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martes, 8 de abril de 2025

El hombre en busca de sentido

Viktor Frankl ejercía de psiquiatra en Viena cuando fue enviado por los nazis a un campo de trabajo por su condición de judío. Éste el germen de su libro "El hombre en busca de sentido". 

El volumen contiene dos partes diferenciadas. En primer lugar se publicó "Un psicólogo en un campo de concentración" donde el autor revive su experiencia personal durante varios años en diferentes campos de trabajo. A partir de ahí realiza un estudio desde el punto de vista psicológico en torno al comportamiento humano cuando se encuentra a una situación límite. Tras el primer impacto al ser internado que lleva a un estado de shock, en un segundo momento comprueba cómo se produce la adaptación a la situación; es sorprendente la capacidad de adaptación del hombre, como es capaz de acostumbrarse a cualquier cosa, la insensibilidad que, a modo de coraza psicológica, van desarrollado los presos y que les permite sobrevivir en medio de tanto sufrimiento. 

"La supervivencia absorbía la personalidad hasta provocar un torbellino mental que ponía en dudas la jerarquía de valores que había sostenido al prisionero antes del internamiento (...) la vida descendía al nivel animal"

Una dieta insuficiente, el duro trabajo físico, el frío o el tifus hace que los presos sientan la cercanía constante de la muerte, lo que provoca distintas emociones, no sólo las que resultan obvias como el miedo, la incertidumbre o el dolor, sino también otras inesperadas como la curiosidad, el humor o la capacidad de sorpresa. "El humor es otra de las armas del alma en su lucha por la supervivencia." A través de la dura experiencia, sin embargo, el propio Frankl acaba por descubrir el verdadero sentido de la vida, el amor como valor supremo y la necesidad de cultivar la vida interior que le permite emocionarse todavía con un hermoso amanecer o contemplar el paisaje que se extiende más allá de las alambradas. Por fin, alcanza la convicción de que la libertad de decidir es lo que nos convierte en humanos. 

"Cada hombre, incluso en condiciones trágicas, puede decidir quién quiere ser - espiritual y mentalmente - y conservar su dignidad humana "

La obra no trata de emocionar ni de ser un relato sentimental; de hecho narra con cierta frialdad y objetividad los dramáticos momentos vividos. Cada episodio relatado tiene como finalidad extraer de ellos los aspectos psicológicos y analizar el comportamiento humano de manera que le ayude a conocer más sobre la mente humana cuando se expone a las situaciones más extremas posibles y determinar qué es lo que nos hace humanos cuando toda la humanidad desaparece.

"Si hay un sentido en la vida entonces debe haber un sentido en el sufrimiento. La experiencia indica que el sufrimiento es parte sustancial de la vida, como el destino y la muerte. Sin ellos, la experiencia quedaría incompleta."

El libro cuenta con una segunda parte que fue añadida en ediciones posteriores, "Conceptos básicos de Logoterapia", en la que se describe el método terapéutico a cuyo estudio y aplicación dedicó Frankl su vida profesional. Esta escuela terapéutica se centra en el sentido de la existencia humana y la búsqueda de este sentido por parte del hombre, adentrándose en su dimensión espiritual. Esta rama psicológica se enfrentaba a la escuela basada en el psicoanálisis que en aquella misma época abanderaban Freud y Jung. Frankl insiste en ver siempre al enfermo como un ser humano, el médico no es un técnico que repara mecanismos; considera las crisis existenciales o el conflicto interno como una señal no patológica de la búsqueda del sentido de la vida que lleva al crecimiento interior. Su teoría se fundamenta en la afirmación de Nietzche: "Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier como".

miércoles, 22 de enero de 2025

La llamada. Un retrato

En "La llamada. Un retrato" la argentina Leila Guerriero traza ese retrato que se indica en el título en torno a la trágica experiencia sufrida por una joven Silvia Labayru durante los años 70, cuando una cruel dictadura militar en Argentina causó miles de muertos y desaparecidos. Frente al régimen dictatorial se organizaron numerosos grupos revolucionarios de izquierda entre los que sobresalen los Montoneros, jóvenes guerrilleros enfrentados a la dictadura que no rehúyen el uso de la violencia para acabar con el régimen. A este movimiento se unió Silvia siendo adolescente, realizando tareas de inteligencia, pero trabajando codo con codo junto a los compañeros que realizaban acciones directas, por mucho que después trate de justificarse, de mantenerse al margen. 

"Estaba haciendo un trabajo de inteligencia. ¿Para qué? No quiero ni explicitarlo. Yo no era ejecutora. Estaba loquísima, pero no tan loca como para no saber que si mataba a alguien mi vida iba a cambiar para siempre. Pero estaba destinada a eso."

Silvia fue una joven inquieta, muy viva, atractiva, seductora y con poca estabilidad familiar. Desde muy temprana edad ya muestra intereses políticos debido a la turbulenta situación del país; pronto manifiesta su inclinación hacia los ideales izquierdistas aunque poco fundamentados, sin una ideología clara más allá de las ansias de libertad propias de la juventud, del dedo de terminar con el régimen dictatorial. Como ocurrirá con una gran parte de la juventud argentina del momento, entra a formar parte de la Juventud Peronista; el siguiente paso fue integrarse en los Montoneros. Cuando contaba con veinte años y se encontraba embarazada, cayó en manos de los militares de la ESMA, uno de los principales centros de detención y torturas de la Marina, de donde pocas personas salían con vida. Silvia Labayru fue secuestrada, torturada y violada pero finalmente logró salir viva, recuperar a su hija que por fortuna no fue dada ilegalmente en adopción a familias cercanas al régimen, como ocurrió en otros muchos casos, sino que se la entregaron a la familia de Silvia al poco de nacer allí dentro.

"Pero yo no tenía idea de lo que era tener un hijo. Embarazada de cinco meses, con una pistola en el pantalón y una pastilla de cianuro en el bolso. ¿Qué es eso?

Eso era ella".

A través de entrevistas realizadas a lo largo de varios meses a la protagonista y a personas relacionadas con ella, se van reconstruyendo los hechos de aquellos años y el resto de su historia personal, lo que sufrió dentro de la ESMA y el rechazo recibido por parte de sus correligionarios por sobrevivir a aquel encierro: "Un prisionero no sigue vivo en manos del enemigo si no entregó lo suficiente". Como punto negativo de esta lectura, debo confesar que en ocasiones me he atragantado un poco con la abundancia de grupos, siglas y organizaciones, enfrentamientos partidistas y matices ideológicos entre los que me puedo perder dado que no tengo un gran conocimiento de la historia política reciente de Argentina. A través de una narración muy fragmentada que va pasando constantemente de un entrevistado a otro, de un tiempo a otro, de descripciones del presente y relatos del pasado, de la dictadura de Videla a la pandemia de COVID, entre retazos de declaraciones y entrevistas, recuerdos, reflexiones, historias y testimonios vamos recorriendo las vidas, no sólo de Silvia, sino de otros muchos personajes: sus parejas, Alberto Lennie, Osvaldo Natucci, Jesús Miranda y Hugo Dvoskin, su hija Vera y su hijo David, sus padres, familiares, amigos, compañeros de militancia, otros desaparecidos y de tantas otras personas de su entorno, muchos de ellos víctimas también de la persecución. Todos ellos, en fin, vuelcan su memoria y su corazón para permitir a Leila Guerriero mostrar sus mejores dotes narrativas y componer así este complejo retrato de una mujer absolutamente singular.

"Pero ella era lo que era: quería derrumbar un sistema injusto, cargaba una pistola, conocía estrategias de seguimiento y contraseguimiento, buscaba instintivamente el punto de fuga en un bar para huir rápido en caso de que entrara la policía. ¿Cómo remitir a un diablo así a una existencia pacífica?"

miércoles, 10 de julio de 2024

V13

La noche del vienes 13 noviembre 2015 un terrible atentado terrorista en la sala Bataclan durante un concierto, seguido de ataques en varias terrazas del distrito XI y a las afueras del Estadio de Francia que causaron 131 muertos, conmocionó a todo Paris, a Francia y al mundo entero. En  septiembre del 21 se inicia el juicio a los responsables de aquella masacre bajo el nombre genérico de "V13" y allí acude el escritor Emmanuel Carrère que asiste a las sesiones enviado por el periódico L'Obs con el encargo de elaborar una crónica semanal para el suplemento de este diario del proceso judicial que se prevé que dure varios meses.

