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miércoles, 7 de mayo de 2025

El mejor del mundo

Vuelvo a disfrutar con uno de los mejores escritores actuales en castellano, Juan Tallón, siempre sorprendente y original, con esta nueva novela, "El mejor del mundo", donde nos presenta a un protagonista, Antonio Hitler, por el que es difícil de primeras sentir simpatía. Alternando diferentes momentos de su vida sin un orden cierto vamos asistiendo a su gran éxito comercial en la feria de productos funerarios de Ciudad de México. Ataúdes Ourense, la empresa que fundó su padre, con el que tuvo siempre una relación pésima, es su mayor orgullo y fuente de satisfacción. Antonio basa su felicidad en el aspecto profesional de su vida. Con un matrimonio fracasado y antes de ese otro que no llegó a celebrarse, su hija probablemente sea la única persona del mundo a la que quiere realmente, aunque sólo sea por considerarla la garantía de perpetuidad vital y, eso espera, también la continuidad del negocio.

He pasado medio libro arrastrándome con desgana tras la historia este tipo impresentable, ambicioso y bastante cretino que no acababa de despertar mi interés por lo que le pudiera pasar, planteándome incluso la opción de abandonar la lectura. Pero, por una vez al menos, la constancia y la perseverancia han dado sus frutos y al llegar a la segunda parte del libro todo da un giro radical. La historia que nos está contando no cuadra ya con lo que Antonio se encuentra al volver de México cuando toda su vida se pone patas arriba y ahí sí que me ha ganado completamente con su juego de viaje entre distintos planos temporales y realidades alternativas.

El relato incide en detalles cotidianos de la vida en una ciudad de provincias con una ambientación costumbrista en la que abundan los nombres de los bares, los locales y las calles de Orense donde transcurre la historia, si bien no sé si se trata de escenarios reales o creación del autor, pero sí que le dan un aire de realismo y contemporaneidad a la historia.

"La vida, piensa, es pura nostalgia de una vida diferente. ¿Quién no aspira a otra vida como cima de la felicidad? Tal vez solo él. Antonio Hitler había aspirado siempre a ser el que era, y un día lo consiguió. Y cuando cumplió ese destino, que lo hacía amar realmente la vida, algo se lo arrebató, así que ahora está siendo otro a la fuerza, en contra de un deseo, de una explicación, de la lógica del sentido natural del mundo."

martes, 4 de marzo de 2025

La mala víctima

Tenía bastante curiosidad por leer esta primera novela escrita a cuatro manos por las periodistas Rosa Belmonte y Emilia Landaluce, básicamente porque ambas son figuras fundamentales de la prensa y la radio nacional y, especialmente a la Belmonte la sigo a través de los programas en los que participa y me divierte su tono siempre simpático y socarrón que combina con sus amplios conocimientos en materia televisiva, cinematográfica y sobre el mundo de la cultura en general.
 
Sin abandonar nunca el tono jocoso y divertido que esperaba encontrar, en "La mala víctima" conocemos a Socorro Núñez, una experimentada y concienzuda periodista destinada en la sección de sucesos de un diario de tirada nacional. Su madre, Antonia, trabaja como empleada doméstica en casa de las Lequerica, un par de hermanas propietarias mayoritarias, junto con su hermanastro, del grupo editorial al que pertenece El Matinal, el periódico donde trabaja la propia Socorro. Las Lequerica forman parte de la gente bien de toda la vida, pijos y ricos que se conocen entre sí, cuando no están emparentados de alguna manera, veranean juntos y frecuentan las mismas fiestas en Madrid, Sotogrande o El Puerto de Santa María. Socorro los conoce bien porque se ha criado muy cerca de ellos, aunque su sitio, como el de su madre, haya estado más en la cocina que en los salones.

El asesinato de Aldara Ortiz de la Vega, una joven que pertenecía a ese mismo grupo social de elegir, lleva a Socorro a trasladarse hasta El Puerto enviada por el periódico a indagar sobre lo sucedido. Allí se codeará con las familias de más raigambre de la sociedad andaluza y los veraneantes de las zonas más selectas.

