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miércoles, 10 de mayo de 2023

Los reyes de la casa

Con "Los reyes de la casa", la escritora francesa Delphine de Vigan se aleja de los temas más intimistas y en cierto modo esencialmente  sentimentales de sus anteriores novelas para abordar un asunto de plena actualidad como es la irrupción avasalladora de las redes sociales en la sociedad contemporánea y los efectos que este fenómeno tiene en la concepción de la idea de intimidad y privacidad por parte de algunas personas.

La trama de esta novela se centra en la desaparición de la pequeña Kimmy Diore de seis años. Las dos protagonista principales de la historia no pueden ser más diferentes. Por un lado Mélanie Claux, madre de la niña desaparecida, es una mujer superficial, materialista, obsesionada por la estética y el dinero; ha hecho de la explotación de su vida privada y la de sus hijos su medio de vida. Por otro lado está la agente de policía responsable de encontrar a su hija: Clara Roussel fue criada por unos padres muy involucrados en el activismo político con una fuerte conciencia social; compensa su reducida talla con una personalidad firme, una manera de trabajar concienzuda y gran capacidad observación. 

"«Tiene pinta de niña», pensó la primera. «Parece una muñeca», se dijo la segunda.

Hasta en los dramas más terribles las apariencias cuentan."

Esta es una novela policíaca al uso, con la correspondiente investigación del secuestro de las pequeña Kimmy, pero que también va más allá, indagando en el estado de una sociedad sometida al imperio de la popularidad, la visibilidad en las redes sociales y la dictadura de la imagen. Entre stories de Instagram y videos en YouTube, la propia vida de la familia Diore se ha convertido en un espectáculo en directo para ser ofrecido al público.

"Mélanie era una mujer de su tiempo. Así de sencillo. Para existir, había que acumular visitas, likes y stories."

En esta novela se reflexiona sobre la fama como fuente de felicidad, los nuevos logros a alcanzar que se establecen en un entorno dominado por el materialismo más radical, donde todo vale si supone más visitas y más likes en las redes sociales, sobre la amenaza que supone la tecnología en relación al control que ejerce sobre nuestras vidas, nuestras rutinas, el ocio, el consumo y fundamentalmente sobre las relaciones humanas.

La manera de presentar los puntos de vista de cada uno de los personajes se hace en buena parte a través de sus declaraciones ante la policía; este recurso resta fluidez a la narración; el diálogo es escaso y se priman los monólogos y las largas disgresiones, lo que hace que, si bien es muy interesante todo de lo que se habla, la lectura adolezca de cierta rigidez. Esto me lleva a recordar otra novela que leí no hace mucho, "La cría" de Pablo Rivero, en la que se trataba un argumento muy similar al de esta y en la que igualmente se reflexionaba sobre los mismos asuntos, pero en aquella ocasión considero que la lectura se beneficiaba de una mayor agilidad y más fluido ritmo narrativo.

viernes, 28 de enero de 2022

Las gratitudes

Cuando leí "Nada se opone a la noche" de la francesa Delphine de Vigan, me sorprendió la crudeza con la que escribía sobre la vida y sobre todo sobre la muerte de su madre, la manera de reflejar sin reparos el más duro dolor y el intenso sufrimiento de su propia familia. Por eso ha supuesto una agradable sorpresa comprobar con "Las gratitudes" que la autora también es capaz de alcanzar esa misma intensidad cuando se trata de mostrar compasión y agradecimiento.

La novela nos ofrece un relato lleno de ternura y respeto en torno a la figura de una anciana protagonista. Sorprende la manera en que se trata un tema como el de la vejez y la decrepitud, haciéndolo con delicadeza y emotividad sin caer de ningún modo en el sentimentalismo. Es capaz de reflejar el deterioro que el tiempo ejerce en el cuerpo y en la mente de la anciana al tiempo que su espíritu, sus valores y su bondad continuan intactos e incluso alcanzan un nivel superior de perfeccionamiento. Y es que la fragilidad de cuerpo y mente no deben suponer en modo alguno falta de dignidad.

"Envejecer es aprender a perder.

Asumir, todas o casi todas las semanas, un nuevo déficit, una nueva degradación, un nuevo deterioro. Así es como yo lo veo.

Y ya no hay nada en la columna de las ganancias.

(...) No tener ya nada que perder."

La anciana Michka Seld ha tenido que ser ingresada en una residencia debido a su repentino deterioro y falta de autonomía. Lo que más le duele a Michka es comprobar cómo va perdiendo las palabras, cómo se le escapan de la cabeza sin poder evitarlo. Sólo en sus sueños vuelve a ser joven, ágil y locuaz. Sus sueños son tan intensos que los siente como si fueran parte de la realidad, como si todavía viviera en esos tiempos en que su cuerpo no era su prisión, en que su cerebro siempre acertaba con la palabra justa.

