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miércoles, 16 de enero de 2019

Una educación

Existen lecturas que se diferencian de todas las demás por la sencilla razón de que son historias verdaderas, por retratar los sucesos de una vida que se desarrolla con un guion que ni el mejor narrador o la más desbocada imaginación se atreverían a elaborar. Y es que hay vidas absolutamente diferentes, difíciles, inimaginables para muchos de nosotros y ese es el caso de este título que nos ocupa, "Una educación", obra autobiográfica de la norteamericana Tara Westover que nos ofrece una visión sincera y descarnada de su infancia y el modo en que escapó de un destino terrible que otros habían diseñado para ella.
"De los siete hijos de mis padres, cuatro no tenemos partida de nacimiento. No tenemos historia clínica porque nacimos en casa y nunca hemos ido a una consulta médica o de enfermería. No tenemos expediente escolar porque jamás hemos pisado un aula. Cuando cumpla nueve años, inscribirá mi nacimiento en el registro civil, pero ahora, según el estado de Idaho y el gobierno federal, no existo.Sí existía, desde luego. Había crecido preparándome para los Días de Abominación, esperando a que el sol se oscureciera y la luna rezumara sangre. En verano elaboraba conservas de melocotón y en invierno reordenaba las provisiones según su caducidad. Cuando el Mundo de los Humanos se viniera abajo, mi familia seguiría adelante, incólume."
Los Westover constituyen una familia mormona preparada constantemente para un fin del mundo anunciado que nunca termina de llegar, viven de manera auto suficiente, alejados del Estado y sus peligrosas tentaciones demoníacas, los niños no constan en ningún registro, crecen sin escolarizar, sin historial médico. Tara no juzga, ella misma crecido educada en la fe de su padre que le señala sin duda lo que Dios quiere de ellos y lo que es contrario a Su voluntad. 
"Mi padre afirmaba que la escuela pública era una artimaña del Gobierno para alejar de Dios a los niños. «Para el caso daría igual entregar a mis hijos al mismísimo diablo —decía— que enviarlos a la escuela.»"
Pero va creciendo y desea salir de allí, de la brutalidad de su hermano Shawn, del fanatismo irracional de su padre, de la fe de su madre en el poder curativo de sus aceites y ungüentos, de unas relaciones familiares tóxicas basadas en una lealtad mal entendida, de un terrible miedo a todo lo que venga del exterior de su casa, de más allá de sus montañas. La joven Tara sabe que sus ambiciones son contrarias a lo que aprendió de su padre, a sus creencias, a su concepción del mundo. Así y todo tiene claro que desea un futuro que no se limite a casarse, aprender el oficio de partera y curandera de su madre y vivir apartada sociedad del conocimiento, de la ciencia y del mundo que se extiende allí fuera. La educación se presenta como única salida y la Universidad se convierte en su objetivo.
"La verdad es esta: no soy una buena hija. Soy una traidora, una loba entre ovejas; soy diferente y esa diferencia no es buena."
Autodidacta, sólo cuenta escasa formación, irregular e incompleta, impartida por parte su madre. Así y todo, se logra hacer con libros, aprende matemáticas sin un maestro que la guíe, con el ejemplo de Tyler, el único de sus hermanos que tomó el camino hacia la educación formal. El paso de Tara por la Universidad es la peculiar experiencia de una persona nunca ha hecho un examen, que cree que Europa es un país o que nunca ha oído hablar del Holocausto. Sin hablar de la sensación de encontrarse rodeada de infieles, compañeras que enseñan los hombros o las rodillas, que no respetan descanso dominical o beben Coca-Cola. Pero sobre todo, Tara se encuentra ante un mundo que desconoce; su vida en la montaña, su ausencia de contacto con el exterior no le ha ayudado a desenvolverse en el entorno que es común para el resto de adolescentes o jóvenes de su mismo país. Llega un momento en que se siente una extraña tanto entre sus compañeros como en su propia familia, comprende que no pertenece a ningún sitio, ningún sitio es su sitio.

