Towles es un narrador prodigioso, algunas de sus escenas o capítulos podrían constituir por si mismos un cuento completo; es capaz de encerrar en unas pocas páginas toda una historia, todo el retrato de un personajes, toda una vida. Es un placer inmenso poder disfrutar de la forma de narrar de este autor que nos hace adentrarnos en la Norteamérica de los años cincuenta con esta novela llena de ternura y dolor, en un viaje en el que hay lugar para las aventuras del Conde de Montecristo que, igual que los chicos, escapó de una prisión y cumplió con su venganza y de grandes viajeros como Ulises, Simbad y Jasón que recorrieron los mares como ellos recorren el país, viviendo también una aventura que se convertirá en un viaje tan épico como lo de aquellos, digno de figurar en los libros.
"Un crío de Nebraska se presenta en su puerta con buenos modales y una historia fantástica. Pero, cuidado: no una historia extraída de un libro encuadernado en cuero. Ni de un poema épico escrito en una lengua muerta. Ni de un archivo, ni de un ateneo, sino de la propia vida.
Con qué facilidad olvidamos quienes nos dedicamos a contar historias que lo importante, desde el principio, era la vida."
Y a lo largo de este trayecto se va forjando una fuerte amistad, la personalidad de cada uno de los personajes se va enriqueciendo a lo largo de este viaje que transcurre en paralelo a los sueños de unos chicos que comprenden que la integridad, la bondad y la justicia siempre son el camino correcto. Y como extra bonus nos quedamos con la receta de los fettucini Mio Amore de Leonello's que pasa a mi recetario personal y que cocinaré, seguro, en homenaje a Duchess y todos los protagonistas de este maravilloso viaje.