La historia se inicia cuando un abogado de Wall Street contrata a un nuevo amanuense para su despacho, encargado de realizar copias manuscritas de documentos legales. Se trata de un hombre silencioso, discreto y centrado en su trabajo, sin caer en distracciones. Hasta que un buen día, a una orden habitual de su jefe Bartleby responde con su ya famosísima frase: "Preferiría no hacerlo", con semejante actitud de pasividad, sin alterarse ni justificarse, que el jefe se queda sin saber cómo reaccionar ante el inusual comportamiento de su empleado que en poco tiempo deja de realizar todas las tareas de su puesto; simplemente permanece abstraído, mirando hacia la nada e incluso se niega a abandonar la oficina a pesar de ser despedido.
Se trata de un relato muy breve, un cuento absurdo e inquietante donde los personajes vienen retratados en función de sus personalidades entre las que destacan la de Bartley que se caracteriza por su apatía, la inacción y la absoluta sinrazón. Frente a él encontramos al pobre narrador, el abogado que lo contrata y que encarna la paciencia, la comprensión y la bondad ya que trata de entender las motivaciones que mueven a su empleado a comportarse como lo hace. Él no logrará comprenderlo y me temo que los lectores tampoco, pero por ese motivo precisamente Bartleby se ha convertido en objeto permanente de debate y tema de análisis por parte tanto de estudiosos como de los lectores de a pie, en un misterio literario con infinidad de posibles interpretaciones. Yo todavía estoy dándole vueltas a la mía.
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