A pesar de todo, lucha por crecer como persona, ser capaz de deshacer el vínculo con su familia, con la montaña, integrarse en una sociedad de la que desconoce prácticamente todo pero que sabe que es su única salvación posible. La Universidad será un duro camino para ella que deberá aprenderlo todo, desde los conceptos más elementales del mundo occidental hasta los principales hechos y figuras de la Historia contemporánea. Descubrirá que el feminismo se amolda a lo que siempre sintió sobre su papel en el mundo y luchará contra sí misma por configurar su auténtica identidad, su imagen real ajena a la que su familia había creado para ella.

Leyendo este libro he descubierto, en la figura del padre y su fanatismo, una realidad que forma parte de aquella sociedad norteamericana que desde aquí no concebimos que pueda existir; una enorme minoría convencida de la bondad del supremacismo blanco, asustados por todo lo que no sea su idea de América, extremistas que identifican Europa con socialismo, a las vacunas con conspiraciones de la industria farmacéutica, lunáticos convencidos de encontrarse en posesión de la verdad comunicada directamente por Dios y fuera de la cual todos son enemigos a temer y a combatir. Da auténtico miedo descubrir que esa realidad existe y que no tiene visos de desaparecer próximamente del mismo corazón de una de las grandes potencias mundiales que dominan la política internacional actual.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

A cien millas de Manhattan

Guillermo Fesser es un periodista madrileño que alcanzó gran popularidad hace bastantes años ya como miembro del dúo humorístico Gomaespuma, junto a Juan Luis Cano, creadores ambos de un particular estilo que aunaba el humor absurdo, inteligente y cañí de una manera brillante. Una vez disuelta la pareja cómica, cada uno de sus miembros retomó su vida profesional como periodistas, escritores o cineastas, demostrando que el ingenio y la inteligencia puede adoptar muy diversas formas. En 2002 Fesser decide trasladarse junto a su familia a Estados Unidos de donde es originaria su esposa y de esta nueva situación personal surge "A cien millas de Manhattan", un libro que es mitad biografía, mitad crónica social, donde combina sus vivencias personales con una mirada sorprendida y siempre atenta al nuevo mundo que le rodea
"Estoy en Rhinebeck, Nueva York. A cien millas de Manhattan. En una casa construida con madera y pintada de gris pálido. En un pueblecito que se parece a los de la maqueta del tren eléctrico que nos traían en Navidad los Reyes Magos. En la América de naturaleza sobrecogedora que Nino Bravo identificara con el edén. Estoy en un valle de suaves colinas tupidas de verde. Praderas con vallas blancas para el ganado que fueron robadas a base de hacha a un bosque de acacias, castaños, arces y robles centenarios que se extienden hacia el infinito y más allá. Y, en medio, un río caudaloso por el que navegan tranquilamente los petroleros rumbo al Norte. Aguas que, corriente abajo, bañan en su desembocadura la orilla oeste de la conocida isla de Manhattan. Vivo, señoras y señores, en un bosque tan repleto de vida que podría doctorarme en Biología sólo con observar a los animales que yacen atropellados en las cunetas de las carreteras."
Sin un hilo narrativo determinado, el libro se compone de variadas digresiones sobre los más variados asuntos, desde los beneficios de correr descalzo al modo de elaborar el sirope de arce. Siguiendo el orden de los meses del año, pasamos del otoño multicolor de los bosques del valle del Hudson a las nieves y los hielos de su crudísimo invierno y en todos los momentos del año el autor se muestra asombrado por el apabullante marco natural de los Estados Unidos, del norte al sur se admira de su variedad y grandiosidad, de su flora y fauna. Todas las historias que se nos cuentan reflejan, además, el modo de vida norteamericano que se nos presenta múltiple, variado y en ocasiones disparatado. Como buen periodista y como hombre curioso que es, Fesser conversa con mucha gente, se informa sobre todo tipo de temas, nos muestra esas pequeñas historias que subyacen por debajo de la Historia con mayúsculas y en especial aquellas que marcan la diferencia entre el modo de pensar y de vivir de los norteamericanos y de los europeos o más concretamente de los españoles, al igual que muestra su interés por el origen etimológico de muchas palabras inglesas. Su pequeño pueblito es una fuente inagotable de peculiaridades, curiosidades y portentos que el autor, en el papel de testigo con mentalidad extranjera, va descubriendo: la forma de vivir Halloween, Acción de Gracias o San Valentín, historias sobre los nativos norteamericanos, los orígenes españoles del país, el ferrocarril subterráneo que ayudaba a escapar a los esclavos de los estados del sur o la pesca del salmón en Alaska. Nos descubre las costumbres vecinales cuando nos invitan a cenar a una casa o a una barbacoa, peculiaridades de los usos en los restaurantes, descubrimos locales con encanto o nos tragamos una especializada explicación sobre el funcionamiento de las conducciones de vapor que calientan la ciudad de Nueva York.

