martes, 9 de octubre de 2018

La bruja

Fiel a mi cita con una de las series que sigo con más contumacia desde su origen, regreso a Fjällbacka de la mano de mi querida Camilla Lackberg para enfrentarme a su ultima novela publicada hasta la fecha: "La bruja". Nos encontramos nuevamente y como ya estamos habituados, con varias líneas temporales que discurren con mayor o menor relación entre ellas: por una parte dos historias casi paralelas separadas por treinta años y por otro lado, un antiguo episodio de caza de brujas que transcurre en el siglo XVII en los mismos escenarios de la trama actual pero que no conectaremos con las otras tramas prácticamente hasta el final. Cierto es que este esquema argumental no ha variado desde el inicio de esta serie, pero también es cierto que la autora ha convertido estas historias de crímenes en paralelo en su estilo personal y si funciona bien ¿para qué va a cambiarlo?

El caso actual al que se enfrenta Patrick Hedström y su equipo de policías es el asesinato de una pequeña niña de la localidad. Casualmente, de la misma granja donde vivía la pequeña desapareció hace treinta años otra niña de la misma edad. Las culpables en aquella  ocasión fueron dos adolescente que, aunque posteriormente se retractaron de sus declaraciones iniciales, a nadie le cupo duda de su culpabilidad. Tantos años después, aquellos hechos parecen repetirse casi exactamente y los ojos de todos los ciudadanos se dirigen de nuevo hacia aquellas jóvenes, hoy mujeres adultas que, casualmente, han vuelto a coincidir en Fjällbacka después de una larga ausencia de una de ellas, convertida ahora en estrella de cine.

Como es habitual en las novelas de la Lackberg, nos encontramos con numerosos personajes con mayor o menor peso en el argumento: con la protagonista, la escritora Erica Falk, siempre apoyando con sus investigaciones particulares en los casos de su marido, Patrick; los policías locales, ya viejos conocidos por los lectores fieles a la serie, con sus tramas personales habituales, aunque en esta ocasión tengan menos relevancia que en otras entregas anteriores y otros tantos personajes secundarios relacionados con los crímenes del presente y del pasado, vecinos, testigos, varios adolescentes con conflictos propios de su edad y hasta un grupo de refugiados sirios que completan el variado panorama de personajes de esta novela que nuevamente nos proporciona a los fans de la serie nuestra dosis periódica de misterio combinado con el cálido estilo de vida sueco, donde nunca falta un café y unos bollos de canela humeantes y donde el crimen siempre es vencido gracias a los ya entrañables protagonistas. Más de lo mismo, es verdad, pero es que eso es lo que buscamos cuando regresamos a Fjallbacka, ¿o no?

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