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viernes, 4 de abril de 2025

Celia en la revolución

Guardaba un recuerdo muy tierno de los libros que leí en mi infancia de la serie de Celia de Elena Fortún, seudónimo bajo el que la escritora madrileña Encarna Aragoneses publicó los libros  protagonizados por la pequeña soñadora gracias a los que alcanzó mucha fama en los años 30. Ha sido por ello muy reconfortante volver a saber de aquella niña lista y traviesa en esta última entrega de la serie, "Celia en la Revolución", si bien la niña ya es una jovencita y las circunstancias en la que se desarrolla esta nueva historia no son las más favorables. De hecho, Celia se encuentra en Segovia en casa de su abuelo junto con sus dos hermanas pequeñas cuando estalla la Guerra Civil. Después de que el abuelo es detenido y fusilado por colaborar con los republicanos, Celia debe marchar a Madrid junto a las niñas, acompañadas de la fiel criada Valeriana, para reunirse con su padre, un idealista que no concibe las brutalidades que cometen los del bando al que apoya y que cree firmemente que la razón y la justicia están del lado de la Republica, lo que garantizará la victoria de los suyos. El ambiente de Madrid es impactante para la jovencita, poco acostumbrada a los modos que ahora predominan en la capital: mujeres sin sombrero, empleados que la tutean, viviendas confiscadas, conventos reconvertidos en albergues, las colas para conseguir comida, pero lo peor es el miedo, el sonido de disparos, los bombardeos, los paseos, las desapariciones y los fusilamientos diarios. Y el hambre que terminan pasando cuando ni con la cartilla de racionamiento consiguen nada para comer.

Desde la voz de una chica joven que hasta entonces había vivido en un mundo seguro y acomodado, vamos recorriendo los años de la guerra en diferentes ubicaciones: de Segovia a Madrid, de allí a Valencia, a Albacete y a Barcelona y vuelta a Madrid, viviendo de prestado, sufriendo los bombardeos, viviendo entre las escasez, rodeada de muerte y destrucción durante tres terribles años. Según avancen los meses, Celia pasará de una actitud esperanzada a otra temerosa; todo es incertidumbre, nunca tiene claro qué está pasando realmente en la guerra, aunque sospecha que su padre es un iluso que en todo momento confía en la victoria, cuando su bando tiene todas las de perder, como así ocurrirá finalmente. Logrando mantener el tono de inocencia de la joven Celia, la novela nos muestra un retrato de la guerra desde el día a día de los ciudadanos de a pie, mostrando su miedo, las estrecheces que pasaron, el dolor y la muerte, pero también la fortaleza, la esperanza y el espíritu de supervivencia con el que resistieron durante los durísimos años de la guerra en la zona republicana.

"A mí se me hace que toos los hombres juntos parlando de lo que no entienden, son los que arman las revoluciones… Las mujeres, unas mejor y otras peor, saben cómo arreglar su casa… Si los hombres tienen que arreglar el mundo, ¿por qué no los enseñan?, digo yo."

domingo, 11 de octubre de 2020

El jardín secreto

Hacía bastante tiempo que tenía ganas de descubrir "El jardín secreto", esta novela de Frances Hodgson Burnett que figura entre los títulos más populares de la literatura infantil inglesa. Si bien había oído auténticas maravillas sobre él, temía que el hecho de tratarse de una obra destinada en principio al público infantil pudiera resultar de escaso interés a una lectora que, como es mi caso, hace ya bastantes décadas que deje atrás la infancia. Pero debo confesar que, tras haberlo disfrutado enormemente, entiendo perfectamente que se haya convertido en todo un clásico de la Literatura, ya que resulta una lectura perfectamente disfrutable tanto para niños como para adultos que se dejen conquistar por este mundo de fantasía, inocencia y,  sobre todo, un intenso amor por la Naturaleza.

La protagonista de la historia es la pequeña Mary Lennox que pierde a sus padres junto con todos los sirvientes de su casa en la India colonial cuando se desata una tremenda plaga de cólera. Al quedar completamente desamparada, es enviada de vuelta a Inglaterra donde será acogida por el único familiar lejano que le queda y al que ni siquiera conoce, su viejo tío Archibald Craven. La pequeña Mary es una niña poco agraciada y escasamente sociable, más bien apática debido a que nunca se ha sentido cuidada ni querida por sus padres que siempre la dejaron al cargo de una multitud de criados, entre los que se crió como una niña consentida y egoísta. Su destino una vez llegue a Inglaterra será Misselthwaite, la propiedad de su tío donde la pondrán al cargo de la señora Medlock, ama de llaves de la casa, y de Martha, la criada que destinan a su servicio.

