Guardaba un recuerdo muy tierno de los libros que leí en mi infancia de la serie de
Celia de
Elena Fortún, seudónimo bajo el que la escritora madrileña Encarna Aragoneses publicó los libros protagonizados por la pequeña soñadora gracias a los que alcanzó mucha fama en los años 30. Ha sido por ello muy reconfortante volver a saber de aquella niña lista y traviesa en esta última entrega de la serie, "
Celia en la Revolución", si bien la niña ya es una jovencita y las circunstancias en la que se desarrolla esta nueva historia no son las más favorables. De hecho, Celia se encuentra en Segovia en casa de su abuelo junto con sus dos hermanas pequeñas cuando estalla la Guerra Civil. Después de que el abuelo es detenido y fusilado por colaborar con los republicanos, Celia debe marchar a Madrid junto a las niñas, acompañadas de la fiel criada Valeriana, para reunirse con su padre, un idealista que no concibe las brutalidades que cometen los del bando al que apoya y que cree firmemente que la razón y la justicia están del lado de la Republica, lo que garantizará la victoria de los suyos. El ambiente de Madrid es impactante para la jovencita, poco acostumbrada a los modos que ahora predominan en la capital: mujeres sin sombrero, empleados que la tutean, viviendas confiscadas, conventos reconvertidos en albergues, las colas para conseguir comida, pero lo peor es el miedo, el sonido de disparos, los bombardeos, los
paseos, las desapariciones
y los fusilamientos diarios. Y el hambre que terminan pasando cuando ni con la cartilla de racionamiento consiguen nada para comer.
Desde la voz de una chica joven que hasta entonces había vivido en un mundo seguro y acomodado, vamos recorriendo los años de la guerra en diferentes ubicaciones: de Segovia a Madrid, de allí a Valencia, a Albacete y a Barcelona y vuelta a Madrid, viviendo de prestado, sufriendo los bombardeos, viviendo entre las escasez, rodeada de muerte y destrucción durante tres terribles años. Según avancen los meses, Celia pasará de una actitud esperanzada a otra temerosa; todo es incertidumbre, nunca tiene claro qué está pasando realmente en la guerra, aunque sospecha que su padre es un iluso que en todo momento confía en la victoria, cuando su bando tiene todas las de perder, como así ocurrirá finalmente. Logrando mantener el tono de inocencia de la joven Celia, la novela nos muestra un retrato de la guerra desde el día a día de los ciudadanos de a pie, mostrando su miedo, las estrecheces que pasaron, el dolor y la muerte, pero también la fortaleza, la esperanza y el espíritu de supervivencia con el que resistieron durante los durísimos años de la guerra en la zona republicana.
"A mí se me hace que toos los hombres juntos parlando de lo que no entienden, son los que arman las revoluciones… Las mujeres, unas mejor y otras peor, saben cómo arreglar su casa… Si los hombres tienen que arreglar el mundo, ¿por qué no los enseñan?, digo yo."
¿Te puedes creer que nunca he leído un libro de Celia? Y ya a estas alturas no creo que me anime, pero con este libro me has picado la curiosidad.
ResponderEliminarBesotes!!!