Pero la construcción del dique resulta fundamental para que sigan adelante los negocios de los Caskey, los Turk y los DeBordenave, las tres familias propietarias de los aserraderos y bosques circundantes, motor económico del pueblo. Es cierto que el inicio de las obras también acarreará problemas nuevos al pueblo con la avalancha de trabajadores contratados y que traerán nuevos conflictos a la hasta entonces muy pacífica población de Perdido.
"Los verdaderos negocios en Alabama no se cerraban en oficinas, ni en aserraderos, ni en el mostrador de una tienda. Se cerraban en porches y en columpios, a la luz de la luna, o tal vez en las butacas del limpiabotas de la esquina de la barbería, o en el descampado de detrás de la iglesia metodista, en el rato que había entre la escuela dominical y la misa matutina, o durante el cuarto de hora que precedía a las partidas de dominó de Oscar, los miércoles por la noche."
Otro personaje destacado que aparecerá en escena es Queenie Strickland, cuñada de James Caskey, hermana de su difunta esposa Genevieve, que llega a Perdido junto a sus dos hijos pequeños huyendo del bruto de su marido y pronto tendrá que tomar partido por uno de los bandos enfrentados en la familia. Y a la guerra encubierta entre la estricta matriarca Mary-Love y su nuera Elinor se le sumará también la rebelión de Sister, su hasta ahora dócil hija, que demostrará que ha aprendido a negociar duro tras tantos años de discreta observación de los tejemanejes de su madre.
He disfrutado mucho con esta segunda entrega de Blackwater que, más que una serie, es una auténtica novela río (y que además tiene literalmente un río en el centro de su trama), publicada en varios volúmenes. El argumento va creciendo y desarrollándose dentro del más puro ambiente sureño, con una mezcla de elementos fantásticos y costumbristas que enganchan mientras seguimos la adictiva historia de la familia Caskey con sus enfrentamientos, conflictos y demás sucesos sorprendentes en los que brillan especialmente por su intensidad y peculiaridad los personajes femeninos. Y en las últimas páginas nos dejan plantado el cebo perfecto cargado de suspense y promesas de misterios para que nos enganchemos con la siguiente entrega en la que el protagonismo va a ir dirigido hacia la casa de Oscar y su hija menor, Frances, y allí me van a encontrar.
"La casa conservaba un ligero olor a agua de río, de modo que las paredes empapeladas parecían siempre húmedas al tacto, los sobres nuevos se pegaban solos y la masa de la tarta nunca terminaba de salir bien. Era como si toda la casa estuviera envuelta por una niebla invisible que había surgido del Perdido."
Es que todos los libros de esta saga terminan dejándote con ganas de seguir con el siguiente. Los devoré el verano pasado.
ResponderEliminarBesotes!!!
Yo me estoy dosificando la lectura porque quiero prolongar un poco la experiencia, pero podría fácilmente leerlos todos del tirón. Son muy adictivos. Pronto reemprenderé la serie con los que me quedan.
EliminarSaludos.