"La casa tiene una antigüedad de seiscientos años, y está en un extremo del páramo. Hay casi cien habitaciones, la mayoría de ellas cerradas con llave. Y hay cuadros y buenos muebles que llevan allí siglos, y rodea la casa un enorme parque, y hay jardines y árboles, algunos con ramas que llegan hasta el suelo... Pero no hay nada más"

Para mí, la descripción inicial de la gran casa en medio del páramo desolado que pretende ser terrible y desasosegante y tal vez lo sería para los niños a los que iba dirigida la obra en origen, me resulta, sin embargo, fascinante y prometedora: un escenario absolutamente atractivo donde vivir aventuras sin fin y descubrir todo un mundo de libertad y fantasía.

La curiosidad de Mary le llevará a conocer a los otros dos protagonistas del cuento: a Dickon, un niño mágico que habla con los animales, conoce todos los secretos de las plantas y criaturas que pueblan el páramo donde se mueve como uno más de ellos, en perfecta armonía con la Naturaleza y a Colin, un niño enfermizo y solitario que vive permanentemente encerrado en un cuarto, aquejado de una enfermedad inexistente y esperando que le llegue la muerte segura que todos los que le rodean le auguran desde que nació; su carácter irascible y tiránico se esfumará al conocer a Mary y cuando esta comparta con él el secreto del maravilloso jardín escondido que posee la mansión y que no es sino el gran protagonista y eje central del libro y que despierta en los niños el intenso amor por la Naturaleza encerrada entre sus muros, les hace descubrir la vida abriéndose paso desde el fondo de la tierra jugosa que tras el frío invierno, que vuelve a hacer retoñar la hierba, asomar las verdes puntas de los rosales trepadores que parecían muertos, sorprenderlos con las nuevas yemas y diminutos capullos de todas las plantas que prometen el renovado espectáculo de cada primavera florida.

Es fácil dejarse cautivar por la atmósfera encantada de la inmensa y oscura casa, de los paisajes asombrosos que procuran los extensos y solitarios paramos, del jardín cautivador y mágico con sus incontables colores y olores, los cantos de las aves y la infatigable actividad de los animales que lo pueblan. Se disfruta así intensamente de esta bellísima fábula en la que asistimos al florecer de Mary y Colin al mismo ritmo que florece su jardín, a la victoria de la bondad y la amistad frente a la oscuridad que la soledad y la tristeza habían sembrado en los corazones de estos niños que vivían dejados de lado por sus mayores pero que logran hacer resurgir el aspecto más luminoso y positivo de la vida gracias al descubrimiento de su maravilloso jardín secreto.

"Si no se ha tenido nunca un jardín, no se podrá entender; y se tiene uno, se sabrá que se necesitaría un libro entero para explicar todo lo que allí sucedió"

martes, 20 de diciembre de 2011

Cuéntame un cuento 4. Angela y el Niño Jesús

Estamos ya en la semana de Navidad y a la vista tenemos unos cuantos días de celebraciones y vacaciones escolares, por lo que la recomendación de lectura infantil que voy a hacer hoy está plenamente centrada en esta temática navideña. Se trata de una lectura dirigida, como casi siempre, a los niños pero estoy completamente segura de que los mayores también disfrutaréis plenamente con este cuento llamado “Angela y el Niño Jesús” del autor norteamericano de origen irlandés Frank McCourt. Todos recordamos el gran éxito que catapultó a la fama a este escritor, “Las Cenizas de Angela”, en el que narraba su pobre infancia en la deprimida localidad irlandesa de Limerik en una época de grandes penurias y su viaje de ida y vuelta desde su Brooklin natal a la ciudad de origen de su madre. Posteriormente a través de “Lo es” y de “El profesor” McCourt nos completó su propia biografía, con estilo sencillo pero lleno de sentimiento y mostrándonos cómo superó sus humildes orígenes y terminó por establecerse en los Estados Unidos y trabajar como profesor de instituto donde intentó siempre instruir y guiar a sus jóvenes alumnos para que fueran capaces de superar los escollos que la vida les fuera presentando, tal y como él hizo en su momento.

Pues este cuento que traigo hoy es otra parte de esa historia familiar, en este caso el autor nos traslada hasta la infancia de su propia madre, aquella Angela que daba título a su primera novela, y nos cuenta, con un lenguaje tierno y lleno de inocencia, cómo la pequeña de seis años descubre, durante la Misa de Nochebuena, que el pobre Niño Jesús ha sido depositado en un pesebre en la iglesia de su barrio de Limerik, recién nacido y apenas cubierto con un pañal, por lo que decide llevárselo a escondidas a su casa y evitar así que el Niño sufra bajo el intenso frío de la gélida noche invernal. Esto provocará un revuelo entre los parroquianos que se revolucionan al descubrir que la figura del portal ha sido robada de la iglesia.