Este libro reúne todas esas crónicas por las que desfilará un variopinto grupo de personajes en torno a los sucesos juzgados: desde los jueces, los propios terroristas, colaboradores de los criminales en diferentes grados, hasta las víctimas, sus familiares, o los periodistas que acompaña a Carrère, junto con otro tipo de personajes como falsos supervivientes, miembros de grupos radicales tanto islamistas como ultraderechistas. Todo ello dibuja el entrono amplio en el cual se fraguó la acción criminal, el ambiente en el que se movían los terroristas, cómo fue su proceso de radicalización y se detallan los momentos que precedieron a aquella aciaga noche de noviembre.

El autor recoge cientos de testimonios que describen escenas dantescas que se clavan en la memoria con sus descripciones de cuerpos destrozados por disparos de armas de guerra, relatos espeluznantes de dolor, de pérdidas personales, pero también de vidas arruinadas en los procesos de radicalización, del paso de la marginalidad social hasta el fanatismo religioso que convierte a unos jóvenes nacidos en el corazón de Europa en unas bestias insensibles capaces de sacrificarse y matar en nombre de un supuesto ideal superior.

Esta es una lectura necesaria para entender un aspecto fundamental del mundo en el que nos movemos y que constituye uno de los mayores problemas a los que se enfrenta la Europa civilizada que tratamos de construir entre todos, como paradigma de la democracia y libertad frente al radicalismo y la sinrazón. Un asunto que merece que le dediquemos una reflexión en profundidad.

"Una experiencia única de espanto, de piedad, de proximidad, de presencia. Tardé en darme cuenta de que la sala del juicio se parece a una iglesia moderna y de que en ella se ha celebrado algo sagrado."

jueves, 11 de abril de 2024

Salir de la noche

De entre las lecturas de las que hice acopio mientras preparaba mi reciente viaje a Roma, no todo iban a ser guías turísticas o diarios de viaje. Uno de los libros elegidos para formar parte de este maratón de lecturas italianas fue "Salir de la noche", donde el periodista Mario Calabresi, originario de Milán, recrea uno de los aspectos más oscuros de la reciente historia de su país y que marcó duramente a su propia familia.

El día 17 de mayo de 1972 el comisario de policía Luigi Calabresi fue asesinado a la puerta de su casa en Milán por terroristas de extrema izquierda. Al drama del asesinato se uniría el hecho de que éste fue el resultado de una campaña de difamación iniciada tras la muerte en diciembre del 69 del ferroviario y activista anarquista Giuseppe (Pino) Pinelli, cuya muerte, tras caer desde una ventana de la comisaría de Milán mientras era interrogado por el atentado ocurrido días antes en la Piazza Fontana, fue achacada en falso al comisario Calabresi.

El hijo mayor de Calabresi, Mario, que en el momento de su muerte sólo contaba con tres años de edad, termina convirtiéndose en periodista y no puede evitar dedicar muchos años a investigar los sucesos que rodearon la muerte de su padre y los conflictivos tiempos en que esta se produjo, los que se conocieron como los años de plomo dentro del siempre convulso escenario político italiano. De ahí surge este libro donde nos presenta la vida familiar tras la muerte del padre, las visitas al cementerio, el desconsuelo de la joven madre que queda viuda con dos niños muy pequeños y otro en camino, los amigos que les acompañan y los que les dan las espaldas. Enlaza junto a sus propios recuerdos los testimonios de otras historias familiares; entrevista a otros familiares de víctimas del terrorismo, a otros que como él quedaron huérfanos y tuvieron que cargar, además de con el dolor, también con el peso vergüenza de las campañas en prensa, el linchamiento público. Y sumando a todo ello la humillación añadida de soportar el aura de héroes que durante mucho tiempo rodeó a los asesinos de sus padres y maridos y su posterior incorporación a la vida pública, una vez cumplidas sus condenas.

"La disparidad de trato entre quien asesinó y quien fue asesinado es irreparable, se prolonga a lo largo de los años, agravada por el hecho de que quienes asesinaron entonces escriben memorias, son entrevistados en la televisión, participan en algunas películas, ocupan puestos de responsabilidad, mientras que a la viuda de un agente nadie va a preguntarle cómo ha vivido desde entonces sin su marido, si tiene hijos que vivieron una infancia de orfandad, si el tiempo que ha pasado les ha cicatrizado las heridas, el pesar, el dolor.."

Las palabras del senador Gerardo D’Ambrosio, que ejerció de juez del caso que investigó las muerte de Pinelli, es buena muestra del sistema partidista italiano, de su variedad de ideologías, tendencias y divisiones que muchas veces se confunden en un galimatías de siglas y asociaciones que se enfrentan y no siempre se sabe muy bien en qué bando acaban por encasillarle a uno.

"Las actuaciones judiciales así lo indican y, repito, hay pruebas irrefutables. En ese momento escribieron en los muros que yo era un fascista. Luego, cuando dije que no fueron los anarquistas quienes pusieron las bombas, entonces dijeron que yo era un comunista. Así es Italia."

sábado, 6 de abril de 2024

Roma desordenada. La ciudad y lo demás

Juan Claudio de Ramón ejercía de primer secretario de la embajada de España en Roma cuando decidió dejar por escrito las impresiones sobre esta ciudad que tuvo el placer de recorrer, descubrir, pasear, pensar y terminar amando de manera incondicional. En "Roma desordenada. La ciudad y lo demás" nos ofrece una colección de breves relatos contados en primera persona donde plasma sus paseos y visitas, reflexiones y descubrimientos; nos deleita con anécdotas propias de su vida doméstica junto con sucesos históricos ocurridos a los largo de los miles de años con los que cuenta la ciudad. De Garibaldi a los césares, de Ramón Gaya a los Papas, pasando por artistas, santos, políticos; recorriendo el ghetto, la Via Veneto de la Dolce Vita, deteniéndose en cafés, fuentes, escaleras, barrios o cementerios; calles, villas, museos, jardines y palazzos; iglesias, pinturas, novelas o películas, cualquier lugar o momento le vale al autor para retratar algún instante de la vida cotidiana o de la Historia de Roma. 

La lectura de este libro me ha encontrado de viaje en la propia Roma y cada noche descubría entre sus páginas un nuevo rincón que visitar, una historia del pasado sucedida en alguna calle cercana a nuestro alojamiento, una obra de arte digna de contemplar en nuestra siguiente salida por la ciudad. Ha sido una guía de viaje extraordinaria con la cual, de la mano del autor y siguiendo sus pasos, movernos libremente a través de los siglos y las callejuelas, entre los habitantes y los lugares más peculiares de esta ciudad de tráfico insoportable, ruido constante, fuentes cantarinas y pinos que diseñar el perfil del horizonte de una urbe universalmente reconocida, odiada y amada a partes iguales y que nunca es posible terminar de conocer del todo. Afortunadamente siempre existirán excusas para regresar una y mil veces a Roma 

lunes, 18 de marzo de 2024

Una escritora en la cocina

"Una escritora en la cocina" es una divertida y desenfadada crónica de la relación de la autora, la escritora y periodista Laurie Colwin, con la cocina. Basándose en su propia experiencia como amante de los fogones desde bien joven, nos ofrece en estas páginas un compendio de episodios y situaciones vividas, siempre en torno a algo tan cotidiano y necesario como es cocinar y comer, salpicado de recetas de todo tipo, muchas de ellas con una pinta deliciosa.

Entre las escenas que nos ofrece la autora hay algunas tan disparatada como la de preparar cenas gourmet en un apartamento de 12 metros cuadrados sin más cocina que un hornillo eléctrico y una bañera donde enjuagar la verdura y lavar los platos, en una época en la que su alimento básico era la berenjena preparada de mil maneras; además nos proporciona el método infalible para freír pollo, nos enseña a hacer recetas clásicas de toda la vida como budin de pan con chocolate o sus adoradas espinacas a la crema y nos da ingeniosas ideas para enfrentarnos a comensales con todo tipo de manías, intolerancias o prohibiciones de cualquier tipo a la hora de comer.

"Cualquier anfitrión o anfitriona ha sufrido la misma pesadilla. Se planea una cena para seis invitados, dos de los cuales comen kosher, y se concibe un menú a partir de este hecho: pescado frío en salsa verde, lasaña vegetariana, una ensalada y una tarta de peras. En el último momento, se desvela que, de los otros cuatro comensales, uno sigue una estricta dieta sin gluten, otro no toma lácteos y otro es alérgico al pescado. 

