tres niños de distintas edades y ninguno se quejó demasiado ni de la caminata ni de las visitas realizadas y quedaron encantados de conocer tantas cosas de las que habían oído hablar con anterioridad.

Yo no soy mucho de comprar souvenirs, realmente no me atraen los platos de cerámica tipo "recuerdo de Benidorm" pero lo que sí que suelo traerme de los viajes son libros, generalmente guías de los lugares que visito, libros de fotografía o catálogos de museos o exposiciones. De este viaje me he traído la clásica guía de la visita al Palacio Real de Madrid, que, por cierto, debo decir que me ha gustado mucho y que me ha hecho recapacitar sobre los mucho que nos atraen los palacios europeos y lo poco que conocemos los nuestros (hagan una pequeña encuesta doméstica entre las personas de su entorno y descubran cuántos conocen Buckingham Palace o Versalles y cuántos han visitado el Palacio Real de Madrid o el Escorial o el Alcázar de Segovia; los resultados seguramente serán asombrosos)

Pues, como decía, además de la guía del Palacio, también me traje dos pequeñas guías de visita del Museo del Prado, una dedicada a las 10 obras maestras del Museo y otra monográfica sobre Velázquez. Existen otros títulos pero nos limitamos a estas ya que eran los temas en los que nos habíamos centrado con los niños. Son en realidad mini guías por su tamaño y por su precio (1,00 € en los expendedores situados en distintos pasillos del propio museo) pero por su contenido son grandes obras, ya que están escritas por especialistas, recogen los datos fundamentales de las distintas obras y comentarios sobre autores, épocas y demás. Están editadas por la Fundación Amigos del Museo del Prado y me parece que son de gran valor, a pesar de su pequeño tamaño. Una buena adquisición, sin duda, que nos permitirá refrescar desde casa aquello que vimos en nuesta visita.