El relato es de una ternura apabullante, con un tono de cuento de Navidad que crea una atmósfera de hermosa fantasía y que expresa muy bien el auténtico sentido de estas fiestas. Una lectura recomendable, sin duda alguna, para todos los miembros de la familia.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Cuéntame un cuento 3. Cuentos por teléfono


Hacía mucho tiempo que no escribía una entrada sobre libros para leer a/con los niños. Lo cierto es que mis hijos mayores ya leen solos desde hace tiempo y el pequeño aún se conforma con que le repita noche tras noche el único cuento que conoce: Los tres cerditos, pero que tengo que contarlo dos o tres veces seguidas, porque cada vez que termina me dice: "Másss", ¡oye! que es durísimo para dormirse y a mí se me caen los párpados y aún se lo tengo que repetir entero una vez más, casita a casita, soplido a soplido.

En fin, para cuando crezca y para aquellos que todavía tenéis niños en edad de que les lean un cuento antes de ir a dormir, voy a recomendar todo un clásico: "Cuentos por teléfono" del italiano Gianni Rodari. Este autor tiene una particular forma de escribir que encanta a los niños desde bien pequeños ya que crea un mundo mágico en medio de la realidad más cotidiana, con un humor muchas veces absurdo, donde los personajes se comportan de la manera más extravagante como si fuera lo más normal del mundo, los objetos cobran vida y hablan con naturalidad de sus cosas y donde todo es posible, con un estilo que hace que los peques se tronchen mientras los mayores los miran pensando: "y esa tontería, ¿te hace gracia?" Rodari sabe llegar a la mente infantil y crea unas situaciones donde la imaginación hace que todo sea posible: desde la niña que se convierte en hormiga todas las noches al irse a la cama, o el ratón que comía gatos, a la violeta que perfumaba en el Polo Norte o el autobús que un día se salió de la ruta y se dirigió a las afueras, cargado de indignados pasajeros.

En este volumen se reúnen varias decenas de pequeños cuentos con una característica común: son las historias que diariamente el señor Bianchi, viajante de comercio, le cuenta a su hija cuando la telefonea para darle las buenas noches desde cualquier lugar de Italia donde se encuentre, porque sin el cuento de cada noche la niña no se puede dormir. En ocasiones la historia es un poquito más larga, aunque nunca ocupa más de tres páginas, pero a veces el señor Bianchi va corto de tiempo y la historia se resuelve en una docenas de líneas. Lo cierto es que siempre dejan en el recuerdo una dulce sensación y una sonrisa en los labios. Y, como se dice en la propia introducción del libro:


...cuando el señor Bianchi telefoneaba a Varese, las señoritas de la telefónica suspendían todas las llamadas para escuchar sus cuentos. ¡Claro! Algunos son tan bonitos...
Anuque yo, más bien, diría: "Todos son ¡tan bonitos!" ¡Que los disfrutéis mucho!

martes, 22 de marzo de 2011

Cuéntame un cuento 2. El árbol de los deseos

Me parece todo un lujo poder incluir en una sección de recomendaciones de lecturas infantiles la obra de todo un premio Nobel. La cosa verdaderamente tiene su mérito, a ver si alguien se atreve a pensar que los niños no pueden leer libros del más alto nivel literario. Este es el caso de “El Árbol de los Deseos” el único cuento para niños que escribió William Faulkner, ambientado en el sur de los Estados Unidos, como es habitual en este autor norteamericano que en esta ocasión deja de lado el drama psicológico habitual en sus creaciones para el público adulto para recrear un fabuloso viaje imaginario que lleva a la pequeña Dulcie, guiada por el extraño Maurice y en compañía de su hermano Dick, su vecino George y su doncella Alice a descubrir el fantástico árbol de los deseos, gracias al cual todo se puede cumplir, aunque pronto descubrirán que hay que tener cuidado con lo que se desea...

Me parece que este cuento entra perfectamente en la categoría de “Cuéntame un cuento” debido, en principio a su breve extensión que permite contarlo en unos pocos días, no se trata de una novela larga sino de un cuento. Es además pura imaginación, pura inocencia y tiene hasta moraleja, ¿qué hay más clásico en un cuento que todo eso? Empezando por la sencilla dedicatoria del autor, el libro está dirigido precisamente para niños de la edad de Victoria:
Bill, que hizo este libro para su querida amiga Victoria en su octavo cumpleaños
Desde el mismo punto de partida de la historia se da por supuesto que todo es posible, una vez que se entra en el mundo de la magia, siempre y cuando en la víspera de tu cumpleaños cumplas con un sencillo ritual:

Y si la noche de antes (...), te acuestas con el pie izquierdo por delante y le das la vuelta a la almohada antes de dormirte, puede suceder cualquier cosa.

