"Si el mundo va a acabarse no hay mejor sitio que este para esperar el fin."
El protagonista se ocupa de preparar la nueva casa para que esté lista cuando llegue por fin Cecilia, para que lo encuentre todo a su gusto con los mismos muebles, la misma disposición de las cosas, de manera que no añore la casa que dejaron atrás. Pero indudablemente otras muchas cosas son diferentes aquí: el ritmo de vida, el clima más suave, la calle tranquila con sus tiendas y sus pastelerías, Lisboa es una ciudad a la medida de las personas.
Los días transcurren monótonamente, todos iguales, en la única compañía de su perra; en ocasiones pierde la noción del tiempo que lleva allí esperando a Cecilia, se entretiene evocando recuerdos del pasado, de las rutinas conocidas de su vida anterior, mientras trata de ir descubriendo su nueva ciudad, haciéndose a la nueva casa, planea la vida sencilla que llevarán, con el huerto en la terraza de la cocina, los cientos de libros que atesoran en su librería y que les bastarían para entretenerse si aconteciera el temido fin del mundo. El relato nos va introduciendo sutilmente en un suspense que va deslizándose desde la más absoluta normalidad a un ambiente de lo más inquietante.
Muñoz Molina es un narrador meticuloso que se detiene en los detalles de lo cotidiano, en las profundidades del pensamiento y del sentimiento, pero al mismo tiempo su prosa es maravillosamente fluida, tan simple en apariencia que podríamos pensar que lo que nos cuenta es algo que realmente está viviendo, lo que nos puede llevar a confundir la voz del personaje con la del propio autor, podríamos creer que, como ocurría en "Ventanas de Manhattan", lo que nos cuenta fueran sus propias impresiones o vivencias. Esto me ha llevado a que durante toda la lectura no haya podido evitar ponerle su cara al protagonista de la historia e incluso que Cecilia, su esposa ausente, guardara un sorprendente parecido con una tal Elvira Lindo. Y es que este es uno de los grandes derechos de todo lector: el de recrear libremente los escenarios, personajes y situaciones que nos plantean los escritores y darles vida propia en nuestra cabeza. Y yo lo ejerzo continuamente.
No me termina de llamar en esta ocasión. No creo que llegara a disfrutar con esta lectura.
ResponderEliminarBesotes!!!
No todos los libros nos pueden gustar. A mi la verdad es que me parece magnífica la forma de escribir de Muñoz Molina, pero los gustos son lo más personal que tenemos
EliminarSaludos