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sábado, 23 de abril de 2022

Sira

Han pasado más de doce años desde que María Dueñas triunfó con su primera novela, "El tiempo entre costuras", que se convirtió en todo un fenómeno editorial a nivel internacional. Tras todos esos años y con unas cuantas novelas de por medio, la Dueñas ha decidido recuperar nuevamente a su primera protagonista y retomar sus andanzas en una nueva novela que lleva su nombre como título, "Sira", y en la que nos reencontramos con la que un día fue una modesta costurera convertida en espía durante la II Guerra Mundial y que, transcurridos algunos años se ha convertido en una mujer felizmente casada pero que, de nuevo, verá su vida trastocada por los acontecimientos políticos internacionales y deberá buscar de nuevo la forma de salir adelante.

Esta nueva novela protagonizada por Sira Quiroga transcurre en escenarios tan interesantes como la Palestina de 1945, cuando todavía constituía un territorio bajo soberanía británica, en los años previos a la formación del estado de Israel. Allí llega Sira acompañando a su querido marido, Mark Bonnard, al que en la anterior novela conocimos como Marcus Logan cuando ejercía de agente secreto y que ahora ha sido destinado como funcionario al servicio del Mandato británico en Palestina. Son tiempos convulsos con una alta conflictividad con los judíos que tratan de instalarse por miles en aquel territorio sobre el que Inglaterra intenta gobernar de la mejor manera posible.

La vida de Sira sigue siendo tan agitada como ya lo fue en la anterior novela y tras su estancia en Palestina volverá a Londres, viuda y con un hijo, mientras que la ciudad trata de recuperarse de la recién finalizada guerra. Las ruinas y los solares abundan en la ciudad pero la población muestra un envidiable espiritu de superación, aguantando el racionamiento y la escasez generalizada mientras trabajan duramente por recuperarse lo antes posible. En Londres se encontrará con su suegra, una peculiar dama que trata de mantener su altivez y su estilo a pesar de que también ella se ve afectada por la precariedad de los nuevos tiempos. 

El destino de Sira volverá a dar un nuevo giro cuando se embarque en un misión asignada por el servicio de inteligencia británico para seguir de cerca, en el papel de periodista de la BBC, la visita a España de Eva Perón, esposa del presidente de Argentina. La visita visita supone una gran esperanza para la España de Franco, empobrecida tras su propia guerra, que ve en la amistad con la opulenta República sudamericana una prometedora fuente de riquezas que surtirá de las materias primas y los alimentos que la población necesita con urgencia. Sira deberá analizar la intenciones de la popular Evita en lo referente a sus relaciones con los diferentes países europeos incluidos en su gira y se verá envuelta en un embrollo diplomático en medio del cuál reaparecerá en su vida dos hombres que fueron cruciales en sus años de juventud.

La última etapa del periplo de la protagonista la llevará de vuelta a Tánger donde una nueva misión implicará elementos tan exóticos como a la heredera Barbara Hutton y unas valiosas joyas supuestamente procedentes de la familia Romanov. Allí se reencontrará además con los viejos amigos que dejó años atrás en tierras africanas.

El modo de narrar de la Dueñas es muy visual, de tal modo que puedes hacerte a la idea de cómo resultarían en la pantallas las escenas que nos va relatando. Los escenarios, los personajes y las situaciones cobran vida ante nuestros ojos y la novela se lee con la ligereza de un folletín y con la emoción del relato de aventuras que en realidad es. Y es que Sira es un personaje que puede seguir dando mucho de sí ya que su capacidad de frecuentar con éxito los ambientes más sofisticados, meterse en graves peligros de los que logra escapar con elegancia y conquistar y ganarse el respeto de personajes de lo más diverso, la convierten en toda una heroína moderna. No descarto que en algún momento las peripecias de Sira Quiroga puedan tener una continuación. Lo veremos con el tiempo.

martes, 26 de junio de 2018

Las hijas del Capitán

Estaba deseando reencontrarme con María Dueñas y disfrutar de la magia con la que me conquistó con su primera novela "El tiempo entre costuras", su brillantísimo debut literario. Y es que, en mi opinión, la autora fue perdiendo algo de brillo en sus siguientes novelas, tanto que la última que publicó antes de esta ni siquiera me apeteció leerla. Pero puedo decir para mi satisfacción personal, que con "Las hijas del Capitán" esa magia ha vuelto y me ha conquistado por completo. Esta novela nos obsequia con una maravillosa recreación del Nueva York de los años 30, de las comunidades de inmigrantes españoles a la gran ciudad pero también nos encontramos con irlandeses, italianos o griegos que se agrupan por calles, cerca de sus compatriotas, sea en torno a Cherry Street o a la calle 14 en el caso de los españoles, creando comunidades donde se sigue hablando la lengua común, cocinando con aceite de oliva y soñando siempre con volver a la madre patria. Pero no todos los emigrantes españoles son personas humildes que malviven en los tenments del Downtown; también en el Uptown, en la zona más privilegiada, hay emigrantes hispanos, más afortunados, eso sí. Allí se establecen aquellos que han logrado rehacer sus vidas al estilo que tenían antes de abandonar su país y mantenerse de manera más que acomodada ejerciendo como médicos, abogados o disfrutando de rentas.