El libro es definitivamente divertido y muy ameno pero también y sobre todo ingenioso y profundamente interesante, especialmente recomendado para aquellos que sientan curiosidad por descubrir más sobre la sociedad norteamericana ya que aquí encontrarán multitud de historias insólitas, curiosas y sorprendentes que probablemente sólo puedan pasar en los Estados Unidos de Norteamérica pero que pasan inadvertidas al visitante ocasional y sólo pueden descubrirse convirtiéndose en un miembro más de la comunidad como ha hecho Guillermo Fesser.

lunes, 5 de febrero de 2018

Todos deberíamos ser feministas / Querida Ijeaweke. Cómo educar en el feminismo

La reseña de hoy es doble ya que incluye dos títulos, dos librillos u opúsculos de apenas cincuenta y tantas y ochenta y tantas páginas respectivamente. El primero de los títulos corresponde a la transcripción de una conferencia y el segundo a una carta escrita por la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, escritora que ha adquirido gran (y merecida) fama en los últimos tiempos. Comienzo el comentario confesando que nunca me he considerado feminista, al menos nunca he sido formalmente militante en ese ideario. Mi experiencia y bagaje me ha hecho considerarme por lo general bien tratada, en nivel de igualdad con mis hermanos, conocidos y, por lo general, compañeros de trabajo. Por lo general. También es cierto que raro será el caso de mujeres actuales que no puedan denunciar algún caso, por aislado que sea, en el que no se hayan encontrado discriminadas por el mero hecho de ser mujer, incluso no se hayan discriminado ellas mismas pensando que "eso no son cosas de chicas" o "esto es más propio de los hombres". Por ello creo que cualquiera puede encontrar interesantes y necesarias las reivindicaciones que Chimamanda realiza en un estilo de feminismo que me resulta cordial, no combativo y, sobre todo, no antimasculino. Y es que su postura en lo que se refiere a la defensa de los derechos de las mujeres queda clara cuando afirma en "Todos deberíamos ser feministas":
"... lo que demuestra es que la palabra «feminista» está sobrecargada de connotaciones, connotaciones negativas.Odias a los hombres, odias los sujetadores, odias la cultura africana, crees que las mujeres deberían mandar siempre, no llevas maquillaje, no te depilas, siempre estás enfadada, no tienes sentido del humor y no usas desodorante."
El adjetivo que más se repite en los comentarios que he leído sobre ambas obras es imprescindible. Y es cierto, son textos tan breves que cualquiera les puede dedicar unas pocas horas a conocerlas y además su lectura es tan densa, tan plagada de frases o párrafos dignos de subrayar, de verdades tan obvias que deberíamos llevar grabadas a fuego no sólo las mujeres actuales, sino también los hombres, que son libros necesarios y que no cuesta tanto conocerlos. Por cierto, sobre lo de las frases dignas de ser citadas textualmente, tengo que hacer un gran esfuerzo por no copiar y transcribir todos los párrafos que he subrayado en los volúmenes originales, por temor a que me quede un comentario más extenso que las propias obras comentadas.

