sábado, 9 de marzo de 2019

La hija del relojero

Estoy encantada de haber podido disfrutar de la nueva y muy esperada novela de Kate Morton, una autora que hasta ahora ha resultado ser infalible para mí y es que desde que la descubrí siempre he conectado con su estilo y disfrutado con sus historias, de ahí las ganas que tenía de tener entre las manos esta última, "La hija del relojero" donde, lo primero que apreciamos es que se repite el esquema que ha llevado a la autora británica al éxito: dos historias paralelas separadas en el tiempo sin relación aparente al menos en principio, dos mujeres con historias personales diversas pero en las que todo lo que se nos cuenta rezuma el aire de la Inglaterra más tradicional. Tanto en la trama situada en el Londres actual como la que transcurre en el pasado nos encontramos con historias contadas con auténtica emoción en medio de unos escenarios enormemente atractivos y con unos personajes cautivadores que nos conquistan de inmediato. Por otra parte, enseguida descubriremos que el esquema temporal es más complejo que la simple yuxtaposición de dos historias que se desarrollan en paralelo, pues resulta que empiezan a aparecer multitud de hilos temporales nuevos, una gran cantidad de historias que transcurren en momentos diferentes, tanto que en algún punto me llegué a encontrar algo perdida con los cambios de época, aunque las confusiones duraron poco. Y todas las tramas tienen un punto en común: una casa llena de misterio en mitad de la campiña inglesa que conectará firmemente a todos los personajes.

Comenzando por el tiempo actual, nos encontramos con Elodie Winslow, una solitaria y sensible joven archivista que vive, como los objetos con los que trabaja, anclada más en el pasado que en el presente; Elodie se siente perfectamente cómoda entre los refinados objetos que pertenecieron a personajes del siglo XIX que vivían consagrados al arte y la cultura, con devoción por las bellas artes y la belleza en general. Ni siquiera la preparación de su próxima boda con un novio que debería resultar perfecto logra ilusionar verdaderamente a la joven; Elodie sospecha que lo que hay entre ella y Alistair no se corresponde con su idea de amor verdadero, no hay auténtica pasión entre ellos, al menos no del tipo que Elodie sueña. Cuando descubre entre su material de trabajo una fotografía de una joven desconocida relacionada de algún modo con Radcliffe, un pintor prerrafaelita casi desconocido, Elodie se obsesionará por descubrir quién fue esa mujer ¿Se trata de la prometida del pintor fallecida prematuramente, o tal vez será su musa y amante de la que casi nada se sabe?

La secunda línea argumental está protagonizada, ni más ni menos, que por la voz de un espíritu que habita en Birchwood Manor, una casa en Berkshire, a la orilla del río Tamesis. Se trata de una mujer que fue conocida como Lily Millington, aunque ese no fue su verdadero nombre y que evoca su vida pasada, desde su dramática infancia que transcurrió como avispada ratera en las duras calles del Londres decimonónico hasta que comprendamos cómo acabó habitando por toda la eternidad en la casa de Birchwood. A partir de aquí, irán sucediéndose diversas historias en varios momentos temporales que pasarán desde la infancia de Lily al esplendor de Radcliffe y su circulo de artistas en torno a la casa junto al río, llegando a los años posteriores a la Gran Guerra en los que Leonard Gilbert investigará para su tesis sobre la figura del pintor y su conexión con la casa, o Juliet y sus hijos que se refugiarán en ella cuando su casa de Londres resulte bombardeada durante la II Guerra Mundial. Incluso dentro de la historia protagonizada por Elodie volveremos hacia atrás al regresar sobre la figura de su madre, una talentosa violonchelista que falleció muy joven en unas circunstancias que ella nunca conoció por ser muy niña y que ahora desea descubrir.

Nos encontramos a lo largo de la lectura con distintos casos de personas, maridos, hijos, amantes, que se desmoronan tras la pérdida de un ser querido, que nunca se terminan de recuperar. Esa manera de sentir, un amor así de intenso es lo que desearía experimentar Elodie, esa necesidad vital del otro, esa pasión que justifica toda una vida. La novela recorre distintas historias de amor conectadas de un modo u otro con la misteriosa fotografía, con su origen, su protagonista y sus distintos poseedores, girando en torno a una muerte sospechosa sin aclarar, un diamante desaparecido y todo ello en una ambiente lleno de magia, de escenarios de bucólico romanticismo que evocan tiempos de felicidad, inocencia, descubrimiento y amor por belleza y siempre teniendo como epicentro la casa de Birchwood, un lugar que conquista y atrae a los que la frecuentan, una casa que guarda secretos que sólo revela a quienes lo merecen, un lugar encantado y encantador donde he disfrutado, sufrido y compartido sentimientos intensos de una historia, otra vez, muy bien contada, como suele ocurrir con las novelas de la Morton.

4 comentarios:

  1. No es el que más me gustó de ella pero se deja leer

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    1. Tiene una trama un tanto enrevesada pero la ambientación es estupenda. Creo que se ha arriesgado a hacer algo mas complicado que en novelas anteriores, ¿no crees?
      Saludos

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  2. Con este libro ha habido opiniones de todo tipo pero a mí me gustó tanto como los otros
    Besos

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    1. A mi también me ha gustado, aunque es cierto que en algún momento me perdí entre los distintos hilos, pero en cuanto me ubiqué temporalmente lo disfruté mucho.
      Saludos.

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