Y eso fue exactamente lo que hizo Dulcie y, a partir de ahí, el resto de la historia y las aventuras que corrieron estos amigos tendréis que descubrirlas cada uno de vosotros en compañía de vuestros niños. Espero que la disfrutéis.

lunes, 7 de marzo de 2011

Cuéntame un cuento 1. El Principito

Los que tenemos hijos, y supongo que también los que no los tienen, sabemos lo importante que es para la formación integral de los niños el hábito de contarles cuentos antes de irse a dormir. Este acto cotidiano encierra una multitud de aspectos beneficiosos en los ámbitos afectivos y de comunicación padres-hijos pero destacaría aquí uno que considero fundamental para los asuntos que se suelen tratar en este blog: el despertar temprano del amor por la lectura.

En su más tierna infancia el hecho de leer un cuento a nuestros hijos abre sus mentes al inmenso mundo de la imaginación, les introducimos en escenarios fantásticos, les mostramos otras realidades y les facilitamos ese acercamiento amoroso al texto escrito que pronto estarán deseosos de poder descifrar por sí mismos.

Pero incluso cuando ya son capaces de leer sin problemas, qué sensación tan placentera la de dejarse arrastrar en brazos del sueño al tiempo que escuchamos cómo nos cuentan un relato fabuloso, divertido, misterioso ... porque incluso a los niños que ya tienen diez o doce años les gusta de vez en cuando que les cuenten cuentos.

Pero claro está, llega un momento en que los clásicos (que son magníficos en su mayoría, no lo pongo en duda en ningún momento) se nos quedan cortos. A los niños les gustan siempre, no hay discusión sobre esto, las brujas, las princesas, los gatos con botas, y los enanos siempre son de su agrado, pero somos los mayores los que a veces tenemos ganas de escucharnos contar otras historias, de disfrutar del propio relato al tiempo que se lo leemos a nuestros niños.

Y esta es la razón por la que me pongo manos a la obra para recomendar algunos libros que yo personalmente he leído a mis hijos y con los que hemos disfrutado todos porque hay obras destinadas a los adultos que son estupendos cuentos infantiles, al igual que hay obras esencialmente infantiles que pueden entusiasmar a los mayores. Espero que disfrutéis todos de estas recomendaciones que trataré de ir exponiendo en distintas entradas.

Para empezar quería recomendar un auténtico clásico que me ha encantado desde siempre: El Principito de Antoine de Saint-Exupèry es una obra fundamental, desde mi punto de vista, no tanto como fuente inagotable de citas “new age”, que también, sino por la sencillez en que se expresan los sentimientos, la inocencia del personaje a la hora de enfrentarse con los demás, cómo con un lenguaje sencillo y con simples imágenes se pueden contar cosas tan profundas y tan esenciales y, finalmente pero no por ello menos importante, lo bello del cuento en sí, del fabuloso viaje por la galaxia que culmina en algo tan simple como la búsqueda de un verdadero amigo. Contribuyen necesariamente a la belleza de la obra las ilustraciones originales de autor que son elemento inseparable del texto y recrea ese mundo tan fantástico.

Si sois de los que disfrutaron leyendo este libro en vuestra juventud y estáis convencidos de que “lo esencial es invisible a los ojos”, si descubristeis con él qué era un baobab o cómo adiestrar a un zorro, no dudéis en releérselo a vuestros niños, ya que es uno de los imprescindibles en cualquier biblioteca infantil y juvenil.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Bat Pat: misterios a la orden

Desde esta primavera, mi hijo de 9 años está "enganchado" a la serie de libros de Bat Pat, un simpático murciélago miedoso que tiene que resolver misteriosos casos como el del Monstruo de las Cloacas o el Mamut Friolero o la Abuela de Tutankamon. En realidad no he leído ninguno de esos títulos personalmente, más allá de haberles echado un ojo para ver si el estilo era adecuado para la edad del lector, pero con ver la cara de concentración de mi hijo cuando se embarca en la lectura de cualquiera de los títulos de la serie, con alguna que otra risa que se le escapa de vez en cuando, sé que son todos apasionantes, tanto que cada vez que termina uno ya está pensando en atacar el siguiente.

La colección creo que va por el número 14 o así, aunque no es estrictamente necesario que se lean en orden, bueno: "hay que empezar por el número 1, que es en el que te presentan a los personajes" (el aficionado a la serie dixit), con lo que tenemos asegurados un par de años de disfrute lector, hasta que la edad y la experiencia nos lleve a otras lecturas y otras colecciones, esperemos que igual de apasionantes.