Las tres hermanas Arenas, Victoria, Mona y Luz, son las protagonistas de esta historia. Su aventura americana comienza cuando, junto a Remedios, su madre, dejan su humilde vida en Málaga y se unen a su padre que ha decidido instalarse en la gran manzana y reclama a su familia para que se una a él en este nuevo destino. Después de muchos años de peregrinaje por diferentes puertos del mundo, de cambiar de trabajo precario cada vez que se cansaba de una ciudad o un país, Emilio Arenas decide establecerse en Nueva York y abrir una casa de comidas, "El Capitán", negocio nada bollante del que tendrán que encargarse las tres hermanas y su madre cuando el padre fallece inesperadamente. Sin ninguna intención de adaptarse a su nuevo país y a su entorno, sin conocer el idioma, nada las motiva para seguir con el proyecto soñado por Emilio.
"No, a ellas nunca las movió nada prometedor: las arrastró la vida sin más, nunca tuvieron ambiciones ni sueños."
Pero la gran ciudad terminará por contagiarlas de su energía y la promesa de posibilidades del joven país que las ha acogido y al que tendrán que acostumbrarse, aunque sea a la fuerza, acaba por conquistarlas. "Todo el mundo dice que en este país los sueños se cumplen" y las tres mujeres que a su llegada ni se atrevían a soñar acabarán luchando por encontrar su hueco a pesar de las muchas dificultades que deberán afrontar. Muchas y muy azarosas serán las aventuras y desventuras con que se encontrarán, muchos dramas, escasas alegrías y duras vidas narradas con emoción intensa, con ritmo y brío en una historia que logra conquistarnos y emocionarnos.

Tanto la trama central de las hermanas Arenas como las historias que se van entrecruzando a su paso están contadas con acierto y viveza; nos encontramos con breves biografías, con casos particulares de otros emigrantes que un día lo perdieron todo y debieron reconstruir su mundo en una ciudad tan lejana y diferente de aquella que les vio nacer, al otro lado del océano. Destacar de entre los numerosos personajes con los que nos encontramos a lo largo de la lectura, la figura de Alfonso de Borbón, príncipe de Asturias, hijo de Alfonso XIII y que participa activamente en la trama de la novela y del que descubrimos su apasionante vida una vez que hubo de abandonar España partiendo al exilio como el resto de su familia al instaurarse en España la II República. Con lenguaje absolutamente visual, se describen escenas que podemos imaginar perfectamente plasmadas en imágenes, se trata sin duda de una novela que fácilmente podrían ser trasladada a la pantalla y apostaría a que no tardará mucho en suceder así. Veremos cuanto tarda la realidad en darme la razón.

domingo, 27 de enero de 2013

Misión olvido


Ando, como siempre, bastante retrasada en lo que a novedades editoriales se refiere, por lo que hasta ahora no había tenido ocasión de echarle el guante a la segunda novela de la escritora María Dueñas, de la que soy prácticamente vecina, aunque no tengo el placer de conocer en persona y que tras el éxito de su primera novela, se ha convertido en una rutilante estrella del panorama literario español. Pues con esta segunda novela, y por hacer una valoración resumida de mi opinión sobre esta Misión Olvido que hoy comento, me parece que va a  permanecer por mucho tiempo en el grupo de los autores adorados por los libreros, por su capacidad de escribir historias que atraigan a los lectores, ya que de eso se trata mayormente el negocio de vender libros.

Pues entrando ya en el comentario propiamente de la novela, la protagonista de la misma es Blanca Perea, una profesora universitaria de mediana edad con una vida estable, un matrimonio de veinte años, un buen trabajo, dos hijos adolescentes que comienzan a volar solos… Nada hacía presagiar el cataclismo que va a sufrir su existencia en el momento en que su marido decida abandonarla por una joven abogada con la que, además, espera un hijo. Todo el mundo conocido hasta entonces para Blanca se le desmorona, las bases aparentemente sólidas sobre las que se edifcaba su vida se tambalean de tal manera que decide abandonarlo todo, poner tierra de por medio, desconectar de su mundo conocido para asimilar su pérdida, lo que logra mediante una beca de investigación aceptada casi a la desesperada que la llevará a una pequeña universidad americana cuyo mayor valor reside en distar miles de kilómetros de su casa.