La solución más sencilla al problema es cambiar de amistades de inmediato y rodearse de una cuadrilla de tragaldabas de pro con pocos melindres y una consideración nula hacia la salud".

El estilo del libro es fresco y muy divertido, evocando frecuentemente al de mi querida Nora Ephron, con ese desparpajo y gracia para contar anécdotas propias; no en balde, la Colwin también es, como la Ephron, una judía neoyorquina que hace gala de ese humor ácido e inteligente que les es tan propio, además de contar con una enorme cantidad de amigos, conocidos y gente a la que le gusta invitar a comer o a cenar. A lo largo de estas páginas nos transmite la idea de que la comida, especialmente la más casera y tradicional, es fundamentalmente disfrute, consuelo y placer (a veces culpable), así como una excusa para socializar.

"Está claro que hay platos, como el pastel de carne y la sopa de pollo, que son una especie de terapia comestible."

A cualquiera que le guste aunque sólo sea un poco cocinar y, claro está, a todo el que disfrute del buen comer, se le abrirá necesariamente el apetito con esta lectura, así como las ganas de poner en práctica más de una de las sencillas y aparentemente sabrosas recetas que van jalonando el libro, explicadas con gracia y auténtica pasión por esta entusiasta gourmet.

viernes, 16 de febrero de 2024

El niño es el maestro. Vida de María Montessori

Si bien estoy familiarizada con los principios básicos del sistema educativo Montessori que ya se aplicaba en mi parvulario allá por los años 70, confieso que desconocía por completo todo lo que se refiere a la figura humana de la creadora de este método. Ese aspecto más íntimo es el que he descubierto gracias a esta biografía de Cristina de Stefano titulada "El niño es el maestro" donde se nos presenta a la doctora italiana María Montessori y su sorprendente vida, tanto en su aspecto profesional como en el más personal.

Sorprende saber, nada más iniciar la lectura, que María fue una mala estudiante en el colegio; no le motivaba el rígido sistema escolar de su tiempo, no le llevaba interesarse por aprender. Pero María tenía la ilusión de convertirse en doctora, por lo que ya en los años universitarios sí que se esforzó por alcanzar su objetivo y obtuvo un extraordinario expediente, convirtiéndose en una de las pocas mujeres graduadas en Medicina en aquellos años, además de la única de su promoción. El carácter de María fue siempre fuerte, seguro y decidido, lo que no impide que muestre una especial sensibilidad por los problemas sociales, lo que la llevó a realizar trabajos de voluntariado entre las clases más desfavorecidas, además de ser una destacada militante feminista y excelente oradora capaz de defender brillantemente sus posturas. No sorprende, por tanto, que la especialidad elegida para sus estudios fuera la psiquiatría. Será observando a los niños internos en el manicomio de Roma donde se originará su interés por la educación, por el estudio de la infancia, por descubrir las capacidades, intereses y potencial de todos los niños, a los que considera hojas en blanco sin distinción de clase social u origen. 

A partir de ahí, Montessori se empeña en reformar el modo de enseñar, comenzando por los primeros años de la infancia. Su interés se centra en los niños más desfavorecidos, los ingresados en los manicomios, orfanatos y reformatorios, así como los pobres de los barrios más deprimidos. Pronto comprueba los efectos beneficiosos de una atención amorosa y no intrusiva por parte de las maestras que permite a los niños aprender en un entorno hecho a su medida. Y el método tiene éxito entre estos niños tan desfavorecidos, cómo no funcionará al aplicarlo en otros más afortunados. Vamos asistiendo a la creación de su método educativo que algún día se extenderá a todo el mundo, basado en la observación minuciosa del comportamiento espontáneo de los niños, adaptando la enseñanza a sus necesidades, bajando a su nivel para enseñar desde lo que ellos son capaces de asimilar, manejar y reaccionar.

A nivel personal, la figura de María Montessori es totalmente peculiar; renuncia al matrimonio para volcar todas sus energías en el trabajo y el estudio. Tiene un hijo con su amante, compañero de estudios y colega, Giuseppe Montesano, pero debe mantenerlo en secreto para no arruinar su reputación y arriesgarse a ser apartada del mundo académico. La separación de este hijo durante los años en que fue criado por otra familia será un dolor que la acompañará constantemente. Su dedicación en cuerpo y alma a sus investigaciones culmina en un método que se convertirá en un lucrativo negocio que siempre luchó por controlar directamente, incluso cuando el sistema Montessori se expanda por escuelas de todo el mundo. 

El estilo del libro es escasamente literario, en ocasiones resulta casi telegráfico, desnudo de florituras, plasma los hechos sin más, aunque si que se humaniza a la hora de reflejar los sentimientos que impulsan a María en su tarea, plasmando además su peculiar carácter, una combinación explosiva de ferviente católica, mística, revolucionaria, feminista, que critica abiertamente todo lo que considera denunciable, venga de donde venga y al mismo tiempo entiende el trabajo de la maestra casi como una vocación religiosa que exigen entrega absoluta a su misión. Montessori pretende crear una nueva educación para formar niños que cambien la Humanidad, con lo que no se limita a pensar en una nueva pedagogia sino que quiere crear toda una nueva sociedad centrada en la figura del niño y en su inmenso potencial de aprendizaje.

jueves, 6 de julio de 2023

Juan Belmonte, matador de toros

Hacía ya varios años que deseaba descubrir la obra del periodista y escritor Manuel Chaves Nogales que durante décadas estuvo oscurecida por razones políticas, tal vez porque nunca se alineó con ningún bando ni apoyó ninguna ideología salvo una defensa a ultranza de la democracia y el rechazo frontal a las tiranías, lo que le valió el exilio y el olvido durante mucho tiempo de su obra periodística y literaria. Pero por fortuna desde hace algunos años su obra ha vuelto a ser redescubierta y está siendo reivindicado como uno de los mejores cronistas del siglo XX en España. Con "Juan Belmonte, matador de toros" he tenido por fin la oportunidad de descubrir la magnífica pluma y el dominio del relato que le ha valido todos los elogios que bien merece.

En esta obra se nos va narrando la vida de Juan Belmonte mediante breves capítulos que reflejan escenas de su infancia, juventud y todo su recorrido vital, desde unos orígenes humildes del niño que pierde pronto a su madre y debe enfrentarse al duro mundo de las calles de Triana hasta convertirse en la gran figura del toreo que llegaría a ser. El relato viene contado directamente de labios del propio protagonista que fue compartiendo sus recuerdos con el periodista para que éste los convirtiera en un relato biográfico para ser publicado en la prensa por entregas; el resultado final acabó convertido en una enorme obra literaria. 

Así se nos cuenta cómo el pequeño Juan descubre la vida en las calles de Triana acompañando a su padre a los cafés o trabajando junto a él desde los ocho años cuando lo sacan de estudiar, lo que no impide su amor temprano por los libros que lo acompañará siempre. El joven sin aspiraciones que se conforma con torear a la luz de la luna junto a su pandilla de soñadores sin más ambición que lograr escapar de los guardias, termina imponiendo su talento natural y llegando así a ser el enorme torero en el que nunca imaginó convertirse, exaltado por los aficionados de España y América, adorado por las mujeres y considerado un ídolo nacional.

Es una auténtica maravilla cómo describe Chaves Nogales las calles de Sevilla, los ambientes populares, los mercados, la vida de los pilluelos que torean a escondidas en las dehesas, mezclando en su relato la tradición y los atisbos de modernidad que conviven en este inicio de siglo XX en España. No hace falta añadir que nos es necesario en absoluto ser aficionando a la tauromaquia para gozar con este retrato de un torero que sorprendió al mundo, que creó sin pretenderlo una nueva manera de enfrentarse al toro y que se convirtió para su propia sorpresa en una leyenda del arte y la cultura.

"«Tiene que morir irremisiblemente. O se quita de donde se pone o lo mata el toro». Yo no me quitaba, el toro tardaba en matarme, y los entendidos, en vez de resignarse a reconocer que era posible una mecánica distinta en el juego de la lidia, que era lo más sencillo y razonable, se pusieron a dar gritos histéricos y a llamarme hiperbólicamente «terremoto», «cataclismo», «fenómeno» y no sé cuántas cosas disparatadas más."

domingo, 16 de abril de 2023

El monstruo del monóculo y otras bestias

Hace ya varios años que sigo a Nuria Pérez a través de redes sociales, desde que descubrí sus maravillosos directos en Instagram donde diseccionaba la obra de sus autores favoritos con su voz cautivadora y su gran conocimiento de la literatura contemporánea y además proporcionaba las mejores recomendaciones de lectura imaginables. Luego llegó el podcast "Gabinete de curiosidades" que la confirmó como una de las mejores contadoras de historias que tenemos hoy día en este país.

