lunes, 10 de noviembre de 2025

Los nombres de Feliza

Feliza Bursztyn fue una artista colombiana fallecida en Paris en enero de 1982. Juan Gabriel Vásquez se encuentra con el relato de su muerte a través de una recompilación de columnas periodísticas en la que Gabriel García Márquez daba cuenta de tal suceso de este modo: "La escultora colombiana Feliza Bursztyn, exiliada en Francia, se murió de tristeza a las 10:15 de la noche del pasado viernes 8 de enero, en un restaurante de París." A partir de ese momento, el escritor colombiano comienza a obsesionarse por la figura de Feliza; quiere saberlo todo de ella: cómo vivía en Colombia, porqué se exilió a Paris y sobre todo qué era lo que la llevó al estado de tristeza que, según García Márquez, provocó su muerte. De la búsqueda de respuestas a todas estas preguntas surge este libro, "Los nombres de Feliza", una obra que, más de cuarenta años después de su fallecimiento, trata de adentrarse en la vida de Feliza, recrear con detalle su último día pero también revisar todos los episodios destacados de su vida anterior.

'Nos embarcamos en ese impulso que siempre es imperfecto: la reconstrucción del pasado, ese lugar incómodo que sólo existe mientras lo contamos."

El autor se entrevista con Pablo Leyva, última pareja de Feliza, y se sumerge también en documentos, artículos, testimonios y libros donde aparece la artista. A lo largo de la lectura se habla del exilio, de la añoranza del país de origen, de los tiempos en Bogotá, Nueva York y París; de la convulsa situación política en Colombia, en América y en el mundo de aquellos años; del intenso amor que Pablo sentía por Feliza y como intentó comprenderla, ser su apoyo, compartir la carga de su dolor; de sus amores, de la separación de sus hijas y de todas sus pérdidas y dolores que se le fueron acumulando. Feliza se convierte en manos de Vásquez en un personaje fascinante que se nos va descubriendo y nos sorprende, una artista total con una existencia apasionante, descendiente de judíos polacos, de risa estruendosa y que murió dos veces, porque antes de la del 82 ya había muerto una vez, cuando renunció a todo dejando atrás su vida de esposa y madre burguesa al uso. Feliza Bursztyn se nos presenta como una mujer luminosa y libérrima que ante todo deseó siempre vivir a su manera, no dejarse dominar ni que nadie marcara su camino ni viviera su vida.

'Lo malo de querer tanto a una persona es creer que la conocemos: la ilusión de saber lo que piensa y lo que siente a cada instante, el espejismo de entender sus demonios y sus pesadillas igual que entendemos los nuestros. Ésa había sido una de las grandes lecciones de vivir con Feliza: no es necesario poseer el pasado del otro para vivir su presente."

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