Los mensajes que nos traslada la autora versan fundamentalmente sobre igualdad de derechos, igualdad de oportunidades e igualdad de capacidades, al margen de las obvias diferencias biológicas. Muchos de los ejemplos y casos que refiere están lógicamente ubicadas en la Nigeria natal de la autora, pero en absoluto podemos decir que se trate de casos muy distintos a lo que puede ocurrir cualquier día en Europa, en nuestro propio país; la presión por resultar atractivas a los hombres o no resultar agresivas en nuestro comportamiento, lo que en los hombres se considera positivo y en las mujeres peyorativo, tantos asuntos que nos encontramos en el día a día y que debemos combatir.
"Si hacemos algo una y otra vez, acaba siendo normal. Si vemos la misma cosa una y otra vez, acaba siendo normal. Si solo los chicos llegan a monitores de clase, al final llegará el momento en que pensemos, aunque sea de forma inconsciente, que el monitor de la clase tiene que ser un chico. Si solo vemos a hombres presidiendo empresas, empezará a parecernos «natural» que solo haya hombres presidentes de empresas."
Realidades que están ante nuestros ojos, que asumimos como "normales" y que perpetúan esas diferencias irracionales pero que seguimos imponiéndonos a nosotras mismas y, lo que es peor, en las que seguimos educando a nuestras hijas.
"Pasamos demasiado tiempo enseñando a las niñas a preocuparse por lo que piensen de ellas los chicos. Y, sin embargo, al revés no lo hacemos. No enseñamos a los niños a preocuparse por caer bien. Pasamos demasiado tiempo diciéndoles a las niñas que no pueden ser rabiosas ni agresivas ni duras, lo cual ya es malo de por sí, pero es que luego nos damos la vuelta y nos dedicamos a elogiar o a justificar a los hombres por las mismas razones. El mundo entero está lleno de artículos de revistas y de libros que les dicen a las mujeres qué tienen que hacer, cómo tienen que ser y cómo no tienen que ser si quieren atraer o complacer a los hombres. Hay muchas menos guías para enseñar a los hombres a complacer a las mujeres."
Queda patente que la educación es el camino para acabar con las diferencias por razón de sexo, con las desigualdades sin sentido, con los prototipos heredados y los patrones asumidos a fuerza de repetidos.
"El género importa en el mundo entero. Y hoy me gustaría pedir que empecemos a soñar con un plan para un mundo distinto. Un mundo más justo. Un mundo de hombres y mujeres más felices y más honestos consigo mismos. Y esta es la forma de empezar: tenemos que criar a nuestras hijas de otra forma. Y también a nuestros hijos."
Y por la importancia vital que tiene la educación, en "Querida Ijeawele. Cómo educar en el feminismo" la autora trata de dar consejos a una amiga que acaba de ser madre y le pide ayuda para educar a su hija recién nacida en los principios del feminismo, enseñarle a ser capaz de defender sus derechos en igualdad con los hombres que la rodeen.
"...las mujeres no necesitan que las reverencien ni las defiendan; sólo necesitan que las traten como a seres humanos iguales" 
Insiste en estar atenta, a la hora de educar, a no perpetuar los roles de género, dejar que su hija sea lo que desee ser, que juegue con lo que le guste y haga cosas que tradicionalmente se han considerado "de chicos", ocuparse de su hija en igualdad con su marido, animar a su hija a leer, a no aspirar al matrimonio como un fin en sí mismo.
"En lugar de enseñar a Chizalum a agradar, enséñale a ser sincera. Y valiente. Anímala a decir lo que piensa, a decir lo que opina en realidad, a decir la verdad. Y luego, alábala cuando lo haga (...) enséñale que la amabilidad nunca debe darse por sentada. Dile que ella también merece la amabilidad ajena. Enséñale a defender lo que es suyo. (...) Dile que, si algo la incomoda, se queje, lo diga, grite."
No diría que tras la lectura de estos librillos me haya decidido a considerarme feminista stricto sensu, pero no hay duda de que he abierto los ojos a cosas que ya conocía pero en las que no reparaba, aunque también he podido comprobar que, sin pretenderlo, en muchos aspectos he educado a mi hija muy de acuerdo con el modo que recomienda Chimamanda. También es cierto que tras estas lecturas me encuentro en disposición de mostrarme más atenta a esas microdiscriminaciones cotidianas y también a las grandes discriminaciones, claro está, a no dejarlas pasar, a denunciarlas, aunque sea en el ámbito más privado, en el círculo más reducido de mis amistades o conocidos, creo que estas lecturas nos ayudan a afinar nuestro olfato, a aguzar nuestros oídos y hacer frente común ante lo absurdo e ilógico que resulta dejar atrás a miembros de la sociedad, a no permitirles su pleno desarrollo por el mero hecho de ser mujeres. Queda claro que las diferencias existen pero en lo fundamental debemos ser absolutamente iguales, sin que ello quite para que piense, como la autora, que tengo la suerte de que "Soy femenina. Felizmente femenina"

