Si en una enciclopedia buscáramos el término Metaliteratura no me extrañaría nada que, en lugar de una definición, simplemente se dijera: Léase el libro "Se una notte d'inverno un viaggiatore". Porque no es que en la obra aparezcan escenas o momentos o episodios que puedan enmarcarse dentro de ese concepto, sino que más bien diría que nos encontramos ante el máximo exponente de lo que se entiende por metaliteratura; no sólo el autor se dirige constantemente al lector, llegando a aconsejarle sobre cómo acomodarse, preferiblemente con los pies por alto y en un lugar silencioso, para emprender la lectura. No sólo es un libro que habla sobre libros, que reflexiona sobre el acto y el efecto de la lectura. Es que ese lector hipotético al que se dirige Calvino acabará convertido en el propio protagonista dentro del relato mismo, se embarcará en toda una aventura, haciendo desaparecer las fronteras entre el contenido de la obra y el lector que la lee y la acaba viviendo, dando lugar a una experiencia de lectura completamente diferente a la que puede proporcionar cualquier otro libro.
La novela del viajero que da título al libro dará paso a otras historias, a otras novelas que arrancan pero no tienen continuación; un libro lleva a otro, cambia la temática: espías, romance, crímenes... cambia el autor, o es el mismo autor que cambia de nombre. Y el Lector protagonista tendrá que ir persiguiendo la continuación de esas historias por librerías, editoriales, departamentos universitarios o despachos de policías secretas y centros de espionaje, tratando de descubrir cómo continúan, cual es el final de esas novelas inacabadas.
"Nadie tiene hoy en tan alto valor la palabra escrita como los regímenes policíacos —dice Arkadian Porphyritch—. ¿Qué dato permite distinguir mejor las naciones donde la literatura disfruta de auténtica consideración que las sumas asignadas a controlarla y reprimirla? Allí donde es objeto de tales atenciones, la literatura adquiere una autoridad extraordinaria, inimaginable en los países donde se la deja vegetar como un pasatiempo inocuo y carente de riesgos."
El resultado de todo esto es una fábula disparatada, una gran locura entorno a los libros, a los lectores, a los idiomas, la traducción, la Literatura y las historias que enganchan a los lectores y no les sueltan. Libros prohibidos, censurados, espionaje, nacionalismo literario, novelas falsificadas... Diez libros, uno dentro de otro, como una muñeca rusa infinita. Un auténtico embrollo, un laberinto de novelas que comienzan y nunca terminan, sino que llevan a otros inicios. Ese es el gran drama que padece el Lector: que no logra conocer el final de ninguna de esas historia. Aunque la aventura también le servirá para encontrar a una Lectora con la que compartir su pasión por los libros. El resultado es una lectura entre absurda y divertida, un ingenioso juego literario del que saldrás con la cabeza llena de ideas, de dudas y de ganas de seguir leyendo. Siempre leyendo. Toda una experiencia.
"Leer es ir al encuentro de algo que está a punto de ser y aún nadie sabe qué será…"
Se ve liosa, pero divertida. Nunca me he acercado a este autor porque me impone mucho respeto, pero no esperaba de él este tono tan disparatado. Me apunto el título, para leerlo... en español.
ResponderEliminarBesotes!!!
A mi también me imponía de primeras. Por eso he tardado tanto en decidirme a leerlo, pero no me arrepiento en absoluto de haberlo hecho. La verdad es que en su trilogía de Nuestros Antepasados también hay mucho de ese tono absurdo y fantasioso. Igualmente te la recomiendo.
EliminarSaludos.
Me llama bastante la atención, la verdad, la locura me gusta demasiado, jaja, así que me lo anoto.
ResponderEliminarGracias por tu aportación.
Un abrazo, nos leemos.
Me alegra que te atraiga esta lectura. Lo cierto es que entre este título y mi anterior lectura de Rodrigo Cortés he pasado una temporada en los límites de la realidad, en un mundo de maravillosa locura.
EliminarSaludos.