De nuevo Nuria lo ha vuelto a hacer, lo de adentrarse en una nueva aventura y triunfar en ella y esta vez lo ha hecho a través de la publicación de un libro difícil de clasificar, entre la ficción y la crónica de una época, con algo de crítica cinematográfica y un buen relato de la Historia de los Estados Unidos de mediados del siglo XX. Pero también ha puesto en valor una parte muy importante de nuestra historia sentimental, de todos los que descubrimos de alguna manera el mundo o al menos el mundo norteamericano a través del cine clásico. "El monstruo del monóculo y otras bestias" nos transporta a Estados Unidos durante la II Guerra Mundial, cuando las mujeres dejaron sus hogares para entrar a trabajar en las fábricas y oficinas ocupando los puestos dejados por los hombres desplazados a Europa o el Pacífico a luchar, colaborando así en buena medida en el esfuerzo bélico. La historia de una de esas mujeres, Margaret Walker, es el hilo conductor que nos transporta a aquellos años. Partiendo de algunos objetos curiosos que Nuria ha encontrado rastreando en internet, como un carnet de baile y la insignia identificativa de una trabajadora de una fábrica en Kansas City, se nos va desgranando la historia personal de Margaret pero también se nos descubren historias vitales de los grandes mitos del cine negro de la época, desde la dramática existencia de Gene Tierney, la talentosa Ida Lupino, el carismático Bogart o el temible Fritz Lang, el mismísimo monstruo del monóculo que da título al libro. También desfilan por estas páginas grandes creadores del género negro en la Literatura como Dashiell Hammet, salido de la popular agencia de detectives de Pinkerton que tanto influyó en la creación de la figura del detective privado como lo conocemos a través del cine.

Combinando diferentes estilos, la lectura discurre entre el guión cinematográfico, la narración novelada y mucho de crónica histórica, ilustrando el libro con abundancia de imágenes, tanto de películas como de objetos reales, que nos trasladan al lugar y al tiempo en que se ubican las historias. Estas se encadenan una tras otra; personajes fascinantes hacen su aparición y nos dejan con ganas de saber más sobre ellos, de ver todas las películas que se mencionan, de revisar las que ya conocemos a la luz de la nueva información descubierta.

Tan placentero o más que la lectura de este libro excepcional es la posibilidad de disfrutar la experiencia de escucharlo directamente en la voz de su autora; la versión podcast del libro es enormemente recomendable ya que cuenta con el bonus extra de disfrutar de la delicada y dulce voz y de la intensidad narrativa que caracteriza la forma de contar de Nuria Pérez.

viernes, 13 de enero de 2023

Por si las voces vuelven

El cómico Ángel Martín nos narra en "Por si las voces vuelven" cómo en junio de 2017 se encontró ingresado en la planta de psiquiatría de un hospital por un brote psicótico. Una experiencia vital impactante sin duda que el actor ha sentido la necesidad de contar, de compartir, "para cualquiera que haya pasado o esté pasando por algo parecido, y así romper de una vez por todas el estigma de las enfermedades mentales. Pero si simplemente te apetece jugar a ver el mundo como yo lo vi mientras perdí el contacto con la realidad, este libro también es para ti."

Con un tono resuelto, desenfadado y algo macarra, tal y como suele expresarse el mismo Ángel en sus intervenciones ante las cámaras, nos cuenta su historia con un vocabulario muy de andar por casa, el del amigo que te cuenta lo que le ha pasado sin formalidades ni tecnicismos, que sencillamente quiere compartir contigo cómo fue la cosa de cuando se volvió loco (así se refiere el mismo a aquel suceso). Ángel Martín es un personaje bastante popular en la televisión de nuestro país, conocemos su forma de hablar, el tono de su voz, por eso es fácil que, según leemos el libro, vayamos escuchando vivamente su voz en nuestra cabeza. Y esto es lo normal, le ocurre a todo el mundo, quién no ha hablado sólo alguna vez, quién no se ha planteado cuestiones y se ha respondido a sí mismo; la diferencia, según nos cuenta Martín, se da cuando estas voces toman el control y cobran vida propia y se establece una relación con ellas como si se tratara de personas ajenas a uno mismo.

De esta experiencia resultan algunas escenas absolutamente desquiciadas que ocurrieron en su cabeza, los mundos paranoicos que creó su mente y en los que él estaba convencido de estar viviendo, viendo señales por todas partes, afectando a su vida cotidiana y a su relación con su entorno.

El libro tiene un gran valor como testimonio desnudo y desprejuiciado que se cuenta con enorme sinceridad y falta de pudor que se agradecen porque no debe ser fácil narrar una bajada a los infiernos como la suya y además hacerlo con un humor que casi compensa el drama vivido. Y es fundamentalmente valiente y generoso por lo que supone el compartir una experiencia extrema como la suya con la intención de servir de ayuda a cualquiera a quien le pueda valer en algo su testimonio.

"Recuerda que estoy escribiendo esto para demostrarte que pasar por algo así te regala una ventaja fascinante sobre otros. 

Pero, de momento, ten muy claro que cualquier cosa que sientas, por extraña que te pueda parecer, es muy normal.

Y, por supuesto, recuerda que no eres la primera ni la última persona que tiene que pasar por esto, así que no sientas vergüenza y choca esos cinco con los que ya lo hemos pasado o lo están pasando ahora porque somos muchos los que estamos por aquí dispuestos a intentar echarte un cable siempre que lo necesites."

jueves, 22 de septiembre de 2022

El adversario

Hace unas pocas semanas leía en "La ciudad de los vivos" el relato de un crimen espantoso y sin sentido sucedido en Roma del cual el autor trataba de descubrir las motivaciones y la razón que podía haber llevado a dos jóvenes aparentemente normales a asesinar a otro chico. Me enfrento de nuevo a la crónica de un caso real con este título: "El adversario", donde el autor francés Emmanuel Carrère nos narra otro crimen atroz ocurrido veinte años antes de aquel, en esta ocasión en la comarca francesa de Gex, fronteriza con Suiza y muy cerca de Ginebra. En este caso el protagonista de los hechos fue Jean-Claude Romand, un supuesto médico, entregado padre de familia y atento hijo, con un presunto empleo en la OMS, que asesinó a su mujer, a sus dos hijos pequeños y a sus padres de manera salvaje e inesperada. El relato de Carrère se centra en la incredulidad de aquellos que conocían al asesino y a su familia desde hace años, compañeros desde los años de la universidad, amigos y vecinos que tendrán que sumar al dolor por las muertes de sus víctimas, la sorpresa y la indignación de ir descubriendo las mentiras y ocultaciones sobre las que Romand edificó toda su vida. Porque no sólo descubren que su amigo es un asesino, sino que toda su vida no ha sido sino una gran estafa.

"Es imposible pensar en esta historia sin decirse que hay un misterio y una explicación oculta. Pero el misterio consiste en que no hay explicación y en que, por inverosímil que parezca, las cosas fueron así."

Una crónica que, como ocurre siempre en estos casos, espanta más aún al saber que está extraída directamente de la realidad, que, aunque pueda parecer así, no es un argumento generado por la mente calenturienta de un escritor con viva imaginación, sino que responde a los hechos impactantes y difíciles de concebir que sucedieron realmente. Una terrible indagación en el interior del espacio más misteriosos que existe en el mundo: la mente de un asesino.

miércoles, 14 de septiembre de 2022

La città dei vivi (La ciudad de los vivos)

En "La ciudad de los vivos" del escritor italiano Nicola Lagioia, nos enfrentamos a crónica de un crimen brutal sucedido en Roma en marzo de 2016 y que convulsionó a la opinión pública italiana: dos jóvenes de buena familia, Manuel Foffo y Marco Prato, bajo los efectos de las drogas y el alcohol torturaron y asesinaron violentamente a otro chico algo más joven, Luca Varani. No hubo ninguna razón en particular que les llevara a cometer el asesinato, nunca antes la idea del matar a alguien había pasado por sus cabezas, no fue un crimen pasional ni tuvieron motivación alguna; es más, apenas si conocían a su víctima; de hecho, Foffo no sabía de la existencia de Luca hasta el momento en que éste se presentó a la puerta de su casa convocado por Prato. Ni siquiera los asesinos eran amigos entre sí, apenas se habían conocido hace unos pocos meses a través de amistades comunes.

