viernes, 18 de noviembre de 2022

By Grand Central Station I sat down and wept

La escritora canadiense Elizabeth Smart narra en esta breve obra "En Grand Central Station me senté y lloré" el inicio de su historia de amor con el poeta británico George Baker del que se enamoró, aún sin conocerlo personalmente, a través de la lectura de sus poemas. Cuando estalla la II Guerra Mundial, Smart luchará por hacerle viajar a California desde Japón donde el poeta trabajaba como profesor de Literatura Inglesa y, a pesar de que por entonces era un hombre casado y como católico no tenía intención de divorciarse de su esposa, ambos vivieron un romance apasionado del que nacieron cuatro hijos y tuvieron que enfrentar la incomprensión y el rechazo de todo su entorno e incluso las leyes del momento. "Se me acusa de silencio y de amor."

Escrito con un lenguaje rico de intensa prosa poética, reconozco que me ha costado algún esfuerzo leerlo en inglés, pero es que incluso cotejándolo con una versión traducida debo reconocer que es una lectura que no fluye con el ritmo del tipo de narrativa que suelo leer habitualmente, tiene un lenguaje que en ocasiones es hermético, con imágenes que requiere toda tu atención porque es muy conocido, pero cada frase pesa, no sobra una línea y todas van cargadas de emociones y profundas metáforas. Yo soy muy de libros que cuentan historias, de historias argumentales, de retrato de personajes, pero esta es una historia de emociones y sentimientos transmitidos a base de golpes certeros, breves y desnudos de relleno innecesario.

"¿Qué va a ocurrir? Nada. Pues todo ha ocurrido ya. El tiempo entero es ahora, y el tiempo no puede ofrecer nada mejor. Nada puede ser más ahora que ahora, y antes de ahora nada era. No hay hechos menores en la vida, sólo existe un hecho, éste, único y colosal."

El resultado es un relato breve de una pasión amorosa irrefrenable y condenada a la tragedia, una locura de enamoramiento prohibido que arrastra a sus protagonistas, que arrasa las vidas de los que se ven involucrados en ella, convertidos en una lectura que destila locura, deseo y poesía por igual. "El amor me posee y no tengo alternativa ". Es difícil adentrarse en ella, es cierto, no resulta una lectura sencilla, pero indudablemente merece la pena el esfuerzo.

"Él es la luna dueña de las mareas, es el rocío y la lluvia, es todas las semillas y la miel del amor. Siento crujir mis huesos, aplastados como los bambúes. Yo soy la tierra que perforan, para crecer, las plantas. Pero cuando germinen yo también seré un dios.

Y hay tanto para mí, soy de pronto tan rica, sin haber hecho nada para merecerlo, para tener las manos llenas, llenas a rebosar. Y todo después de una tan larga travesía del desierto."

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Es una lectura breve, pero densa, que requiere un esfuerzo, pero que merece muchísimo la pena.
    Besotes!!!

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    1. Así es. Reconozco que me cuesta ponerme con la poesía o, como en este caso, la prosa poética, pero también es cierto que se disfruta de un modo diferente que la narrativa. De vez en cuando vale la pena el esfuerzo.
      Saludos

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