miércoles, 2 de agosto de 2023

El ángel de la ciudad

Ya se ha convertido en clásico el pasar el verano con una novela de Eva García Sáenz de Urturi entre las manos y por tanto disfrutar/sufrir de la mano de su protagonista, el ya mítico Kraken, cuya serie de novelas está más viva que nunca y sigue funcionando a pesar del cambio de escenario, con sus tramas personales y profesionales en constante evolución. En esta entrega titulada "El Ángel del la ciudad" nos encontramos con que Unai López de Ayala se encuentra instalado en el bellísimo pueblo vitoriano de Laguardia junto con Alba que, tras abandonar definitivamente la policía, se ha hecho cargo del hotel rural que heredó de su madre y ambos se ocupan de su hija Deba. También sabíamos que Unai había dejado igualmente el servicio activo y se sigue dedicando a impartir docencia sobre perfilación criminal en la academia de formación de la Ertzaintza.

La acción de la novela, sin embargo, se origina a muchos kilómetros de Álava, tras producirse un incendio en un antiguo palazzo situado en una pequeña isla de Venecia, tras el cual se constata la desaparición de seis prestigiosos bibliófilos que se habían reunido allí para organizar una feria  de libros antiguos. Unai se traslada hasta Venecia con la sospecha de que su madre, Ítaca Expósito, una destacada falsificadora de libros antiguos que forma parte de una hermandad secreta de mujeres llamadas la Egerias y a la que ya conocimos en la anterior novela, "El libro negro de las horas", se encuentra implicada en el asunto. Le acompaña la experta en arte Mencía Madariaga a la que también conocimos en el anterior caso y que se encuentra al servicio de la Biblioteca Nacional que había enviado una buena cantidad de valiosas obras a la feria. 

La investigación que lleva a cabo la policía italiana y en la que colabora Unai parece relacionarse con unas muertes ocurridas en el mismo lugar del incendio treinta años atrás. Precisamente en aquella época la madre de Unai se encontraba en la ciudad tratando de llevar a cabo uno de sus oscuros negocios relacionados con cuadros falsificados. Pero al mismo tiempo, en Vitoria otra investigación reclama la atención de Unai, una que se relaciona con la muerte de su padre hace ya muchos años, asesinado en un asalto a la librería en la que trabajaba.

En el argumento se mezclan acontecimientos que afectarán a la vida personal de Unai y Alba con las complicadas relaciones familiares de Unai que descubrirá numerosos aspectos que hasta este momento habían sido silenciados sobre el matrimonio de sus padres y la vida que llevó su madre durante los años en que estuvo alejada de su hijo. La única figura que ha permanecido firmemente presente para Unai ha sido su abuelo que ha sostenido la unión familiar con su hermano Germán y ahora sigue estando presente en la crianza de la pequeña Deba.

En el caso de esta novela se puede considerar casi imprescindible el haber leído, si no toda la serie completa, sí al menos la entrega inmediatamente anterior, ya que se podría considerar que ambas constituyen una misma historia repartida en dos entregas en lo que se refiere a los acontecimientos de la vida más personal de Unai y sus orígenes familiares. De hecho, muchos de los interrogantes que se abrieron en el anterior libro se aclaran o concluyen en este otro. La novela, como es habitual con esta autora, se lee con enorme facilidad y rapidez, gracias a unos capítulos muy cortos que van alternando las investigaciones de Unai, los conflictos que está viviendo en el ámbito personal de pareja, las andanzas de Ítaca por Venecia treinta años antes y los sucesos que rodearon la muerte del padre, todo ello perfectamente hilvanado para dar lugar a una trama que atrapa en todo momento y que mantiene vivo el interés por todo aquello que le pueda seguir sucediendo en un futuro próximo al grupo de los protagonistas que esperamos que se nos siga contando en una nueva entrega, tal vez con vistas al próximo verano. 

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