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La lluvia amarilla" es tal vez la novela más reconocida del escritor leonés
Julio Llamazares. En ella escuchamos la voz de Andrés, el último habitante del pequeño pueblo de Ainelle, en las montañas del Pirineo de Huesca, el que resistió, junto con su esposa Sabina, después de que el resto de los vecinos hubieran ido abandonando el lugar marchando en busca de un futuro mejor y dejando que las casas y todo el entrono fuera cayendo en la ruina, que las zarzas y el musgo fueran reconquistado el terreno abandonado por el hombre. Algunos se marcharon cuando la guerra; todos los demás se fueron yendo poco a poco hasta que, cuando también Sabina faltó, sólo quedó él, con la única compañía de su vieja perra y de su memoria, con sus recuerdos y las historias que vivió y también las que escuchó al amor del fuego cuando era un niño, "
La única manera que tenía de sobrevivir entre tanta ruina y tanta muerte, la única posibilidad de soportar la soledad y el miedo a la locura." Recuerda los tiempos en que la vida abundaba en ese pueblo que ahora va desmoronándose, sometido al invierno, al viento y al abandono, en ese pueblo condenado a desaparecer como ya lo hicieron antes otros pueblos del entrono. Allí permanecerá Andrés en su inmensa soledad, rodeado de recuerdos y fantasmas a la espera de que el tiempo termine de hacer su trabajo.
"Ante mi, ya sólo se extendía el inmenso paisaje desolado de la muerte y el otoño infinito donde habitan los hombres y los árboles sin sangre y la lluvia amarilla del olvido."
Con una prosa magistral y poética, Llamazares nos ofrece esta narración que es una despedida de un mundo que va desapareciendo frente al abandono del rural por la población que busca otros entornos más amables, menos duros, más domesticados; nos relata así el fin de una época y de una manera de enfrentarse a la vida en una tierra donde la existencia siempre fue difícil, en medio de un paisaje arrasado por el viento del norte, el frío y las nieves, donde los hombres se veían sometidos al duro el trabajo que se requiere para conservar todo aquello que la Naturaleza se iba empeñando incansable, invierno tras invierno, en recuperar de nuevo para sí.
"A veces, uno cree que todo lo ha olvidado, que el óxido y el polvo de los años han destruido ya completamente lo que, a su voracidad, un día confiamos. Pero basta un sonido, un olor, un tacto repentino e inesperado para que, de repente, el aluvión del tiempo caiga sin compasión sobre nosotros y la memoria se ilumine con el brillo y la rabia de un relámpago."
Tengo este libro pendiente en la estantería desde hace... Ni me acuerdo. A ver si me animo, que por lo que cuentas, me va a gustar.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo también había visto este libro durante años en casa de mis padres y he tardado mucho en decidirme a leerlo, pero me alegro de que finalmente haya llegado el momento
EliminarSaludos.