El caso que ocupa la novela se inicia cuando en un camino rural a las afueras del pueblo, aparece el cadáver de una religiosa que resulta ser sor Lucía, una monja que se encontraba recuperándose de una reciente enfermedad en el monasterio de las Carmelitas de San Lorenzo. Sin poder descartar que se haya tratado de una muerte accidental Karen, ayudada por sus compañeros, inicia las pesquisas habituales.
En paralelo vamos conociendo la historia de la joven Conchita y su familia que transcurre unas décadas antes; es un relato de violencia doméstica, dolor, miseria y desigualdad; de la contraposición de los que gozan de privilegios y pueden conseguir lo que desean con su influencia y su dinero y los que no tienen nada que ofrecer más que entregarse ellos mismos a los poderosos para lograr sobrevivir. Esta otra narración terminará por dar las claves de la muerte de sor Lucía que investigan los guardias civiles.
Me ha resultado en esta ocasión más interesante la historia que en teoría transcurre en segundo plano que la propia de la investigación criminal. He encontrado los perfiles de los personajes muy bien trazados, así como los diferentes estratos de la sociedad del Madrid de los años 80. Me he sumergido completamente en la narración y he disfrutado mucho de su lectura, a pesar de la dureza del tema que aborda y que se trata mostrando bastante ecuanimidad entre los diferentes puntos de vista implicados.
"Las cosas nunca son perfectas (...) no son ni blancas ni negras. La mayoría de las veces son grises y, muchas veces, el bien no es absoluto, solo relativo."