"El tiempo de las moscas" supone, desde el punto de vista argumental, la continuación inmediata de su anterior novela "Tuya", pero a pesar de ello este nuevo libro posee entidad por sí mismo, ni siquiera precisa necesariamente de la lectura del anterior ya que todos los sucesos de relevancia que han llevado a la protagonista, Inés Pereira, hasta la situación en la que se encuentra al iniciarse esta novela son perfectamente explicados a lo largo del relato. Así descubrimos que Inés ha cumplido una larga condena por asesinar a la amantes de su marido. Al salir de prisión todo es diferente para ella, es otra mujer completamente distinta, tanto que hasta cambia su apellido para enfrentarse a esta nueva etapa de su vida. Pero Inés no está realmente arrepentida de lo que hizo, sigue pensando que la culpa fue de la otra, de Tuya, la que se metió en medio de su matrimonio, la que destruyó su familia. Inés perdió el marido pero es que también su madre murió sin visitarla ni una sola vez mientras estuvo presa y su hija ha rehecho su vida lejos de ella sin volver a establecer jamás ningún contacto.
"En los papeles, sigo siendo su madre, porque la maternidad es una trampa vitalicia.
(...)
En cambio, ¿la maternidad cuándo acaba?, ¿no hay derecho a una jubilación tampoco? Es agotador."
Inés sólo puede contar con la Manca, una fiel compañera a la que conoció durante su estancia en la cárcel junto a la que ha montado un peculiar negocio que combina los trabajos de fumigación y exterminio de plagas a cargo de Inés con la ocupación de la Manca como detective especializada en espiar a maridos infieles. Esta amistad es el único sustento emocional que tienen ambas mujeres.
Con cierta frecuencia se intercalan a lo largo de la novela breves capítulos que se apartan del hilo argumental, en los que una confusa asamblea de mujeres, similar a un coro griego, debaten sobre toda una serie de temas que sobrevuelan el relato: la femineidad, los retos del feminismo, la maternidad, el sexo, el deseo y estas mujeres opinan también, en una suerte de algarabía de voces superpuestas, sobre los avatares por los que atraviesan las protagonistas. Pero la buena noticia es que estos capítulos pueden ser obviados sin problema, nos los podemos saltar o leerlos en diagonal sin que ello nos desvíe del relato principal.
Como ya he comentado al principio, no es en absoluto necesario haber leído "Tuya" para seguir el hilo argumental de esta otra novela que no es, para nada, una mera segunda parte. Sin embargo debo reconocer al mismo tiempo que esta es una continuación fabulosa que cierra la historia de manera genial convirtiendo a ambos libros en un todo redondo y completo.
"¿Qué mal le hacen las moscas a nadie? No comen las plantas como las hormigas o los pulgones, no pican como los mosquitos, no mastican la madera como el bicho taladro, no producen ronchas como las arañas o las pulgas, ni dejan heces en cualquier parte de la casa como las cucarachas, las ratas o los murciélagos.
Yo no mato moscas.
Si una mata, que tenga sentido, un motivo válido, la necesidad de evitar un mal mayor. O de suprimir un dolor."
Pues aunque no haga falta, me gustaría leer antes la anterior novela. Y a ver si me estreno con esta autora.
ResponderEliminarBesotes!!
Es súper recomendable! Yo me estrené con "Las viudas de los jueves" y desde entonces he disfrutado todo lo que he leído suyo.
EliminarSaludos.