Esta huída llevará a Blanca hasta la soleada California, donde, en un agradable ambiente en el departamento de lenguas de la pequeña universidad de Santa Cecilia, se sumerge en el estudio y clasificación de los papeles y documentación varia de un antiguo profesor del centro, el español Andrés Fontana, que acabó sus días en aquella parte del continente dedicado al estudio y la enseñanza de la literatura española y también a la investigación de la historia de las misiones franciscanas que se construyeron en la zona en la época previa a la independencia de las colonias. A través del trabajo intenso Blanca busca una vía para olvidar sus problemas, alejarse de la realidad. Sin embargo no tardará en sentirse atrapada por la personalidad del difunto profesor, de reconocer a la persona que se oculta tras los documentos académicos y se implica sinceramente en recuperar su herencia intelectual. Blanca no podrá evitar iniciar una relación personal con las personas junto a las que trabaja que le ayudarán, tanto en su faceta profesional como en ir adaptándose a su nueva vida en otro país; la acogedora secretaria del departamento, el director del mismo, también de origen español y un antiguo discípulo de Fontana, el hispanista Daniel Carter. Blanca irá construyendo un nuevo núcleo de amistades y se implicará incluso en asuntos del pueblo en el que reside, como la protesta contra la construcción de un centro comercial en una zona de bosque protegido.

La novela recrea de forma muy creíble la España de los años 30 y de los 50, acercándonos, primero, a los orígenes humildes del profesor Fontana que sale de su familia prácticamente analfabeta y marcha a Madrid donde descubre los grupos intelectuales de la época, el origen de la construcción de la Ciudad Universitaria y los primeros intentos de extender de forma generalizada la educación y la formación a la población. Fontana alcanza a cursar la educación superior pero la Guerra Civil trastocará sus planes de futuro, ya que cuando esta se inicie él se encontrará en USA cursando una beca y allí se quedará y rehará su vida sin volver nunca a su país de origen pero sin dejar nunca de añorarlo. Años después, en los 50, un alumno suyo, el decidido Daniel Carter viajará nuevamente a España con el objeto de documentarse para su tesis y allí conocerá un país sometido a la dictadura, no sólo en lo político, sino sobre todo en lo que al saber y a la cultura se refieren. A la búsqueda de los orígenes y la inspiración del escritor, ahora exhiliado y censurado por el sistema, Ramón J. Sénder, el americano realizará un viaje un poco al estilo de "La tesis de Nancy", en el que se encontrará con un país que comienza a salir de la autarquía pero que conserva mucho de su aire provinciano, su tradicionalismo y una admiración mezclada con recelo por todo lo que venga del extranjero. El contraste con la América de esos mismos años donde el bienestar y el consumismo es un hecho extendido será enorme, lo que no evitará que Carter se enamore del país y dedique el resto de su vida al estudio de su lengua y su literatura conservando siempre su vinculación afectiva con España.

Me sorprende gratamente el estilo narrativo de la novela, la capacidad de la autora de dibujarnos en pocas palabras, con breves apuntes, cualquier personaje, el acierto en la elección de unos cuantos sustantivos y adjetivos, los justos y precisos para mostrarnos un paisaje, una ciudad, describirnos a sus habitantes, una escena, el ambiente de una Universidad americana o de un pueblucho español de principio de siglo, es estupenda su capacidad de trasladarnos al lugar y al momento preciso sin extenderse en largas descripciones detalladas.

La narración resulta extraordinariamente fluida, las descripciones, como he dicho, son rápidas y precisas, dan una clara idea de los escenarios, los personajes, los ambientes. Creo que María Dueñas demuestra aquí ser una estupenda narradora, muy eficaz, que no resulta nunca pesada ni recargada. Se nota además la soltura de la autora al tratar temas y ambientes que le son cercanos: el mundo universitario y las relaciones entre el profesorado; se nota su interés por ensalzar el mundo del conocimiento, de la enseñanza y el progreso basado en la educación. Igualmente se la ve cómoda entre personajes con los que comparte sus gustos por los idiomas, los viajes, la lectura… se aprecia que los temas le son cercanos y que disfruta recreándolos.