La feroz competencia entre los medios de comunicación, las nuevas maneras del periodismo en la era digital y la lucha por obtener más clicks por parte de los lectores, el conflicto entre preservar las buenas prácticas tradicionales frente al todo vale por atrapar más audiencia son algunos de los asuntos sobre los que gira esta novela que se enmarca en un contexto absolutamente contemporáneo.

La investigación periodística en la que se embarca Socorro entorno al crimen se entremezcla con los enfrentamientos dentro del seno de la familia Lequerica por el control del negocio. Con un tono muy fresco y desenfadado, vemos cómo van alternándose las reflexiones sobre el oficio del periodismo y la manera de gestionar el negocio de los medios de comunicación con un retrato afilado de las clases acomodadas del Puerto de Santa María a Sotogrande. En definitiva, nos encontramos frente a una mezcla de novela negra con crónica rosa que resulta entretenida y se lee con facilidad.

martes, 26 de septiembre de 2023

Obra maestra

Juan Tallón
nos ofrece en este libro, "Obra maestra" una delirante crónica novelada de la sorprendente desaparición de una descomunal obra de arte, una escultura de más de cuarenta y ocho toneladas de hierro realizada por el artista mundialmente conocido Richard Serra, propiedad del museo Reina Sofía. 

En un relato que aúna todos los elementos de una autoficción sin serlo, va dando voz a numeroos personajes en torno al museo, al artista y la obra desaparecida, desde el escultor y otros artistas cercanos a él, a difetentes empleados del museo de variado rango, desde directivos hasta personal de sala, gente del mundo del Arte, galeristas, críticos, funcionarios del Ministerio de Cultura, policías o transportistas. Los supuestos testimonios, siempre en primera persona, que en ocasiones parecen entrevistas periodística y en otros casos meras conversaciones informales, abarcan varias décadas; lo mismo se cuentan los inicios de la profesión de Serrá allá por los años 60 que las gestiones previas a la inauguración del Reina Sofía hasta episodios sucedidos en 2019. 

Con un tono que deja adivinar mucha ironía y buenas dosis de sorna por parte del autor, se tratan temas como la falacia del arte contemporáneo, el voluble concepto de belleza y el valor/precio de las obras de arte. Se presenta a los auténticos apasionados del auténtico arte frente a los coleccionistas que sólo miran el precio que alcanzan los tesoros que sueñan con acaparar, aunque tengan que estar ocultos de la vista del mundo porque los han conseguido por medio de métodos bien dudosos. 

Tras haber disfrutado enormemente con esta lectura, se me plantean un montón de dudas y cuestiones que siempre, de algún modo, me han rondado por la cabeza: ¿todos esos conceptos, ideas y discursos que despliegan los conocedores del arte contemporáneo, incluido el propio Serra, pretenden significar realmente algo o son sólo fuegos de artificio? ¿Verdaderamente esas manifestaciones tienen un contenido que yo no comprendo o son sólo una pose, un invento para justificar su trabajo y lo que se les paga por él? Tal vez no sean más que palabras huecas que no significan nada y sólo sirven para confundirnos, para ocultar el gran engaño en que nos pretenden atrapar a los que no logramos emocionarnos, por mucho que lo intentemos, frente a un enorme bloque de metal o ante un cuadro blanco sobre blanco, como aquel que protagonizaba "Arte", la famosa obra teatral de Yasmina Reza, que pretenden hacer pasar por una magnífica obra maestra. Llamadme loca, pero esas cosas no me conmueven. 

sábado, 13 de febrero de 2021

El baile de las luciérnagas

¡Qué fácil es acertar siempre con una novela de Kristin Hannah! Esta, que podría ser el texto incluído por la editorial en una faja promocional, es mi sincera opinión sobre esta autora norteamericana que me conquista una y otra vez con sus historias protagonizadas por mujeres que siempre te transportan a una época histórica muy concreta y a un lugar diferente en el mundo. En esta ocasión con "El baile de las luciérnagas" (desafortunada traducción con añadidos innecesarios del original Firefly Lane) las protagonistas son dos: Kate Mularkey y Tully Hart, dos amigas completamente diferentes que logran mantener su amistad a lo largo de los años a pesar de las complicaciones que la vida les pone enfrente.