El relato trata de indagar sobre las causas que llevaron al terrible crimen, ¿fue la vorágine de cocaína, alcohol y sexo en la que se sumieron durante varios días la que trastornó sus mentes o fue un caso de pura maldad? El acusado Manuel Foffo en su confesión, respondiendo manso y reflexivo a las preguntas del fiscal da la sensación de que "esta vez no era la justicia la que se esforzaba en iluminar los rincones oscuros de la naturaleza humana, sino que era el fondo del pozo el que ascendía impetuosamente hacia quién se asomaba para mirar adentro." Ni él mismo es capaz de dar razón sobre lo que sucedió: "Explicadme vosotros qué es lo que he hecho, ayudadme a entenderlo." Lo cierto es que los dos protagonistas del caso son caracteres aparentemente opuestos: Foffo retraído y discreto; Prato histriónico y sociable, pero lo cierto es que juntos combinaron una mezcla explosiva con el peor de los resultados. 

La novela presenta un retrato de una ciudad de Roma decadente, violenta, desordenada, excesiva. Los protagonistas del suceso se mueven en un desenfreno de drogas y sexo que revela una insatisfacción permanente, un vacío vital imposible de llenar. La reflexión sobre el entorno en la que ambos se mueven, la ausencia de valores y la descomposición de la sociedad, espantan al lector, así como asusta también la mirada del autor a ese pozo sin fondo de la maldad que se apodera de dos hombres normales para convertirlos en asesinos despiadados, capaces de cometer un crimen que no se apoya ni se justifica de ningún modo. 

"Rezamos a Dios o al destino para que no permita que nos topemos en la calle con un asesino. Pero ¿qué obstáculo emocional tenemos que superar para imaginarnos a nosotros mismos asumiendo algún día el papel del verdugo?

Siempre decimos: «Por favor, no dejes que me pase a mí». Y nunca: «Por favor, no dejes que sea yo quien lo haga»."

Lagioia ha sido comparado, obviamente, con Capote y su "A sangre fría" y no hay duda de que se trata, como aquel lo fue en su momento, de un magnífico ejemplo de crónica negra elevada a la categoría de literatura del más alto nivel.

Para complementar la lectura, también recomiendo para quien pueda estar interesado el podcast que con el mismo título y narrado por el autor de la novela, reconstruye los hechos aquí narrados en las voces originales de los acusados y los testigos, a través de las grabaciones originales de la investigación y de entrevistas realizadas por Lagioia durante la elaboración de este libro. Una forma diferente de aproximarse a este horrible suceso que resulta más terrible aún por su sinsentido y su inexplicable motivación.

viernes, 4 de junio de 2021

Feria

El prologuista de "Feria", este libro de la periodista de origen manchego Ana Iris Simón, dice que "Ana Iris nos pone delante de nuestras na­­rices a los padres, las madres, las muertes y los nacimientos, grandezas de la existencia que muchas veces perdemos de vista, seducidos por la brujería de turno, un lamparón en nuestra camisa o por la interesantísima programación de interné." Y tiene toda la razón, porque esta es una atípica autobiografía donde se nos muestra lo que de verdad importa a la hora de retratar una vida.

Como niña de pueblo, Ana Iris ya ansiaba la modernidad, todo lo nuevo que asomaba en el horizonte: la llegada del euro, los centros comerciales, los MacDonald's, las tiendas de chinos y el Actimel, todo lo que era ajeno al mundo de sus padres y sus abuelos. En aquellos años de su infancia lo que antes había sido extraordinario, los juegos, la comida de capricho, la diversión, todo aquello que antes se conseguía sólo en días especiales en las ferias de los pueblos y de lo que vivían sus abuelos ahora se ha convertido en cotidiano, "las ferias habían dejado de tener sentido porque la vida, el mundo, nuestra propia existencia se había convertido en una."

Pero el tiempo avanza y con la cierta madurez adquirida con los años la autora se dedica a desmontar la idea de que, como pensaba cuando era una cría, lo moderno es siempre mejor. Los jóvenes hoy viven peor de lo que vivieron sus padres, en un estado de permanente inmadurez, de juventud perpetua, como una condena, que no les permite independizarse, tener una familia propia ni comprarse un piso "En propiedad no tenemos nada más que un iPhone y una estantería del Ikea de treinta euros porque no podemos tener más" Y nos quieren convencer o se autoconvencen de que eso es lo que desean, que la estabilidad y la seguridad son conceptos pasados de moda.

Pero lo que realmente se retrata en esta obra que comienza con una frase tan contundente como "Me da envidia la vida que tenían mis padres a mi edad" es a la familia de siempre, a la de la autora y a la de muchos de sus lectores. Una familia de pueblo, numerosa por ambas ramas, por la de los Simón y por la de los feriantes, con sus abuelos, tíos y titas, primos, hijos de primos, todo un clan unido por los lazos de un amor sólido y permanente, con sus reuniones multitudinarias, sus celebraciones, nacimientos y muertes, tradiciones propias, en un mundo rural y errante, de pueblo y ferias, de agricultores y obreros cuyos hijos con suerte y gracias a los nuevos tiempos estudian en la universidad y se van a vivir a la capital pero no rompen sus lazos con sus orígenes. 

Figuras destacadas son, cómo no, sus padres, ambos carteros: el ateo monoteísta, comunista convencido y la Ana Mari, la que se expande como el universo, entre el realismo mágico y el sentido común, junto con su hermano que tardó en llegar pero que es una parte de ella misma, al que adora sobre todas las personas. Y luego los abuelos y abuelas con su amor inconmensurable y sus constantes enseñanzas. Y finalmente el hijo, ese que todavía no ha nacido pero al que piensa contarle lo que es un pueblo, el orgullo de vivir en uno y sobre todo de ser parte de él y toda su historia familiar para que el niño entienda de dónde viene, que sepa que es realmente el heredero de una raza mítica.

Todo ello contado con absoluta naturalidad y genialidad, con sencillez y enjundia, con acento manchego y espíritu de feria de pueblo.

sábado, 2 de enero de 2021

La parte escondida del iceberg

Hacía bastante tiempo que no leía una novela de Máximo Huerta, de hecho, la última vez  todavía se daba a conocer como Máxim Huerta, y aunque siempre he tenido sentimientos encontrados hacia el autor ya que no me termina de convencer el aspecto de su obra que se refiere a su tono extremadamente romántico, al mismo tiempo siento simpatía hacia su persona y su figura pública y reconozco su delicada sensibilidad para retratar personajes de intensos sentimientos. Así que he vuelto a decidirme por la que, según he oído comentar, sería su mejor obra, "La parte invisible del iceberg

En esta ocasión el protagonista del libro es el propio autor o al menos una recreación literaria del mismo que, incapaz de superar una pérdida amorosa y sacarse de la cabeza al objeto de su amor a pesar de los años transcurridos desde la ruptura, decide marchar a París, su ciudad fetiche que quiso en su momento compartir con su amante y allí regresa dispuesto a conjurar el dolor causado por su ausencia. Recorre los lugares que compartieron, el París que quiso que fuera de los dos, donde pretendió crear recuerdos compartidos que ahora no le abandonan y le obsesionan, incapaz de sacarse de la cabeza al amante, incapaz de olvidar a voluntad. Cree por ello que regresando a los mismos sitios, viviéndolos de nuevo y poniendo todo por escrito, los sentimientos de entonces y los de ahora, tal vez podrá finalmente olvidar o crear nuevos recuerdos que sustituyan a los que se acumulan en su cabeza o al menos, aunque nunca lleguen a desaparecer, será posible aprender a gestionarlos para que ya no duelan, que pasen a formar parte de manera natural de su bagaje vital. 

Me encuentro nuevamente con la forma de escribir de Máximo que ya conozco de sus anteriores novelas, llena de frases para subrayar, metáforas encadenadas, inspiradas ideas poéticas y aforismos soltados con aparente facilidad y excesiva frecuencia, toda una filosofía de vida de andar por casa a base de imágenes y frases recurrentes  que aparecen repetidas a todo lo largo del libro como la que dirige insistente al amante al que va dedicado el libro y al que no para de invocar: "Te doy todo este libro para que aparezcas". 