miércoles, 10 de enero de 2018

Los Cinco y yo

No había leído todavía nada del escritor madrileño Antonio Orejudo, a pesar de la fama de autor de gran calidad que le acompaña desde hace ya tiempo y de que lo tenía anotado en mi lista de autores por descubrir con alguna de sus obras anteriores. Y ha sido con esta ultima novela suya cuando no he podido resistirme a la tentación de conocer su revisitación de los personajes que llenaron de felicidad mis primeras horas de lectura infantil. En "Los Cinco y yo" Orejudo traza una suerte de biografía sentimental a partir del retrato de los protagonistas de la inolvidable serie de novelas creada por Enyd Blyton, aquellos cuatro chicos y su perro que siempre estaban en permanentes vacaciones y pasaban su tiempo entre baños en la playa, meriendas con pasteles de riñones, remando y descubriendo tesoros ocultos sin parar.

Claramente, la vida real del autor, por comparación con aquellas existencias idílicas, es mucho más amarga que la de los cuatro primos ingleses; es la infancia de los años 60 españoles, donde Toni es uno de tantos niños nacidos con el baby boom que superpoblaban los nuevos barrios de los ensanches de las ciudades, jugando entre descampados, hijos de padres que emigraron del pueblo a la ciudad y se apelotonaban en minúsculos pisos de nueva construcción muy alejados de cualquier playa. Luego vino la transición hasta el desencanto de la juventud y la crisis de los 2000 ya como adulto que enfrenta su vida al escenario ideal de la playa de Kirrin. En este análisis de las novelas de Blyton llega al punto de extraviarse en reflexiones sobre la vida privada de las familias protagonistas, digresiones sobre los padres de los chicos, aquellos adultos que apenas transitaban por las novelas y de los que no conocíamos apenas nada, pero que aquí son analizados con profundidad en presuntos análisis de su personalidad donde asoman aspectos oscuros e inesperados de sus verdaderas circunstancias personales, así como teorías sobre cómo evolucionaron en el tiempo los primos y en qué adultos se convirtieron. Todos estos futuribles no salen directamente del discurso del narrador, sino que éste los extrae de una supuesta novela escrita por uno de sus grandes amigos y titulada "After Five", donde se analizan todos estos aspectos. Así y todo, es interesante esa forma de fantasear con lo que podía haber sido las vidas de aquellos Cinco más allá de lo que se nos contaba en las novelas, si bien todo lo que vino después fuera decadencia, lejos del brillo y la inocencia de aquellas emocionantes aventuras de veranos interminables. 

También hay que reconocer que, por desgracia, cuando el relato pasa de las historias de Los cinco propiamente dichas y se centra en la propia maduración del autor y su generación, en el paso de la adolescencia a la juventud, en la crisis generalizada de la época de los ochenta, con el planteamiento de los problemas éticos y morales del crecimiento, del paso a la edad adulta con la dificultad de mantener los ideales o sueños de la primera juventud, todo tipo de conflictos éticos como el del enriquecimiento frente a la responsabilidad de proteger el medio ambiente, todos estos temas, todos profundos y serios, hacen que se pierda, sin embargo, el tono evocador que me atrajo al inicio del libro con aquella revisión de los personajes idealizados de nuestra infancia, derivando hacia una narración que destila pesimismo y amargura, cosa que nunca ocurría cuando leíamos a Los Cinco.