Tully es una chica espectacularmente guapa, atrevida y deshinibida, consigue convertirse en popular donde quiera que vaya logrando enmascarar tras su sonrisa permanente los serios problemas que tiene en casa: una madre hippy y enganchada a la droga que la abandona repetidamente a lo largo de la infancia. Por suerte, cuenta con sus abuelos que la crían hasta que ambos fallecen, momento en que los padres de su vecina y amiga Kate la acogerán como a una hija más. Kate es una chica de pueblo estudiosa y discreta a la vez que poco agraciada que crece rodeada del cariño de una familia tradicional y feliz. Pese a sus diferencias, o tal vez porque cada una admira y anhela lo que la otra es, y gracias a que se convierten en vecinas de la calle Firefly Lane, las chicas trabarán una amistad que perdurará a lo largo de varias décadas. La narración nos lleva a seguir las vidas de las dos amigas desde los salvajes años 70 de las drogas y el amor libre, pasando por los agresivos 80 de los yuppies, la laca y las hombreras hasta los años 90 y comienzos del siglo XIX y a lo largo de todo este tiempo iremos acompañando a las chicas en su crecimiento y descubrimiento del mundo, del amor y el sexo, pasando de su pequeño pueblo a la universidad persiguiendo un sueño común de convertirse en estrellas de la televisión. Tully es apasionada y explosiva, tratando siempre de disfrazar sus problemas bajo una imagen de chispeante alegría. Kate es insegura y discreta y sigue la estela de su amiga, el huracán Tully, que la arrastra junto a ella en sus planes haciendo sentir a Kate incapaz de tomar sus propias decisiones. Cada una acabará tomando su propio camino en lo personal y en lo profesional; Tully sigue la senda del éxito profesional mientras que Kate se convierte en esposa y madre de familia pero su amistad, que es una verdadera relación de hermandad, permanecerá firme y será su principal apoyo a lo largo de tantos años.

De la guerra de Vietnam a la muerte de Lady Di, los diversos hechos históricos y fenómenos populares que marcan las distintas décadas aparecen como fondo sobre el que transcurren las vidas de las chicas de Firefly Lane, con su banda sonora de grandes éxitos, las modas cambiantes a las que se apuntan sin dudar y los diferentes problemas y triunfos propios de cada una de las etapas de la vida: la adolescencia, las amistades, las relaciones sexuales, el amor, el matrimonio, la maternidad, la soledad, los éxitos y las decepciones... La historia de Tully y Kate es la historia de toda una generación de mujeres que crecieron y maduraron en unos años complejos en la cambiante sociedad norteamericana de la segunda mitad del siglo XX y que lucharon por lograr compatibilizar sus vidas profesionales con la familia, compitiendo en un mundo diseñado para hombres donde llegar a la cima siempre supuso dejar algo atrás necesariamente. 

Como viene siendo ya costumbre últimamente, la novela ha sido convertida en serie para la televisión de la que solamente he visto por ahora unos pocos capítulos. Tengo que decir que a la versión televisiva le falta algún que otro hijo, algunos personajes como la señora Hart es totalmente diferente o un Johnny Ryan que no es ni la mitad de cautivador que en el libro y le sobra un divorcio, bastante contenido sexual, un hermano gay y alguna que otra trama inventada, pero es probable que la termine de ver aunque solo sea por disfrutar de Kate y Tully en carne y hueso y comprobar si al menos se ha respetado la preciosa relación de amistad que supone el eje de la trama de esta maravilla de novela. 

