Oliver Gordon regresa desde Inglaterra a Cantabria para instalarse en Villa Marina, una antigua casona ubicada en la ciudad costera de Suances que ha recibido como parte de la herencia de su madre y que planea convertir en un hotel donde comenzar una nueva etapa de su vida. Durante el desarrollo de las obras de remodelación aparecerá emparedado en uno de los muros de la vivienda el cadáver de un bebé recién nacido. Con estos hechos comienza "Puerto Escondido", una entretenida novela a cargo de María Oruña que nos llevará a lo largo de la consiguiente investigación liderada por una inspectora de la Guardia Civil, Valentina Redondo, y su equipo que tendrán que retroceder hasta los años 40 para retomar una historia situada entorno a los años de la Guerra Civil española para rastrear el origen de el pequeño cadáver. En este viaje retrospectivo nos ayudará un diario que, en paralelo con el relato actual, nos va llevando por la vida de Jana Fernández, una joven de humilde origen que acabará convertida en una respetable y adinerada anciana en el momento presente al mando de las empresas que sus dos difuntos maridos crearon y ella engrandeció con su trabajo de años. Esta dama resulta ser la propietaria original de Villa Marina y a lo largo de la novela conoceremos de su evolución e implicación en los hechos que se investigan.
La intriga de la novela está muy bien dosificada, va dándonos información en un equilibrio adecuado entre lo que vamos sabiendo y lo que deseamos conocer. La trama del pasado, que sabemos que es la que nos debe conducir a la resolución de la investigación policial. tiene por sí sola suficiente entidad e interés como para sumergirnos en ella, ir descubriendo la historia de Jana y su lucha por huir de su humilde condición con el apoyo incondicional de su ambiciosa hermana Clara hasta lograr finalmente convertirse en la respetada señora Ongayo en torno a la cual gira toda la trama, resultando un personaje atractivo y de cuya parte es fácil ponerse, a pesar de que podamos en ocasiones dudar de si se trata de la "buena" o la "mala" de la novela. De hecho creo que hasta podríamos afirmar que el relato en tiempo presente no es más que una excusa para disfrutar de la historia protagonizada por Jana Ongayo.
La novela es de lectura rápida y ligera, no se atasca ni desfallece en ningún momento. Está, además, muy bien retratado el marco histórico en el que se sitúa la acción del pasado, que abarca desde el estallido de la guerra civil hasta la posguerra, tiempos duros retratados a través de historias de personas corrientes, apenas metidas en asuntos políticos, de aquellos que trataban de conservar sus principios pero, sobre todo, trataban de salir adelante en aquellos años difíciles sin entrar en consideraciones políticas ni de bandos. También hay que destacar las descripciones de los lugares en los que transcurre la novela, todos los pueblos costeros cántabros que recorren los protagonistas, Comillas, Santillana del Mar, Suances, se nos presentan como lugares con enorme atractivo a los que apetece acercarse y visitar, como ha sido mi caso, que sin conocer la zona ya se me ha creado la necesidad de organizar una escapada por aquellos lares. Pero sobre todo y por encima de lo demás, se nos presentan historias de amor y de familia. de hermanos, madres e hijos que se protegen, se ayudan y se necesitan; relaciones humanas, al fin y al cabo, que eso es de lo que terminan hablando en realidad todas las historias que se escriben.
La intriga de la novela está muy bien dosificada, va dándonos información en un equilibrio adecuado entre lo que vamos sabiendo y lo que deseamos conocer. La trama del pasado, que sabemos que es la que nos debe conducir a la resolución de la investigación policial. tiene por sí sola suficiente entidad e interés como para sumergirnos en ella, ir descubriendo la historia de Jana y su lucha por huir de su humilde condición con el apoyo incondicional de su ambiciosa hermana Clara hasta lograr finalmente convertirse en la respetada señora Ongayo en torno a la cual gira toda la trama, resultando un personaje atractivo y de cuya parte es fácil ponerse, a pesar de que podamos en ocasiones dudar de si se trata de la "buena" o la "mala" de la novela. De hecho creo que hasta podríamos afirmar que el relato en tiempo presente no es más que una excusa para disfrutar de la historia protagonizada por Jana Ongayo.
La novela es de lectura rápida y ligera, no se atasca ni desfallece en ningún momento. Está, además, muy bien retratado el marco histórico en el que se sitúa la acción del pasado, que abarca desde el estallido de la guerra civil hasta la posguerra, tiempos duros retratados a través de historias de personas corrientes, apenas metidas en asuntos políticos, de aquellos que trataban de conservar sus principios pero, sobre todo, trataban de salir adelante en aquellos años difíciles sin entrar en consideraciones políticas ni de bandos. También hay que destacar las descripciones de los lugares en los que transcurre la novela, todos los pueblos costeros cántabros que recorren los protagonistas, Comillas, Santillana del Mar, Suances, se nos presentan como lugares con enorme atractivo a los que apetece acercarse y visitar, como ha sido mi caso, que sin conocer la zona ya se me ha creado la necesidad de organizar una escapada por aquellos lares. Pero sobre todo y por encima de lo demás, se nos presentan historias de amor y de familia. de hermanos, madres e hijos que se protegen, se ayudan y se necesitan; relaciones humanas, al fin y al cabo, que eso es de lo que terminan hablando en realidad todas las historias que se escriben.