miércoles, 15 de marzo de 2017

La escritora

Soledad Montero es "La escritora" que da título a esta novela de Carmen Conde (Veiga); se trata de una famosa autora que debe su éxito a una abundante producción de novelas truculentas y de dudosa calidad literaria, pero que se venden como churros, y para cuya escritura recurre a varios"negros" literarios, escritores anónimos de cara al lector que aportan la capacidad creativa de la que carece la novelista que las firma, que parece haber agotado su anterior inspiración. Cuando Soledad parece macabramente asesinada en la casa de vacaciones de su editor, de un modo que parece sacado de una de sus propias novelas, la joven Lucrecia Vázquez, una huraña y talentosa escritora a sueldo de la editorial que iba a ser la encargada de escribir la próxima novela de la asesinada, se verá envuelta en una trama de auténtica pesadilla. Lucrecia es un personaje absolutamente peculiar: al margen de ser una escritora prolífica y capaz, con un triste pasado familiar, sufre síndrome de Tourette, lo que la convierte en un espectáculo de tics espasmódicos incontrolables y lenguaje soez, lo que hace que sea poco más que un bicho raro a los ojos de los demás. Al cargo de la investigación del asesinato estará el sargento Gerard Castillo, eficiente aunque algo conflictivo, acompañado de su subalterno, Pau Sierra, más voluntarioso que eficaz. Ambos deberán dilucidar si Lucrecia forma parte de la trama asesina que se inicia o es otra de sus futuras víctimas.

Aparecen, además, otro par de personajes como son Ramón Aparicio, editor sin escrúpulos que pretende aprovechar la muerte de su escritora estrella para vender una exitosa novela supuestamente póstuma, y Alejandro Paz, autor súper ventas de libros de auto ayuda y pseudofilosofía, único amigo de Lucrecia. Ambos son personajes bastante estereotipados y que reflejan lo peor del mundo de la creación, la edición y la venta de libros. Pronto se desvelará que Soledad no era ningún dechado virtudes y que contaba con numerosos enemigos cargados de razones para querer acabar con su vida.

El argumento de la novela está plagado de elementos metaliterarios, es una de esos libros que hablan sobre libros, además de adentrarse con fiereza en el mundo editorial, presentándolo con una crudeza inusitada, como un mero servidor de un mercado ávido de producto al que hay que proveer de material abundante aunque sea de escasa o nula calidad. También se presenta una imagen poco agradecida del mundo de la prensa en su faceta de cazadores de escándalos que se mueren por aprovechar la jugosa noticia que supone el asesinato de un personaje popular.

La novela está plagada de truculentos asesinatos, escenas bastante gores, muchos muertos de manera cruel y bastante acción bien dosificada. Claramente no es una novela amable, todo lo contrario, pero con su ritmo ágil, la trama que engancha desde el principio, con sus elementos efectistas y su argumento de emoción creciente y unos protagonistas con los que es fácil empatizar, supone una lectura que se disfruta a pesar de los elementos siniestros.

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