jueves, 24 de septiembre de 2020

Normal people

Porque algunas veces (que no muchas) me dejo llevar por la corriente de lo que los demás leen y confío en que lo que a otros les maravilla también me puede encantar a mi, pues por eso, decía, a veces me pasa como con "Normal people", esta novela de Sally Rooney de la que tanta gente viene hablando y que ha quedado algo por debajo de las expectativas que me había creado sobre ella. Pero no por eso voy a dejar de recomendar su lectura a aquellos que, una vez finalicen de leer esta reseña, les pueda resultar atractivo el universo reflejado en el libro.

La novela está protagonizada por dos adolescentes residentes en Carricklea, una pequeña población al oeste de Irlanda. Connell es un chico popular en el instituto, un triunfador en un grupo donde se llevan las relaciones insustanciales basadas en el sexo banal y fácil y donde la popularidad es el tesoro más preciado a alcanzar. Marianne por su parte es una chica solitaria y bastante antisocial, hace su vida apartada del resto de chicos que la tachan de rarita y sufre incluso bullying por parte de algunos de ellos. Además, Marianne pertenece a una familia adinerada, tal vez la más rica del pueblo y vive en una gran casa donde la madre de Connell trabaja como empleada doméstica. Cuando en el último año de instituto ambos inician una relación clandestina, Connell se esfuerza por que nadie se entere de ello. Pero lo cierto es que los momentos que pasan juntos son los mejores de su vida, en especial para Marianne que es bastante desdichada en su propia casa donde la relación con su familia no es fácil. Llega el momento en que Connell se debate entre ir a la universidad cercana junto a la mayoría de sus amigos, donde continuar una vida despreocupada rodeado de gente que conoce y que le aprecia o irse a Dublin como Marianne a estudiar en Trinity, una oportunidad que se les presenta a ambos gracias a sus buenas calificaciones, y donde se les plantea la posibilidad de conocer nuevas personas y cambiar su estilo vida. 

La experiencia en la universidad de Trinity supone todo un nuevo mundo para ambos donde encuentran que los papeles se intercambian y ahora Connell resulta ser un chico de pueblo sin auténticos amigos, que no encaja en el ambiente snob y superficial, mientras que Marianne conoce el éxito social y se adapta al nuevo entorno, frecuentando a estudiantes adinerados como ella y deseosos de nuevas experiencias. La relación entre ambos atraviesa distintas etapas, desde la complicidad más cercana a la falta de comunicación, dependiendo del momento. Mantienen a pesar de las separaciones ocasionales, una conexión especial que más allá de la amistad, parecerían la pareja perfecta si no fuera porque cada uno evoluciona a un ritmo distinto, cada uno busca cosas diferentes en sus relaciones. Se esfuerzan por conservar viva su amistad, aunque esta oscila de nivel e intensidad, tratan de mantenerse en contacto aún estando separados, se escriben constantemente pero desechan la posibilidad de volver a ser pareja. Con el transcurso de los años ambos pasan por distintas experiencias y relaciones, van creciendo y madurando, buscando su camino en el mundo, todo es más complicado que cuando eran unos adolescentes. Ven el mundo de modo diferente, buscan la felicidad por vias distintas. Marianne siempre preocupada por asuntos sesudos, se interesa por la paz mundial, los conflictos de Oriente Medio y la política internacional; a pesar de su aparente éxito, su baja autoestima le hace sentirse permanentemente insatisfecha, insiste en embarcarse en relaciones tóxicas que no le aportan felicidad. Connell halla el equilibrio en la sencillez de una relación con una buena chica estudiante de medicina, satisfecho con la estabilidad material que le otorga el recibir una beca completa que le permite despreocuparse del aspecto económico, sueña con convertirse en escritor, mientras que para Marianne que recibe misma beca, esta representa más un asunto de prestigio y superioridad intelectual.

