jueves, 18 de julio de 2024

Un año en Provenza

El autor británico Peter Mayle nos regala en "Un año en Provenza" una crónica amable y muy divertida de su primer año de residencia en un pequeño pueblo de la Provenza francesa, a donde Mayle y su esposa se trasladaron a principios de los años 80. Entre los problemas cotidianos con los que se encuentran destacan las dificultades legales para adquirir una casa o un coche, la complicada burocracia y el interminable papeleo que implica cualquier procedimiento, o las inacabables obras de acondicionamiento de la casa que parecen no terminar nunca. Pero también elogian el nuevo estilo de vida alcanzado, la relajación de los horarios, el disfrute de la buena mesa, destacando el papel primordial que la gastronomía tiene para los franceses: dirige la actividad del país, marca los horarios, centra cualquier conversación; hasta el más humilde ciudadano francés habla con autoridad sobre un restaurante tres estrellas Michelin. 

El autor está encantado con la tranquilidad del entorno rural en el que se han establecido que les proporciona alimentos frescos y deliciosos a diario, disfrutan de la buena mesa, el excelente vino local, y el descubrimiento de pequeños restaurantes donde comer exquisitamente. Pronto se enamora del paisaje de la Provenza, de sus viñedos y bosques, de sus pequeños pueblos sincero también descubrirán que no todo es sol y buen tiempo en el sur de Francia: el fuerte viento Mistral e incluso alguna nevada inesperada les sorprenderán. Los Mayle se integrarán pronto con el vecindario y se adaptarán perfectamente a su ritmo tranquilo de vida y su carácter alegre, al contacto con la Naturaleza y a los pequeños placeres cotidianos como un buen queso con aceitunas y saucisson o las siestas en verano. Tan integrados se encuentran que llegan a renegar, como los propios autóctonos, de la avalancha de turistas alemanes o parisinos que invaden todo el sur del país durante los meses estivales. A lo largo del año que se nos describe descubriremos diferentes aspectos vida local: la caza, la vendimia, el veraneo, a través de múltiples anécdotas, historietas y personajes divertidos que pueblan este encantador relato lleno de humor, alegría y pasión por la buena vida.

"El sol ejercía un gran poder sedante y el tiempo transcurría en una neblina de bienestar; días largos, lentos, casi aletargados, en que el goce de estar vivo era tal que nada más importaba." 

2 comentarios:

  1. Veo que ya en esos años ya la turistificación empezaba a ser un problema... Se ve una lectura amable, agradable, pero no me llama como para lanzarme a por ella con tanto pendiente.
    Besotes!!!

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    1. No es una lectura imprescindible, pero sí muy agradable. Puedes anotarla por si cualquier día se te cruza de casualidad en alguna parte.
      Saludos

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