La lectura, por tanto, me ha resultado enormemente agradable, aprecio el tono vitalista que desprende la historia, el retrato amable de los personajes. En resumen, una lectura fácil, amena, en la que se descubren o reviven épocas pasadas de nuestra Historia y se vive una historia particular de caída y vuelta a renacer en la que prevalece el tono positivo y optimista, cosa que siempre se agradece.

lunes, 28 de marzo de 2011

El tiempo entre costuras

¿Queda alguien por ahí que aún no se haya leído “El tiempo entre costuras” de María Dueñas? Lo dudo, pero si fuera así, si resulta que no he sido la última que quedaba en este país por lanzarse a su lectura, permítame un consejo: ¡Tranquilo! ¡No se estrese! No hace falta que tire por alto todo lo que tenga entre manos para ponerse con él inmediatamente. Con ello no quiero que me malinterprete nadie, no digo que no sea un buen libro pero, reconozcámoslo, no es un imprescindible, independientemente de lo que pueda parecer por la avalancha de halagos que ha recibido, sin hablar del tremendo éxito de ventas, desde mi punto de vista no es, en absoluto, tan imprescindible como venía creyendo hasta que, ¡por fin!, lo he leído. Porque este ha sido uno de esos libros con los que te encuentras un tanto presionada “¿No lo has leído? ¿Cómo es posible, a estas alturas? “¡Tú, que lees tanto!” Sí, bueno, sí, algo leo, pero tampoco tengo veinticuatro horas al día para ello y de algún modo tengo que seleccionar. Pero éste estaba en la lista de futuribles desde el verano pasado, como poco. Y, como suele ocurrir cuando se crean muy altas expectativas, pues no me ha fascinado.

Al principio especialmente me resultó un tanto ligero, encontraba poca profundidad en el relato, unas descripciones más bien someras. Daba la sensación de cierta aceleración, como si quisiera contar muchas cosas en poco tiempo. Por suerte, va mejorando según avanza el relato aunque en ningún momento deja de resultarme un tanto distante el punto de vista de la narradora, la propia protagonista, a pesar de estar contando su vida en primera persona no llega a hacerme conectar con ella, detecto cierta frialdad en su relato incluso cuando habla de sus sentimientos más íntimos. Encuentro más logrados otros personajes que la rodean que resultan más cálidos y cercanos: el divertido y snob vecino Félix o la locuaz y castiza Candelaria con sus diálogos llenos de gracia y viveza igual que la despreocupada y extravagante Rosalinda Fox.

Me ha agradado la recreación de ambientes, tanto de la sociedad del exótico Marruecos colonial, con su mezcla de españoles, marroquíes, europeos de todo origen y condición, la relajada actitud de los extranjeros ajenos a la guerra civil frente a la incertidumbre de los españoles por el desenlace de la contienda, como el retrato de la sociedad madrileña de la postguerra donde cohabitan sin rozarse nuevamente los extranjeros con su despreocupada ociosidad y frecuentando los sitios de moda y los nacionales que tratan de reponerse de la recién terminada guerra civil a base de pobreza y racionamiento mientras miran de reojo la nueva contienda europea que amenaza sus fronteras. Dejo algunas citas textuales donde se refleja esta circunstancia:

"En la Nueva España no está bien visto que las señoras salgan solas, ni que fumen, beban o vayan vestidas de manera vistosa. Pero recuerde que usted ya no es española, sino una extranjera procedente de un país un tanto exótico recién llegada a la capital, así que compórtese según ese patrón. Pásese también a menudo por el Ritz, es otro nido de nazis. Y, sobre todo, vaya a Embassy, el salón de té del paseo de la Castellana, ¿lo conoce?"

"Las esposas de los altos cargos del nuevo régimen suelen ser de otro tipo: apenas conocen mundo, son mucho más recatadas, no visten de alta costura, se divierten bastante menos y, por supuesto, no suelen frecuentar Embassy para tomar cócteles de champán antes de comer."

"No me interesaba que me contaran con qué desechos putrefactos llenaban la olla ni si sus hijos andaban tísicos, desnutridos o descalzos. No me preocupaban sus miserables vidas llenas de piojos y sabañones. Yo ya pertenecía a otro mundo: el de las conspiraciones internacionales, los grandes hoteles, las peluquerías de lujo y los cócteles a la hora del apetitivo."

En definitiva, una novela entretenida, fácil de leer, con interesante documentación sobre la época histórica en la cual se encuadra, sin que suene a clase de Historia, a retahíla de datos, fechas y nombres. Los personajes históricos se mezclan con los ficticios con naturalidad. Supongo que lo que menos me ha gustado es el hecho de que tiene cierto aire de serial televisivo en el que la sencilla costurera se adapta perfectamente a codearse con lo más granado de la sociedad, un poco al estilo de Princesa por Sorpresa donde la elegancia natural y el saber estar de la protagonista ocultan sus orígenes humildes y su falta de cultura llegando a convertirse en toda una espía internacional. No me extraña nada que ya se haya rodado la versión para la televisión, tiene todos los mimbres para componer un novelón de sobremesa; no creo que lo siga, aunque tal vez le eche un ojo por la curiosidad de ver trasladada a imágenes una historia leída.

Así que, ya lo saben: en el improbable caso de que quede alguien que aún no la haya leído puede pasar directamente a disfrutarla en la pantalla; no es lo mismo, pero... es una opción.