El reino

Roy Opgard es el protagonista de esta nueva novela de Jo Nesbø,  que vive en lo que su padre llamaba "El reino", un páramo solitario y agreste en lo alto de la montaña, bastante apartado del pequeño pueblo noruego donde Roy se ocupa de gestionar la gasolinera local. Cuando su hermano menor, Carl, vuelve a casa después de quince años en el extranjero acompañado de una bella esposa con el plan de construir un hotel de diseño en el pueblo, regresan también los recuerdos de su infancia y juventud y de todo lo que vivieron juntos. Carl es simpático, carismático y decidido mientras que Roy, solitario y poco sociable, se ha encargado siempre de proteger a su hermano y sacarlo de los problemas en los que acostumbraba a meterse. Desde que sus padres fallecieron en un accidente, sólo se han tenido el uno al otro y, a pesar de la distancia, continúa uniéndoles un auténtico cariño. Roy haría cualquier cosa por proteger a su hermano, por su gran sentido de la justicia y porque la familia siempre está por encima de todo. 

En un escenario natural impresionante de alta montaña, donde el frío y la oscuridad de los largos meses de invierno, la nieve y el hielo, los escarpados despeñaderos y las sinuosas carreteras llenas de peligros tienen gran importancia en el desarrollo de la novela se ubica esta historia de pasiones, de odios y sentimientos que se tratan de ocultar, de intenso amor fraternal y fuertes lazos familiares. 

No sería justo definir esta novela solamente como un thriller; sería reducir mucho su auténtico valor asignándole esa etiqueta que lo limita a un género menor porque esta es una pieza fabulosas de narrativa en la que, es cierto que suceden varias muertes, que hay criminales y que aparecen algunos policías obsesionados por descubrir lo que sucedió, pero si en un buen thriller que se precie de serlo esa resolución de los casos es la clave que centra el interés del relato, ese no es el fin único de esta novela. Estoy segura de que en este caso los lectores logran identificarse de tal manera con los protagonistas que incluso llegan a desear que no se termine por descubrir lo que ocurrió realmente, que los crímenes queden sin aclarar y los asesinos salgan indemnes. Porque de alguna manera la idea de justicia del bueno de Roy logra imponerse y justifica sus actos. Y eso de estar del lado del que causa la muerte contradice todas las normas clásicas del género de novela criminal. Es difícil determinar en esta historia quién está del lado del bien y del mal, qué es lo justo y cual es la mejor manera de hacer prevalecer la justicia.