lunes, 16 de febrero de 2015

El impostor

La impostura y la mentira, he ahí los grandes temas que maneja Javier Cercas en su novela, ¿novela? "El Impostor". Y es que no creo que deba de denominarse "novela" a esta obra en la que, como ya viene siendo tradicional en Cercas, crea una "novela sin ficción" donde se mezcla la ficción novelada sobre los hechos reales con los avatares que suponen el proceso de escritura del libro: la búsqueda de antecedentes e información previa, las fuentes, las entrevistas que realiza, las reflexiones sobre lo investigado, lo que debe o no debe aparecer en el texto final, los conflictos morales sobre su posición frente a una historia que podría o no ser cierta, el papel del escritor que muestra al mundo unos hechos que pueden darle o quitarle la razón al protagonista de los mismos y la postura más o menos intervencionista que debe adoptar dicho escritor. Es este libro, en fin, un viaje al corazón de la creación de la mano del propio escritor, que nos presenta su relación amor-odio con su protagonista al que no intenta salvar ni redimir, sólo presentar tal y como es, pero con un mentiroso o un impostor como el que se encuentra delante eso no es siempre tarea fácil.

Así que Cercas se plantea, fundamentalmente, enormes dudas en torno al caso de Enric Marco, un viejo sindicalista catalán que se hizo pasar durante treinta años por superviviente del campo de prisioneros nazi de Flossenbürg e incluso presidió y encabezó asociaciones de víctimas del holocausto. El descubrimiento de su mentira, de que nunca fue el que dijo que era, que no participó en tantos hechos como aseguró haber protagonizado, causó gran revuelo durante algún tiempo, en los años en los que la Memoria Histórica se convirtió en tema de actualidad en nuestro país, una moda o una tendencia que removió el pasado y del que tantos se aprovecharon a su modo. Tras años de dudas Javier Cercas se decide a escribir sobre este maestro de la impostura y reflexiona sobre si fue la vanidad, el ansia de exhibicionismo, un desmesurado afán de protagonismo el que llevó a Marco a hacerse pasar por lo que nunca fue. ¿O tal vez sí que lo fue? A raíz de aquí nos plantea infinidad de dudas: ¿Entender es justificar? ¿Comprender las razones es ponerse del lado del mentiroso? Impostura, fabulación, mentiras y fantasía, talento o falsedad, ¿dónde poner el límite? ¿Qué está permitido y qué es condenable? ¿Tal vez el fin justifique los medios? ¿Si de un embuste surge algo bueno, debemos negar la bondad de dicho resultado? Muchas preguntas planteadas que el lector debe responder por sí mismo a la luz de los datos contrastados y los datos sin demostrar. El escritor cree que exponer la verdad, los hechos y las razones que llevaron a ellos no es más que presentarlas ante el público para que cada uno se haga una idea propia, a favor, en contra o como sea que resulte, una vez conocida la impostura.

Pretende Cercas, a lo largo de todo el relato, reconstruir la verdad de los hechos en un relato sin ficción, en una novela sin mentiras ni invenciones, basada en las mentiras e invenciones de su protagonista, en lo que se esconde de verdad tras toda una vida inventada. Tratar de sacar la verdad de todo eso es un trabajo arduo. Marco inventó prácticamente todo en su propia biografía, desde su fecha de nacimiento hasta el resto de los hitos principales de su existencia de manera que los hacía coincidir con los momentos clave de la Historia de España, inventó relaciones con grandes figuras de la política y la cultura y se situó en mitad de los grandes acontecimientos mundiales. Y todo ello, ¿para qué? ¿Para darse importancia? ¿Para ser alguien que en realidad nunca fue? Pero lo cierto es que acabó creyéndose él mismo la vida que imaginó. Es un claro ejemplo de alguien que "recrea" su vida en el sentido más literal de la palabra: crea toda una nueva vida basándose en hechos reales y datos ciertos pero enriqueciéndolos y agrandándolos, situándose en lugares y momentos en los que podría haber estado, en los que podría haber participado pero de los que ya no quedan testigos que lo certifiquen o los testigos son aquellos que han oído contar de su propia boca los hechos tantas veces y con tanto convencimiento que han acabado por creer lo que se les ha contado de escucharlo tantas veces. Y también debemos de considerar la parte de cierto que hay en toda esta invención, porque no todo puede ser falso, porque alguna verdad debe de subyacer bajo tantas capas de mentiras y esa verdad es la que trata de desenterrar Cercas con gran esfuerzo porque "toda gran mentira se fabrica con pequeñas verdades, se amasa con ellas".