Aunque insiste el autor en que estamos ante una novela, no puedo evitar la sensación de que estoy leyendo un diario, unas auténticas memorias, que no me encuentro frente a un personaje sino ante el verdadero Máximo que se presenta ante sus lectores desvelando muchos de sus secretos y sentimientos reales, aquello que vivió verdaderamente en París, sólo o en compañía del amante y eso me lllega a provocar cierto pudor; yo que soy tan aficionada a las obras biográficas en este caso siento que estoy descubriendo la más profunda intimidad del escritor, que lo que nos cuenta son experiencias reales, como reales son tantos personajes a los que nombra a lo largo del relato muchos de los cuales son fácilmente reconocibles por el lector. Pero creeré al autor que insiste en llamar a su obra una novela, me creeré que todo lo que cuenta es ficción o autoficción, o al menos que se trata de una mezcla indisoluble de lo uno y de lo otro.

Combina a lo largo de todo el relato confesiones íntimas propias, recuerdos de su infancia, de su pueblo, de su madre siempre presente y su abuela, añoranza de momentos felices pero también cierto regodeo en momentos dolorosos, junto con multitud de citas y reflexiones de otros autores extraídas de sus muchas lecturas en torno a la capacidad de olvido, a la imposibilidad de controlar lo que se recuerda, la maldición del que no puede evitar almacenar recuerdos que desearía olvidar. Y sobre todo referencias literarias sobre París como ideal de ciudad bohemia, como inspiración literaria, destacando la visión de la ciudad a través de las palabras de Hemingway y Vila-Matas. Y es que éste es fundamentalmente un libro sobre París, una guía de cafés y bistrôts, de los lugares favoritos del autor, de plazas y hoteles, muchos de ellos para visitar como turistas pero sobre todo de ciudad vivida con sus ventajas e inconvenientes, con todos esos sitios donde ha sentido amor, pasión, pena y alegría, compañerismo y frío, mucho frío, sensaciones que ha compartido con alguien o que ha soñado compartir en algún momento. Y por supuesto, un libro lleno de todos los recuerdos nacidos en la ciudad de París. 

viernes, 26 de junio de 2020

El olvido que seremos

"El olvido que seremos" es uno de esos libros sobre los que todo el mundo habla últimamente como una lectura imprescindible y ciertamente creo que es importante leer esta biografía en la que Héctor Abad Faciolince recrea la vida y la muerte de su padre, el doctor Héctor Abad, un hombre eminentemente bueno, generoso y comprometido, gran ejemplo y guía de conducta para los que le rodeaban, familiares, amigos y alumnos, hombre dotado de una gran conciencia social, involucrado en la resolución de algunos de los grandes problemas de su país, Colombia, situado siempre del lado de los menos favorecidos y consciente de la importancia de la educación en la consecución de la justicia social. El doctor Abad compaginaba el empleo como profesor universitario con un activo trabajo en programas de ayuda en barrios marginados de su ciudad que tratan de implantar mejoras fundamentales en las condiciones de salud, higiene y alimentación de los niños y familias desfavorecidas. Sin pretender entrar directamente en política, sí que trata de trabajar activamente por el progreso de su país.

El pequeño Héctor se cría en la ciudad de Medellín como el único hijo varón en una familia de cinco hermanas que hacían de algún modo de cinco madrecitas junto a la madre real, todas ellas mujeres poderosas, habladoras y protectoras y que permanecerán muy unidas a lo largo de los años "como planetas girando alrededor de una estrella con demasiada fuerza de atracción". En aquella casa las mujeres eran las fuertes y pragmáticas mientras que los hombres, tanto el padre como el hijo, se reservan el papel de los idealistas, a los que hay que proteger.
"El niño, yo, amaba al señor, su padre, sobre todas las cosas. Lo amaba más que a Dios. Un día tuve que escoger entre Dios y mi papá, y escogí a mi papá."
Los recuerdos del autor retratan una infancia llena de amor, "la única receta para poder soportar lo dura que es la vida al cabo de los años, es haber recibido en la infancia mucho amor de los padres", de ese padre que sostenía que mimar a los hijos es el mejor sistema educativo. Todo el texto constituye una declaración de amor hacia la figura paterna ensalzando los recuerdos y enseñanzas que alimentaron su alma y que le convirtieron en el hombre y el escritor que hoy es.
"Creo que el único motivo por el que he sido capaz de seguir escribiendo todos estos años, y de entregar mis escritos a la imprenta, es porque sé que mi papá hubiera gozado más que nadie al leer todas estas páginas mías que no alcanzó a leer. Que no leerá nunca. Es una de las paradojas más tristes de mi vida: casi todo lo que he escrito lo he escrito para alguien que no puede leerme, y este mismo libro no es otra cosa que la carta a una sombra."
Precisamente será el interés del doctor por el bienestar de los pobres, su creencia en la igualdad de derechos, sus denuncias de desapariciones, de los continuos atentados contra los derechos humanos que se dan en el país, los que le granjean muchos y variados enemigos; desde la Iglesia que le tilda de comunista, cuando realmente era un liberal en muchos aspectos, admirador de la figura de Cristo (aunque ateo convencido) trata de poner en prácticas las enseñanzas del amor fraternal y la misericordia, rechazando cualquier tipo de sistema dictatorial que limite la libertad individual. Según sus propias palabras, se definía como "cristiano en religión, marxista en economía y liberal en política". Pero tampoco congeniará con los izquierdistas que lo considerarán aburguesado y tibio en sus posturas. Sus enemistades provocan el descrédito profesional del doctor, un enfrentamiento constante dentro del gremio médico que pone en riesgo su puesto en la universidad, aunque también existirán aquellos que le apoyen sin fisuras durante toda la vida. El doctor Abad acabará siendo tiroteado en la calle, víctima de la extrema violencia que se apoderó de Colombia en los años 80 y posteriores. "Hay miles y miles de padres asesinados en este país tan fértil para la muerte."

Por las páginas del libro desfilan retratados abundantes miembros de la sociedad colombiana de la infancia y juventud del autor, desde obispos a ministros, desde vecinas, costureras o estudiantes a familiares, escritores y amigos, todos los que se mueven en torno a los Abad Faciolince, la famila unida y dichosa en cuyo seno el autor disfrutó de una infancia eminentemente feliz hasta que acaece el drama de la muerte de su hermana Marta y que algunos años más tarde volvería a recibir el golpe definitivo con el asesinato del padre.

Dejando de lado cualquier valoración o juicio sobre ideologías o creencias, mostrando las virtudes del padre junto a sus defectos y debilidades, la obra resulta tremendamente emotiva como homenaje de inmensa admiración del hijo a su padre, a aquel hombre que  permaneció siempre fiel a todo lo que consideraba justo y que trató de guiar a su hijos por el  camino de la verdad y de la defensa a ultranza de la justicia, aún a riesgo de perder la propia vida en ese empeño.

jueves, 12 de marzo de 2020

Rialto, 11. Naufragios y precios de una librería.

Belén Rubiano ha sido librera durante años pero sobre todo ha sido desde siempre amante de la lectura. Tras vivir durante toda la vida rodeada de libros, se ha decidido por fin a publicar el suyo propio: "Rialto, 11. Naufragios y precios de una librería", una obra autobiográfica donde rememora con bastante humor y un tono muy positivo su experiencia en el mundo de las librerías, primero como empleada y más tarde como propietaria de su propio negocio, una preciosa tienda en la plaza del Rialto en Sevilla, un sueño hecho realidad con el que, ingenuamente, un día pretendió ganarse la vida.
"Yo tenía una librería en Sevilla. Era tan hermosa como pequeña, de techos altísimos con elegantes molduras, vitrinas con luz y azulejos catalogados por Patrimonio que no se debían horadar aunque viniera Dios y te lo ordenara él mismo y porque sí. Estaba en el número once de la plaza Padre Jerónimo de Córdoba, pero no preguntéis a un sevillano por esa dirección, pues a menos que viva al lado os dirá que, aunque le suena mucho, no la ubica. Se conoce como la plaza del Rialto por un antiguo cine que también lo apandó el tiempo y sus estragos."
Enfrenta la autora la fantasía propia y seguramente de muchos otros sobre lo que debe suponer la maravillosa experiencia de poseer una librería, un paraíso en la tierra para los amantes de los libros, y la cruda y dura realidad con la que se enfrenta ese sueño cuando aterriza en la lucha diaria, en la dificultad de poner en marcha un negocio, la falta de clientes, la escasez de ingresos, la pelea constante con las distribuidoras, la ausencia de vacaciones, el hartarse de vender cientos de ejemplares de "Los pilares de la tierra" cuando lo que tú quieres es que todos compartan tu pasión por la poesía y la literatura de calidad.

