jueves, 18 de febrero de 2021

Los felices días del verano

Fulco di Verdura fue todo un personaje con una vida digna de ser contada: noble italiano perteneciente a una antigua estirpe siciliana, primo de Giuseppe di Lampedusa, autor de "El Gatopardo", nació cuando estaba a punto de iniciarse el siglo XX. Con el transcurso de los años se convertiría en un exitoso joyero, íntimo de Coco Chanel con la que colaboró profesionalmente, frecuentó la intelectualidad europea de entreguerras y acabó conquistando a las estrellas de Hollywood con sus creaciones exageradas y estrambóticas. En esta obra autobiográfica "Los felices días del verano" recrea sus primeros años de infancia en la villa familiar a las afueras de Palermo, un palacio decadente lleno de salones decorados con pinturas murales y rodeado de frondosos jardines donde convive la familia con animales domésticos de lo más variado y alguno que otro más exótico, un numeroso equipo de sirvientes y visitantes que van y vienen y en donde el autor y su hermana vivieron felices y libres sus primeros años, trasladándose con frecuencia a otras residencias, palazzos y villas pertenecientes desde hace generaciones a las diferentes e intrincadas ramas de la familia. 

El libro está plagado de estrambóticas anécdotas protagonizadas por familiares y conocidos, muchos de ellos personas bien peculiares, nobles emparentados con las diferentes monarquías reinantes en distintos países europeos que conservan, si no las antiguas fortunas, sí los aires de grandeza heredada de los gloriosos tiempos pasados. Pero las rarezas y tradiciones de la familia no desentona en la milenaria isla de Sicilia, tierra esta de curiosas tradiciones, con un pueblo de fuerte carácter e intensa alegría, estrechamente imbricado con la Iglesia, fiel a las celebraciones religiosas donde la muerte es un elemento natural más y que se manifiesta con un barroquismo estético, no sólo en sus iglesias sino en toda la ciudad de Palermo, en sus palacios ruinosos y en sus estrechas y ruidosas calles donde conviven siglos de Historia y el poso dejado por multitud de culturas diversas con un pueblo humilde pero orgulloso de su pasado.

Todo el relato supone una recreación de los primeros recuerdos del autor a través de la memoria sensorial, desde los sabores de las deliciosas comidas, las frutas y dulces de su infancia a los olores de flores y mercados o de los animales domésticos, los sonidos de la calle, canciones antiguas y su amada ópera a la que tan pronto se aficionará, así como imágenes que reflejan la desbordante belleza de Sicilia, junto con sus recuerdos de los frecuentes viajes por Europa visitando a familiares y recorriendo un mundo de lujo y disfrute de la cultura y los placeres más variados con la inocente confianza que en aquellos días se tenía en el mantenimiento del status quo, en la permanencia del viejo orden y de sus privilegios que desaparecerían completamente tras las guerras mundiales para dar paso a un nuevo orden de las cosas. Este mundo decadente es el que también mostraría el primo Lampedusa en su famosísima novela.

Es esta una autobiografía que rezuma sinceridad, donde las cosas se cuentan con la mirada inocente de un niño que observa a su alrededor y cuenta lo que ve sin juzgar ni verse influido por planteamientos de un futuro que en aquel momento el pequeño Fulco ni siquiera se veía capaz de imaginar. Nada hace adivinar en esos felices días de infancia los oscuros tiempos que estaban por llegar para toda Europa. 

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