Tal vez no soy el público objetivo que cae rendido ante esta historia de amor-desamor-amistad-crecimiento absolutamente contemporánea y dirigida más bien a adultos jóvenes que se sientan más cerca de los conflictos que enfrentan los protagonistas en su acceso al mundo adulto, que se vean identificados con las separaciones originadas por una beca Erasmus, con la insatisfacción derivada de las relaciones insustanciales basadas sólo en el sexo, con la presión de la opinión de los amigos o el sentirse integrado en un grupo como fuente y alimento sustancial de una alta autoestima. Lo cierto es que yo no la he encontrado tan fascinante como aquellos críticos literarios que la han considerado como la mejor novela del año en Gran Bretaña. Supongo que no he logrado conectar con los protagonistas como para caer rendida a sus pies, si bien he simpatizado bastante más con Connell, y aunque entiendo las inquietudes propias de la edad, el deseo de confirmar su personalidad, de descubrir para qué sirven y hacia dónde dirigir sus pasos, de configurarse como adultos en un mundo que no satisface sus ansias más profundas, no he sentido tanta atracción por la atormentada e insegura Marianne. Todos esos conflictos emocionales los he sufrido con ellos, pero creo que me ha afectado la brecha generacional que nos separa. Tal vez se necesite ser milenial para disfrutar plenamente de esta novela, porque estoy segura de que es posible que algún lector se enamore de estos personajes y los sienta más cercanos de lo que yo los he sentido. A esos lectores que deben de existir por ahí fuera o que quieran intentar encontrar esta conexión les recomiendo con intensidad esta lectura. ¡Ojalá tengan más suerte que yo!

miércoles, 31 de mayo de 2017

No soy un monstruo

No podía dejar pasar la lectura de la primera novela de la periodista televisiva Carme Chaparro, no tanto por la fama de la autora como personaje mediático sino por la cantidad de comentarios favorables que ha recibido por su ópera prima "No soy un monstruo" que además le ha hecho ganar el premio Primavera de novela 2017 y quería comprobar de primera mano si eran efectivamente merecidos tantos elogios y reconocimientos. Lo cierto es que debo confesar que la novela engancha desde el minuto cero, con un argumento trepidante desde su inicio y un estilo narrativo muy fresco, una trama ágil que mantiene el buen ritmo a todo lo largo de la novela que transcurre en escenarios totalmente actuales, entre centros comerciales, urbanizaciones de barrios residenciales y redacciones de informativos de televisión. El tema central de la trama también está tristemente de plena actualidad pues se centra en el delicado asunto de la desaparición de niños, en el terror cotidiano que irrumpe en las familias de unos niños que son sustraídos por algún desconocido, sin que se cuente con ninguna pista a la que aferrarse y que les de esperanza alguna a los padres de si van a recuperar prestamente a sus hijos perdidos.

Los protagonistas principales de la novela son dos mujeres: Ana Arén, inspectora jefe del grupo de menores, atractiva e implacable en su actividad profesional e Inés Grau, periodista, popular reportera de las noticias de un canal televisivo y escritora de éxito en busca de un argumento impactante para arrancar una futura novela que ya le exigen ansiosos desde su editorial. La desaparición de un niño en un centro comercial hará coincidir a estas dos mujeres, que además son amigas, en el mismo lugar y tiempo: la una para investigar la desaparición y la otra para informar sobre el caso. No es el primer niño que es secuestrado en ese lugar y pronto el pánico se extiende entre las familias.

La acción de la historia es trepidante desde el inicio y se acelera y complica según avanza la trama. El argumento incide en el dolor desgarrador provocado por la pérdida de un hijo, la forma de amor más intenso que existe es capaz de provocar, en consecuencia, el dolor más inabarcable y esta intensidad esta muy bien reflejada en la novela en la que destaca también el aspecto metaliterario que supone que una de las protagonistas, que es, además, la que narra la historia, sea una famosa periodista televisiva metida a novelista de éxito, lo que provoca la sensación de que fuera la propia autora la que nos hablara en primera persona, confundiendo realidad y ficción y dándole así mayor realismo a la historia. 

