Las protagonistas son dos hermanas; una de ellas, la más joven, vive en Paris rodeada de un ambiente intelectual y culto mientras que la otra reside en Ville D'Avray, una tranquila localidad del extrarradio, un lugar más bien aburrido y donde los días transcurren cargados de la monotonía y la seguridad que caracteriza la vida cotidiana de las clases medias. Entre las confidencias compartidas por las hermanas aquel domingo surge la inesperada confesión de la mayor sobre una relación clandestina que mantuvo con un extraño hombre, encuentros amparados por las tardes cortas del invierno, citas en cafés o paseos por los parques. Aquel era un hombre del que no sabe nada, un extranjero, un extraño. El deseo de escapar de su rutina y de su existencia anodina es lo único que la motivaba para seguir adelante con esa extraña relación.
La novela es muy breve pero condensa en sus pocas páginas el retrato de las dos hermanas, su pasado común y sus diferentes caracteres. Se inicia describiendo con precisión los sentimientos que inspiran los domingos, la melancolía de la infancia, de aquellos domingos de entonces, mientras que se desliza hacia el presente, al tedio que domina las vidas de los ordenados barrios residenciales donde la paz que prometen se convierte en atonía vital y falta de emoción. La autora penetra con delicadeza en las relaciones fraternales, en el cariño y la complicidad de la infancia que, con el paso del tiempo se va plagando de secretos y silencios. Una mirada actual a la familia, el matrimonio y las relaciones humanas, con sus complejidades y sus problemas atemporales.
"Los domingo, algunas cosas se te viene más a la memoria, ¿no te parece?
Los domingos, una piensa en la vida."
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