El relato se convierte en un sentido homenaje al mundo de los libros desde diferentes puntos de vista: el del lector, el librero, el escritor, pero también tienen presencia los estudiantes que sólo entran en la librería preguntando si hacen fotocopias y aquellos que sólo compran libros para regalos infantiles pero nunca para ellos. Y sobre todo se homenajea a los valientes o a los inconscientes que atreven a arriesgar todo lo que tienen, y en ocasiones aquello de lo que ni siquiera disponen, por tratar de vivir de los libros, los que creen que para los demás los libros son algo tan esencial e imprescindible como para ellos mismos, los que descubren que los clientes buenos de verdad son escasísimos, aunque al menos tienen la compensación de que algunos de esos se acaben convirtiendo en buenos amigos para toda la vida.
"Se anhela lo que nunca se ha tenido y se añora lo que se tuvo y se perdió. Hay tanta buena suerte en todos los rincones del verbo añorar que si la juventud no está para arruinarte por pagar su uso, no sé para qué otra cosa puede valer. De verdad que no."

domingo, 1 de diciembre de 2019

Un año en Roma

La que cuenta Anthony Doerr en "Un año en Roma" es una extraordinaria aventura: la de un escritor americano en Roma, la de un padre novato que toma un avión en Idaho junto a su mujer y sus mellizos de seis meses para cruzar el océano y aterrizar prácticamente en otro planeta. Lo que descubren a su llegada no es sólo un lugar con otra lengua y otra cultura. Roma es una ciudad donde la vida transcurre en la calle, donde todos hablan fuerte y se ríen sin pudor, donde la gente les sonríe cuando los ven empujando un carrito con dos bebés, y les felicitan por su suerte. Y en todo lo que le rodea el escritor encuentra poesía: en los monumentos antiquísimos, en las vistas desde el Gianicolo y en sus frondosos jardines con exóticos loros verdes, en las bandadas de estorninos que cubren los cielos al atardecer; pero también hay poesía en las agotadoras escaleras y las estrechas callejuelas por las que se pierden una y otra vez, en el tráfico incesante, en el colorido puesto de verduras de su calle, en las numerosas fuentes, en las ruedas de queso parmesano, en el sofocante calor del verano romano... bueno, en eso creo que no termina de encontrar poesía alguna.
"Los puerros están dispuestos como árboles nacientes descortezados; las lechugas de hoja roja se ven distantes y mudas; arden como llamas de antorcha. Sobre todo con tiempo húmedo, el mercado es luminoso: el aire un poco humeante, los puestos como arrimados para protegerse del frío, los montones de color esmeralda de espinacas, las pirámides anaranjadas de zanahorias, una docena de sombrillas hechas jirones que relucen por efecto de las gotas de lluvia. Y entonces, a mediodía, se echan las persianas, se vienen abajo los toldos, se retira el banquete y al atardecer pasamos por allí de regreso de un restaurante y lo único que queda del mercado son puestos cerrados, desperdicios en las aceras y los reflejos de las farolas en los charcos."
Las noches en vela propias de un padre novato de mellizos con un pertinaz insomnio, los problemas con el idioma y la dificultad para compaginar la gestión cotidiana de su pequeña familia con el intento de arrancar la escritura de una nueva novela son algunos de los contratiempos con los que se enfrenta Doerr. Pero lo cierto es que los lectores tenemos una ventaja sobre el autor porque sabemos que de esa beca a la que debe su estancia en Roma saldrá una maravillosa maravillosa novela: "La luz que no puedes ver", pero a él le tocará luchar por atrapar a la inspiración al vuelo y atrapar la belleza del entorno para convertirla en una obra literaria.

Saturado de tantas novedades como le rodea, del caos y la belleza inconmensurable, de la luz de Roma y el tono alto de los italianos al hablar, fascinado al descubrir restos de las culturas que existieron en ese mismo lugar hace mil o dos mil años, el autor se obliga a mantener al día un diario, germen de este libro, que será un batiburrillo entre biografía familiar, guía turística, cuaderno de notas e incluso crónica de la muerte de un Papa y el nombramiento de otro y a todo lo largo de la lectura nos maravilla con sus reflexiones, pensamientos, impresiones y observaciones sobre el arte, la belleza que le rodea, la paternidad, la creación literaria, las diferencias culturales y toda una multitud de asuntos que nos permiten acompañar a Doerr en esa magnífica aventura que supone vivir intensamente durante un año en la ciudad Eterna.

miércoles, 31 de julio de 2019

Yo sé porqué canta el pájaro enjaulado

En "Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado" nos encontramos con el primer volumen de las memorias de Maya Angelou centrado en sus primeros años de vida, cuando todavía era conocida como Marguerite Johnson, cuando no era más que una niña cuya infancia transcurría en una pequeña población de Arkansas, ese sur de los Estados Unidos donde ser negro en los años 30 no era nada fácil, donde la población de color vivían tan segregada de los blancos que apenas existía contacto alguno entre ellos; los blancos eran para la pequeña Marguerite, por tanto, seres casi irreales, entes completamente distintos a ella misma o a su familia o a los vecinos de su barrio, tanto que parecería que habitaban en mundos diferentes, en diferentes realidades.

El racismo que debe sufrir su gente tiene aspectos escalofriantes y muy llamativos como los actos realizados por el KKK, los linchamientos o las desapariciones injustificadas, pero también existen las normas absurdas discriminatorias, las humillaciones cotidianas por parte de los blancos, especialmente aquellos más miserables, niños pobres que no conocen la escuela ni el jabón pero que se permiten mofarse de la gente de color. La niña y su hermano se encuentran a cargo de su abuela bajo cuyo cuidado crecen como estudiantes aplicados, siempre rodeados de libros que fomentarán la viva imaginación de la niña. Mientras que sus padres permanecen lejos de ellos, la abuela será un personaje fundamental en la vida de Maya: una mujer firme, poderosa, fiel cristiana, orgullosa de ser quien es y propietaria de la única tienda del sector negro del pueblo, lo que les confiere cierto desahogo económico sin que ello le impida criar a sus nietos con mano firme y escasos privilegios.

El otro personaje determinante en la infancia de la protagonista es su hermano Bailey, un chico listo y simpático por el cual Maya profesa un amor incondicional lleno de admiración. Con el paso de los años volverán a escena los padres ausentes que llevan vidas completamente diferentes a la de sus hijos allá en California donde viven y trabajan en circunstancias que nunca llegarían a imaginar en el Sur las personas de color. Maya y Bailey se trasladarán por un tiempo hasta allí y pasarán de ser niños negros sureños a adolescentes que descubren un nuevo modo de vida, nuevas posibilidades que se abren ante todos, sin importar el color de la piel; gracias a los cambios que trae la guerra mundial, los negros acceden a trabajos que antes no tenían a su alcance, comienzan a alcanzar derechos y a reclamar igualdad frente a los blancos. La joven Maya irá adquiriendo así conciencia de situación de los de su raza y creyendo en las posibilidades de cambiar la realidad. Lo que hasta entonces había asumido, no con resignación, sino con la normalidad de no haber conocido otra cosa, como una situación inamovible sobre cuya naturaleza no se discutía, se contempla ahora como injusticia, como una situación contra la que se debe combatir. También en California sufrirá Maya una experiencia trágica que marcará su vida a partir de ese momento, pero ese suceso no le impedirá seguir siendo una niña valiente, concienciada, vital y dispuesta a abrirse paso en la vida. 