El libro en ocasiones se hace algo pesado por la cantidad de vueltas que se le dan a los hechos y a las invenciones y a los debates morales que se plantea el autor, pero no por ello deja de ser interesante su lectura. Y el resultado de todo esto es todo un juego literario, no cabe la menor duda, donde se mezcla la verdad con la mentira y no sabemos si es posible desenganchar a la una de la otra. La conclusión sería que tal vez todas las vidas están formadas por verdades que se ocultan y mentiras que pasan por ciertas, tal vez sea así, pero en algunas vidas esto ocurre en mayor medida que en otras.
"De un tiempo a esta parte la psicología insiste en que apenas podemos vivir sin mentir, en que el hombre es un animal que miente: la vida en sociedad suele exigir esa dosis de mentira que llamamos educación (y que sólo los hipócritas confunden con la hipocresía); Marco exageró y pervirtió monstruosamente esa necesidad humana. En este sentido se parece a don Quijote o a Emma Bovary, otros dos grandes mentirosos que, como Marco, no se conformaron con la grisura de su vida real y se inventaron y vivieron una heroica vida ficticia; en este sentido hay algo en el destino de Marco, como en el del Quijote o la Bovary, que profundamente nos atañe a todos: todos representamos un papel; todos somos quienes no somos; todos, de algún modo, somos Enric Marco."

miércoles, 20 de febrero de 2013

En casa. Una breve historia de la vida privada

Supongo que no soy la única que ha soñado alguna vez con ser capaz de transportarme en el tiempo y visitar épocas pasadas tales como la Inglaterra victoriana, la Norteamérica colonial o la Rusia de los zares. Lo cierto es que lo que no tenemos en cuenta, porque las novelas, nuestra principal fuente de información sobre estas épocas, no nos lo cuentan, es que lo que más nos iba a sorprender si fuéramos capaces de trasladarnos a cualquiera de estos periodos del pasado no iban a ser los hermosos edificios y paisajes, ni los suntuosos vestidos y modales refinados, sino la falta de algunos elementos de confort que hoy día consideramos esenciales: agua corriente, luz eléctrica, insecticidas, calefacción central… Porque, como bien nos hace ver Bill Bryson en esta entretenida obra titulada “En casa. Una breve historia de la vida privada”, hasta hace unos cuantos decenios las condiciones en las que el género humano se ha desenvuelto no serían en absoluto soportables para cualquier habitante del mundo actual, con nuestros vigentes parámetros de higiene y comodidad.

El autor pretende de este modo, y sin moverse de su recién adquirida vivienda, una antigua rectoría en la Inglaterra rural, hacer un recorrido en el tiempo a través de los distintos aspectos que conlleva la vida doméstica pasando desde la cocina y sus fuegos hasta el baño con sus cañerías, los salones, el dormitorio, el cuarto infantil… Nos señala los elementos que hoy día consideramos imprescindibles para nuestro bienestar pero que durante muchos siglos no existían ni tan siquiera en la imaginación de los hombres, tales como un confortable colchón libre de parásitos o un grifo por el que sale el agua caliente para ser empleada de forma habitual o una nevera que conserve los alimentos. Hace así un repaso de los últimos siglos de Historia pero sin reseñar los grandes hechos ni las hazañas bélicas, sino revisando la evolución de las condiciones de vida, de los estándares de vida que eran habituales hace dos siglos y los inmensos cambios que se han producido en los últimos años.

