La acción transcurre en el pequeño pueblo de Iola que es poco más que unas cuantas casas en torno a un par de calles en el valle del río Gunnison, a los pies de las Big Blue Mountains, en Colorado. La joven protagonista, Victoria Nash, se ocupa de las tareas domésticas para su padre, su tío Ogden, mutilado de guerra y su impulsivo y violento hermano menor, Seth. La muerte en accidente de su madre, su tía Viv y su querido primo Cal la convirtió, a la edad de doce años, en la única mujer al cargo de esa casa de hombres. La familia posee la única huerta de melocotoneros de la comarca donde produce una fruta reconocida por su gran calidad, gracias al duro trabajo y la experiencia de dos generaciones de cultivadores cuyas vidas giran por completo en torno a los ritmos y tareas que imponen las cosechas y el cuidado de árboles.
Pero el encuentro inesperado de Victoria con Wil Moon, un chico indio que cruza casualmente por el pueblo, alterará para siempre su existencia, su forma de ver el mundo y su manera de vivir. Un fugaz primer amor marcará el futuro de ambos y cambiará para siempre sus destinos.
Esta ha sido una lectura perfecta para las vacaciones: una historia intensa de amor, pérdidas, supervivencia y soledad en un escenario natural espectacular, entre las imponentes montañas de Colorado con sus magníficos paisajes de ríos torrenciales, bosques profundos, abundante fauna y un fragante huerto de melocotones cultivados con delicadeza, sacrificio y mucho esfuerzo. Una historia que nos demuestra que nuestro hogar va con nosotros allá donde estemos y decidamos instalarlo, que las raíces que nos agarran a la tierra o a los demás se pueden arrancar, trasladar y volver a arraigar en un nuevo lugar; que es posible reconstruir nuestro destino si luchamos por él, trabajamos día a día y seguimos el que nuestro corazón nos diga que es el camino correcto.
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