Me ha resultado verdaderamente interesante descubrir los primeros años de vida de esta mujer que llegó a ser un personaje muy destacado y de gran influencia en la sociedad de los Estados Unidos por la variedad de profesiones artísticas que desarrolló y por su papel como defensora de los derechos civiles y cuya personalidad completa y compleja comenzó a forjarse en esta infancia que nos cuenta con sencillez, gran sensibilidad y aguda mirada sobre el mundo en el que nació y creció y que trató de cambiar en la medida de sus posibilidades .

miércoles, 24 de julio de 2019

Ordesa

Reflexiones, recuerdos, pensamientos revueltos, de todo hay en esta "Ordesa" del escritor y poeta aragonés Manuel Vilas, ideas y evocaciones que se van desperdigando a lo largo de un relato sin ninguna intención de mantener orden cronológico ni hilo argumental alguno: "Mi madre era una narradora caótica. Yo también lo soy. De mi madre heredé el caos narrativo. No lo heredé de ninguna tradición literaria, ni clásica ni vanguardista."

Desde los recuerdos de sus padres y la vida familiar y cotidiana hasta sus días como profesor de formación profesional, la relación con sus propios hijos, los pisos donde ha vivido, sus experiencias como escritor... en ese maremágnum de temas que se entrecruzan va el autor yuxtaponiendo ideas, a veces incoherentes o aparentemente contradictorias pero esta es su manera de contar su vida, de situar su historia personal en el contexto de la historia del país, no por justificarse ni siquiera por explicarse, sino simplemente por ubicarse en el mundo, por presentar los hechos que habían sucedido o estaban sucediendo al mismo tiempo que él transitaba por los años de su infancia y juventud: "Era 1983 y en España morían guardias civiles todos los días. Un país en el que siempre estaba muriendo gente. Pero tener tu propio piso era un motivo de alegría, y ahora estoy desempolvando todos los motivos de alegría que pudo haber en mi vida."

El libro se encuentra absolutamente centrado en la relación con sus padres, algo que llega a resultar obsesivo, la intensidad con la que la existencia de una persona adulta continúa marcada fundamentalmente por la figura de sus progenitores, mucho más, sin duda, que por su exesposa que apenas si aparece mencionada o por posibles amigos o incluso los hijos o el hermano a quien escasamente se menciona. Y estas relaciones paterno-filiales que lo centran todo no presentan, sin embargo, apenas rasgos de ternura o muestras de cariño, hay poco contacto físico, poca comunicación. Y así y todo los padres son su guía, su faro, el modelo de relación fría que reproduce ahora el autor con sus propios hijos con los que apenas se habla, ni se llaman por teléfono, ni se besan, ni se cuentan sus cosas... Es un modo extraño de quererse, en cualquier caso.
"Mi padre nunca me dijo que me quería, mi madre tampoco. Y veo hermosura en eso. Siempre la vi, en tanto en cuanto me tuve que inventar que mis padres me querían. Tal vez no me quisieron y este libro sea la ficción de un hombre dolido. Más que dolido, asustado. Que no te quieran no duele, más bien asusta o aterroriza."
Así nos iremos moviendo por los escenarios fundamentales de su vida, en especial, por aquellos que compartió con su padre que le transmitió el gusto por salir al campo, por subir a Ordesa y al Monte Perdido, lugares tan significativos para él como otros elementos, aparentemente banales como son el armario ropero en el que se ocultaba la madre cuando estallaba una tormenta, o los coches familiares que con tanto mimo cuidaba el padre o los elegantes trajes de viajante que siempre vistió y que le daban un aire de elegancia que no era habitual en aquella ciudad triste suya de los años sesenta; pequeños detalles todos que en manos del autor se engrandecen, se convierten en símbolos fundamentales de lo vivido, piezas esenciales de su biografía.

Me queda la sensación triste, en cualquier caso, de haberme adentrado en una narración oscura y agria, presidida por la falta de confianza en el hombre en general y en los españoles en particular. Se regodea Vilas en la soledad, en la desilusión vital, en la miseria humana y material del hombre de clase media baja, la desconexión entre las personas, incluso o sobre todo entre los miembros de su familia, lo que extiende de manera general a todas las demás familias. El descreimiento y la desesperanza tiñen todo el relato que podría llegar a rozar en ocasiones el nihilismo, la falta absoluta de fe en el ser humano y te deja definitivamente un mal sabor de boca, al margen de la indudable calidad literaria de las formas con las que se cuentan las cosas. A una frase llena de poesía le sigue una imagen sórdida y desalentadora, a un momento brillante le acompaña un pensamiento desesperanzado. Y casi me ha pesado más la visión pesimista del relato que la innegable maestría estilística que demuestra el escritor a la hora de contar las cosas.
"Ningún hijo se parece a nadie, ni a su padre ni a su madre, ni a sus tíos ni a sus abuelos, a nadie; nunca entendimos esto. Un hijo es un ser nuevo. Y está solo. Solemos decir que se parece a su padre, o a su tía, o a una abuela para evitar lo inevitable: que ese niño acabará siendo un hombre solitario o una mujer igualmente solitaria. Que acabará muriendo solo."

viernes, 14 de junio de 2019

Un año en los bosques

"Durante los últimos doce años he aprendido que los árboles necesitan espacio para crecer, que los coyotes cantan junto al arroyo en enero, que en el roble sólo se puede clavar un clavo cuando está verde, que las abejas saben más que yo sobre la fabricación de miel, que el amor puede convertirse en tristeza y que hay más preguntas que respuestas."
Sue Hubbell nos cuenta en esta obra autobiográfica titulada "Un año en los bosques" cómo se desarrolla su día a día habitando una sencilla cabina en medio de una amplia parcela de ciento cincuenta acres en la zona de los Ozarks, al sur de Misuri, territorio que comparte con una enorme variedad de especies animales: aves de todo tipo, coyotes, mapaches, ranas, serpientes, ciervos y, por supuesto, la abejas que suponen su medio vida. Dedicando escasas pinceladas a lo que fue su vida antes de hacerse con la cabaña, nos habla con ligereza de su juventud, su familia, de cómo conoció, cuando apenas eran niños, al que sería su marido y que tras treinta años de matrimonio se fue y la dejó sola en aquel paraje donde una vez planearon compartir sus vidas y que ahora es su hogar, donde disfruta de una nueva etapa vital en la que, por cierto, apenas parece  echar de menos a su marido o al menos lo menciona poco, rodeada como se encuentra de una naturaleza de belleza apabullante: "El lugar es tan bello que estuvo a punto de llenarme los ojos de lágrimas la primera vez que lo vi"

Carece prácticamente de cualquier comodidad y apenas cuenta con compañía, vive con más estrecheces que holgura de la miel que producen sus abejas, pero tiene a cambio una vida plena, llena de ocupaciones como mantener a punto su vieja camioneta, cortar leña para calentarse en invierno o podar arboles muertos y también sufre picaduras de arañas venenosas o invasiones de ranas. Llena su tiempo libre con actividades simples: disfruta de la soledad elegida leyendo poesía o escuchando musica clásica en la radio pero también socializa con los habitantes de la zona o recibe visitas de amigos y familiares. No teme al trabajo físico que supone ocuparse de sus colmenas o arreglar el tejado lo que combina con los momentos en que se permite deleitarse y nos deleita a sus lectores con la observación de las costumbres y curiosidades de las ranas de los pantanos, los murciélagos café o los gallos de su gallinero, incluso logra despertar nuestro interés por el mundo de los ácaros ¡o de las mismísimas cucarachas! todo ello gracias al tono didáctico y absolutamente ameno y lleno de humor que emplea la autora. Pero es en especial cuando nos habla de sus abejas cuando más he disfrutado, descubriendo un mundo apasionante dentro de lo fascinante que resulta todo el reino animal y gran parte del reino vegetal que pone a nuestra disposición y que gana en interés y belleza cuando pasa por el filtro del ojo y de la pluma de la Hubbell

El año que da título al libro no es tal, sino que la obra se encuentra dividida en cuatro grandes capítulos dedicado cada uno de ellos a una estación del año (más una primavera extra) en los que engloba sus experiencias de ese año en los bosques que finalmente se amplió hasta convertirse en doce en el momento de emprender la escritura de este estupendo relato que logra resultar enormemente sereno, proporciona al lector una sensación de paz a raíz de esa esa visión de la Naturaleza más sabia y equilibrada que cualquier creación humana, te enseña a relativizar, te prueba que es posible vivir con mucho menos dinero, menos cosas superfluas, más contacto con la Naturaleza de lo que estamos acostumbrados y te convence, o al menos a mi me ha convencido, de que seguramente, al estilo de Thoreau, el gran adalid de la vida en los bosques, todos viviríamos mas felices si siguiéramos el ejemplo de la autora, aunque sólo fuera por una temporada.