Habría que señalar que el libro está excesivamente centrado en el ámbito anglosajón, básicamente en el Reino Unido y los Estados Unidos, que aparecen como los impulsores esenciales de todos los progresos que han llevado al estado actual de la tecnología y los avances en estos asuntos domésticos, pero obviando este punto, la obra repasa muchos aspectos que van desde los más curiosos e interesantes como la fabricación de los muebles Chippendale, la moda de las pelucas masculinas o las intoxicaciones habituales por el uso de pinturas o papeles pintados altamente tóxicos, hasta algunos algo pesados como los relativos a los materiales y técnicas de construcción de las viviendas, pero, en general, es una obra llena de información interesante, anécdotas curiosas, abundantísima en datos, divertida en muchas ocasiones y que nos hace mirar hacia el pasado con un poco menos de nostalgia, e incluso nos hará arrugar en alguna ocasión la nariz ante las vívidas escenas de hacinamiento, suciedad e insalubridad en que tuvieron que desenvolverse nuestros antepasados. Un libro que nos hace plantearnos que tal vez no siempre todo tiempo fue mejor.

jueves, 19 de mayo de 2011

American Vertigo

Habitualmente mis reseñas se centran en obras de narrativa que es, básicamente, lo que suelo leer. Hace algún tiempo, durante mis años de estudiante y siguientes, lógicamente sí que frecuentaba un abanico más amplio  de géneros que abarcaba desde pensamiento político a obras clásicas de la Ciencia Política o la Filosofía, pero, cosas de la vida, actualmente he limitado la lectura a una actividad de solaz y disfrute, por lo que me he orientado hacia su aspecto más lúdico y me limito, casi por completo, a disfrutar de novelas, narrativa, alguna biografía y poco más.

Sin embargo, he aquí que traigo para comentar este American Vertigo del filósofo francés Bernard-Henri Lévy, un libro que si bien se trata fundamentalmente de un ensayo antropológico, debo confesar que la cosa tiene truco ya que no es, ni mucho menos, un libro duro y sesudo con tremendos planteamientos teóricos, sino que se acerca más a una crónica de viajes con un estilo fácil de leer, si bien es cierto que toca una gran variedad de temas, centrados básicamente en conceptos sociológicos y políticos, pero así y todo lo he disfrutado mucho.

Levy se embarca en un viaje que pretende ser remedo del que hace ciento cincuenta años realizó su compatriota Alexis de Tocqueville por los entonces recién nacidos Estados Unidos, con el objeto de realizar un informe sobre el sistema penitenciario de aquel país, y, en base a esta premisa, tanto Tocqueville entonces como Levy ahora, explorar otros muchos aspectos de la sociedad norteamericana, fundamentalmente referidos a temas de organización política y de sistema de partidos, las ideologías extremas y su plasmación en la vida diaria, las religiones entendidas como un producto más de consumo, la vida en lo que se denomina América profunda, los restos de la cultura sudista, etc. sin dejar de lado, lógicamente, la organización del actual sistema penitenciario.

Me parece que, para cualquier persona medianamente atraída por la cultura norteamericana, este es un libro fundamental. Muchos temas están tratados de manera rápida, en realidad todo el libro se compone de capítulos muy breves, pero sí que dan pie a una reflexión que incita a profundizar a posteriori en muchos de esos asuntos.

Destacaría que el autor no puede dejar de lado el hecho de que su mirada está condicionada por ser el espectador un ciudadano eminentemente europeo que observa una sociedad diferente lo que provoca que su interés se centre fundamentalmente en los hechos o fenómenos que resultan ajenos a nuestra sociedad, por ejemplo, al funcionamiento del sistema político, electoral y de partidos, los sistemas educativos, de bienestar social, el sistema penitenciario privado, la organización social en general, por lo que son esos aspectos de la sociedad norteamericana los que más nos chocan por encontrarse extremadamente lejanos a nuestra propia experiencia.

En resumen, una mirada a otra cultura por la que nos sentimos tan influenciados en algunos aspectos mientras que nos resulta tan lejana y extraña en otros.

P.S. En estas fechas en que otro ciudadano francés "ilustre" se encuentra encerrado precisamente en una de las penitenciarías de la ciudad de Nueva York que Lévy visita durante su viaje, resulta que, sin haberlo pretendido en absoluto, esta reseña parece surgida al hilo de la más rabiosa actualidad informativa, cosa que no es más que fruto de la casualidad,