En esta última entrega nos encontramos a los personajes que conocimos de niños en las primeras entregas, convertidos ya en adultos, casados, con hijos, profesionales, todos ellos plenamente inmersos en una nueva época tras los años de la guerra en la que muchas cosas han cambiado, en especial el papel de las mujeres en la nueva sociedad y los antiguos roles de clase que ya no siguen vigentes; ahora cada uno vale tanto como lo que obtiene con su trabajo sin tenerse ya en cuenta los títulos nobiliarios ni el antiguo abolengo. Los hermanos Cazalet se han hecho mayores, han encauzado sus vidas personales con más o menos complicaciones familiares, pero todavía les queda ver caer en la bancarrota la empresa familiar fundada por el patriarca. Los miembros más jóvenes de la familia tendrán que reconducir sus vidas por nuevos caminos que ya no seguirán los cauces marcados por sus padres.
Me despido con auténtica pena de esta saga familiar que ha conseguido que le coja cariño a todos y cada uno de sus personajes, con sus defectos y virtudes, cada uno con su propia personalidad que hemos visto evolucionar a lo largo de los años y los libros de la serie, los hemos visto crecer, enamorarse, triunfar y fracasar, madurar, equivocarse, formar nuevas familias y esperamos que sigan con sus vidas lo más felizmente posible más allá de este último capítulo que hemos disfrutado junto a ellos.
Una saga inolvidable!
ResponderEliminarDe verdad que sí! Voy a echar de menos a los Cazalet, seguro!
EliminarSaludos.