Entre las escenas que nos ofrece la autora hay algunas tan disparatada como la de preparar cenas gourmet en un apartamento de 12 metros cuadrados sin más cocina que un hornillo eléctrico y una bañera donde enjuagar la verdura y lavar los platos, en una época en la que su alimento básico era la berenjena preparada de mil maneras; además nos proporciona el método infalible para freír pollo, nos enseña a hacer recetas clásicas de toda la vida como budin de pan con chocolate o sus adoradas espinacas a la crema y nos da ingeniosas ideas para enfrentarnos a comensales con todo tipo de manías, intolerancias o prohibiciones de cualquier tipo a la hora de comer.
"Cualquier anfitrión o anfitriona ha sufrido la misma pesadilla. Se planea una cena para seis invitados, dos de los cuales comen kosher, y se concibe un menú a partir de este hecho: pescado frío en salsa verde, lasaña vegetariana, una ensalada y una tarta de peras. En el último momento, se desvela que, de los otros cuatro comensales, uno sigue una estricta dieta sin gluten, otro no toma lácteos y otro es alérgico al pescado.
La solución más sencilla al problema es cambiar de amistades de inmediato y rodearse de una cuadrilla de tragaldabas de pro con pocos melindres y una consideración nula hacia la salud".
El estilo del libro es fresco y muy divertido, evocando frecuentemente al de mi querida Nora Ephron, con ese desparpajo y gracia para contar anécdotas propias; no en balde, la Colwin también es, como la Ephron, una judía neoyorquina que hace gala de ese humor ácido e inteligente que les es tan propio, además de contar con una enorme cantidad de amigos, conocidos y gente a la que le gusta invitar a comer o a cenar. A lo largo de estas páginas nos transmite la idea de que la comida, especialmente la más casera y tradicional, es fundamentalmente disfrute, consuelo y placer (a veces culpable), así como una excusa para socializar.
"Está claro que hay platos, como el pastel de carne y la sopa de pollo, que son una especie de terapia comestible."
A cualquiera que le guste aunque sólo sea un poco cocinar y, claro está, a todo el que disfrute del buen comer, se le abrirá necesariamente el apetito con esta lectura, así como las ganas de poner en práctica más de una de las sencillas y aparentemente sabrosas recetas que van jalonando el libro, explicadas con gracia y auténtica pasión por esta entusiasta gourmet.
Cocina y diversión. Una propuesta interesante la que nos traes hoy. No me importaría leerla si se cruza en mi camino.
ResponderEliminarBesotes!!
Es realmente entretenida. Eso sí, muy norteamericana en sus gustos y opiniones, pero a mí me ha divertido.
EliminarSaludos.
Aprecio la pasión que pones en cada palabra escrita. ¡Gracias! Explora el lado creativo de Aviator con nosotros en nuestro blog.
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
EliminarSaludos.