A través de la voz de las dos personas más cercanas a la anciana, su joven vecina Marie que la visita y la atiende con cariño y Jérôme, el logopeda de la residencia, el relato nos lleva a reflexionar sobre la ancianidad y sobre el valor de la gratitud, el ser capaces que reconocer lo bueno que otros han hecho por nosotros. A través de los ojos de los dos jóvenes se muestra lo que Michka fue y a lo que se ve reducida, que no es sino lo que nos espera a todos si es que logramos alcanzar la edad provecta. Y eso asusta, porque nadie está preparado para envejecer, cuando debería ser lo natural. 

"Uno piensa que tendrá tiempo de decir las cosas, y cuando se quiere dar cuenta ya es demasiado tarde. Uno piensa que basta con dar muestras de cariño, con hacer gestos, pero no es verdad, hay que decir lo que se siente. Decir, esa palabra que tanto te gusta, Michka."

miércoles, 13 de febrero de 2013

Nada se opone a la noche


Cuando eres novelista y tu madre se suicida, escribir sobre ella debe ser la forma natural de responder ante tal circunstancia, la manera de tratar de revivirla, de recuperarla de alguna manera, de ser capaz de comprenderla y de buscar las razones a lo que no es explicable muchas veces. Y eso es lo que hace Delphine de Vigan en este libro "Nada se opone a la noche" donde realiza una revisión de su vida pero fundamentalmente de la de su madre, Lucile, y de la de toda su familia a la búsqueda del origen de la enfermedad mental que Lucile arrastró toda su vida y que la llevó hasta su trágico y casi esperado final. Ajusta así cuentas con los hechos de sus vidas, pero su objetivo no es buscar culpables, sino comprender, darle sentido a través de la revisión de las relaciones familiares de Lucile con sus padres, con sus hermanos y con sus propias hijas, tratar de descubrir si hubo algo concreto que causó su caída, si algo se podía haber evitado, si sus vidas podrían haber sido de otra manera.

Comienza la novela con el retrato de los padres de Lucile, George y Liane, y la hermosa y numerosa familia que fundan en un ambiente de libertad, de alegría, de inquietud cultural, con unos estrechos lazos fraternales, conformando la imagen de una familia prácticamente ideal, tanto que incluso los hijos trabajan habitualmente como modelos publicitarios, especialmente la hermosísma Lucile. Pero sin embargo, pronto la desgracia golpeará dura y repetidamente a la familia: la muerte de varios hijos marcará dramáticamente las vidas y las relaciones de los hermanos e incluso sus personalidades y su forma de ver el mundo. Liane mantendrá su actitud de madre amorosa y generosa acogiendo a sus hijos siempre en el hogar familiar, mientras que el atractivo y sociable George va perdiendo el poder de fascinación que todos sus hijos admiran. Las vidas de los distintos miembros de la familia se ven afectadas por el drama, por los vacíos dejados por los hijos y hermanos fallecidos. Pero estos dramas que cada uno vive según su edad y su posición en la familia, será sólo parte de la realidad, a la que se sumará la sombra de los abusos y finalmente la enfermedad mental y el suicidio de diversos miembros de la familia.

La autora va alternando el relato de la historia familiar con el proceso que le lleva a la escritura de la novela; la acompañamos a lo largo de la investigación, de la recopilación de documentos, de diarios, cartas, las conversaciones con sus tíos, los distintos puntos de vista sobre los acontecimientos familiares, la escucha de antiguas grabaciones y sus propias vivencias y las de su hermana. La reconstrucción de la historia familiar siempre revela una cara oscura, algún aspecto que se oculta a alguno de sus protagonistas. La autora muestra su determinación por contar la verdad a pesar de lo dura que esta pueda resultar, a pesar del dolor que esta provoque, pero se empeña en bucear en las raíces de la enfermedad mental de su madre, de su forma de convivir con ella; nos relata las épocas malas pero también las buenas, las épocas doradas y las caídas en el infierno, los ingresos psiquiátricos pero también la alegría de Lucile, su generosidad, su don de gentes, su compleja personalidad, su enorme afán de superación, e igualmente la presenta como una madre enormemente amorosa pero incapaz de cumplir con el papel de sustento y base firme para el crecimiento personal de sus hijas que muy pronto tuvieron que asumir unas responsabilidades y pasar por unas vivencias que no eran las que deberían corresponderles para su edad.

A pesar de ser una novela dura por los hechos dramáticos que en muchas ocasiones se relatan y por  la sinceridad de la autora a la hora de desvelar las miserias de su familia, también rezuma constantemente un gran amor hacia su madre y el importante papel de la vida familiar, se reviven momentos dulces y alegres, se muestra el ambiente de total confianza y acogida generosa que todos los que pasaban por la casa familiar recibían, donde a cada uno se le aceptaba tal y como era, destacando el entrañable personaje de Tom, el tío más joven de la autora nacido con síndrome de Down y al que sus padres se esfuerzan en convertir en una persona feliz, autónoma y valiosa en la familia. Delphine de Vigan es capaz de hacer las paces con su pasado y acabar presentando, a pesar de todo, el lado más luminoso de su madre: sus mejores virtudes y su lucha por llevar adelante su vida lo mejor que pudo. Creo que, finalmente, el libro cumple con los dos objetivos de su autora: es una terapia absoluta de aceptación del pasado para poder enfrentar el futuro y a la vez un homenaje inmenso a la figura de la madre.