Durante su infancia, las tres hermanas Ayrton: Connie, Nell y Anne, disfrutan plenamente de su hogar bajo el cuidado de Nannie y las someras lecciones de la señorita Clarke; nunca irán a la escuela ni conocerán mucho más que su paraíso doméstico a diferencia de sus dos medio-hermanos que acuden al colegio y sólo regresan a casa por vacaciones. Con el paso de los años las niñas dejan de esconderse en el refugio bajo el rododendro y de hacerle meriendas en el páramo y se espera de ellas que se comiencen a comportarse como adultas. Pero, tras el matrimonio de Connie, ni Nell ni Anne tienen el más mínimo interés en entrar a formar parte de ese mundo; siguen siendo niñas sin apenas conocimiento del mundo ni afán de relacionarse con él. Pero influida por su tía soltera, Beatrice, Anne tomará repentinamente la decisión de casarse en contra de la voluntad de sus padres y se verá por ello alejada de Amberwell.
La novela arranca como una lectura ligera y de lo más agradable sobre la vida familiar en el campo, llena de juegos e inocencia infantiles. Pero después llegará la separación de las hermanas, vendrá la guerra y el mundo que conocieron cambiará para siempre. Nell permanecerá junto a sus padres asumiendo el cuidado y conservación de la casa familiar como legado para los hermanos. Los dramas y alegrías de cualquier familia, los avatares que atravesarán cada uno de sus miembros irán jalonando el relato que, a pesar del dolor y los sufrimientos que les toca padecer, logra mantener el tono luminoso y esperanzador que le otorga las presencia del amor incondicional de los hermanos entre ellos y sobre todo la conexión que sienten con Amberwell: el hogar que siempre estará a disposición de todos para proporcionales consuelo y refugio.
"El mundo entero se rompe en pedazos y ellos, hablando de hierbas y de macizos de rosas."
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