"Me entristecía que a los siete años Martin pudiera darme una explicación lúcida e interesante del ciclo de la vida de un árbol, pero que no supiera cómo trepar a uno. Trepar a los árboles no está admitido en Kensington Gardens."
El mar Egeo es un escenario exótico a los ojos de unos australianos habituados a las maneras occidentales, que descubren una forma de vida diferente, la de un pueblo duro y trabajador con siglos de tradición, leyendas e Historia a sus espaldas. La autora describe en detalle las costumbres ancestrales de los habitantes de la isla, un patriarcado arcaico donde la mujer sólo se dedica a criar hijos y a cargar, literalmente, con el peso de la familia y la casa, lo que las convierte en fuertes y sabias, mucho más de lo que nunca lo serán sus hombres
La familia se integra fácilmente en la isla; los niños hacen amigos y pronto se acostumbra a vivir descalzos, corriendo libres y bronceados por las calles y playas; los padres son acogidos con entusiasmo por sus hospitalarios vecinos que les ayudan a desenvolverse en un lugar tan diferente a lo que están acostumbrados, donde el ritmo de vida es pausado, la planificación no existe más allá de lo que marcan las estaciones y las celebraciones religiosas, la pobreza alcanza un nivel inimaginable, la comida es sencilla y sabrosa y el idioma incomprensible. El matrimonio frecuenta las tabernas, acuden a bodas y bautizos, participan en festividades religiosas, se adaptan al ritmo de vida de sus nuevos amigos, gente intensa y dramática y que abren sus corazones sin reparos a los extranjeros que pronto se convierten en miembros de la comunidad.
La lectura me ha recordado en ocasiones a las experiencias de la familia Durrell, que también eran unos británicos que descubren la vida en una isla mediterránea. Igual que aquellos, nos encontramos aquí con una manera de vivir estrechamente pegada a la Naturaleza, al mar, sometidos al duro trabajo de la tierra y a un sol implacable, pero en un entorno de aguas cristalinas, huertos de frutales, alimentos frescos y calma perfecta; un lugar que, para los visitantes procedentes de lugares húmedos y fríos se asemeja en gran medida a la idea que suele tenerse del Paraíso en la tierra.
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