Sólo le pondría un pero a esta lectura y es que aún me queda la duda de si el final me cuadra completamente; lo cierto es que el desenlace me dejó pensando un buen rato tratando de encajar las piezas del argumento para cuadrar ese final que no es descabellado pero me supuso dedicarle una pequeña reflexión. Pero dicho esto, lo cierto es que he disfrutado de una intriga muy bien contada, con un ritmo implacable y totalmente actual. Bastante recomendable.

jueves, 9 de julio de 2015

Así empieza lo malo

Hay autores que, de alguna manera, escriben siempre el mismo libro, o más bien que cuentan distintas historias pero siempre del mismo modo, con el mismo lenguaje, desde la misma postura, con el mismo narrador, aunque éste cambie de nombre de un libro para otro. Esto tiene un aspecto negativo, que puede ser que el lector se canse de encontrar siempre los mismos temas e idéntico estilo pero también, para los que somos seguidores entusiastas de su mundo creativo, supone una satisfacción reencontrarnos con él, saber lo que vamos buscando y encontrarlo en cada una de sus novelas, volver a introducirnos en su universo, en sus reflexiones sobre el hombre y sus relaciones y disfrutar, por supuesto, de su prosa magistral.

Por eso es que he disfrutado tanto con esta última novela de Javier Marías, "Así empieza lo malo", en el que muestra nuevamente su habilidad para contarnos una historia en la que la acción es sobrepasada por las reflexiones del protagonista que le da vueltas y revueltas en sus pensamientos e ideas fijas, con sus largos monólogos mediante los cuales conocemos al joven Juan de Vere, espectador de un mundo de adultos al que acaba de incorporarse en los primeros años post franquismo como ayudante o asistente personal de un notorio director cinematográfico. Junto a él asiste a reuniones sociales, le atiende con sincera devoción en tareas lo mismo de secretario como de chico para todo, conviviendo como uno más de la familia y participando de su esfera de amistades entre las que se cuentan personajes notables del cine  y la cultura del momento. En este ambiente se desenvuelve el relato que gira en torno al amor, al matrimonio, al deseo y al descubrimiento, a los temas clave de Marías que vuelve a analizar sus obsesiones, sus temas fetiche: la verdad y la mentira, los rumores, las convenciones sociales, las relaciones personales, de amor, amistad o mera conveniencia, el paso del tiempo, los recuerdos frente a la realidad, la juventud, la madurez, las desilusiones que proporciona la vida, el fin de los sueños y la inconsciencia de la juventud, temas, en fin, que no son nuevos y a los que el autor les da una y mil vueltas reflexionando sobre ellos en boca o a través del joven de Vere y de sus conversaciones con los demás personajes.

Marías tiene una característica que en otros autores tal vez sería un defecto pero que él lo aprovecha al máximo, se convierte en pieza fundamental y reconocible de su estilo: es la capacidad de irse por las ramas, de que se le vaya el santo al cielo, de agarrar un elemento cotidiano o una frase de un diálogo y desarrollar toda una teoría a su alrededor, darle cien vueltas y después de engancharnos en su disgresión, retomar con naturalidad el hilo de la narración que dejó en suspenso. Esa es una de las cosas que me encantan de sus relatos, la capacidad de reflexionar sobre cualquier cosa, de buscarle las vueltas a todo, de analizar cada gesto, cada actitud, cada palabra. 
"Tuve la sensación de que disfrutaba con sus demoras: ya que había accedido a contarme, tendría que ser a su ritmo y manera. Ese es el privilegio del que cuenta, y el que escucha no tiene ninguno, o solamente el de marcharse. Yo no me iba a ir aún, desde luego"
Así hay que leer a Javier Marías, dejando que sea él el que marque el ritmo, aceptando sus demoras, disfrutando de lo que nos cuenta, a su estilo.