Carolina, además, es propietaria de una librería llamada Jo, como su heroína favorita, donde día a día convive con sus autores más queridos y los personajes de sus novelas favoritas, desde "Matar a un ruiseñor" a "Nada" y es que muchos de ellos es como si formaran parte de la familia: Hemingway y su mítica máquina de escribir, Jo March, una amiga y modelo a seguir, o la obsesión adolescente por Silvia Plath (precisamente es un fragmento de un poema suyo el que da título a la novela). Y a su lado en la librería, Carolina cuenta con la alegre e infatigable Lana, su ángel de la guarda que le hace la vida más fácil y la anima en sus peores momentos. Y lo mismo que ocurre en la novela, la realidad y la ficción conviven y se confunden también en el mundo real, ya que algunos años después de la publicación de este libro, su autora, Laura Riñón Sirera, abrió su propia librería a la que llamó precisamente Amapolas en octubre y allí no sólo recrearía el escenario creado en la ficción sino que además encontraría a su propia Lana, su empleada más querida, su amiga, su hermana pequeña que, aunque en realidad se llame Sara, fue rebautizada acertadamente con el nombre del personaje en el que, a todas luces, parece haberse reencarnado.
Tengo que decir que esta es una novela absolutamente encantadora sobre la amistad, el amor fraternal y sobre la posibilidad de que existan pasiones imperecederas, aunque también nos habla del peso del pasado, de grandes amores perdidos que impiden volver a enamorarse, de secretos y dramas sufridos que oprimen el corazón sin permitir seguir adelante. Pero fundamentalmente esta es una historia sobre el amor a los libros y sobre cómo estos pueden marcarte la vida pero también salvártela.
Pues creo que disfrutaría mucho con esta lectura así que tomo buena nota, que no la conocía.
ResponderEliminarBesotes!!!
Es una lectura muy recomendable. También me gustó de la misma autora "El sonido de un tren en la noche". Ambas son historias con unas protagonistas femeninas muy potentes.
EliminarSaludos.